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Revelaciones del Pasado.

La luz del sol empezaba a iluminar la ciudad cuando KARL, Lupe, Sara y Ahmed se reunieron en el laboratorio de investigación. La noche había sido larga y llena de descubrimientos, pero la emoción y la anticipación los mantenían despiertos. Colocaron la antigua tablilla de piedra en una mesa central, listos para examinarla más a fondo.

KARL encendió una lámpara de luz ultravioleta y la dirigió hacia la tablilla. Para su sorpresa, los símbolos tallados comenzaron a brillar con una luz tenue y azulada.

—Miren esto —dijo KARL, fascinado—. La piedra está recubierta con una sustancia que la hace brillar en la oscuridad. Esta tecnología está muy avanzada para una civilización tan antigua.

Lupe se inclinó para observar más de cerca.

—Los cortes en la piedra son extremadamente precisos, como si hubieran sido hechos con láseres o una cortadora de plasma —comentó—. Esto confirma que los constructores tenían acceso a una tecnología muy avanzada.

El profesor MASER, su esposa Lupe y la egiptóloga Sara ibrahim hace unas pocas horas se encontraban en el corazón de la Gran Esfinge, un lugar donde pocos habían tenido el privilegio de estar. La luz de la luna de que iluminaba las paredes de piedra, reveló una serie de 4 símbolos o mejor jeroglíficos antiguos y misteriosos. Luego, en el nicho de la cabeza de la esfinge sacaron una tabla de piedra muy particular

  • “Nunca había visto algo así. La superficie está tan perfectamente pulida que parece haber sido trabajada con láser o plasma, tecnologías que no deberían existir en esta época.”

El profesor MASER, con su habitual necesidad de comprobar todo, se acercó y pasó la mano por la superficie lisa. – “Esto es imposible”, dijo, su voz temblando ligeramente. “La precisión de esta fabricación es algo que ni siquiera nuestras herramientas modernas pueden lograr con tanta perfección.”

Ahmed, con el corazón acelerado, comenzó a descifrar los símbolos grabados en la tabla. – “Habla de una civilización que existió hace más de 50,000 años”, dijo, su voz apenas un susurro. “Una civilización avanzada, con conocimientos y tecnologías que desafían todo lo que sabemos sobre la historia humana.”

Ahmed, recordó que hace poco había estado consultando antiguos textos y registros, levantó la vista con una expresión de asombro.

—Hace unos días encontré unas referencias a una supuesta civilización que existió hace unos 50 mil años en la antigua Mesopotamia y sumeria. —dijo—. Según estos textos, fueron los verdaderos constructores de la Esfinge y sentaron las bases de la arquitectura monolítica que vemos en todo el mundo.

Lupe, aún asombrada, miró a su esposo y a Sara. “¿Qué significa esto?”, preguntó. “¿Cómo es posible que una civilización tan antigua tuviera acceso a tecnologías tan avanzadas?”

El profesor MASER se quedó en silencio, contemplando la magnitud del descubrimiento. – “Esto cambia todo”, dijo finalmente. – “Si esto es cierto, tendremos que reescribir la historia de la humanidad.”

Sara asintió, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y temor. – “Estamos ante el mayor descubrimiento arqueológico de todos los tiempos”, dijo. – “Y apenas hemos comenzado a entender su significado.”

Ahora que estaban De regreso en el laboratorio, el profesor MASER, Lupe y Sara no podían contener su emoción. La tabla de piedra, cuidadosamente envuelta y protegida, estaba lista para ser sometida a una serie de pruebas aún mucho más exhaustivas. Era necesario estar completamente seguro de la tabla de piedra y de su significado, no podía haber errores.

“Vamos a empezar con la datación por carbono”, dijo Sara, mientras preparaba los equipos. “Esto nos dará una idea más precisa de su antigüedad y autenticidad.”

Horas más tarde, los resultados comenzaron a llegar. Lupe, con los ojos fijos en la pantalla del ordenador, dejó escapar un jadeo. “¡Es increíble! Los análisis confirman que esta tabla tiene más de 50,000 años.es un hecho ya ineludible.”

El profesor MASER se acercó, sus ojos llenos de asombro. “Esto es un hallazgo sin precedentes”, murmuró. “Pero, ¿qué hay del material? ¿De qué está hecha exactamente?”

Sara, con una mezcla de emoción y nerviosismo, introdujo una muestra de la piedra en el espectrómetro de masas. Los resultados fueron aún más sorprendentes. “Esta piedra no es común en Egipto”, dijo, sus manos temblando ligeramente. “Es un tipo de roca que solo se encuentra en los Andes, en América del Sur.”

Lupe, incrédula, miró a su esposo y a Sara.

  • “¿Cómo es posible que una civilización de hace 50,000 años en Egipto tuviera acceso a una piedra de los Andes?”

El profesor MASER se quedó en silencio, procesando la magnitud del descubrimiento. “Esto sugiere un nivel de conexión directa entre continentes, de hace 50 mil años, que nunca habíamos imaginado”, dijo finalmente. “Estamos ante una civilización que desafía todas nuestras concepciones sobre la historia antigua.”

Sara asintió, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y temor.

