Creepypasta 15 El Juego de los Vampiros

El Cazador de Almas Perdidas – Creepypasta 15

El Juego de los Vampiros

Reflexiones en la Oscuridad

Drex Holcux permanecía sentado en la penumbra de su habitación, observando las sombras que se proyectaban en las paredes. Habían pasado solo un par de días desde su brutal enfrentamiento con la sacerdotisa, pero ya se encontraba recuperado de sus heridas. Su cuerpo, dotado de una regeneración acelerada gracias a su condición de licántropo, había sanado rápidamente, pero su mente estaba lejos de encontrar descanso.

La batalla había sido feroz, y la sacerdotisa había demostrado ser una oponente formidable, protegida por un cóctel de más de cincuenta rituales de protección que, según Fabián, rivalizaban con los poderes del mismo sacerdote. Sin embargo, Drex había logrado derrotarla, un triunfo que no muchos habrían podido conseguir, especialmente con tan poco tiempo para recuperarse.

Pero a pesar de su victoria, Drex no podía evitar sentirse inquieto. Sabía que algo más grande se estaba gestando en las sombras, algo que aún no podía ver con claridad. La imagen de la sacerdotisa, derrotada pero no destruida, seguía grabada en su mente. Ella no había dicho ni una sola palabra desde que fue capturada, lo que solo añadía más misterio a la situación.

Drex se levantó de su asiento y comenzó a caminar por la habitación. Sabía que debía reunirse con Tatiana y Fabián, quienes habían estado a cargo del interrogatorio de la sacerdotisa. Además, tenía que ponerse en contacto con Vambertoken para informarle sobre lo ocurrido y recibir instrucciones sobre los siguientes pasos a seguir.

La Reunión con Tatiana y Fabián

Drex salió de su habitación y se dirigió a la sala de reuniones de la base de Oricalco. La base, situada en lo profundo de la selva amazónica, era un lugar fortificado y seguro, diseñado para resistir cualquier amenaza sobrenatural. Mientras caminaba por los pasillos, Drex no podía evitar sentir una sensación de claustrofobia, como si las paredes se estuvieran cerrando sobre él. Era un recordatorio de que, a pesar de sus habilidades, estaba atrapado en un juego de poderes mucho más grande que él.

Cuando llegó a la sala, encontró a Tatiana y Fabián esperándolo. Tatiana, como siempre, estaba impecablemente vestida y con una expresión de seriedad absoluta. Fabián, en cambio, parecía más relajado, aunque Drex sabía que el sacerdote estaba tan preocupado como él.

—Drex, me alegra verte recuperado —dijo Tatiana, asintiendo con la cabeza.

—Gracias, aunque no he tenido mucho tiempo para descansar —respondió Drex, tomando asiento frente a ellos.

—Sabemos que ha sido un tiempo difícil —intervino Fabián—, pero necesitamos ponerte al día. La sacerdotisa no ha dicho una palabra desde que la capturamos. Tatiana y yo hemos intentado varios métodos de interrogatorio, pero hasta ahora, nada ha funcionado.

Drex asintió, esperando a que Fabián continuara.

—Por suerte, María está casi lista para intervenir —dijo Tatiana—. Ella es nuestra experta en interrogatorios y tiene la habilidad de entrar en la mente de las personas y ver sus recuerdos como si fueran propios. Si alguien puede sacar la información que necesitamos de la sacerdotisa, es ella.

Drex había oído hablar de las habilidades de María antes, pero nunca había tenido la oportunidad de presenciar sus métodos de interrogatorio. Sabía que su capacidad para acceder a los recuerdos de los demás era tanto un don como una maldición, y que María solo lo utilizaba en casos extremos.

—¿Qué hay del Vaticano? —preguntó Drex, cambiando de tema.

Fabián dejó escapar un suspiro antes de responder.

—Ya he informado al Vaticano sobre la situación. Están preocupados, como es de esperar. También me han pedido que te haga algunas preguntas sobre tu primer encuentro con el devorador en Perú. Parece que están tratando de reunir toda la información posible para comprender mejor lo que está ocurriendo.

Drex arqueó una ceja, no sorprendido de que el Vaticano estuviera tomando un interés tan activo en los acontecimientos recientes.

—¿Y qué tipo de preguntas son esas? —preguntó Drex, sabiendo que Fabián conocía lo suficiente sobre él como para saber que siempre estaba dispuesto a responder, por un precio.

Fabián esbozó una sonrisa.

—Nada demasiado complicado. Solo quieren saber los detalles de lo que viste, lo que sentiste, y cómo lograste enfrentarte al devorador. Lo de siempre, ya sabes. Y, por supuesto, no dudo que estarían dispuestos a compensarte por tu tiempo.

Drex soltó una risa seca.

—Eso me suena a ellos. Está bien, responderé a sus preguntas cuando quieras.

Tatiana, que había estado observando en silencio, intervino.

—Antes de que hagamos cualquier otra cosa, creo que deberíamos informar a Vambertoken sobre la situación. Él necesita estar al tanto de lo que está pasando para que podamos coordinar nuestros próximos movimientos.

Drex asintió, comprendiendo la importancia de lo que estaban a punto de hacer.