El Cazador de Almas Perdidas – Creepy pasta 53.
El Fuego del Pasado.
Bogotá: Seis días de introspección.
El viento de Bogotá soplaba frío aquella noche, agitando las ramas de los árboles y silenciando los murmullos distantes de la ciudad. Drex llevaba seis días de vuelta, y cada uno de esos días había estado dando vueltas en su mente, atrapado entre dos mundos: el pasado que representaba Carolina y el presente que ahora lo unía a Tatiana.
Las cosas con Tatiana se habían vuelto más complejas. Aunque nunca lo habían dicho en voz alta, ambos sabían que había algo creciendo entre ellos, algo más profundo que la camaradería de combate. Sin embargo, Drex no podía ignorar el peso del pasado. Carolina seguía presente, a pesar de que, por más que lo intentaba, ya no podía recordar su rostro con claridad. El dolor que una vez lo había consumido al pensar en ella parecía haber sido devorado por la bestia dentro de él, protegiéndolo, pero también borrando los detalles más preciosos.
Aquella noche, sentado junto a la ventana, Drex no solo pensaba en Carolina; también pensaba en Tatiana. Desde su encuentro en Caacupé, su relación había evolucionado de la desconfianza mutua a un respeto profundo, y más recientemente, a algo más. Sin embargo, Tatiana siempre había sido clara respecto a su naturaleza.
“Devorado o no, sigues siendo una amenaza controlada”, le había dicho una vez. Drex entendía de dónde venía su desconfianza. Tatiana había crecido con una visión clara de los licántropos: seres peligrosos, inestables, capaces de perder el control en cualquier momento. Aunque él no era un Devorado, esa parte de él que podía desatarse en cualquier momento le preocupaba, y más aún le preocupaba cómo Tatiana lo vería si llegara a verlo en su forma más salvaje.
Sabía que tenía que tomar una decisión, tanto por su propio bienestar como por lo que estaba surgiendo entre él y Tatiana. Pero antes de poder avanzar, necesitaba algo más: un cierre, o al menos una forma de reconciliarse con su pasado. Y para eso, necesitaba respuestas. Fue entonces cuando decidió que era hora de visitar a Daniel, el alquimista clandestino que vivía en Ciudadela Colsubsidio.
El viaje a Ciudadela Colsubsidio.
Las luces de la ciudad iluminaban las calles mientras Drex avanzaba hacia el laboratorio de Daniel. A medida que se acercaba a las áreas más alejadas del centro, la familiaridad de los caminos lo reconfortaba. Conocía bien esas calles, pero no eran los caminos los que lo inquietaban. Era su mente, luchando entre el pasado y el presente.
Durante el trayecto, no podía dejar de pensar en el mercado paranormal de Cusco, donde había comprado la escama de dragón que ahora llevaba en su bolsillo. Fue durante una misión con Auxplex, y en ese momento, había comprado la escama sin tener un uso concreto en mente, sabiendo que algún día la necesitaría. Ahora, ese día había llegado. Con la oferta de Vambertoken de convertirlo en agente de la Purga, necesitaba estar lo más preparado posible. Y la poción que Daniel podía crear con esa escama sería crucial.
El laboratorio de Daniel estaba en un rincón olvidado de Ciudadela Colsubsidio, un lugar donde lo mundano y lo sobrenatural coexistían en un frágil equilibrio. Mientras se acercaba, Drex se dio cuenta de que su visita no era solo por la poción. Había algo más que necesitaba. Daniel vivía con Valeria, una terapeuta especializada en relaciones entre seres sobrenaturales. Tal vez, solo tal vez, ella podría ayudarlo a entender lo que sentía por Tatiana y cómo superar su culpa por Carolina.
El caos controlado del laboratorio.
Al entrar en el laboratorio, Drex fue recibido por una mezcla de olores exóticos y familiares: hierbas, pociones y algo más, algo que solo podía describirse como alquimia en su estado puro. Daniel estaba en su elemento, trabajando con energía frenética, pero siempre bajo control.
—¡Drex! —gritó Daniel con su característica sonrisa—. ¿Tienes la escama?
Drex sacó la escama de dragón del bolsillo de su chaqueta y se la entregó. Daniel la observó con ojos brillantes, como si tuviera en sus manos el tesoro más valioso del mundo.
—Con esto puedo completar la poción —dijo Daniel, sus manos ya en movimiento, preparando el caldero y los ingredientes—. Pronto podrás escupir fuego como un dragón, incluso en tu forma de licántropo.
Drex asintió, pero su mente seguía vagando. No era la primera vez que estaba en ese laboratorio, pero esa vez todo parecía más difuso, como si la poción fuera solo una excusa para lidiar con el verdadero conflicto que lo aquejaba.