  • “Este descubrimiento reescribirá no solo la historia de Egipto, sino la historia de la humanidad en su totalidad”, dijo. “Estamos apenas comenzando a entender el alcance de lo que hemos encontrado.”

Lupe, aún asombrada, tomó la mano de su esposo. “Tenemos que seguir investigando”, dijo con determinación. “Este es solo el comienzo de algo mucho más grande.”

Después de días de arduo trabajo, Sara, Ahmed, el profesor MASER y la valiosa colaboración de Lupe con sus cálculos matemáticos precisos, finalmente lograron descifrar la totalidad de la tabla.

Con el corazón latiendo con fuerza, se reunieron en el laboratorio.

“¡hemos terminado!, exclamó Sara, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y temor. “definitivamente el cuarto símbolo representa una catástrofe cósmica.”

El profesor MASER frunció el ceño. “¿Una catástrofe cósmica? ¿Qué tipo de catástrofe?”

Sara asintió, señalando los símbolos en la tabla. “Habla de una destrucción inminente del planeta, causada por un Re direccionamiento de un asteroide causado por la alienación de unos planetas, llamados Thothar para júpiter, Sethar para Saturno; y Anuket, evidentemente para la tierra, es decir lo que analizamos inicialmente está confirmado, la fecha que teníamos, el 21 de diciembre también está confirmada, pero surgió algo nuevo; también menciona un lugar llamado ‘la Cámara de la Máquina’. Según la inscripción, en ese lugar se encuentra algo que puede detener la destrucción del planeta.”

Lupe, con los ojos muy abiertos, miró a Sara. “¿La Cámara de la Máquina? ¿Qué podría ser eso?”

Sara se encogió de hombros, su mente trabajando a toda velocidad. “No lo sé con certeza, pero parece ser algún tipo de dispositivo o mecanismo. Algo que ésta antigua civilización creía que podía salvar al mundo.” Es decir, está confirmando lo que encontramos en los papiros, al parecer los pairos fueron copiados de la tabla y enviados a todo el mundo para avisar de la catástrofe. Los papiros solo tienen unos miles de años, la piedra al parecer tiene 50 mil años, la tabla fue guardada y preservada para que sirviera de guía en el momento de encontrar la cámara de la máquina.

Para concluir dijo Sara, la tabla fue guardada en la esfinge para que una generación del futuro la encontrara y detuviera la catástrofe, y fue escrita en piedra de los andes pues es el único material que resistiría el paso de tanto tiempo.

  • Esos tipos sabían lo que hacían, murmuro el profesor

El profesor MASER se quedó en silencio, contemplando la magnitud del descubrimiento. “Si esto es cierto, entonces estamos ante algo mucho más grande de lo que imaginábamos”, dijo finalmente. “No solo hemos descubierto una civilización avanzada, sino también un posible medio para evitar una catástrofe global.”

Sara asintió, sus ojos brillando con determinación. “Tenemos que encontrar esa Cámara de la Máquina”, dijo. “Si existe, podría ser la clave para entender cómo esta antigua civilización logró sobrevivir y prosperar.”

Lupe, aún asombrada, “Esto si son unas vacaciones”, dijo con una sonrisa. “Estamos a punto de embarcarnos en una búsqueda alocada para salvar nuestras vidas.”

  • Pan comido. Dijo el profesor ayer.

Todos lo miraron y casi en coro comenzaron a reír hasta que les dolió el estómago;

  • Definitivamente es mejor reír que llorar, aseguró Sara
  • Sí, pero me saldrán arrugas en los ojos de tanto reír dijo Lupe, y la risa se generalizó aún más fuerte, tambaleándose salieron al jardín y se sentaron a contemplar la luna.

Ahmed se levantó y entro en las oficinas durante un momento, reapareció rápidamente con una botella de Crystal Head Vodka. Como ven Esta botella tiene la forma de una calavera humana creo que les gustara un traguito para celebrar, lo dijo de forma pícara fue diseñada por el actor Dan Aykroyd, el famoso comediante canadiense, actor central de la película los cazas fantasmas y el artista John Alexander. Está inspirada en la leyenda de las trece cabezas de cristal, que se dice ofrecen poder espiritual. Y vaya si necesitamos ese poder en estos momentos.

Ninguno se negó, no hicieron ningún comentario y por turnos observaron con detalle la curiosa botella en forma de cráneo de cristal, Ahmed agregó. – me dicen que es un trago dulzón y suavecito, apenas para nosotros, todos asintieron con una sonrisa.

Alegremente, Ahmed sirvió en los cuatro vasitos plásticos que trajo, mirándolos a todos levanto la copa y dijo:  – brindo por la extinción de la humanidad, Salud!

Todos alzaron el vasito.    SALUD, y de un solo sorbo lo tomaron.

El profesor sintió que había tomado un trago de fuego, que su boca y su garganta se quemaban; no podía respirar.

Salió disparado hacia el laboratorio en donde tenía una botella de agua, a medio tomar, y que se despachó también de un solo sorbo, los miró con los ojos vidriosos mientras todos estaban una vez más muriéndose de risa.

Regresó lentamente, y se sentó diciendo con un hilo de voz.

  • Menos mal que es dulzón y suavecito, quisiera encargarle unas tres botellas de esas.
  • Las risas se dispararon una vez más.

