Que tenemos para ti

Lee GRATIS

El cazador de almas perdidas – Creepy pasta 86.

 La Emboscada de la Muerte Plata.

Tatiana había previsto la emboscada. Sabía que la Muerte Plata estaría esperando en las sombras, lista para atacar cuando el equipo de Purga se adentrara en las ruinas de Machu Picchu. Su clarividencia, siempre activa, le había mostrado visiones de un ataque inminente. Y, en lugar de evitarlo, decidió aprovechar la situación a su favor.

Horas antes de que descendieran sobre las ruinas, Tatiana había ordenado a los escuadrones de Oricalco que se mantuvieran en los helicópteros, en una formación estratégica. El plan era simple pero eficaz: el equipo de Purga sería la carnada, atrayendo a la Muerte Plata hacia ellos, mientras los escuadrones de Oricalco esperaban en los cielos, listos para desplegarse en el momento exacto.

A medida que descendían por las cuestas rocosas de Machu Picchu, Drex, Tatiana, Oscar, y el resto del equipo se adentraron en las ruinas aparentemente vacías. Pero Tatiana sabía que los enemigos estaban allí, escondidos, esperando. Drex, siempre alerta, sentía el mismo peligro en el aire, una tensión que hacía que cada músculo en su cuerpo estuviera preparado para la acción.

Los agentes de la Muerte Plata hicieron su movimiento, tal y como Tatiana había previsto. Flechas y dardos envenenados volaron hacia el equipo desde las sombras. El ataque era feroz, pero en cuestión de segundos, los helicópteros de Oricalco se desplegaron en el cielo, y los agentes comenzaron a descender rápidamente, tomando posiciones estratégicas en las ruinas.

Tatiana, utilizando sus habilidades de clarividencia, comenzó a guiar a los escuadrones desde una perspectiva táctica, su mente adelantándose a cada movimiento de los enemigos. Era como si pudiera ver el futuro, prediciendo cada ataque y cada trampa que la Muerte Plata había preparado.

—¡Cúbranse! —gritó Drex, mientras disparaba con precisión hacia un grupo de agentes de la Muerte Plata que habían intentado flanquearlos.

Oscar, con su fuerza vampírica, eliminaba a sus enemigos con brutal eficiencia, mientras Julián, el maestro noble, coordinaba a los escuadrones con precisión militar.

A pesar de la emboscada, el equipo de Purga estaba en control de la situación… o eso pensaban.

El Descubrimiento de los Explosivos.

En medio del caos, mientras el equipo de Purga luchaba contra los agentes de la Muerte Plata, Drex notó algo extraño en la parte baja de las ruinas. Un grupo de agentes de la Muerte Plata estaba colocando explosivos en los cimientos de las ruinas, intentando acceder a una cámara oculta que, según las leyendas, contenía artefactos antiguos y poderosos.

—¡Oscar! —gritó Drex—. ¡Están colocando explosivos abajo! Tenemos que detenerlos.

Sin dudarlo, Drex y Oscar se lanzaron hacia la parte baja de las ruinas, esquivando los ataques de sus enemigos mientras descendían a toda velocidad por las antiguas escaleras incas. Sabían que si esos explosivos detonaban, no solo las ruinas de Machu Picchu estarían en peligro, sino también todo el equipo de Purga.

Sin embargo, antes de que pudieran llegar a los agentes de la Muerte Plata, una nueva amenaza surgió de las sombras.

Un grupo de vampiros sanguijuela, criaturas horribles y deformes, les tendió una emboscada en un estrecho pasillo de piedra. Los vampiros sanguijuela eran conocidos por su ferocidad y su insaciable sed de sangre, y en ese momento, Drex y Oscar se encontraron atrapados en una posición extremadamente precaria.

—¡Malditos! —gruñó Drex, desenvainando su chokuto mientras disparaba su 9mm con la otra mano. Las balas mixtas de mercurio y plata atravesaban a los vampiros, pero eran demasiados.

Oscar luchaba a su lado, su fuerza vampírica desatada mientras arrancaba de cuajo las cabezas de las sanguijuelas. Pero cada vez que derribaban a uno, otros dos aparecían de las sombras.

—¡Son demasiados! —gritó Oscar, su voz llena de furia—. ¡No podemos seguir así!

Drex sabía que tenían que encontrar una salida. Los explosivos estaban a punto de ser activados, y si no llegaban a tiempo, todo sería en vano.

La Llegada de Julián.

