KARL y Sara disfrutaban de un merecido almuerzo bajo la sombra de la carpa instalada junto a la pirámide. La comida, sencilla pero deliciosa, les daba un respiro necesario después de las largas horas de trabajo. El ambiente estaba lleno de una mezcla de expectativa y calma, un momento raro de tranquilidad en medio de su emocionante y exigente búsqueda.
Mientras saboreaban el último trozo de pan, uno de los trabajadores se acercó apresuradamente, con el rostro iluminado por una expresión de entusiasmo.
—Profesor MASER, doctora Sara —dijo, apenas conteniendo su emoción—. Hemos terminado de limpiar el arco. Los símbolos están completamente descubiertos.
KARL se levantó de inmediato, su interés avivado por la noticia.
—¿Podemos verlos ahora? —preguntó, ya preparándose mentalmente para lo que podría descubrir.
—Sí, claro. Son casi las tres de la tarde, la luz es perfecta para ver los detalles —respondió el trabajador.
KARL y Sara se apresuraron a seguir al trabajador, dejando atrás la comodidad de la carpa. Al llegar al sitio del descubrimiento, se encontraron frente a una pared que ahora revelaba un arco tallado con una precisión y detalle impresionantes. Los símbolos cubrían la superficie de la roca, contando una historia que había permanecido oculta durante milenios.
—Es increíble —murmuró Sara, sus ojos recorriendo las inscripciones con admiración y asombro.
KARL asintió, sus dedos rozando suavemente los símbolos tallados.
—Este es un verdadero testimonio de la habilidad y el conocimiento de los constructores —dijo—. Pero aún necesitamos entender lo que nos están diciendo.
Con el arco y los símbolos completamente revelados, los trabajadores comenzaron a escanear y fotografiar cada detalle. Las imágenes eran enviadas inmediatamente a Lupe y AMIR, quienes estaban en el laboratorio, listos para analizar la información y hacer un mapa completo de la pared.
A medida que las imágenes llegaban al laboratorio, Lupe y AMIR comenzaron a trabajar intensamente, descifrando los símbolos y organizando la información. Lo que descubrieron fue una narrativa fascinante sobre un pueblo que había existido hace 50 mil años.
Miraban asombrados la pantalla del ordenar que les hablaba de los constructores, como su historia comienza Hace unos 50 mil años, Vivian en un paraíso natural, con ríos que serpenteaban a través de un paisaje exuberante y fértil. Las tierras alrededor de los ríos proporcionaban un entorno ideal para el desarrollo de una sociedad avanzada.
KARL y Sara escuchaban con fascinación a uno de los informes de Lupe y AMIR, quienes les explicaban entre gritos de entusiasmo y asombro las primeras conclusiones extraídas de los símbolos descubiertos en el arco.
—Parece que esta civilización tuvo su origen en lo que ahora conocemos como la antigua Mesopotamia —explicó AMIR—. Los símbolos describen una región fértil entre dos grandes ríos, lo que encaja perfectamente con el Tigris y el Éufrates.
—Eso tiene sentido —dijo KARL, asintiendo—. Siempre se ha considerado a Mesopotamia como la cuna de la civilización, pero nunca imaginamos que su historia pudiera remontarse tanto tiempo atrás.
Sara examinaba atentamente las inscripciones, impresionada por el nivel de detalle y la precisión de los símbolos.
—Dominaban el fuego y eran hábiles agricultores —continuó AMIR—. También tenían una organización social sencilla, basada en la cooperación y la división del trabajo.
—Es fascinante cómo estos primeros avances sentaron las bases para todo lo que vino después —comentó Sara—. La agricultura, la organización social… Todo empezó aquí.
KARL y Sara intercambiaron una mirada, ambos conscientes de la magnitud de su descubrimiento. Habían encontrado no solo los restos de una civilización antigua, sino también el origen de muchos de los avances que definirían el curso de la historia humana.
—Y pensar que todo esto estaba oculto bajo la arena durante miles de años —dijo KARL, con una mezcla de asombro y admiración—. Tenemos mucho que aprender de ellos.
—Sí —asintió Sara—. Y apenas estamos comenzando a descubrir la profundidad de su conocimiento y su legado.
Con esta nueva comprensión del origen y la ubicación de los constructores, KARL y Sara se sentían más motivados que nunca para continuar su investigación. Sabían que cada descubrimiento los acercaba un paso más a desentrañar los misterios de esta antigua civilización y a comprender mejor la verdadera historia de la humanidad.
Lupe y AMIR se miraron a los ojos, llenos de asombro, sin demora seguían enviando la información a KARL y Sara, mientras se daban apasionados besos.
El ordenador no paraba.
KARL y Sara escuchaban con atención a AMIR mientras este les explicaba las revelaciones contenidas en los símbolos.