Lupe, poniéndole una mano en la rodilla, le dijo. Y cuando has oído que el vodka sea suavecito y dulzón, ¿ah?

Las risas no paraban, Ahmed añadió; – está muy sabrosa, y es un regalo de AMIR, que apropósito ya estará mañana con nosotros.

Lupe sintió un escalofrío y quitó la mano de la rodilla del profesor, de su esposo, no supo por qué.

Ahmed se levantó y señalando la botella dijo, alguien quiero otro?

Todos como en coro se negaron a la invitación, ya estaba bien de agasajos y brindis por la extinción.

Entonces creo que, es hora de retirarnos, dijo Ahmed. Mañana debemos afrontar el análisis de esos planos y encontrar la entrada a la cámara de la máquina, haré los preparativos para tener los equipos listos. A primera hora.

Sara se quedó pensando un momento y dijo, pero sería bueno hiciéramos dos grupos de trabajo para aprovechar más el tiempo. Unos debemos ir temprano para la esfinge para escanear y revisar los túneles recientemente descubiertos. Otros revisar en el laboratorio en los ordenadores las imágenes que les enviemos para encontrar las similitudes, superponer imágenes y encontrar en el plano los túneles que nos dan los pergaminos, y la concordancia con los que hemos encontrado bajo la esfinge, si logramos que coincidan, podremos ubicar donde están los que faltan, recuerden que se tendríamos que excavar y eso puede tardar semanas o meses solo para poder llegar esos túneles y por ellos a la cámara de la máquina,  estamos a mediados de agosto, y el fin de los tiempos es en diciembre, el tiempo apremia.

Me parece perfecta esa estrategia, yo mañana tengo una cita en el consulado de los estados unidos, creo que será necesario viajar a la nasa o al pentágono, ellos deben tener cálculos mucho más precisos de la alineación. Y esos datos serán vitales para saber a qué atenernos. Si ellos no tiene esos datos entonces nadie los tiene y..

-Estamos fritos. Terminó la frase Lupe. Y siguió.

Que les parece si KARL y Sara que entienden de símbolos y laberintos van a la esfinge y AMIR y yo desde el laboratorio posteamos la información y exprimimos los escáneres y computadores para obtener respuestas.

El profesor asintió, era la mejor estrategia, – definitivamente es la mejor opción; lo dijo con absoluto convencimiento. Aunque sintió una sombra de desesperanza que le recorrió la espalda.

  • No se diga más. Puntualizó Ahmed, terminen de alistar sus notas, hare unas llamadas y en 20 minutos enviaré a recogerlos; les tengo preparado un paseo a la Isla de Zamalek. Ubicada en el río Nilo, esta isla es conocida por sus calles arboladas, cafés y tiendas. Es un lugar tranquilo para pasear y disfrutar del atardecer junto al río, creo necesitan pensar en otra cosa tomar algo en uno de los cafés en la orilla del Nilo y comprar alguna chuchería, es un lugar de paz.

Sara se levantó, y sin mirarlos mientras guardaba sus notas en un enorme maletín, –  perfecto, yo mientras aprovecharé para ir a visitar a mis padres, hace mucho que no los veo, aunque vivimos a solo 10 minutos de distancia, nunca hay tiempo para visitarlos, creo hoy es cuando. Y, además, lo dijo muy despacio y en voz queda, yo no soy muy creyente, pero creo que aprovechare para orar un rato, con una sonrisa los miro y añadió, ¿nunca sobra una ayudita extra no?

Ahmed, el profesor MASER y Lupe, asintieron sin decir palabra.

Ahmed se marchó a grandes pasos. El profesor y Lupe, en silencio recogieron sus notas regadas aquí y allí. Sin mirarse apenas.

El sol comenzaba a descender sobre El Cairo, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. El profesor KARL MASER y Lupe Fernández se encontraban en jardín del complejo de laboratorios de la organización, esperando el auto que los llevaría a la isla de Zamalek. Sería un momento para agradable pasar la tarde en ese rincón tranquilo del Nilo, buscando un respiro del ajetreo diario.

El viaje en duró unos veinte minutos, atravesando el puente Qasr El Nil que conecta el centro de El Cairo con la isla. Durante el trayecto, ambos permanecieron en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos. El profesor miraba por la ventana, observando cómo el tráfico caótico de la ciudad se desvanecía lentamente, mientras Lupe jugueteaba con su celular, perdida en recuerdos lejanos.

Al llegar a Zamalek, el ambiente cambió drásticamente. Las calles arboladas y los edificios elegantes ofrecían un contraste refrescante con el bullicio del centro. Decidieron caminar sin rumbo fijo, disfrutando de la tranquilidad que ofrecía la isla. Pasaron por pequeños cafés y tiendas de artesanías, donde los aromas de café recién hecho y especias llenaban el aire.

Finalmente, llegaron a la orilla del Nilo. El río reflejaba los últimos rayos del sol, creando un espectáculo de luces y sombras. Se sentaron en un banco, uno al lado del otro, pero con una distancia palpable entre ellos. Saboreaban un café que habían comprado en una tienda a pocos metros, A pesar de la tensión, se mantenían cordiales, intercambiando comentarios sobre la belleza del lugar y el clima agradable.

