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El cazador de almas perdidas – Creepy pasta 135. Historias de vampiros

 La Oscuridad del Archiconde.

Vambertoken regresó a Panamá tras la exitosa reunión con el Consejo de Ancianos Vampíricos. Aunque la atmósfera en la reunión había sido tensa, logró salir victorioso. Su puesto como Archiconde de Purga se mantenía con todo su poder intacto, y lo más importante, nadie había logrado descubrir sus verdaderos planes. Con cada paso, aseguraba su dominio y seguía manipulando tanto al Consejo como al Vaticano sin levantar sospechas.

El avión aterrizó suavemente en el aeropuerto privado de la ciudad. Oscar y Lia lo esperaban, listos para recibir nuevas órdenes. Aunque siempre mantuvieron una postura seria y profesional, Vambertoken podía sentir la tensión en el aire. Sabían que se avecinaba otro movimiento importante.

Vambertoken caminó hacia ellos, su mirada fría pero calculadora.

—El Consejo está satisfecho —dijo en voz baja, sin dejar de observar el horizonte—. Nos hemos ganado más tiempo. Ahora, es hora de pasar al siguiente golpe.

Oscar asintió con respeto, sabiendo que Vambertoken había asegurado más que su posición. Había sellado la continuidad de la Purga sin que nadie pudiera intervenir en sus acciones. El siguiente paso estaba claro: debían atacar a Ragnarok y cortar sus nexos en Sudamérica.

Mientras tanto, Julián regresaba de su misión en el Vaticano. Él era el veedor asignado por la Santa Sede, encargado de supervisar las acciones de la Purga, pero su lealtad estaba atada a Vambertoken. El vampiro tenía a su hija bajo su protección, algo que lo mantenía firmemente bajo su control. Julián sabía que debía andar con cuidado en sus informes al Vaticano, pero también sabía cómo complacer a su verdadero líder.

Cuando se encontró con Vambertoken, su informe era conciso, directo, y precisamente lo que el Archiconde esperaba. Sin mencionar ni un solo detalle comprometedor, Julián informó sobre las misiones recientes, asegurándose de que todo lo relevante permaneciera oculto.

—El Vaticano está satisfecho con el último informe —dijo Julián, entregando los papeles con formalidad—. No ha habido preguntas ni indicios de desconfianza. Todo está en orden.

Vambertoken revisó el informe brevemente, sabiendo que no habría nada fuera de lugar.

—Lo has hecho bien, como siempre, Julián. Eso es lo que espero de ti. Asegúrate de que siga siendo así.

Julián asintió, sintiendo la presión oculta en las palabras de Vambertoken. Sabía que el vampiro no toleraría ningún error, y mientras su hija estuviera protegida, seguiría cumpliendo fielmente sus órdenes.

Más tarde, Julián encontró a Fabián, quien recientemente había sido objeto de un artículo periodístico. El tono del artículo, que elogiaba la humildad y dedicación de Fabián, era motivo suficiente para que Julián hiciera algunos comentarios burlones.

—Parece que tenemos una nueva estrella —dijo Julián con una sonrisa sarcástica—. “El pescador de hombres”, nada menos. ¿Cuándo te convertirás en el próximo santo del Vaticano?

Fabián se rió, acostumbrado al humor ácido de Julián.

—Ya sabes cómo funciona esto. Escriben lo que quieren ver. No fue idea mía.

—Bueno, al menos puedes presumir de que eres el favorito de la Santa Sede ahora —continuó Julián, dándole una palmada en la espalda—. Si siguen así, pronto veremos tu rostro en los vitrales de las catedrales.

Fabián rió de nuevo, pero rápidamente su rostro se tornó más serio.

—Mejor que no. Mientras menos atención tenga, mejor para todos.

Ambos compartieron una sonrisa cómplice. Sabían que, a pesar de las apariencias, lo más importante era mantener las cosas bajo control y lejos de la atención del Vaticano. Julián respetaba la habilidad de Fabián para jugar ese juego.