La narrativa del arco tallado tomaba un giro sorprendente pues mencionaba la llegada de seres provenientes del espacio. Según las inscripciones, estos visitantes vinieron del sistema planetario ubicado en una de las estrellas más brillantes del cielo nocturno y mencionada desde la antigüedad en muchas culturas. Los egipcios, en particular, asociaban a esa estrella con la diosa Isis y la consideraban una estrella de gran importancia.
Lupe interrumpió
—Según los símbolos, estos visitantes llegaron desde sirio —, he analizado las referencias astronómicas que ellos dieron y señalan con exactitud a una constelación representada en la roca—. No hay duda; llegaron de sirio. Su llegada fue un evento asombroso que transformó completamente la vida de los constructores.
—Increíble —murmuró KARL—. Sirio ha sido una estrella significativa en muchas culturas antiguas, pero nunca imaginamos que pudiera estar relacionada con algo así.
Sara observaba los símbolos, tratando de captar todos los detalles.
AMIR, soltó un bufido muy audible, – miren acá está la historia del primer contacto. Dice así. Una noche, mientras los constructores contemplaban el cielo estrellado, una luz deslumbrante descendió del cielo. Los seres del espacio aterrizaron en la Tierra con una nave que brillaba intensamente. Este evento causó asombro y temor entre los habitantes del pueblo, quienes inicialmente pensaron que se trataba de una manifestación divina.
Los visitantes, sin embargo, no mostraron signos de hostilidad. Al contrario, se aproximaron a los constructores con gestos de paz y curiosidad. Los seres de sirio eran altos y esbeltos, con una estatura que superaba los dos metros. Sus cuerpos eran delgados y gráciles, con una piel de tono plateado que brillaba bajo la luz del sol y la luna. Sus ojos eran grandes y almendrados, de un color que variaba entre el azul y el violeta, y parecían irradiar una profunda sabiduría y comprensión. Sus rostros eran angulosos pero armoniosos, con rasgos que denotaban una inteligencia avanzada y una empatía innata.
Poco a poco, mediante señales y una forma de comunicación básica, lograron establecer un entendimiento inicial. Los seres de sirio irradiaban una serenidad y una paz interior que tranquilizaban a los constructores, permitiéndoles superar su miedo inicial.
A pesar del miedo inicial, la curiosidad y el deseo de aprender prevalecieron. Los constructores y los seres de Sirio comenzaron a colaborar estrechamente. Los visitantes compartieron sus avanzados conocimientos tecnológicos, enseñando a los constructores a utilizar herramientas y técnicas que estaban siglos más allá de su tiempo.
Fueron llamados ANUN –K – EL, que significa, los llegados de lejos; también se podría interpretar como los llegados del cielo.
A unos cuantos kilómetros de distancia entre ellos, el profesor KARL MASER, reconocido historiador e investigador, lingüista especializado en lenguas antiguas, y Lupe Fernández, reconocida matemática en ciencias aplicadas, saltaron de sus asientos, y una intensa palidez les asomó al rostro.
Lupe con voz temblorosa y destemplada gritó; ¿KARL oíste eso?
Lo Escuché, dijo KARL, también temblándole la voz, – otra vez ellos,
Están presentes en la historia de la humanidad. Algo me dice que no será la última vez que los oigamos nombrar.
AMIR miraba a Lupe como buscando respuestas, Sara fue directa.
El profesor MASER, apoyó su espalda contra la pared de roca, y con voz lacónica dijo. Hace unos meses Lupe y yo nos conocimos trabajando para la organización, en una investigación sobre unos descubrimientos en la pirámide de Teotihuacán, allí encontramos que estos señores los ANUN Ka EL. Hablaban de un posible colapso de la humanidad, y nos dejaron unos planos para fabricar unas máquinas que proporcionarían energía casi ilimitada, energía limpia, y prácticamente gratis, energía que llegará a cada persona, a cada aldea, a cada pueblo de la tierra, en estos momentos los gobiernos de todos los países y las universidades más influyentes en el mundo, en cada país están trabajando en secreto para desarrollar ese proyecto. Tenemos un plazo de un poco menos de 100 años para conseguir detener nuestra forma de contaminar, ellos los ANUN KA EL, vendrán en el año 2120, para pedir cuentas de nuestras acciones. O acabaran con nosotros. Para dar paso a una nueva civilización.
Sara murmuró, – otra más querrás decir.
Estábamos en nuestra luna de miel, cuando un colega y Ahmed Al-Masri nos contactaron y vinimos aquí; y lo demás ustedes lo saben
Después de unos segundos de silencio AMIR hablo. Profesor así que usted y la Doctora Fernández están casados. Eso tampoco lo sabía.
El profesor MASER hizo caso omiso del comentario de amir y siguió. Ellos, los ANUN K según sabemos has estado pendientes de nuestro desarrollo durante varios miles de años, pero al parecer las evidencias nos indican que están desde el comienzo de los tiempos visitando la tierra, e influyendo directamente en nuestro desarrollo.
KARL que había recobrado el aplomo, preguntó, ¿hay más datos?