Justo cuando la situación parecía desesperada, una figura conocida apareció en la distancia. Era Julián, el maestro noble, avanzando con una calma aterradora. Su estilo de combate era una mezcla de fe y fuerza, y aunque compartía ciertas similitudes con Fabián, su poder era mucho mayor.

—¡A un lado! —ordenó Julián, su voz resonando con autoridad.

Con un solo movimiento, Julián desenvainó su espada de plata bendita y comenzó a cortar a los vampiros sanguijuela con una destreza que Drex y Oscar apenas podían seguir. Cada golpe era preciso, y cada movimiento estaba cargado con una energía sagrada que quemaba a los vampiros en cuanto los tocaba.

Drex, impresionado por la velocidad y la precisión de Julián, sintió un rayo de esperanza.

—¡Vamos! —gritó Julián, mientras cortaba a un vampiro en dos—. No tenemos tiempo que perder.

Con la ayuda de Julián, Drex y Oscar lograron abrirse paso entre los vampiros sanguijuela, abatiendo a los últimos que quedaban. Pero antes de que pudieran celebrar su victoria, el sonido de los explosivos les recordó que su misión aún no había terminado.

Drex y Julián corrieron hacia los explosivos mientras Oscar cubría sus espaldas. En cuestión de minutos, lograron desactivar las cargas, evitando una catástrofe.

Pero justo cuando pensaban que la situación estaba bajo control, se desató una nueva amenaza.

La Trampa de la Muerte Plata.

Desde lo alto de las ruinas, se escuchó un sonido escalofriante: el grito agudo y penetrante de varias brujas gritonas. Las brujas, conocidas por su capacidad de inmovilizar a sus enemigos con su voz, eran una de las armas más letales de la Muerte Plata. Y ahora, un grupo de diez de ellas se había unido para lanzar un ataque devastador.

El grito resonó por todo Machu Picchu, paralizando a todos los miembros del equipo de Purga, incluyendo a los agentes de Oricalco que aún estaban en los helicópteros. Nadie estaba a salvo del ataque sonoro.

Drex sintió cómo el dolor lo atravesaba, su cuerpo licántropo reaccionando violentamente al grito. Los licántropos, en particular, eran extremadamente vulnerables al sonido de las brujas gritonas. Si se exponían demasiado a esos gritos, corrían el riesgo de convertirse en devorados, perdiendo el control de sí mismos y transformándose en bestias salvajes.

—¡No… puedo… moverme! —gruñó Drex, mientras luchaba por mantenerse consciente.

Tatiana, utilizando todas sus fuerzas, intentó levantar una barrera protectora alrededor de su equipo, pero el poder combinado de las brujas gritonas era abrumador. Las brujas no solo estaban intentando inmovilizarlos; estaban preparando un ritual de invocación.

Desde el centro de las ruinas, las brujas comenzaron a conjurar un Espíritu Elemental del Viento. Las nubes sobre Machu Picchu se oscurecieron, y los vientos comenzaron a arremolinarse con una fuerza sobrenatural. El Espíritu del Viento, alimentado por los gritos de las brujas, se materializó en el cielo, una entidad etérea y colosal que parecía absorber la energía de la propia tierra.

El equipo de Purga estaba al borde de ser aniquilado. Los agentes de Oricalco, atrapados en los helicópteros, no podían intervenir. Drex, Tatiana, Oscar y Julián estaban paralizados, incapaces de moverse mientras el Espíritu del Viento se volvía cada vez más fuerte.

La Herida de Vambertoken.

Desde las sombras, Vambertoken observaba con una mezcla de furia y admiración. Las brujas gritonas habían logrado algo que pocos habían conseguido: inmovilizar al Archiconde de Purga. El vampiro, a pesar de su poder, no era inmune a los gritos de las brujas. Aunque su resistencia era mayor que la de los licántropos, el dolor era innegable.

Vambertoken apretó los dientes, su expresión distorsionada por el dolor. Por un breve momento, el gran Archiconde, el maestro de la manipulación, se vio vulnerado.

Pero no por mucho tiempo.

Con un movimiento rápido y violento, Vambertoken desenvainó una daga bendita y la clavó en el suelo, invocando un antiguo ritual que dispersó parte del dolor que lo estaba paralizando. Las brujas gritonas lo habían herido, pero su venganza sería rápida y despiadada.

Mientras el Espíritu Elemental del Viento rugía en los cielos, arrastrando remolinos de polvo y fragmentos de las ruinas a su paso, las brujas gritonas intensificaban su cántico, alimentando al ente con sus energías oscuras. El equipo de Purga se encontraba en una posición desesperada: inmovilizados, sin poder hacer mucho más que soportar el dolor desgarrador que los gritos de las brujas les infligían.

