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El cazador de almas perdidas – Creepypasta 270.

 Misión en Rumicucho: Parte 1 – El Rastreo y la Persecución.

La luna proyectaba sombras sobre las ruinas de Rumicucho, mientras Raúl y su equipo observaban con cautela desde la oscuridad. El comerciante, un vampiro separatista de rango medio, entregaba un objeto cubierto con símbolos antiguos a un grupo de separatistas armados. El equipo debía seguirlo hasta su destino final para rastrear la red de tráfico de Ragnarok.

Raúl, utilizando su habilidad Skinwalker, se transformó en un jaguar para moverse con sigilo entre las rocas y acercarse sin ser detectado. Desde las sombras, sus ojos dorados se clavaron en el grupo, pero no emitió ningún sonido. Sabía que, para comunicarse, tendría que regresar a su forma humana y así conservar energía para el momento crucial.

Mientras tanto, en el centro de operaciones, Tatiana vigilaba las transmisiones. —María ha identificado el rumbo, se dirigen hacia Quito por la carretera Cumbayá, tomando dirección hacia el barrio San Marcos. Manténganse ocultos hasta la señal de ataque —instruyó Tatiana.

María, con sus manos sobre la esfera de clarividencia, confirmó: —El comerciante se moverá en 50 segundos. Debemos seguirlo con precaución para no perder la pista.

La Persecución por Carretera

El comerciante y su escolta subieron a dos camionetas negras, tomando la autopista que conectaba las ruinas con la ciudad de Quito. Raúl, ya en su forma humana, dio la señal a los escuadrones de Oricalco para que tomaran sus vehículos y siguieran el convoy a una distancia segura. Los licántropos del equipo, Diana y Tiranus, se transformaron en lobos para cubrir el perímetro y rastrear desde el aire y la carretera.

—Avancen y cubran todas las rutas de escape. Equipos 3 y 5, aseguren la salida norte del barrio de San Marcos —ordenó Raúl, ajustando la formación.

El Barrio de San Marcos

El convoy llegó al barrio San Marcos, un sector antiguo y lleno de calles empedradas, ideal para perderse entre las sombras de los edificios históricos. Raúl, observando desde un tejado, vio al comerciante descender con el objeto envuelto y dirigirse a un viejo almacén. Los escuadrones de Oricalco se dividieron en grupos, rodeando el perímetro y bloqueando posibles rutas de escape.

—Tatiana, están entrando en el almacén. Tenemos confirmación visual —informó Raúl.

Tatiana, desde el centro de operaciones, respondió con calma: —Esperen. María ha detectado refuerzos en camino en 55 segundos. Equipos 4 y 6, aseguren las salidas. Diana, Tiranus, cubran las entradas laterales.

La emboscada en preparación

Diana y Tiranus, en sus formas licántropas, se movieron rápidamente para cubrir las entradas y vigilar el entorno. Los escuadrones de Oricalco, armados con rifles de balas mixtas y espadas cortas, se mantuvieron en posiciones estratégicas para no ser detectados. Alexia, en su forma humana, observaba con pistolas desenfundadas desde un callejón cercano, lista para interceptar cualquier movimiento sospechoso.

—El comerciante ha entrado. Tatiana, esperamos tu señal —informó Raúl mientras ajustaba su posición.

—Manténganse en espera. La primera fase se ha completado. Nos prepararemos para el asalto cuando los refuerzos lleguen.

La primera parte de la misión concluía con éxito: habían rastreado al comerciante hasta el almacén en Quito y estaban listos para atacar en el momento preciso.

El almacén en San Marcos se alzaba sombrío entre las estrechas calles de Quito, un edificio de piedra antigua que había sido adaptado para operaciones clandestinas. Afuera, el equipo de Raúl estaba en posición, esperando el momento exacto para atacar. La ciudad permanecía en calma, pero las sombras de los edificios ocultaban la tensión en el aire.

En el Centro de Operaciones

Tatiana observaba cada detalle en las pantallas mientras los escuadrones se comunicaban. —María, ¿cuánto tiempo antes de que lleguen los refuerzos? —preguntó, sus ojos fríos fijos en los monitores.

María, con las manos aún sobre la esfera, murmuró: —35 segundos. El grupo de refuerzos de Ragnarok está a punto de entrar por el lado oeste. Son al menos diez vehículos. Si atacamos ahora, atraparemos al comerciante antes de que escapen, pero será un enfrentamiento abierto.

Tatiana asintió. —Raúl, inicia el ataque ahora. Equipos 1 y 2, bloqueen las salidas del almacén. Equipos 3 y 4, preparen la emboscada para los refuerzos. Diana y Tiranus, vayan al frente.