Amir se apresuró a contestar. Estamos en eso; en unos minutos nos contactaremos de nuevo. Debemos cuadrar alguna información aquí en el laboratorio, nos comunicaremos de nuevo.
La comunicación se cortó.
Sara, con la palma de la mano tocó la roca pulida y fría, sonrió era más antigua que el tiempo mismo del hombre.
Sin apresurarse continuo.
—Los conocimientos que trajeron sin duda revolucionaron la tecnología y la cultura de los constructores —dijo—. Esto explica cómo pudieron construir monumentos tan avanzados para su tiempo.
KARL asintió, fascinado por la historia que se desplegaba ante ellos.
—Y no solo trajeron tecnología, sino también una nueva forma de ver el mundo y el universo —agregó—. Esto cambiará nuestra comprensión de la historia humana para siempre. La poca historia que nos queda.
Con estas nuevas revelaciones, KARL y Sara comprendieron que su misión no solo consistía en descubrir los secretos de una antigua civilización, sino también en entender la profunda conexión entre la humanidad y las estrellas. Cada símbolo y cada descubrimiento los acercaba más a desentrañar el verdadero legado de los constructores y sus misteriosos aliados de Sirio.
Amir se levantó de la silla y sin mirar a LUPE, le dijo, no has cambiado, sigues traicionando a todo el mundo. Tu descaro no tiene límite.
Lupe, mordiéndose los labios, le dijo mientras se acercaba a su espalda apoyando su cuerpo desnudo contra la espalda de amir.
La voz de Lupe lo aterrizó.
5 Minutos después, apareció con la cara fresca, el cabello arreglado, la blusa y los shorts correctamente colocados y un suave perfume que destilaba cada a cada uno de sus pasos. Le sonrió.
Sara, mordisqueaba una manzana, mientras miraba los datos que empezaron a llegar del laboratorio, estaba alegre no podía dejar de sentir la emoción de estar desentrañando la historia de la humanidad, no importaba el peligro que esta historia le mostraba, su sueño estaba materializándose allí frente a sus ojos, bajo sus pies , estaba rosándole las manos, estaba aspirándolo en cada particular de polvo que entraba por su nariz ahí en la esfinge, ella estaba ante la historia no contada, la verdad tanto tiempo oculta. Sonrió.
Es lógico que La influencia de los seres de sirio no se limitó a la tecnología. También compartieron sus filosofías y creencias, lo que tuvo un profundo impacto en la cultura de los constructores. Estos nuevos conocimientos llevaron a una evolución en las prácticas religiosas y espirituales de los constructores, quienes comenzaron a adorar a estos visitantes como divinidades celestiales. Rituales y ceremonias se incorporaron en su vida diaria, celebrando la llegada de los “Dioses de Sirio”.
Eso es indiscutible, corroboró El profesor MASER igualmente Uno de los mayores legados de esta colaboración fue la construcción de la Esfinge y otras edificaciones monolíticas. Utilizando las herramientas y técnicas avanzadas que tenían estos seres de sirio, los constructores erigieron monumentos que no solo servían como pruebas de su destreza, sino también como símbolos de su relación con los visitantes estelares. La Esfinge, con su mirada fija en el horizonte, se convirtió en un guardián eterno de estos secretos ancestrales.
KARL y Sara seguían inmersos en la discusión sobre las profundas implicaciones y los cambios que la llegada de los Anun – ka, los seres venidos de Sirio, había traído a la vida de los constructores. La fascinación en sus rostros reflejaba la magnitud de lo que estaban descubriendo.
—Es impresionante pensar en cómo estos conocimientos pudieron haber alterado la historia —dijo Sara, con la mirada fija en los símbolos tallados—. Imagínate, una civilización de hace 50 mil años con acceso a tecnología y conocimientos avanzados.
KARL asintió, pensativo.
—Sí, y lo más increíble es que todo esto estuvo oculto bajo la arena durante milenios. Es un testimonio del ingenio y la habilidad de los constructores, y también de su conexión con estos visitantes estelares.
En ese momento, uno de los trabajadores se acercó con una expresión de emoción contenida.
—Profesor, doctora, el arco está completamente al descubierto. Deberían venir a verlo.
KARL y Sara se levantaron de inmediato, siguiendo al trabajador hasta la entrada del túnel. Al llegar, se quedaron asombrados al ver el arco en todo su esplendor. Los símbolos tallados en la roca eran intrincados y detallados, contando una historia que parecía cobrar vida ante sus ojos.
KARL se acercó más, examinando cada símbolo con cuidado. Su mirada se detuvo en los extremos del arco, donde un símbolo particular captó su atención.
—Es el mismo símbolo en ambos extremos —murmuró, señalando el grabado—. Creo que ya lo he visto antes.
Sara frunció el ceño, tratando de recordar.
—¿Dónde lo has visto, KARL?
KARL se apresuró a sacar sus apuntes y comenzó a hojear frenéticamente sus notas. Después de unos momentos de búsqueda, sus ojos se iluminaron.