KARL rompió el silencio, señalando un pequeño bote que pasaba lentamente por el río. “Recuerdo cuando niño solía pasear en bote en las tardes de verano con mis padres” y tu ¿montabas en bote? Preguntó, con una sonrisa nostálgica. Lupe asintió, – en puebla siempre es verano.  Sus ojos brillando con una mezcla de tristeza y añoranza. “Sí, eran tiempos más simples,” respondió suavemente.

A medida que el sol se ocultaba y las luces de la ciudad comenzaban a encenderse, ambos se dieron cuenta de que, a pesar de la distancia emocional que estaba empezando a separarlos, aún compartían un vínculo profundo. La isla de Zamalek, con su serenidad y belleza, les ofrecía un momento de reflexión y la oportunidad de decir lo que sentían. Pero los dos callaron, esperarían un momento más oportuno. Lamentablemente ese momento nunca llegó.

 

Siguieron en silencio consumiendo el aromático café, en sorbos cortos, para que durara una eternidad.

Pero el café se terminó, como todo en la vida en algún momento, incluso la vida misma.

Los hombres que los acompañaban siempre a una prudente distancia se acercaron, uno les recibió los vasos y el otro en tono respetuoso pero firme les dijo. Debemos regresar se hace tarde.

Los reflejos de la noche eran cada vez más distantes. La noche vibrante del Cairo estaba empezando y para ellos ya nada importaba solo la misión.

La noche había caído cuando el profesor y Lupe regresaron a su hogar. El viaje de vuelta fue silencioso, cada uno inmerso en sus pensamientos. Al llegar, KARL se dirigió directamente a su despacho, un pequeño refugio lleno de libros y papeles desordenados. Mañana sería un día decisivo en su investigación, y necesitaba poner en orden sus notas y prepararse para la resolver el enigma.

Lupe, por su parte, se quedó en la sala de estar, observando cómo KARL desaparecía tras la puerta del despacho. Sentía una mezcla de alivio y ansiedad. La distancia entre ellos se había vuelto más evidente durante el paseo por Zamalek, y sabía que debía enfrentar sus sentimientos.

Se sentó en el sofá, mirando las sombras que las lámparas proyectaban en las paredes. Pensó en AMIR, en cómo sus caminos se habían cruzado nuevamente y en lo que eso significaba para ella. ¿Podría encontrar la claridad que tanto buscaba? ¿Sería capaz de enfrentar sus emociones y tomar una decisión?

Mientras KARL revisaba sus notas, Lupe decidió que necesitaba un momento para sí misma. Se levantó y se dirigió a la cocina, preparando una taza de café. El aroma reconfortante del café llenó el aire, brindándole una sensación de calma. Se sentó junto a la ventana, observando las luces de la ciudad y permitiendo que sus pensamientos fluyeran libremente.

En el despacho, el profesor KARL MASER se sumergió en su trabajo, tratando de distraerse de la tensión que sentía. Sabía que algo estaba cambiando entre ellos, pero no estaba seguro de cómo abordarlo. La investigación era su refugio, un lugar donde podía concentrarse y olvidar, aunque fuera por un momento, las complejidades de su vida personal.

La noche avanzaba lentamente, y ambos se encontraban en mundos separados, aunque bajo el mismo techo. Lupe, con su taza de café en mano toco suavemente la puerta del despacho, – ¿quieres un poco?, el con una sonrisa se levantó y fue a su encuentro, le beso la frente recibió el café; dándole un sorbo añadió, creo me pondré el pijama para estar más cómodo. La noche será larga. Y se dirigió a la habitación, directamente al vestidor.

Lupe se sentó nuevamente frente a la ventana, se preguntaba si encontraría el valor para enfrentar sus sentimientos.

KARL. Metió la mano en el bolsillo del abrigo donde había dejado la tarjeta de Sara y encontró que nuevamente la tarjeta de AMIR estaba en el bolsillo.

Sin decir nada, en silencio se dirigió nuevamente al despacho se sentó frente al escritorio; allí, El profesor KARL MASER rodeado de papeles y libros, se preguntaba si su investigación sería suficiente para llenar el vacío que sentía. Nuevamente estaba solo.

El silencio de la casa era interrumpido solo por el suave murmullo del reloj en la pared, marcando el paso del tiempo. Ambos sabían que el día siguiente traería consigo decisiones importantes, no solo en sus vidas profesionales, sino también en su relación.

Se levantó del sillón como un zombi y se dirigió a la habitación, dormiría un par de horas, se dejó caer en la cama, Lupe no estaba, la vio por el espejo tecleando febrilmente en su celular sentada en el baño; miró su Stowa era la una de la mañana. Se acostó boca abajo y se durmió.

 

KARL se despertó con el sonido de sartenes y el aroma irresistible de huevos con tocino y café fresco. Abrió los ojos lentamente, sintiendo el calor del sol matutino que se filtraba por las cortinas. Se levantó de la cama, estirándose, y se dirigió a la cocina, donde encontró a Lupe, quien se había levantado más temprano para preparar el desayuno.