La Infiltración y el Primer Contacto

Raúl dio la señal y se transformó nuevamente en jaguar para infiltrarse más cerca del edificio, sin ser detectado. Diana, ya en su segunda transformación, utilizó su velocidad y agilidad para cruzar las calles en un parpadeo, colocándose en posición en la entrada lateral del almacén. Tiranus, envuelto en llamas controladas, se preparó para cubrir la entrada principal, usando su piroquinesis para crear una distracción.

En el interior, los vampiros separatistas no se habían percatado del peligro. Alexia, desde un tejado cercano, apuntó con precisión sus pistolas hacia los puntos clave de la entrada, esperando la señal.

—Ahora —susurró Tatiana por el comunicador.

El Ataque

Los escuadrones de Oricalco irrumpieron en el almacén desde los laterales, disparando con sus rifles de balas mixtas. Los vampiros separatistas respondieron, cubriéndose y desatando una lluvia de balas. Diana, con la rapidez de su segunda transformación, se abalanzó sobre los enemigos, esquivando disparos y eliminando objetivos con precisión letal.

—Cúbranme —ordenó Tiranus mientras lanzaba una ráfaga de fuego, creando un muro que separaba a los enemigos y a sus refuerzos.

Raúl, aún en su forma de jaguar, saltó desde las sombras, sorprendiendo a un grupo de separatistas y derribándolos con sus garras. En un instante, volvió a su forma humana, blandiendo su cuchillo, y eliminó a dos enemigos antes de regresar a las sombras para mantener el sigilo.

—Tatiana, han llegado los refuerzos. Los escuadrones están bloqueando el paso, pero necesitamos refuerzo en la entrada principal —informó Raúl.

La Horda de Vampiros Sanguijuela

En ese momento, la puerta principal del almacén estalló en pedazos. Desde la calle, una horda de Vampiros Sanguijuela irrumpió, sus cuerpos deformados y sus ojos enloquecidos. Alexia, sin dudarlo, saltó desde el tejado y abrió fuego, sus balas perforando las cabezas de los primeros que cruzaron la entrada.

—¡Aquí vienen los sanguijuelas! —gritó Diana mientras destrozaba a los vampiros con sus garras.

Tiranus, ya sintiendo el peso del combate, decidió usar su segunda transformación. Se cubrió en llamas, y su cuerpo comenzó a mutar hasta tomar su forma de lobo. Envuelto en fuego, se lanzó hacia los sanguijuelas, creando un camino ardiente mientras sus colmillos y garras arrasaban con todo a su paso.

La Intervención de María

Desde el centro de operaciones, María, en plena concentración, observaba las visiones de los siguientes segundos. —Tatiana, hay un grupo de sanguijuelas flanqueando por la calle trasera. Si no actúan en 10 segundos, atacarán a los escuadrones que cubren la retaguardia.

Tatiana no dudó. —Equipo 5, giren y aseguren la retaguardia. Alexia, asístelos, deja la entrada a cargo de Diana y Tiranus.

Alexia, sintiendo el peligro, se lanzó a toda velocidad hacia el punto de ataque. Se colocó frente a los escuadrones de Oricalco, disparando con precisión para cubrir su retirada. En ese momento, uno de los sanguijuelas la embistió, empujándola contra un muro. Alexia respondió con un disparo a quemarropa en su cabeza y, en lugar de retroceder, se quedó cubriendo a los soldados de Oricalco que se retiraban.

—Sigan avanzando, no se detengan —gruñó Alexia mientras bloqueaba el paso a los enemigos.

Raúl, viendo el esfuerzo de Alexia, ordenó al equipo avanzar y rodear el almacén para asegurar todas las salidas. Los escuadrones de Oricalco, a pesar de las bajas, lograron cerrar el perímetro, mientras Tiranus y Diana, en plena forma, repelían la horda de sanguijuelas.

La Captura del Comerciante

Con la mayoría de los enemigos eliminados o contenidos, Raúl y Diana lograron capturar al comerciante antes de que pudiera escapar por una salida oculta. Con sus garras en su cuello, Diana lo inmovilizó mientras Raúl apuntaba con su arma.

—Tienes dos opciones: hablas o acabas aquí mismo —le dijo Raúl, sus ojos fríos y sin piedad.

El comerciante, viendo la fuerza del equipo de Raúl, accedió a cooperar. —Está bien… ¡hablaré! Pero todo se mueve desde una sede secundaria en La Mariscal, en el centro de Quito.

Tatiana escuchó la transmisión. —Buen trabajo, Raúl. La primera parte ha concluido. Prepárense para moverse a La Mariscal. Se acerca la batalla final.

La segunda fase estaba completada: habían asegurado al comerciante y obtenido información clave para localizar la sede secundaria de Ragnarok en Quito.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”

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