—¡Aquí está! —exclamó, mostrando sus notas a Sara—. Es el cuarto símbolo, el que nos confundía. Está aquí, en los extremos del arco. Esto tiene que significar algo importante.
Sara observó las notas y luego miró el arco nuevamente.
—Si este símbolo está en ambos extremos, puede ser una clave, un marcador de algo crucial en la historia de los constructores. Tal vez es un símbolo de protección o un aviso de algo.
KARL asintió, emocionado por el descubrimiento.
—Sí, y si es el mismo símbolo que hemos visto antes, significa que hay una conexión directa entre lo que hemos encontrado aquí y los otros hallazgos. Necesitamos estudiar esto a fondo.
Mientras KARL y Sara discutían, los trabajadores continuaban limpiando y documentando cada detalle del arco y sus símbolos. La emoción en el aire era palpable, cada nueva revelación acercándolos más a comprender la historia completa de los constructores y sus enigmáticos visitantes.
—Sara, tenemos que enviar esto a Lupe y AMIR de inmediato —dijo KARL—. Ellos pueden ayudarnos a descifrar más sobre este símbolo y su significado. Tal vez puedan encontrar más pistas en los planos y los papiros.
Sara asintió y sacó su teléfono para tomar fotos detalladas de los símbolos y del arco. En cuestión de minutos, las imágenes estaban enviadas al laboratorio, donde Lupe y AMIR trabajarían en ellas.
KARL miró el arco una vez más, maravillado.
—Este descubrimiento podría cambiar todo lo que sabemos sobre nuestra historia y nuestra conexión con las estrellas. Los constructores no solo eran arquitectos y ingenieros, sino también guardianes de un conocimiento antiguo y poderoso.
Sara puso una mano en su hombro.
—Vamos a desentrañar estos secretos, KARL. Estamos más cerca que nunca de entender la verdadera historia de los constructores y los seres de Sirio.
Con una mezcla de emoción y anticipación, KARL y Sara se prepararon para continuar su investigación, sabiendo que cada nuevo descubrimiento los acercaba más a desvelar los misterios de una civilización perdida y su increíble legado.
De pronto uno de los trabajadores dio un salto atrás esto se mueve.
¡Qué, que se mueve, que!, grito KARL presa de una excitación incomparable.
El trabajador había dado un paso atrás y aun con el cepillo arenero en la mano señalo el ultimo símbolo, en la base derecha del arco.
– Se mueve repitió; solo estaba quitando un poco de arena y sentí que se movió.
KARL se estremeció, ahí iban de nuevo, el famoso cuarto símbolo ahora se movía.
Se arrodilló en la base del arco junto al famoso cuarto símbolo, que desde que lo encontraron en la pared a la entrada del túnel, revelado por la luz de la luna, se había convertido en un compañero misterioso.
Saco de su bolsillo una pequeña espátula, y presionó los lados del símbolo, y, sin esfuerzo el símbolo giró levantando una pequeña nube de polvo.
KARL estaba mirando una pequeña abertura de unos 30 por 30 centímetros y aparentemente bastante profunda.
Sara se había tapado la boca para ahogar un grito, KARL la miro con una sonrisa, y sin decirle nada le pasó la pequeña espátula.
Ella no necesito palabras entendía perfectamente lo que había que hacer. Se arrodilló frente al último símbolo del otro lado del arco el ya famoso cuarto símbolo, y con la espátula presionó.
Una pequeña nube de polvo se levantó y el cuarto símbolo giró dejando al descubierto una aventura idéntica a la se encontraba al lado de KARL.
Por un instante sintió que la cabeza le daba vueltas, que le faltaba el aire.
Pero solo fue por un instante, se incorporó de un salto con una agilidad que KARL no conocía, y se despachó a dar órdenes.
En un santiamén, un cuerpo de seguridad fuertemente armado, se encontraba custodiando la entrada al túnel, una docena de personas equipadas con trajes tan blancos como la nieve, acomodaban luces, cámaras de video de alta resolución, equipo de grabación en diferentes ángulos y luces infrarrojas. Todo se hizo con precisión y rapidez, Sara parada en la mitad del recinto daba las instrucciones necesarias, como director de orquesta en la mitad de un concierto, tocando una obra de Mozart, con arrogancia y presteza y total precisión. Como quien lo ha hecho mil veces. Es para lo que estaba preparada. Era lo suyo.
El solo estaba parado ahora a unos tres metros. Procurando no estorbar, aguantándose el deseo de correr y meter su cabeza por el orifico para ver que hay dentro, porque nadie se toma la molestia de hacer unos nichos iguales en los extremos de un arco de tres metros con una puerta tallada en piedra, sobre una base de bola giratoria, sin un motivo, eso es para algo y en unos minutos; cuando Sara estuviera lista. Sabrían para qué.
El profesor KARL y la egiptóloga Sara se encontraban en la base de la Esfinge, frente a un arco tallado en la pared. Las luces de los poderosos reflectores revelaban ahora con nitidez dos pequeñas puertas giratorias, una a cada lado del arco. Que unos minutos atrás se abrieron Con un crujido antiguo, dejando al descubierto dos nichos de unos treinta centímetros de ancho y bastante profundas.
