El cazador de almas perdidas – Creepypasta 162. Historias de Terror
El Quinto Sello.
La Lección de Magia Arcana.
La mañana siguiente comenzó como cualquier otra para Vambertoken, con una lección matutina de magia arcana junto a Tatiana. Asha, sentada a un lado, observaba con desdén y aburrimiento mientras Tatiana trataba de concentrarse en las complejas enseñanzas que Vambertoken impartía. Pero el interés de Asha estaba en otro lugar. A medida que la lección se prolongaba, Asha giró su atención hacia su escolta personal, María, que ahora permanecía junto a ella como su sombra.
—María, querida —susurró Asha, con un tono suave pero condescendiente—, cuéntame, ¿cómo fue tu maravillosa noche libre? No me omitas ningún detalle.
María titubeó por un segundo, sus pensamientos aún llenos de los recuerdos de la noche anterior con Fabián. La poción que Asha les había dado había desatado un frenesí de lujuria que los había consumido por completo. Pero a pesar de la intensidad de esos recuerdos, había algo en la forma en que Asha lo preguntaba que la hacía sentir aún más vulnerable.
—Fue… increíble, Asha —comenzó María, su voz temblorosa—. La poción que nos diste… Fabián y yo no pudimos detenernos. Era como si nada más importara, solo nosotros, el uno en el otro, toda la noche… —dijo, sonrojándose, mientras contaba algunos de los momentos más íntimos, pero omitiendo detalles explícitos. Aún se sentía incómoda abriendo tanto su vida privada, pero sabía que Asha lo exigía.
Los ojos de Asha se iluminaron con satisfacción, como si cada palabra de María confirmara lo que ya sabía: su control sobre ellos estaba consolidándose.
—Maravilloso —murmuró Asha, sonriendo con esa mueca cruel que le caracterizaba—. Me alegra que hayas disfrutado tanto de mi regalo. Pero… dime, querida, ¿hay algo más que necesites? —Su tono era de puro juego, como si supiera que había algo más en la mente de María.
María, aprovechando la oportunidad, recordó la conversación con Tatiana de la noche anterior. Sabía que Tatiana y Drex querían más de la poción, pero María no estaba segura de a qué se referían específicamente.
—De hecho, sí, Asha —dijo María, tratando de mantener la compostura—. Tatiana me pidió si podrías… bueno, darles más de esa poción. No me explicó mucho, pero… parecía importante para ella y Drex.
Los ojos de Asha se estrecharon, y un brillo astuto cruzó su rostro. Todo estaba yendo exactamente como ella lo había planeado. Cada uno de los “juguetes de Seraph“, como le gustaba llamarlos en privado, estaba cayendo en su red, y ahora María estaba sirviendo exactamente el propósito que ella deseaba.
—Por supuesto, María —respondió Asha con una sonrisa encantadora—. Tengo algo especial para ti. —Dejó escapar una suave carcajada mientras sacaba una pequeña caja adornada, que contenía varias pociones—. **Esta es la misma que les di a Drex y Tatiana ayer. Llévasela a tu hermana, pero… —hizo una pausa, su tono cambiando a algo más sugerente—, estoy segura de que Tatiana sabrá cómo mostrar su gratitud. Un regalo tan valioso… merece un agradecimiento adecuado, ¿no crees?
María sintió una punzada en su interior, sabiendo que Asha estaba manipulando la situación a su favor, pero no podía negarse. Asintió en silencio, tomando la caja mientras sus pensamientos seguían revoloteando por la conversación.
Fabián y Drex.
Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Fabián buscaba a Drex. Los efectos de la poción que había recibido la noche anterior ya habían desaparecido, dejando a Drex sintiéndose vacío y decaído. Aunque había vuelto a su forma humana, los ecos de todo lo que había sucedido la noche anterior aún resonaban en su mente.
Fabián, por su parte, se sentía rejuvenecido. Había utilizado una de las pociones que Tatiana había usado en secreto en el pasado y ahora estaba decidido a hablar con Drex sobre algo que lo había estado atormentando.
—Drex, necesito hablar contigo, —dijo Fabián al encontrarlo. Drex levantó la cabeza, visiblemente molesto por la interrupción, pero decidió no rechazarlo.