Mientras Daniel trabajaba, Drex observó a Valeria en el fondo del laboratorio, organizando unos pergaminos antiguos. Sabía que era una terapeuta especializada en parejas sobrenaturales, y aunque nunca había recurrido a ella antes, esta vez sabía que necesitaba algo más que una simple charla.
—Necesito hablar contigo —dijo Drex, dirigiéndose hacia Valeria.
Ella levantó la vista y lo miró con calma, dándole una leve sonrisa antes de hacerle una señal para que se sentara.
La conversación con Valeria.
—Puedo ver que algo te preocupa —dijo Valeria, observándolo con la sabiduría de alguien que ha visto lo que otros ni siquiera pueden imaginar—. ¿Qué te trae aquí, Drex?
Drex se sentó frente a ella, cruzando los brazos mientras trataba de ordenar sus pensamientos. No era fácil para él hablar de emociones, y menos sobre algo tan profundo como lo que sentía por Carolina y Tatiana.
—Es Carolina —comenzó Drex, buscando las palabras—. Ella fue la razón por la que me convertí en licántropo. Durante mucho tiempo, viví aferrado a su recuerdo. Pero ahora… ya no puedo recordar su rostro. Es como si la bestia dentro de mí hubiera borrado ese recuerdo. Y, al mismo tiempo, está Tatiana.
Valeria asintió, sin interrumpirlo.
—Tatiana y yo nos hemos acercado —continuó Drex—. Pero siento que aún estoy atrapado en el pasado. No sé cómo dejar ir a Carolina sin sentir que la estoy traicionando. Y no sé cómo explicarle a Tatiana lo que significa ser un licántropo, aunque sé que en teoría ella lo sabe.
Valeria lo miró con una mezcla de empatía y comprensión.
—Es normal sentirte atrapado entre dos amores —dijo con suavidad—. Carolina fue tu primer amor, pero su recuerdo se ha desvanecido porque has crecido y cambiado. No puedes seguir viviendo en el pasado, Drex. Tienes que aceptar que el amor que sentiste por ella fue real, pero que es parte de otra vida. Lo que sientes por Tatiana es real en este momento, y está bien que sigas adelante.
Drex la escuchaba, pero la duda seguía ahí.
—¿Y qué hago con esa culpa? —preguntó.
Valeria se inclinó un poco hacia adelante.
—La culpa solo te ata al pasado, Drex. Mi consejo es que seas completamente honesto con Tatiana. Invítala a acompañarte en una cacería de alimentación. Ella necesita ver lo que realmente eres. Si puede aceptarte en tu forma más cruda, entonces sabrás que ambos pueden avanzar juntos.
Drex asintió lentamente. Sabía que Valeria tenía razón. Era el momento de enfrentar sus propios miedos y dejar de lado la culpa que había estado cargando.
El trato con Daniel.
Mientras Drex reflexionaba sobre la conversación con Valeria, Daniel terminó de preparar la poción. El líquido burbujeaba en el caldero, brillando con un tenue color dorado. Daniel lo vertió cuidadosamente en una botella de cristal.
—Aquí tienes —dijo Daniel con una sonrisa de satisfacción—. Esta poción te permitirá escupir fuego como un dragón en cualquier momento. Algo me dice que te será útil pronto.
Drex asintió, tomando la poción. Pero antes de que pudiera agradecer a Daniel, el alquimista levantó una mano, como si tuviera algo más que decir.
—Sé que trabajas con Vambertoken —dijo Daniel en voz baja—. Me encantaría que me recomendaras con él. Si pudiera tener su respaldo, podría salir de este negocio clandestino y regularizarme. A cambio, tengo algo que te interesará.
Daniel sacó dos pequeños frascos de vidrio, cada uno con un líquido plateado brillante en su interior.
—Este es un elixir de longevidad. Te dará cien años más de vida. Uno para ti, y el otro para… —Daniel dejó la frase en el aire, sonriendo maliciosamente—. ¿Tal vez para Tatiana?
Drex lo miró con sorpresa. La oferta era tentadora, y el hecho de que Daniel hubiera adivinado sus sentimientos por Tatiana solo hacía que el trato fuera más atractivo.
—Trato hecho —dijo Drex, tomando los dos frascos—. Uno
El viento frío de Bogotá cortaba la noche cuando Drex salió del laboratorio de Daniel, su mente cargada de pensamientos sobre lo que acababa de descubrir. Las palabras de Auxplex resonaban en su mente, un eco que le hacía comprender que las cosas estaban a punto de escalar de forma irreversible.
Mientras caminaba por las calles oscuras, su teléfono vibró en su bolsillo. Era la segunda vez en el día que recibía una llamada de Auxplex. Sabía que cualquier conversación con su amigo chamán traería consigo más complicaciones, especialmente ahora que la Killa Rawa estaba bajo su protección temporal.
Contestó inmediatamente.
—Auxplex, ¿qué sucede ahora? —preguntó Drex, su voz tensa.