Sara ordeno salir a todos, solo dos ingenieros al frente de los controles de una consola y un gran monitor quedaron.
Sara, con el corazón latiendo con fuerza, hizo un gesto a uno de los ingenieros y un pequeño vehículo a control remoto se acercó lentamente al primer nicho. El aparato estaba dotado con una cámara y un escáner. A KARL le pareció una eternidad el tiempo que tardó el vehículo que con andar cansino se adentró en el nicho.
Corrieron al monitor y aguantando la respiración observaron Dentro, el escáner marco que el nicho tenía dos metros de profundidad. Roca sólida. La imagen se aclaró y se apreciaban tres tablas de piedra, perfectamente apiladas, parecían envueltas en una tela muy delicada como de lino o algo similar. Al lado se veía entre el polvo acumulado una pieza regular envuelta en la misma tela. Las cámaras de video grabaron todo el vehículo se acercó y extendió una mano robótica y tanteo primero la figura, regular, y luego las tablas. La voz del ingeniero sonó a sus espaldas.
El pequeño vehículo retrocedió y se encaminó al otro nicho. Al ingresar, parecía que estuvieran viendo la repetición de las imágenes anteriores, todo era exactamente lo mismo.
Se Encontró una disposición similar: tres tablas de piedra envueltas en tela y otra figura regular que parecía idéntica a la primera. La atmósfera estaba cargada de un silencio reverente, como si el tiempo mismo se hubiera detenido para observar su descubrimiento.
Otro gesto de Sara y el ingeniero llamo por radio; rápidamente llego una caja de madera recubierta por dentro en una espuma fue colocada a pocos metros de los nichos. Trajeron unas pinzas muy largas de algún metal raro, pero con una almohadilla en las puntas. Sara supervisó como los ingenieros utilizando las pinzas y centímetro a centímetro sacaron las tablas y las depositaron dentro de la caja, luego, repitieron la operación con la figura regular, rápidamente arrojaron una capa de espuma y algodón sobre las figuras y la tapa se cerró. Sara se inclinó y coloco una cinta azul brillante en el contorno de la tapa alrededor, algo así como un sello.
KARL recordó unas cajas de galletas de metal que su padre compraba en navidad, esas cajas tenían una cinta alrededor de la tapa como un sello, curiosamente no pudo recordar cual era el sabor de las galletas. Su madre cuando ya estaban vacías, las llenada de lápices de colores y pinceles y las acomodaba en su estudio. Eran unas cajas muy bonitas.
La operación se repitió, casi que, como una coreografía con el segundo nicho y su respectiva caja, Sara marco las dos cajas con un sello, y se retiró a observar su obra. Nadie hablaba los ingenieros y operarios sabían que hacer, nadie estorbaba es claro que Sara los tenia perfectamente sincronizados.
KARL vio como con manos temblorosas Sara se quitó los guantes. Y se secó el sudor. De la frente.
El ingeniero se acercó a Sara y delicadamente le toco el hombro, le dijo suavemente.
Salió tras ella lo más rápido que pudo. Unos hombres velozmente habían cargado las cajas y a paso firme caminaban por el túnel rumbo a la salida.
Sintió el aire frio golpearle la cara, no supo en que momento paso el día, miró su Stowa, faltaban 10 minutos para las 8 de la noche.
Las cajas fueron subidas a una camioneta evidentemente blindada, sus puertas se cerraron con firmeza y partió velozmente, tres camionetas muy parecidas salieron con la de las cajas adelante y atrás. KARL subió con Sara al coche que les esperaba con el motor en marcha y partieron velozmente, Sara terminó una llamada y respiró profundamente.
KARL asintió. Estaba aún procesando los vertiginosos acontecimientos de las últimas horas. Sara levanto el teléfono para iniciar otra llamada, pero KARL con suavidad, pero firmeza, la contuvo y mirándola directamente, le pregunto.
Cuando podremos ver el contenido de los nichos y a donde los llevaron.
Las cajas y el contenido de los nichos van en este momento rumbo al laboratorio, lo ideal es que estén en descontaminación toda la noche y mañana a primera hora podamos verlos. Enfatizó Sara.
Por eso; se les coloco en esas cajas des contaminadoras, durante la noche estarán en una sala de enfriamiento y de descontaminación con rayos UV y Gama. El frio preservara las telas en las que vienen envueltas las tablas y el otro chisme sea lo que sea. Es necesario medidas de seguridad, eso ha estado encerrado bajo tierra durante quizá miles de años. Es mejor ser precavidos.
Sara continuó, las cajas son herméticas y la espuma y el algodón son agentes antisépticos.
¿Tú has llamado a Lupe o amir para contarles los descubrimientos? KARL negó con la cabeza y se dio una palmada en la frente.