Lupe, con una sonrisa traviesa, lo saludó. “Buenos días, dormilón. No te diste cuenta de a qué hora te acostaste anoche, ¿verdad? Estabas roncando tan fuerte que pensé que el techo se iba a caer.”

Ahmed se rió, rascándose la cabeza. “Lo siento, debí haber estado muy cansado. Pero este desayuno huele increíble. Gracias, Lupe.”

Se sentaron a la mesa, disfrutando del delicioso desayuno que Lupe había preparado. El ambiente era alegre y relajado, una bienvenida pausa de la tensión que había marcado los últimos días. Conversaron sobre cosas triviales, riendo y bromeando, como solían hacerlo en tiempos más felices.

“¿Listo para el gran día?” Preguntó Lupe, sirviéndole más café.

“Sí, creo que sí. Hemos trabajado mucho en esta investigación y estoy nervioso, pero también emocionado,” respondió Ahmed, tomando un sorbo de café.

“Vas a hacerlo genial, lo sé,” dijo Lupe, dándole una palmada en la mano. “Y yo también espero estar a la altura y procesar la información que me envíes de forma efectiva y rápida. Será un día más que interesante para ambos.”

Terminaron de desayunar y se prepararon para iniciar el día. El profesor se dirigió a su despacho para recoger sus notas, mientras Lupe se quedó un momento más en la cocina, mirando por la ventana y respirando profundamente. Sabía que el día traería consigo desafíos, pero también oportunidades para aclarar sus sentimientos y tomar decisiones importantes.

Con una última mirada a la cocina, Lupe se dirigió a la habitación para tonar su maletín con los documentos, lista para enfrentar lo que el día le deparara.

Mientas tomaba su maletín, el profesor la miro arreglándose el cabello frente al espejo, estaba hermosa, unos shorts bastante cortos y apretados que dejaban ver esas hermosas y contorneadas piernas y marcaban ese trasero de infarto que tenía, una blusa blanca ligeramente transparente, y claro, ese perfume sutil que se había puesto. Suspiró sólo que todo eso esta vez no era para él.  Era para AMIR.

Con su maletín en mano, salió al jardín seguido por Lupe, ya los estaban esperando y juntos salieron de la casa, listos para enfrentar sus respectivos destinos.

Había dos vehículos, Sara alegremente los saludo por la ventana del primer auto,

  • Vamos profesor, será un día espléndido, se abrió la puerta y KARL saltó al lado de la doctora Sara Ibrahim, ya es hora.

 

Miró por la ventana de atrás y pudo der a AMIR al conduciendo el vehículo de atrás, Lupe se subió adelante; con el conductor.

Los vehículos arrancaron casi al mismo tiempo, KARL suspiró y miro al frente, Sara que había seguido su mirada al coche de atrás, le dijo con crudeza; – pensó en lo que le dije sobre esos dos?

Claro que sí, ella está alejándose de mi físicamente, se nota muy incómoda y yo diría se siente culpable, pero no se detiene, sigue adelante con él, estoy seguro que hace un par de noches lo llamó muy tarde, casi a media noche, y ésta madrugada estaba en el chat con él. No sé si lo notó, pero se arregló un poco más sexy de lo que se esperaría para un trabajo que busca desentrañar un misterio como el que nos ocupa. Hasta se puso perfume.

Dígame una cosa Sara, ¿usted como sabe que ellos fueron algo en el pasado? La miro directamente a los ojos.

Sara le sostuvo la mirada y como arrastrando las palabras contesto, AMIR me lo conto todo hasta el motivo de separación. Pero es un tema un poco espinoso no creo que quiera saber, es mejor dejarlo así.

KARL con voz cortante y firme le afirmó: – esta conversación se empezó, y ahora hay que terminarla completa, no tiene marcha atrás.

Sin mirarlo Sara continuó, vera profesor AMIR y yo somos primos, nos conocemos desde toda la vida, somos como hermanos, cuando él se fue a terminar sus estudios en Múnich, me llamaba todos los días, un par de años después yo viaje a Londres a terminar mis estudios y fue más fácil hablar con él, incluso más de una vez nos vimos para hablar de todo. Así que se todo lo de su relación desde el principio, sé que se conocieron en una de esas fiestas de la fraternidad en Alemania, una de esas fiestas desenfrenadas que se hacían antes,

La verdad aún sigue igual, acotó KARL. Y bebió un sorbo de su botella de agua; Sara lo imitó. Se humedeció los labios y siguió. Desde ese día de la fiesta se empezaron a entender y a salir a escondidas, ella tenía pareja, un caballero alemán me parece, hasta que ese señor los encontró en su propia casa juntos, eso fue un lio para Sara que tuvo que recoger sus cosas de inmediato pues el caballero la echo a La calle; entonces se fue a vivir con AMIR. Así unos meses, hasta que terminaron la carrera y el padre de AMIR, mi tío. Le consiguió un trabajo para una compañía constructora que estaba haciendo un complejo hotelero y se topó con unas ruinas egipcias, así que necesitaban a un experto, ese fue AMIR, él se vino con ella que por lo que se es una brillante matemática que se graduó con honores¸ no fue difícil que ella se vinculara a la misma empresa.