La respuesta de Auxplex fue directa.
—Drex, mi padre ha sido convocado por el Consejo Vampírico Latinoamericano. Me dejaron a cargo de la Killa Rawa mientras él atiende el llamado. Algo grande está ocurriendo.
Drex se quedó en silencio, procesando las palabras de Auxplex. Sabía lo que la Killa Rawa representaba: un artefacto chamánico de inmenso poder, capaz de inclinar el equilibrio de fuerzas sobrenaturales en toda la región. Si el Consejo Vampírico había convocado al padre de Auxplex, entonces la situación era más grave de lo que había anticipado.
—¿Sabes por qué lo convocaron? —preguntó Drex, aunque ya tenía una idea de la respuesta.
Auxplex suspiró al otro lado de la línea.
—No lo sé con certeza —admitió—, pero mi padre mencionó que tiene algo que ver con lo ocurrido en Roma, con la propuesta de la Purga que Vambertoken presentó. Parece que ha encendido alarmas en todas partes.
Drex apretó el teléfono con fuerza. La Purga. Esa solicitud que Vambertoken había hecho no solo estaba provocando tensiones en el mundo vampírico, sino que ahora también arrastraba a otras fuerzas sobrenaturales, como los chamanes de la Killa Rawa, a la tormenta que se avecinaba.
—Esto tiene que ver con la Purga, estoy seguro —dijo Drex, más para sí mismo que para Auxplex—. La propuesta de Vambertoken ha comenzado a mover piezas que ni él mismo puede controlar. Y si tu padre ha sido convocado, es porque esto va más allá de los vampiros. Los chamanes y otras fuerzas están involucradas ahora.
Auxplex guardó silencio por unos segundos antes de responder.
—Sabes que mi padre no es alguien que se mezcle fácilmente en los asuntos de los vampiros, pero si está involucrado, entonces las cosas van a ponerse muy complicadas. Solo quería avisarte, Drex. Si las cosas se salen de control, puedes contar con la Killa Rawa.
Drex asintió, aunque sabía que Auxplex no podía verlo. Apreciaba el gesto de su amigo, pero también sabía que no podía arrastrar a los chamanes a la guerra sin antes asegurarse de que había una forma de protegerlos.
—Gracias, Auxplex —dijo Drex finalmente—. Pero no quiero que pongas en peligro a los tuyos por esto. Sabes que esto no es solo una batalla, es algo mucho más grande. Y cualquiera que se involucre va a salir marcado.
La voz de Auxplex se suavizó, y Drex podía percibir la preocupación en sus palabras.
—Lo mismo te digo, Drex. Ten cuidado con los vampiros y con tus nuevos aliados. Las alianzas siempre tienen un precio, y no siempre estamos preparados para pagarlo.
Drex dejó escapar una risa seca.
—Tienes razón. Nos mantenemos en contacto, Auxplex. Cuídate, y gracias por el aviso.
—Tú también, amigo. Nos vemos pronto —respondió Auxplex, y fue Drex quien colgó esta vez.
Guardó el teléfono y se quedó en silencio por un momento, dejando que la ciudad lo envolviera. La Purga estaba en movimiento, y ahora más que nunca necesitaba estar preparado para lo que se avecinaba.
El mensaje de Tatiana.
De vuelta en su apartamento, Drex se quitó el abrigo y lo lanzó sobre una silla, dejando que el peso de la noche cayera sobre él. Sabía que todo lo que había descubierto esa noche tenía implicaciones mayores, pero también había algo más que no podía seguir ignorando: Tatiana.
Había recibido un mensaje de ella esa misma tarde, pero en ese momento, le había respondido que lo mejor era verse al día siguiente. Ahora, mientras revisaba el teléfono, vio de nuevo el mensaje en la pantalla:
“Drex, sé que estás ocupado con Fabián y Julián, pero necesitamos vernos cuanto antes. No quiero que las cosas se compliquen más de lo que ya están. Hay algo que debes saber antes de que lleguen a la casa de Vambertoken. Te espero allí.”
Este mensaje refleja un tono más acorde a la personalidad de Tatiana, con un toque de urgencia, pero sin perder la calma que la caracteriza.
El tono del mensaje no dejaba lugar a dudas. Tatiana estaba tan consciente como él de que había llegado el momento de enfrentarse a lo que ambos sentían, de poner sobre la mesa las emociones que habían estado creciendo entre ellos desde hacía tanto tiempo. Drex sabía que el día siguiente sería decisivo, no solo para su relación con ella, sino para todo lo que vendría después.
Guardó el teléfono y se dejó caer en el sofá, mirando el techo mientras intentaba procesar la tormenta que se avecinaba. Sabía que Tatiana sería una pieza crucial en la Purga que estaba a punto de comenzar, pero antes de enfrentarse a esa realidad, tenía que ser honesto con ella. Tenía que mostrarle quién era realmente.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
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