¡Carajo! Lupe y amir; los había olvidado.
Sara rió, claramente divertida con la expresión del profesor MASER. Y añadió. Creo es bueno que los llamemos, Y que estén preparados para recibir las cajas amir debe alistar la bóveda. KARL nuevamente asintió, era más que claro, que Sara sabia actuar bajo presión, todo lo tenía calculado, nada se le escapaba, se sintió mejor.
La llamada a AMIR fue breve y directa, sin muchas explicaciones, pero unas claves y precisas indicaciones, solo escuchó un leve aplauso, colgó. Les quedaban unos 30 minutos antes de llegar al laboratorio, la ciudad ya estaba a oscuras y las calles estaban atiborrándose de turistas que gustan de la noche fresca en el Cairo para salir a cenar y esquivar el inclemente sol del día.
Al llegar al laboratorio, todo estaba en silencio. Sara se dirigió al sótano con KARL pisándole los talones, en el sótano estaban Lupe y amir mirando expectantes por una ventanilla que se notaba de más de 10 centímetros de espesor. De lo que parecía una bóveda de banco, o mejor un enorme cuarto frio de un frigorífico.
Amir y Lupe los llenaron de mil preguntas, fueron subiendo al laboratorio mientras Sara intentaba contestar las preguntas, luego se sentó frente al ordenador y empezó a descargar la información y el video de los hallazgos.
Se levantó mientras se descargaban los datos y los videos y por fin, parece que la venció el nerviosismo y el cansancio. Se sentó con un evidente temblor en las manos que restregaba una contra la otra. KARL en silencio le sirvió una taza de café, que ella acepto con una sonrisa
Y ¿dónde está ese vodka suavecito y dulzón de la calavera de cristal? Ahora si necesito un trago.
Una risa nerviosa los contagio a todos.
El ordenador marco que la descarga de datos había terminado y el cursor titilaba marcando, video 33 minutos, ¿desea reproducir el video?
Lupe sin esperar a mas, dio enter.
Amir sentado en la silla frente al ordenador y Lupe de pie a su espalda, los dos miraban absortos las imágenes del video en el monitor, los dos le daban la espalda a Sara y a KARL que estaban sentados en el sillón en silencio. Agotados física y mentalmente.
Miro a Lupe de pie de espaldas a él con su mini short ajustado, KARL de dio cuenta que ella no traía ropa interior debajo del short; pero él estaba seguro que, si traía, cuando salió de la casa esta mañana.
Se rio. El círculo se cerraba, era cuestión de tiempo.
El teléfono de Sara repiqueteó con el sonido del pegajoso waca waca de Shaquira, ella se levantó y discretamente hablo en una esquina del laboratorio.
Regresó y les dijo a todos, aunque Lupe y Amir no escuchaban, estaban concentrados lanzando exclamaciones con el video de los nichos y el arco.
Mi esposo me pregunta si iré esta noche a casa, es nuestro aniversario y yo lo he olvidado, así que voy a casa necesito algo de amor y que me consientan un poco. Mañana a las 9 de la mañana en punto abriremos la bóveda, asegúrense de estar presentes. Y se marchó.
KARL se levantó se acercó a su maletín, recogió algo del piso junto bajo el escritorio, tomo su pesado maletín que ahora le pareció más pesado que antes. Y les dijo:
Hey chicos estoy cansado, me voy a dormir. Son casi las 10 de la noche.
Lupe se apresuró a decir, – okey KARL. Terminaré de ver el video y amir me lleva a casa. Ve descansa.
Amir sin decir nada asintió. Perfecto. Yo estoy rendido. Se marchó.
El auto de la organización lo llevo rápido en 30 minutos llegó a casa; y así sin más se tumbó en la cama y se durmió.
Escuchó un ruido suave que lo despertó, escucho la voz suave de Lupe diciendo algo en el jardín. Miro su inseparable Stowa, la una y 25 minutos, estuvo lago el video pensó, se rió y se volvió a dormir.
La mañana avanzo con velocidad KARL casi sin hablar, se levantó, se bañó y se afeitó, llevaba un par de días sin hacerlo, saco su loción y se aplicó con un par de cachetaditas en las mejillas; se frotó las manos, y se sentó a tomar una taza de café mientras Lupe se terminaba de arreglar.
Hoy Lupe tenía hoy un atuendo más discreto, pantalón largo y una camisa verde manzana gruesa sobre un top negro, igual estaba hermosa.
Son las 8 y 10, puntualizo KARL mirando su Stowa, vámonos. Se levantó con decisión y recogió su maletín y se encaminó a la puerta.
Salió al jardín y escucho a Lupe correr tras él. – estoy lista. Lo dijo con una sonrisa inocente. Él le devolvió la sonrisa.
El auto salió despedido por la calle aun solitaria rumbo al laboratorio. Tenían una cita.