—¿Qué pasa, Fabián? —preguntó con un tono algo impaciente. Drex estaba cansado de las constantes complicaciones de su vida y de los juegos mentales que lo rodeaban, pero sabía que Fabián era uno de los pocos aliados que podía considerar de confianza.
—Es sobre… ya sabes, las cosas que están pasando entre María y yo. —Fabián se sonrojó ligeramente, incómodo por la conversación que iba a tener—. Mira, antes tenía el voto de castidad. Ya sabes que no tengo mucha experiencia en estas cosas, y… —se interrumpió, luchando por encontrar las palabras—. Necesito… consejos. Consejos sobre… ya sabes… cómo ser mejor en esto.
Drex lo miró con una mezcla de incredulidad y exasperación. Fabián estaba preocupado por algo tan insignificante en comparación con lo que él estaba viviendo: la lucha constante por mantener a raya a la bestia interior, el control sobre el tótem, y la reciente manipulación de Asha. Pero decidió no ser duro con Fabián.
—Mira, Fabián, no soy la mejor persona para hablar sobre esto, —dijo finalmente Drex, su tono más suave—. Lo que estás viviendo es… complicado. Pero lo único que puedo decirte es que lo más importante es… dejarte llevar. No pienses tanto en lo que deberías hacer. Deja que las cosas fluyan. María está contigo porque quiere estar contigo. No necesitas preocuparte tanto por lo demás.
Fabián asintió lentamente, agradecido por el consejo, aunque no sabía si realmente sería útil. Sentía que su situación con María era tan volátil, y con Asha en medio de todo, era difícil saber hacia dónde se dirigían.
El Regalo de Asha.
De vuelta en la lección de magia, Tatiana estaba al borde de finalizar la clase cuando Asha se levantó de su asiento. Con esa elegancia que la caracterizaba, se acercó a Tatiana y le entregó otra caja de pociones.
—Tatiana, querida, sé que has estado pasando por mucho últimamente —dijo Asha con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—. Estas pociones te ayudarán a mantener a Drex en un estado emocional más estable. Ya sabes cómo son los licántropos, tan difíciles de manejar.
Tatiana tomó la caja, sorprendida por el gesto, pero agradecida. No sabía que María tenía ya una caja similar para ella, lo que evitaba que se generaran más preguntas incómodas.
El Plan de Asha.
Cuando Asha regresó junto a María, la miró con esa misma sonrisa cruel.
—Esa poción es para ayudar a Drex, —dijo Asha en un tono tranquilo—. Tatiana te estará muy agradecida, estoy segura de ello. Pero recuerda, querida… un regalo como este siempre viene con un precio. Siempre lo hay.
María, aunque preocupada, asintió. Sabía que estaba siendo utilizada de alguna manera, pero no podía evitar sentirse halagada por ser la favorita de Asha.
El Precio a Pagar.
Mientras María y Fabián seguían su día, ambos sabían que estaban más profundamente envueltos en los juegos de Asha y Vambertoken de lo que alguna vez hubieran imaginado. La gratitud que Asha exigía de Tatiana hacia María sería el comienzo de algo mucho más oscuro.
Tatiana estaba sentada, mirando el horizonte con una mezcla de determinación y desesperación. Sabía que Vambertoken estaba esperando por ella, esperando a que terminara el control del Tótem para finalmente lanzar el ataque sobre la sede de Ragnarok. Todo el plan de la purga parecía depender de su capacidad para desatar el máximo poder del tótem, y aunque Tatiana había entrenado durante meses para lograrlo, cada día que pasaba, la duda se hacía más fuerte.
La confusión la desgarraba. Vambertoken era un vampiro increíblemente poderoso, pero incluso él parecía pequeño al lado de Asha, cuya crueldad y poder sobrepasaban todo lo que Tatiana había conocido. Y lo más difícil de aceptar era que Asha era su única esperanza para salvar a Drex de su bestia interior.
Tatiana cerró los ojos, recordando cómo Asha había sostenido el libro Atlante el día anterior. Solo ella era capaz de leer los secretos que ese libro contenía, los secretos que podrían salvar a Drex sincronizando su energía con el Tótem, lo que también lo sincronizaría con la bestia. Esa era la respuesta que Tatiana había estado buscando durante tanto tiempo, esa respuesta que había sido el centro de sus sueños y pesadillas.
Pero no era una respuesta fácil de aceptar. Asha, en toda su frialdad, era también la única persona que podía ofrecerles una salida, aunque esa salida siempre venía con un precio.