Sara tomo otro sorbo de agua. Y siguió, por esa época yo vivía en Londres terminando mis estudios, por eso no la conocía, pero desde ese tiempo le dije a AMIR que, cuidado con esa chica, que si le fue infiel al caballero con el que vivía en ese tiempo, ¿por qué no le aria a él lo mismo?, pero no escuchó mis palabras, solo se reía y me decía que no me preocupara que la tenía todo bajo control.

Total, todo estaba muy bien, incluso se empezó a hablar de matrimonio, según tengo entendido al terminar el contrato, que faltaba un año, se casarían; en fin, para no alargar el cuento, un día la descubrió acostada con un compañero de trabajo.

Bueno ella se marchó y no se volvieron a hablar, hasta ahora que el destino los trajo a los dos aquí, pues él vivía en Alejandría trabajando en unas excavaciones sobre la biblioteca perdida. Vino aquí por solicitud de Ahmed que tiene una estrecha relación con el padre de AMIR.

Desde que él me contó que Lupe era la misma chica de la historia me preocupé. Le dije que se mantuviera lejos de ella, pues ella vivía con usted.

Ella es mi esposa, dijo lacónicamente KARL.

  • Ups, atinó a decir Sara, lo siento mucho no lo sabía.

KARL rio, sin ganas, no se preocupe Sara, y gracias. No hablemos más del asunto, mantengamos la cabeza concentrada en nuestro objetivo desenmarañar el plano y encontrar los túneles que nos lleven a la cámara de la máquina.

Es lo mejor profesor, y no se preocupe KARL ante todo es un caballero, si, lo sé Sara, pero es obvio que mi esposa no es una dama.

Los dos callaron. Era un incómodo silencio.

Que suerte el teléfono de Sara repiqueteo alegremente, KARL se sorprendió el timbre era el famoso waca waca, de Shaquira la cantante colombiana. Enseguida pensó en un buen café.

  • ¡qué bien! Escucho decir a Sara, nosotros en unos 5 minutos estaremos llegando les avisaremos enseguida empecemos. Perfecto.

Bueno dijo Sara; que AMIR y Lupe ya se encuentran en el laboratorio, y están haciendo proyecciones para calcular las trayectorias de los posibles túneles. – perfecto dijo KARL que había retomado la compostura.

Eso les dije añadió Sara. Sintieron como el auto tocaba una zona arenosa y aminoraba rápidamente la velocidad, estaba entrando a los parqueaderos. El momento había llegado.

Aunque apenas eran las 8 de la mañana, El sol se alzaba sobre la vasta extensión del desierto, lanzando sombras largas y misteriosas sobre la Esfinge. KARL MASER y la doctora Sara estaban de pie frente a la majestuosa estatua, listos para una nueva fase de su investigación. Equipados con escáneres avanzados y tecnología de sónar, su objetivo era localizar túneles ocultos bajo la estructura antigua, en busca de secretos que podrían cambiar el curso de la historia.

KARL ajustó el escáner de mano y miró a Sara.

—Tenemos que ser meticulosos —dijo—. Cada detalle podría ser crucial.

Sara asintió, su rostro mostrando una mezcla de determinación y entusiasmo.

—Estamos en el umbral de un descubrimiento monumental —respondió—. Si logramos mapear estos túneles, podríamos encontrar el acceso a la cámara de la máquina de defensa.

Mientras tanto, en el laboratorio, Lupe Fernández y AMIR al Sayad trabajaban incansablemente. Rodeados de procesadores, pantallas y equipos de alta tecnología, su tarea era analizar la información que KARL y Sara les enviaban y correlacionarla con los antiguos planos y papiros.

Lupe estaba sentada frente a una pantalla, sus dedos moviéndose rápidamente sobre el teclado.

—Los datos del escáner están llegando —anunció—. Vamos a compararlos con los planos del papiro y la tablilla.

AMIR, sentado a su lado, observaba los patrones que emergían en la pantalla. Y de paso las hermosas piernas de Lupe.

—Si logramos alinear estos datos correctamente, deberíamos poder identificar la ubicación del túnel oculto —dijo—. Según la tablilla, ese túnel es clave para llegar a la cámara de la máquina.

De vuelta en la Esfinge, KARL y Sara avanzaban lentamente, escaneando el terreno con precisión. El escáner emitía pulsos sónicos que penetraban el suelo, devolviendo imágenes detalladas de lo que había debajo. Cada vez que detectaban una anomalía, marcaban la ubicación para un análisis más profundo.

—Aquí hay algo —dijo KARL, señalando la pantalla del escáner—. Parece un pasaje.

Sara se inclinó para mirar más de cerca.

—Vamos a enviar las coordenadas a Lupe y AMIR —sugirió—. Necesitamos ver si esto coincide con los planos antiguos.

KARL envió los datos al laboratorio, donde Lupe y AMIR los recibieron de inmediato. Lupe superpuso las imágenes escaneadas con los planos digitalizados del papiro.

—Aquí está —dijo, señalando una coincidencia en la pantalla—. Este pasaje coincide perfectamente con uno de los túneles descritos en el papiro.

AMIR miró los datos con atención.

—Según el papiro, este túnel debería conducir a una intersección donde encontraremos el túnel oculto —explicó—. Pero necesitamos más datos para estar seguros.