Era un día lleno de anticipación. Todos en el equipo estaban ansiosos por ver de cerca las tablas de piedra y el misterioso objeto que habían sido descubiertos en los nichos del arco tallado. KARL y Sara, junto con Lupe y AMIR, se reunieron frente a la bóveda donde se habían guardado los artefactos para su descontaminación.
El proceso de descontaminación había sido riguroso, asegurando que cualquier contaminante moderno fuera eliminado de las piezas antiguas. La bóveda, herméticamente sellada, ahora estaba lista para ser abierta.
—Este es un momento histórico —dijo KARL, con la voz llena de emoción—. Lo que estamos a punto de descubrir podría cambiar nuestra comprensión de la historia antigua para siempre.
Sara asintió, compartiendo la emoción de KARL. Lupe y AMIR, aunque un poco nerviosos por la presencia de KARL, también estaban emocionados. Sus recientes encuentros amorosos habían añadido una capa de tensión y complicidad a su relación profesional, pero ahora, todos sus pensamientos estaban concentrados en los artefactos.
El técnico encargado de la bóveda comenzó a introducir el código de apertura. La pesada puerta de metal se abrió lentamente, revelando el interior de la bóveda. En su interior, dos cajas selladas esperaban, cada una con el contenido de uno de los nichos descubiertos en el arco.
Nuevamente la parafernalia de cámaras y escáner los rodeaban, sólo que en este momento todos se retiraron solo estaban los cuatro, la puerta se cerró a sus espaldas y unos guardias se apostaron en la puerta por fuera.
Sara, con el corazón latiendo con fuerza, se acercó a la primera caja rompió el sello y con manos expertas retiró la cinta. La tapa KARL y amir se apresuraron a retirarla y dejarla en un rincón. Todos se quedaron viendo el contenido por un eterno minuto. Dentro, descansaban tres tablas de piedra, recubiertas de un material que aparentemente era como un poliéster, esa es una buena tela, bromeó amir mientras le alcanzaba a Sara una bolsa hermética en donde una a una se depositaron las telas que envolvían las tablas.
Las tablas estaban cubiertas de símbolos desconocidos. No eran jeroglíficos egipcios, sino algo más antiguo y enigmático.
—Estos grabados son extraordinarios —murmuró Sara—. La precisión y el detalle son impresionantes.
KARL asintió, estudiando los símbolos.
—Hay algo en estos grabados que parece familiar —dijo—. Necesitamos analizarlos más a fondo para comprender completamente su significado. Pero diría que son del mismo tipo de los que encontramos en la tabla recuperada en la cabeza de la esfinge, cuando encontramos el cuarto símbolo. Si es correcto ya tenemos la base para la traducción. Sara indicó una muesca en la esquina inferior derecha de cada tabla, cada una estaba corrida unos milímetros a la izquierda como cuando se enumera un documento de varias hojas, es fácil entender el orden de las tablas ya sabemos el orden en el que se deben leer. Que terroríficamente sencillo, lo hicieron para que lo encontráramos y lo entendiéramos. Pensaron en todo.
Amir volvió a bromear, – eso es fácil, lo planearon hace solo 50 mil años, una risita se esbozó en la boca de todos.
Si, solo eso. Concluyó Sara; un detallito minúsculo.
Luego, los técnicos se dirigieron a la segunda caja. Repitieron la operación con las tablas de la segunda caja, también estaban enumeradas y eran claramente la continuación de las anteriores, es decir tenían un libro de seis capítulos debidamente ordenado.
Creo tenemos mucho que leer, la risa fue general. Esta vez la broma fue de Lupe que no paraba de fotografiar y tomar notas de las tablas.
Ahora veamos el chisme. Dijo Lupe impaciente.
Con sumo cuidado, la abrieron para revelar el objeto envuelto en la misma extraña tela. Todos se inclinaron hacia adelante, ansiosos por ver qué se ocultaba dentro.
Parece ser un objeto de unos 20 centímetros —observó AMIR—. Lo levanto con cuidado, es bastante pesado, ¿Qué crees que podría ser?
Vamos a descubrirlo —respondió KARL.
Sara y AMIR desenrollaron lentamente la tela, revelando, una figura de oro que brillaba intensamente de lo perfectamente pulida. Era como la mitad de un dado, pero con un lado irregular, como si hubiera sido tallado a mano por una civilización perdida, con inscripciones similares a las de las tablas de piedra.
KARL, con la respiración contenida, examinó el segundo objeto desenvolviéndolo de su cubierta. Encontró otra figura de oro idéntica a la primera. La mitad de un cubo, pero con un lado irregular, oro especialmente brillante. La atmósfera estaba cargada de un silencio reverente, como si el tiempo mismo se hubiera detenido para observar su descubrimiento.
Nunca había visto algo así —dijo Sara, fascinada—.
KARL tomó el objeto con sumo cuidado, observando los detalles.
Mientras KARL y Sara examinaban las figuras de oro, un destello de intuición cruzó la mente de Sara. “KARL, ¿y si estas dos mitades…?” Comenzó, pero no terminó la frase. En lugar de eso, acercó las dos piezas, alineando cuidadosamente el lado irregular de una con el borde de la otra.