Drex, con el cuerpo temblando por el sufrimiento, sentía que su control sobre su licantropía empezaba a desmoronarse. El poder del grito de las brujas atacaba su esencia misma como licántropo, llevándolo al borde de convertirse en un devorado. La bestia interna rugía dentro de él, queriendo tomar el control, queriendo liberarse del tormento a cualquier costo.

—¡Tatiana! —gritó Drex entre jadeos, apenas capaz de alzar la voz por encima del estruendo del viento y los gritos sobrenaturales.

Tatiana, a su lado, estaba luchando con todas sus fuerzas por mantener sus barreras protectoras, pero el poder combinado de las brujas era demasiado. Sus ojos estaban vidriosos por el esfuerzo y el dolor, pero, aun así, logró devolverle una mirada que decía más de lo que las palabras podían expresar. Sabían que, si no encontraban una manera de detener el grito y la invocación del Espíritu del Viento, estarían acabados.

Oscar y Julián, aunque igualmente afectados, mantenían su compostura gracias a su resistencia vampírica, pero incluso ellos sentían los efectos debilitantes de los gritos. Los dos vampiros intentaban moverse, luchando contra la parálisis que las brujas les imponían.

—¡Tenemos que… hacer algo! —gruñó Oscar, sus colmillos extendidos por el dolor y la ira. Julián, a su lado, cerró los ojos, concentrándose en su fe. Sabía que la única manera de contrarrestar un poder tan oscuro como el de las brujas gritonas era invocar la luz divina.

La Respuesta de Julián.

Julián, con una calma inhumana, comenzó a murmurar una serie de rezos en latín, cada palabra cargada de poder sagrado. El aura alrededor de su cuerpo comenzó a brillar con una tenue luz dorada, un reflejo de su conexión con lo divino. A medida que recitaba los versículos, el poder oscuro de los gritos de las brujas empezaba a retroceder, aunque de manera lenta y casi imperceptible. Sin embargo, era suficiente para que Drex y Oscar sintieran un alivio momentáneo en su agonía.

—Es nuestra única oportunidad —dijo Julián entre rezos—. No puedo mantener esto mucho tiempo. Necesitamos eliminar a las brujas antes de que terminen la invocación.

Drex, sintiendo cómo el control sobre su licantropía comenzaba a regresar gracias a los esfuerzos de Julián, asintió. Pero antes de que pudieran moverse, un nuevo grito resonó por las ruinas. Esta vez no provenía de las brujas, sino del propio Espíritu del Viento. La criatura elemental, ya casi completamente materializada, se lanzó hacia el equipo de Purga con una fuerza devastadora.

El viento huracanado levantó a Drex y a los demás del suelo, lanzándolos contra las paredes de piedra de las ruinas. El impacto dejó a Drex aturdido por un momento, mientras sentía cómo su cuerpo licántropo luchaba por regenerarse del golpe.

Tatiana, a pesar del dolor, se levantó rápidamente, su mirada fija en las brujas gritonas. Sabía que eran la clave para detener todo esto. Si lograban neutralizar a las brujas, el Espíritu del Viento perdería su fuente de poder.

—¡Drex, tienes que llegar a las brujas! —gritó Tatiana—. ¡Es nuestra única opción!

Drex asintió, sacudiéndose el aturdimiento. Sabía que tenía que moverse rápido, antes de que las brujas completaran el ritual. Sus ojos licántropos se enfocaron en el grupo de brujas, que seguían cantando y gritando, sin percatarse del peligro que se acercaba.

El Ataque Final.

Con una explosión de energía y furia, Drex se lanzó hacia las brujas gritonas, su chokuto desenvainada y su 9mm en la otra mano. Sabía que el tiempo estaba en su contra, y que cada segundo que perdían acercaba más al equipo de Purga a su fin.

Las brujas, al ver a Drex acercándose, intentaron intensificar sus gritos, pero Julián, Oscar y Tatiana, que habían recuperado algo de su movilidad, intervinieron con ataques coordinados. Oscar, con su velocidad vampírica, se lanzó hacia una de las brujas, arrancándole la garganta antes de que pudiera emitir otro grito. Julián, por su parte, levantó su espada sagrada, cortando el aire con precisión letal mientras pronunciaba rezos para debilitar los poderes oscuros.