KARL y Sara continuaron explorando, siguiendo las indicaciones que Lupe y AMIR les enviaban desde el laboratorio. Cada paso los acercaba más a descubrir la red de túneles que se extendía bajo la Esfinge. Finalmente, el escáner detectó una pequeña cavidad, apenas perceptible entre las formaciones rocosas.

—Esto podría ser —dijo KARL, con voz contenida—. Vamos a enviar los datos.

Sara envió las nuevas coordenadas al laboratorio. Lupe y AMIR trabajaron rápidamente, cruzando la información con los antiguos planos.

—Lo tenemos —dijo Lupe, su voz llena de emoción—. Este pequeño túnel es el que estábamos buscando. Si nuestras suposiciones son correctas, debería llevarnos directamente a la cámara de la máquina.

AMIR asintió, sus ojos brillando con anticipación.

—Este es un descubrimiento increíble —dijo—. Debemos proceder con cautela, pero no podemos perder esta oportunidad.

KARL y Sara comenzaron a preparar el equipo necesario para la exploración del túnel recién descubierto. Sabían que estaban a punto de entrar en una parte de la Esfinge que había permanecido oculta durante milenios. Mientras tanto, en el laboratorio, Lupe y AMIR continuaron analizando los datos, asegurándose de que cada paso estuviera perfectamente planificado.

Con el equipo listo, KARL y Sara se adentraron en el túnel. La luz de sus linternas revelaba paredes cubiertas de inscripciones antiguas, testigos silenciosos de una civilización avanzada. A medida que avanzaban, el aire se volvía más denso, y una sensación de reverencia los envolvía.

—Estamos muy cerca —dijo KARL, su voz apenas un susurro en la penumbra—. La cámara de la máquina debe estar al final de este túnel.

Sara asintió, su corazón latiendo con fuerza.

—Este es solo el comienzo —respondió—. Lo que encontremos aquí podría cambiar todo lo que sabemos sobre la historia y el futuro de la humanidad.

Mientras continuaban su camino, la anticipación y la emoción se mezclaban con un sentido de responsabilidad. Sabían que lo que descubrieran podría tener implicaciones monumentales, no solo para ellos, sino para el mundo entero.

En el laboratorio, Lupe y AMIR seguían cada movimiento de KARL y Sara a través de un enlace en vivo. Sus corazones latían al unísono con los exploradores, conscientes de que estaban siendo testigos de un momento histórico.

Con cada paso, KARL y Sara se acercaban más a la cámara de la máquina. Lo que encontrarían allí estaba envuelto en misterio, pero una cosa era segura: estaban a punto de desvelar un secreto que había estado oculto durante milenios, un secreto que podría definir el destino de la humanidad.

A medida que avanzaban, el túnel comenzó a ensancharse y el escáner indicó la presencia de una estructura sólida enterrada bajo capas de arena. Con gran cuidado, KARL y Sara comenzaron a remover la arena, revelando lentamente una pared de piedra medio enterrada.

—Aquí hay algo importante —dijo KARL, observando la pared—. Llamemos al equipo de limpieza.

Pronto, un equipo de trabajadores llegó con herramientas y equipo especializado. Empezaron a sacar la arena con sumo cuidado, revelando gradualmente más detalles de la estructura. A medida que avanzaban, un arco tallado en la roca comenzó a hacerse visible.

Sara se acercó para examinarlo.

—Mira esto, KARL —dijo, señalando las inscripciones en el arco—. Parece que cuenta la historia de los constructores.

Con cada capa de arena removida, el arco y las inscripciones se volvían más claros y más asombrosos. Las tallas detalladas mostraban escenas de una civilización avanzada, interactuando con seres de otro mundo.

—Definitivamente, esto lo escribieron los antiguos hace 50 mil años —dijo KARL, maravillado—. Estas inscripciones podrían contener la clave para comprender su tecnología y su historia.

Lupe y AMIR, que seguían el progreso a través de un enlace en vivo, estaban igualmente asombrados.

—Este es un descubrimiento monumental —dijo Lupe—. Debemos documentar todo con el mayor detalle posible.

KARL asintió, consciente de la magnitud de lo que habían encontrado.

—Estamos a punto de desvelar un capítulo perdido de la historia de la humanidad —dijo—. Y con ello, podríamos encontrar la manera de evitar la destrucción que predijeron.

Con una sensación renovada de propósito, el equipo continuó su trabajo, sabiendo que estaban en el umbral de un descubrimiento que podría cambiar el destino de la humanidad.

El descubrimiento del arco tallado en la roca, con sus inscripciones antiguas, había dejado a KARL y a Sara en un estado de asombro y expectación. Los trabajadores, ahora más que nunca conscientes de la importancia de su tarea, se movían con cuidado para remover la arena que aún cubría la pared. La labor era meticulosa y requeriría al menos dos horas para completar.

—Nos llevará un tiempo dejar todo despejado —informó uno de los trabajadores—. Será mejor que esperen afuera.

KARL asintió, comprendiendo la necesidad de ser pacientes.

—Gracias por su esfuerzo —dijo, apreciando la dedicación del equipo.

—Vamos a almorzar mientras tanto —sugirió Sara—. Hay una pequeña carpa montada junto a la pirámide.