Con un clic casi imperceptible, las dos mitades se unieron, formando un cubo perfecto de unos 20 por 20 centímetros. El oro macizo brillaba bajo la luz de los reflectores, revelando símbolos grabados en cada lado del cubo. Los símbolos, aunque desconocidos, parecían emanar una energía antigua y poderosa.
KARL observó con asombro. “Es increíble,” murmuró, pasando los dedos por las inscripciones. “Este cubo… podría ser la clave para llegar a la cámara de la máquina.”
Sara asintió, su mente ya trabajando a toda velocidad. “Necesitamos estudiar esto con más detalle. Podría ser un artefacto con una connotación que aún no hemos descubierto.”
El descubrimiento del cubo de oro añadió una nueva capa de misterio a su investigación. La Esfinge, con su mirada enigmática, parecía guardar aún más secretos, esperando a ser desvelados por aquellos lo suficiente valientes y curiosos para buscarlos.
Sara toco la puerta.
Rápidamente abrieron y ella otra vez dio las ordenes pertinente unos seis ingenieros comenzaron a tomar una serie de muestras. Fotos y demás de cada objeto.
La Esfinge, testigo silencioso de milenios de historia, parecía observarlos desde la distancia con una mirada enigmática, como si guardara aún más secretos esperando ser revelados.
El sol comenzaba a ponerse, bañando los ventanales del laboratorio situado en el cuarto piso de la edificación, un cálido resplandor dorado bañaba la terracita donde solían tomar café y hacer sus reuniones. KARL, Sara, Lupe y AMIR se reunieron en torno a la mesa central, rodeados por las seis tablas de piedra y las dos mitades del misterioso cubo que ahora era uno. La atmósfera estaba cargada de una mezcla de expectación y asombro, mientras todos contemplaban los artefactos frente a ellos.
—Hemos logrado mucho hoy —dijo KARL, rompiendo el silencio—. Pero esto es solo el principio. Estas tablas y este cubo contienen secretos que podrían cambiar nuestra comprensión de la historia y el futuro de la humanidad.
Sara asintió, sus ojos brillando con determinación.
—Debemos proceder con un plan claro y meticuloso. Necesitamos traducir y analizar cada uno de estos símbolos. Si los constructores y los Anun k dejaron un mensaje, es vital que lo entendamos completamente.
Lupe, revisando sus notas en la tableta, agregó:
—Podemos dividir el trabajo en varias fases. Primero, el análisis de los materiales. Estas tablas y el cubo están hechos de un material desconocido. Necesitamos saber más sobre su composición.
AMIR, con una mirada seria, intervino:
—Después, podemos enfocarnos en la traducción de los símbolos. Ya hemos visto que hay una combinación de símbolos de los constructores y posiblemente de los Anun k. Necesitamos entender el contexto y el contenido de esos mensajes.
KARL asintió, trazando un esquema en una hoja de papel.
—Así es. Propongo que iniciemos con un análisis detallado de los materiales. Luego, mientras algunos de nosotros continuamos con eso, otros pueden comenzar con la traducción de los símbolos. Sara y yo podemos enfocarnos en los aspectos arqueológicos e históricos, mientras que Lupe y AMIR pueden trabajar en el análisis de los materiales y la traducción.
Sara añadió:
—También debemos documentar todo de manera exhaustiva. Fotografías, escaneos y registros escritos de cada etapa del análisis. No podemos permitirnos perder ningún detalle.
El equipo estuvo de acuerdo y comenzaron a detallar las tareas específicas para los próximos días. Cada uno de ellos estaba consciente de la importancia de lo que tenían entre manos y de la necesidad de trabajar con precisión y cuidado.
—No sabemos exactamente qué peligro se avecina sobre la Tierra —dijo KARL, con una mirada grave—. Pero lo que está claro es que los constructores y los Anun ka intentaron advertirnos. Es nuestro deber descifrar su mensaje y entender qué debemos hacer.
Sara miró las tablas y el cubo, sus pensamientos reflejados en su rostro.
—Tenemos mucho trabajo por delante, pero estoy segura de que estamos en el camino correcto. Cada descubrimiento nos acerca más a desvelar estos antiguos secretos.
Lupe y AMIR, a pesar de la tensión subyacente de su relación, se miraron con determinación compartida.
—Lo haremos juntos —dijo Lupe—. Este es un esfuerzo colectivo, y solo trabajando como un equipo podremos tener éxito.
Con una última mirada a los artefactos, el equipo se despidió por la noche, sabiendo que el día siguiente traería nuevos desafíos y descubrimientos. La historia de los constructores y los Anun k estaba comenzando a revelarse, y con ella, la posibilidad de comprender y enfrentar el peligro que amenazaba a la Tierra.
Hay en el ambiente una sensación de anticipación y propósito renovado, mientras el equipo se prepara para enfrentar las revelaciones y desafíos que les esperan en su camino hacia la verdad.
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