Drex y la Necesidad de la Poción.
Drex estaba sentado en una esquina de la habitación, su rostro demacrado, su cuerpo aún temblando por las secuelas de lo que habían tenido que soportar el día anterior. Los efectos de la poción de Asha se habían desvanecido, y ahora Drex estaba sumido en una terrible sensación de vacío, atrapado entre la bestia interior y el cansancio físico y emocional.
Tatiana sabía que, sin la poción, Drex no aguantaría mucho más. Lo que Asha les había obligado a hacer para obtener la primera dosis había sido terrible, pero también era su única esperanza. Tatiana ya no confiaba en alquimistas comunes. Las pociones de Asha eran mucho más poderosas, mucho más efectivas que cualquier cosa que el dinero pudiera comprar.
Y por suerte, María había logrado convencer a Asha de darles una caja con diez frascos de esa poción. Al menos por diez días, Drex estaría a salvo de las peores consecuencias de la bestia que lo consumía desde adentro.
—Tatiana, —susurró Drex, su voz rasposa por la fatiga—, no sé cuánto más podré aguantar. Esta lucha… es más de lo que puedo soportar.
Tatiana se acercó a él, acariciando su rostro con suavidad. Sabía que lo que había sufrido lo había llevado al borde, pero también sabía que no podían permitirse el lujo de rendirse ahora.
—Drex, te prometí que te salvaría —murmuró Tatiana, sus dedos acariciando su cabello—. Asha nos ha dado las pociones que necesitamos. Te mantendrán a salvo por ahora… pero necesitamos más tiempo. Necesitamos descifrar el libro.
Drex asintió débilmente, aunque el dolor en sus ojos era evidente.
Asha y el Precio del Poder.
Mientras Tatiana se preparaba para administrarle la primera poción a Drex, no podía dejar de pensar en Asha. Cada vez que acudía a ella, sentía como si una parte de su alma se desvaneciera. Asha no hacía nada sin una razón, y aunque les había dado la poción, estaba claro que esperaba algo a cambio. Tatiana sabía que esto no era más que el comienzo.
La fría mirada de Asha cuando les entregó la caja aún resonaba en su mente. La gratitud hacia María por conseguir las pociones debía ser genuina, pero Asha había dejado claro que siempre habría un precio. ¿Qué más estaría dispuesta a exigir a cambio de su ayuda?
Mientras observaba a Drex beber la poción, Tatiana supo que su tiempo se estaba acabando. No podían depender de las pociones para siempre, y pronto tendría que enfrentarse al poder total del tótem.
El Camino hacia el Ataque.
Con Drex estabilizado, Tatiana sabía que Vambertoken no esperaría mucho más. La purga estaba detenida, como un león agazapado esperando el momento de atacar. Tatiana había sido entrenada para liberar el poder del tótem, pero sabía que aún no estaba lista. La sincronización entre Drex y el tótem aún no era perfecta, y si no lograba controlarlo completamente, el ataque sobre Ragnarok sería un desastre.
El miedo la invadía. Aunque confiaba en Vambertoken, sentía que la verdadera clave para salvar a Drex no estaba en sus propias manos, sino en las de Asha. Solo Asha podía leer el libro Atlante que contenía los secretos que necesitaban para sincronizar a Drex con el tótem. Tatiana sabía que era un riesgo, pero Asha se había convertido en su única opción.
El Plan de Asha.
Mientras Tatiana luchaba con sus pensamientos, Asha, por otro lado, observaba desde la sombra, satisfecha. Sabía que todo estaba marchando según sus planes. Los “juguetes de Seraph“, como le gustaba llamarlos, estaban cayendo en sus manos uno por uno. Drex, Tatiana, María, incluso Fabián y Julián, todos dependían de ella, todos bailaban a su ritmo.
Asha entregó las pociones, pero con una condición no dicha, una deuda que tarde o temprano tendría que ser pagada.
María, su escolta personal, había cumplido su función perfectamente, y aunque Tatiana no lo sabía, tenía una caja de pociones similar guardada, un pequeño regalo de Asha. Al final, todos dependían de ella. Todos estaban atrapados en su red, y Asha sabía que, cuando llegara el momento, tendrían que recurrir a ella una vez más.
Con una sonrisa perversa, Asha observaba cómo sus planes se desarrollaban a la perfección.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
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