Historias de Terror 151 Lecciones Vampíricas

Estaba a punto de derrumbarse, pero antes de que pudiera reaccionar, Asha se levantó, interrumpiendo la lección.

—No pienso perder más el tiempo aquí —dijo Asha, caminando hacia la puerta—. Déjenme darles un pequeño consejo: el cuarto sello del collar no es más que una válvula para tus emociones negativas, Tatiana. Si lo usas bien, podrás deshacerte de la oscuridad que llevas dentro, mientras mantienes el control del tótem. Usa esa oscuridad, y tal vez consigas algo de calma.

Con esas palabras, Asha concluyó la sesión, dejando a Tatiana en un estado de confusión y vergüenza. Vambertoken, sin embargo, observaba en silencio, procesando las palabras de Asha.

La Confrontación y la Activación del Cuarto Sello.

Vambertoken, manteniendo su compostura habitual, alzó una mano cuando Asha se levantó para salir de la sala.

—Asha, la lección aún no ha terminado —dijo, con un tono firme pero tranquilo—. Si bien todo lo que has mencionado es cierto, necesitamos asegurarnos de que IxPlex y los nuevos conocimientos de Tatiana sean capaces de activar el cuarto sello.

Asha, claramente molesta por la petición, se detuvo en seco. Un destello de fastidio cruzó su rostro mientras giraba lentamente para enfrentar a Vambertoken. Sabía que discutir con él era inútil, no había forma de hacer que cambiara de opinión, y lo mejor que podía hacer en esa situación era esperar a que todo terminara. Ella lo amaba, y aunque despreciaba las lecciones inútiles para “humanos inferiores” como Tatiana, sabía que cumplir con las expectativas de Seraph era esencial para mantener su lugar a su lado.

Con un suspiro pesado, Asha caminó de regreso al centro de la sala y, en un gesto que mostraba su desprecio por la situación, se sirvió una copa de sangre fresca de uno de los cadáveres que siempre solicitaba tener a su disposición. Alzando la copa con elegancia, Asha observó a todos los presentes con esa mezcla de frialdad y burla que la caracterizaba.

—¿Sabes, Drex? —dijo Asha, con una sonrisa cruel en sus labios—. Hay algo que siempre me ha fascinado de ti. ¿Cómo puedes no darte cuenta de lo que sucede bajo tu propia nariz? —Sacó de entre sus ropas un pequeño frasco que brillaba con un líquido rojizo oscuro—. Esta, querido licántropo, es una poción de Lujuria máxima. Es la que más se parece al olor que exuda Tatiana constantemente. Me sorprende que no lo hayas notado. Quizá tu sentido del olfato ya no es lo que solía ser… o quizá es que no te consideras un devorado, aunque cada vez te pareces más a uno.

Drex, que había mantenido la calma hasta ese momento, apretó los puños. Podía sentir cómo las palabras de Asha intentaban perforar su autocontrol. Miró brevemente a Tatiana, intentando comprender lo que Asha insinuaba. Sabía que había tensión entre ellas, pero jamás había creído que Tatiana fuera capaz de algo tan deshonesto como lo que Asha insinuaba.

Tatiana, al escuchar las palabras de Asha, sintió que la presión en su interior se disparaba. Las insidiosas insinuaciones de la vampiresa estaban diseñadas para provocar exactamente lo que estaban provocando: rabia, confusión, y, lo peor de todo, duda.

Asha, disfrutando del caos que había sembrado, vertió unas gotas de la poción en su copa de sangre, mezclándola con delicadeza. Luego bebió la mitad con gracia antes de ofrecer la copa a Vambertoken con una sonrisa maliciosa.

—¿Quieres un poco, Seraph? —preguntó, ofreciéndole la copa mientras mantenía sus ojos fijos en los de Vambertoken—. Esta combinación tiene un toque… fascinante.

Vambertoken, siempre imperturbable, aceptó la copa sin mostrar ninguna emoción. Sabía que Asha estaba jugando un juego peligroso, pero confiaba en ella. Su relación, aunque basada en poder, respeto y una historia compartida, también tenía sus complejidades. Bebió un sorbo, observando de reojo la reacción de Tatiana.

El Golpe Final de Asha.