Tatiana, utilizando su clarividencia y su conocimiento arcano, comenzó a invocar un contrahechizo para disipar el poder de las brujas. Sabía que su única oportunidad era combinar la magia con la fuerza física de Drex y los demás.

Drex, moviéndose como un vendaval, derribó a una bruja tras otra, su chokuto cortando a través de sus cuerpos mientras sus disparos hacían blanco en las más distantes. Aunque las brujas eran poderosas, no estaban preparadas para el ataque feroz del equipo de Purga.

Sin embargo, cuando la última bruja fue abatida, el Espíritu del Viento ya había alcanzado una forma casi completa. El ente, rugiendo con una fuerza imparable, se lanzó hacia Vambertoken, quien estaba observando desde las sombras.

El Dolor de Vambertoken.

El Archiconde, que había mantenido su compostura durante todo el enfrentamiento, fue sorprendido por la velocidad y la ferocidad del ataque del Espíritu del Viento. Antes de que pudiera reaccionar, la entidad lo golpeó con una ráfaga de viento cortante que atravesó su cuerpo con una violencia inhumana.

Vambertoken, por primera vez en años, sintió verdadero dolor. El vampiro, conocido por su astucia y su control absoluto sobre cualquier situación, se tambaleó hacia atrás, su rostro distorsionado por una expresión de sorpresa y agonía. Aunque su resistencia vampírica era formidable, el ataque del Espíritu del Viento había logrado herirlo de una manera que pocas criaturas podían.

—¡Malditos sean! —gruñó Vambertoken, mientras se recuperaba del golpe. Con un movimiento rápido, convocó una barrera mágica que desvió el siguiente ataque del Espíritu del Viento, pero el daño ya estaba hecho.

Drex, al ver la vulnerabilidad momentánea del vampiro, se sorprendió. Nunca había visto a Vambertoken en una posición tan frágil. Pero no era momento de quedarse paralizado.

—¡Tatiana! —gritó Drex—. ¡Tenemos que acabar con el Espíritu antes de que lo destruya todo!

Tatiana, que seguía recitando el contrahechizo, asintió con determinación. Sabía que la única forma de derrotar al Espíritu era debilitándolo antes de que pudiera regenerarse por completo. Con la ayuda de los agentes de Oricalco, que habían logrado recuperarse del grito de las brujas, comenzaron a rodear al Espíritu del Viento, atacando desde todos los flancos.

El equipo de Purga, aunque herido y exhausto, luchaba con todo lo que tenían. Los agentes de la Muerte Plata habían sido eliminados, pero el Espíritu del Viento seguía siendo una amenaza que no podían ignorar.

Vambertoken, aunque herido, se unió a la lucha, lanzando hechizos oscuros contra el Espíritu mientras Julián continuaba con sus rezos. Era una batalla de voluntades, y el destino de todo su equipo dependía de lo que ocurriera en los próximos minutos.

El Final del Espíritu.

Drex, con una combinación de fuerza bruta y habilidad, logró acercarse lo suficiente al Espíritu para asestar un golpe crítico. Con un grito de esfuerzo, levantó su chokuto y la clavó en el núcleo etéreo del Espíritu del Viento, rompiendo la conexión entre el ente y el mundo físico.

El Espíritu, privado de su fuente de energía, comenzó a desintegrarse lentamente. Sus gritos se transformaron en un lamento suave, hasta que finalmente, desapareció en un susurro de viento que se desvaneció en las alturas de Machu Picchu.

El equipo de Purga, exhausto pero victorioso, se quedó en silencio por un momento, asimilando lo que acababa de ocurrir. Habían sobrevivido a una de las batallas más feroces que jamás habían enfrentado, pero sabían que la guerra estaba lejos de terminar.

Vambertoken, aunque herido, se puso de pie con una sonrisa en el rostro.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”

Audio Libro GRATIS

¿Te gustaría disfrutar de este contenido en formato de AUDIO LIBRO GRATIS? Aprovecha!!

Volver a la Lista de Cuentos

Recuerda que siempre puedes volver a consultar nuestros libros en formato de AUDIO LIBRO GRATIS en nuestro canal de Youtube. NO OLVIDES SUSCRIBIRTE

Síguenos en las Redes

Descarga nuestra App

Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar sobre Esoterismo, Magia, Ocultismo.

Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar para los pequeños grandes del mañana.

Disfruta de la historia de Terror más oscura y MARAVILLOSA que está cautivando al mundo.

Retira en Nequi, Daviplata, Tarjetas Netflix, Bitcoin, Tarjeta Visa Prepagada, ETC.