La carpa, instalada para proporcionar un refugio del sol abrasador del desierto, ofrecía una sombra reconfortante. KARL y Sara se sentaron y comenzaron a disfrutar de un almuerzo sencillo pero delicioso, compuesto de pan recién horneado, queso local y frutas frescas. Mientras comían, la conversación se centró en los símbolos.

—Esos símbolos son definitivamente más que simples decoraciones —dijo KARL, mordiendo un trozo de queso—. Estoy convencido de que narran la historia de los constructores.

Sara asintió, sus ojos brillando con entusiasmo.

—Si es así, podríamos estar frente a una crónica de eventos de hace 50 mil años —dijo—. Esto cambiaría todo lo que sabemos sobre la historia de la humanidad.

Aprovecharemos para ir revisando símbolo por símbolo, la escritura del arco y los grabados que se aprecian en la pared. Les enviaremos esas imágenes al laboratorio para que allá nos hagan un mapeo completo de la pared, le dijo Sara. KARL asintió.

Sin demora y utilizando la pausa, KARL y Sara decidieron enviar las imágenes de los símbolos a Lupe y AMIR en el laboratorio. Sabían que cada detalle era crucial para entender la historia que esas inscripciones contaban.

Mientras tanto, en el laboratorio, Lupe y AMIR estaban ocupados procesando las imágenes recibidas. La atmósfera estaba cargada de tensión y deseo. Cada vez que sus manos se rozaban accidentalmente, un chispazo de electricidad parecía recorrer el aire.

 – ¡perfecto! Envíen esos datos sacaremos el mapeo de la totalidad de la pared de inmediato, dijo AMIR con la voz un poco agitada. Le era difícil hablar serenamente mientras Lupe le besaba la espalda, y sus manos no se estaban quietas.

– ¡Lupe! Espera un poco que no puedo hablar, dijo AMIR con una sonrisa y la miró; allí estaba ella, hermosa como siempre,

—Tenemos que hacer un mapa completo de la pared —dijo AMIR, su voz ronca por la emoción y algo más.

Lupe asintió, su corazón latiendo con fuerza. Mientras trabajaban, sus miradas se encontraban con creciente frecuencia, y la tensión entre ellos se volvía insostenible.

Finalmente, incapaces de resistir más, AMIR se acercó a Lupe y la besó con una pasión que había estado contenida durante demasiado tiempo. Lupe respondió con igual fervor, olvidando por un momento todas las complicaciones y prohibiciones.

—No deberíamos… —murmuró AMIR entre besos, pero la intensidad del momento los envolvió a ambos, haciendo que todo lo demás pareciera insignificante.

El trabajo continuó entre caricias y susurros. A pesar de la tormenta de emociones, lograron terminar el mapeo completo de los símbolos, sus mentes funcionando en sincronía perfecta mientras sus cuerpos se unían en un encuentro amoroso que parecía inevitable.

Lupe estaba loca como siempre, su blusa blanca ligeramente transparente estaba en el piso, y sus cortos shorts yacían bajo el escritorio, se veía radiante, se fundieron en un apasionado beso. Mientras los datos llegaban a montones al ordenador.

AMIR era consiente que nunca quiso que esto pasara, ella estaba olvidada, hacia parte de su pasado, le agradó verla, pero el destino los juntaba de nuevo, el ya no caería en sus redes nuevamente seria para divertirse y solo eso; además, ella lo buscó y era demasiado hermosa. Fue imposible decir que no.

Los datos seguían llegando, podrían tomarse 15 minutos en descargar todos, mucho tiempo que aprovechar, Lupe pensó lo mismo y lo llevo de la mano al gran sillón.

De vuelta en la carpa, KARL y Sara continuaban su conversación.

—Los constructores deben haber dejado estas inscripciones como un mensaje para nosotros —dijo KARL, su mente trabajando febrilmente para descifrar el significado oculto—. Si logramos entenderlo, podríamos prevenir la catástrofe que se avecina.

Sara asintió, consciente de la magnitud de su misión.

—Estamos muy cerca, KARL —dijo—. Solo necesitamos un poco más de tiempo y esfuerzo.

Al concluir su almuerzo, ambos se sintieron revitalizados, listos para enfrentar los desafíos que aún les aguardaban. Sabían que las próximas horas serían cruciales para desentrañar el misterio que habían descubierto.

Mientras tanto, en el laboratorio, Lupe y AMIR se acomodaron nuevamente frente a las pantallas, sus mentes y cuerpos aún vibrando por el reciente encuentro. Sabían que su relación era complicada, pero en ese momento, entendían que debían volver al trabajo.

—Hemos hecho un buen progreso —dijo AMIR, su voz suave—. Vamos a asegurarnos de que KARL y Sara tengan toda la información que necesitan.

Lupe asintió, sus ojos aun brillando con la intensidad del momento.

—Sí, lo haremos —respondió—. Juntos, podemos descifrar este enigma. Lo dijo mientras se ponía nuevamente sus shorts. Aun su blusa seguía en el piso.

El equipo se preparó para los próximos pasos. Sabían que cada descubrimiento los acercaba más a la verdad, y que, a pesar de las dificultades personales, su misión era lo que realmente importaba.

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