Después de su conversación con Fabián, Julián buscó a Drex y Tatiana. No los había visto desde que regresó del Vaticano, y sabía que ambos habían pasado por situaciones difíciles. Al encontrarlos, se dio cuenta de inmediato de que algo había cambiado. Drex, que antes luchaba por mantener el control, ahora parecía mucho más centrado y en paz, mientras que Tatiana tenía un aire de serenidad que no había visto en ella desde hacía mucho tiempo.

—Es un alivio verlos así —dijo Julián al acercarse—. Parece que las cosas han mejorado considerablemente.

Tatiana asintió, esbozando una ligera sonrisa.

—Ha sido un proceso difícil, pero estamos mejor. El control ha vuelto, y con eso, algo de estabilidad.

Drex intervino, su voz más firme que antes.

—El tiempo nos ha ayudado. Ahora siento que tengo más control, y eso nos permite avanzar con más seguridad.

Julián notó la diferencia. Los veía con una fuerza renovada, y eso le dio una sensación de esperanza. Sabía que la misión de la Purga no dejaba espacio para errores, y ver a Drex y Tatiana más fuertes solo reforzaba la idea de que estaban preparados para lo que venía.

Mientras tanto, en Panamá, Vambertoken reunió a sus fuerzas. Sabía que su éxito en la reunión del Consejo de Ancianos Vampíricos le daba el tiempo y el espacio que necesitaba para ejecutar el siguiente movimiento. Ragnarok seguía siendo una amenaza, y ahora era el momento de darles un golpe que no pudieran olvidar.

—Nuestro siguiente destino es Nicaragua —anunció frente a sus agentes—. El Río Lodoso es el punto clave. Hemos interceptado información que confirma que Ragnarok utiliza una isla en ese río para el tráfico de objetos sobrenaturales de toda Sudamérica. Es hora de cortar su acceso.

Tatiana, como directora de Oricalco, se adelantó para recibir sus instrucciones.

—Organiza todo lo necesario —le ordenó Vambertoken—. Debemos movernos rápido y sin dejar rastros. Quiero que todo esté listo antes del amanecer.

Tatiana asintió, comprendiendo la urgencia de la misión. Sabía que esta operación sería crucial para debilitar a Ragnarok y aumentar el poder de la Purga. Mientras tanto, Oscar y Lia se encargaron de coordinar los detalles logísticos, asegurándose de que todo estuviera en su lugar para el golpe.

Vambertoken, complacido con la rapidez de su equipo, se acercó a Raúl, uno de sus agentes más leales.

—Raúl, has demostrado ser alguien en quien puedo confiar. A partir de ahora, serás ascendido a líder de equipo de Oricalco. Liderarás esta operación en Nicaragua.

Raúl, honrado por la confianza depositada en él, inclinó la cabeza en señal de respeto.

—Gracias, Archiconde. No te decepcionaré.

La operación estaba en marcha. Tatiana, siempre meticulosa, comenzó a movilizar a las fuerzas de Oricalco con precisión militar. Sabía que no podían permitirse ningún error, y cada paso debía ejecutarse a la perfección. Oscar y Lia se encargaban de supervisar los preparativos finales mientras Raúl, con su nuevo rol de liderazgo, tomaba el control de la misión.

Todo el equipo estaba concentrado y listo para actuar. Sabían que este golpe contra Ragnarok podría cambiar el curso de la guerra y debilitar considerablemente sus fuerzas en la región.

Cuando todo estuvo listo, Vambertoken se dirigió una vez más a su equipo.

—Nuestro próximo destino es el Río Lodoso en Nicaragua. Este golpe será devastador para Ragnarok. Quiero que cada uno de ustedes actúe con precisión y que no dejemos ningún cabo suelto. Ragnarok no puede escapar.

Tatiana, Oscar, Lia y Raúl estaban listos. La misión estaba a punto de comenzar, y Vambertoken sabía que el éxito estaba al alcance.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”

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