—Oh, y por cierto, Tatiana —continuó Asha con fingida indiferencia—, ¿te has preguntado por qué Drex no ha notado esos pequeños cambios en ti? No es solo porque seas buena ocultándolos… —Asha se inclinó hacia Tatiana con una sonrisa cruel—. Es porque, queridísima, tú también le has dado pequeñas dosis de estas pociones sin que él lo sepa. No solo eres adicta, sino que también lo has convertido en cómplice de tu propia debilidad.

Eso fue demasiado.

Tatiana, incapaz de contenerse más, explotó en un grito de furia. Su rabia, alimentada por la presión, la culpa y la frustración, estalló en la sala como una descarga de energía pura. Se levantó bruscamente y enfrentó a Asha con una expresión llena de ira.

—¡Eso no es cierto! —gritó, su voz temblando de indignación—. ¡Nunca he usado esas pociones con Drex! ¡Jamás lo he manipulado así!

En ese preciso instante, la ira de Tatiana activó el cuarto sello del collar.

La sala entera se estremeció cuando el poder del tótem de Drex, contenido en el collar de las cinco capas, resonó con la furia de Tatiana. El cuarto sello, que Asha había descrito momentos antes, absorbía y canalizaba las emociones negativas de su portadora, descargando la energía oscura en un flujo controlado. Mientras Tatiana gritaba y liberaba su rabia, el collar comenzó a brillar con un resplandor oscuro y peligroso, alimentándose de esa energía.

Vambertoken observó la escena en silencio, comprendiendo de inmediato lo que había sucedido. Asha, con toda su astucia y manipulación, había logrado que Tatiana activara el cuarto sello a través de su furia, tal como lo había planeado. Asha, siempre conocedora de los límites de las emociones humanas, había jugado su carta maestra para terminar la lección a satisfacción de Vambertoken.

Asha, sabiendo que había cumplido su propósito, soltó una carcajada suave, llena de satisfacción.

—Ah, querida Tatiana, realmente eres demasiado predecible. Seraph, parece que nuestra querida alumna ha aprendido bien su lección —dijo, mientras se acercaba a Vambertoken, acariciando suavemente su brazo—. El cuarto sello está activado. Ya no hay necesidad de continuar con esta farsa.

Vambertoken, sin apartar la mirada de Tatiana, asintió lentamente.

—Bien hecho, Asha —dijo en voz baja—. Pero la lección aún no ha terminado.

IxPlex entra en acción.

En ese momento, IxPlex intervino. Con una energía tranquila pero firme, el chamán peruano, que había estado observando desde las sombras, dio un paso adelante. Sabía que era crucial estabilizar el cuarto sello antes de que el colapso emocional de Tatiana descontrolara el poder del tótem.

—La energía del cuarto sello es poderosa, pero inestable —dijo IxPlex, mientras se acercaba a Tatiana—. Necesitamos estabilizarlo antes de que cause más daño.

IxPlex, con movimientos precisos, comenzó a trazar símbolos en el aire, invocando el poder de las runas pre diluvianas que había enseñado a Tatiana. El aire en la sala se cargó de energía mística mientras los símbolos brillaban y giraban alrededor del collar de Tatiana, absorbiendo la oscuridad que había liberado.

Tatiana, aunque aún temblando de ira, pudo sentir cómo la energía del tótem comenzaba a calmarse, estabilizándose bajo el control de IxPlex. La lección no había terminado, pero ahora ella entendía que el control de su poder no dependía solo de su fuerza, sino también de la capacidad para gestionar sus propias emociones.

Vambertoken observó a IxPlex con aprobación, mientras el chamán continuaba su trabajo.

—Tatiana —dijo IxPlex, con voz calmada—, lo que has liberado hoy es solo una fracción del poder que puedes controlar. Si aprendes a manejar el cuarto sello, podrás contener mucho más de lo que imaginas. Pero debes estar lista para afrontar tu propia oscuridad.

La sala se quedó en silencio mientras IxPlex finalizaba la estabilización del sello. Asha, aunque impaciente por terminar la sesión, sabía que había logrado lo que quería: provocar a Tatiana para que completara su entrenamiento, a su manera.

Finalmente, Vambertoken rompió el silencio.

—Hemos terminado por hoy —dijo, con un tono definitivo—. Todos pueden retirarse.

Asha, satisfecha, sonrió con suficiencia mientras tomaba a Vambertoken del brazo.

—Ven, Seraph —susurró—. Hemos terminado aquí.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”