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Tony había trabajado durante semanas en la maqueta. Era el proyecto final para la feria de ciencias de su escuela, y todo dependía de esa presentación. Había elegido como tema la creación de una ciudad auto sostenible, un lugar donde la energía provendría de fuentes renovables y donde los edificios estarían diseñados para respetar el medio ambiente. La idea era ambiciosa, y Tony había puesto su corazón y alma en cada detalle. Las pequeñas casas, los molinos de viento y las placas solares hechas de cartulina y plástico reciclado decoraban su ciudad en miniatura.

El gimnasio de la escuela estaba lleno de alumnos, profesores y padres que esperaban con ansias el comienzo de las presentaciones. A medida que caminaba hacia la mesa donde colocaría su maqueta, Tony sentía el peso de las expectativas. Sus amigos, Lucas y Sofía, lo acompañaban, cargando con él las últimas piezas del proyecto. Lucas había estado ahí desde el principio, ayudando a recortar y pegar las piezas más difíciles. Sofía, con su talento para el arte, había pintado los diminutos edificios, dándoles un aspecto realista.

—Tranquilo, Tony. La maqueta se ve increíble —dijo Lucas, notando la tensión en los ojos de su amigo.

Tony asintió, aunque no podía evitar sentirse nervioso. Había visto el trabajo de algunos de sus compañeros, y aunque estaba orgulloso de lo que había hecho, sabía que la competencia sería dura. Esteban, el chico que siempre parecía saber todo sobre tecnología, había construido un robot que recogía basura. Carla, la mejor amiga de Sofía, había creado un sistema de riego automatizado para jardines. Cada proyecto era más impresionante que el anterior.

—Todo va a salir bien —añadió Sofía con una sonrisa, mientras colocaba el último edificio en su lugar.

Tony respiró hondo. Solo faltaban unos minutos para su turno. Repasó mentalmente su presentación, asegurándose de no olvidar ningún detalle sobre cómo funcionaba su ciudad autosostenible. Iba a hablar sobre la importancia de la energía renovable, el ahorro de agua y cómo la tecnología podía ayudar a proteger el planeta.

—¿Listo? —preguntó Lucas.

—Sí, creo que sí —respondió Tony, aunque no estaba del todo seguro.

De repente, ocurrió lo inesperado. Un grupo de niños pequeños, corriendo de un lado a otro, pasó cerca de la mesa de Tony, y en su prisa, uno de ellos tropezó con la pata de la mesa. Todo sucedió en un segundo. La mesa se tambaleó, y antes de que Tony o sus amigos pudieran reaccionar, la maqueta se deslizó hacia un lado. Las pequeñas casas se inclinaron, una de las torres solares se rompió y el molino de viento cayó al suelo, desarmándose por completo.

Tony se quedó paralizado, mirando la escena con los ojos muy abiertos. Todo por lo que había trabajado parecía arruinado en cuestión de segundos. Los niños pequeños se detuvieron, claramente asustados por lo que acababan de provocar, pero antes de que pudieran decir algo, un profesor los llamó desde el otro lado del gimnasio, y se alejaron rápidamente.

—¡No! —exclamó Tony, agachándose para recoger las piezas—. ¡Esto no puede estar pasando!

Sofía y Lucas se arrodillaron rápidamente junto a él, tratando de salvar lo que podían.

—No es tan grave —dijo Sofía, tratando de mantener la calma mientras recogía una de las casas—. Podemos arreglarlo, Tony. Aún hay tiempo.

Pero Tony no la escuchaba. Todo lo que podía ver era su trabajo destrozado en el suelo. Sentía como si todo el esfuerzo que había puesto se hubiera desvanecido en un instante. La maqueta ya no estaba perfecta, y con solo unos minutos antes de su turno para presentar, no veía cómo podrían solucionar el desastre.

—¿Y si no podemos arreglarlo? —preguntó Lucas, mirando el reloj con preocupación—. Tony, el tiempo está en contra nuestra.

La cabeza de Tony estaba llena de pensamientos contradictorios. ¿Debería rendirse? ¿Cómo podía presentar su proyecto en esas condiciones? El trabajo de los demás estaba impecable, y ahora su maqueta parecía un desastre.

Se levantó lentamente, mirando las piezas desparramadas a su alrededor. Un nudo en la garganta le impedía hablar. Sofía y Lucas lo miraron con preocupación, sin saber qué decir. El sonido del micrófono anunciando que el próximo turno estaba cerca hizo que el estómago de Tony se encogiera.

—No sé qué hacer —murmuró, casi en un susurro.

Pero entonces, algo sucedió. Mientras observaba las piezas dispersas, una idea comenzó a formarse en su mente. Recordó lo que su abuelo siempre le decía: “Siempre hay una solución si miras con atención.” Tony comenzó a ver la situación desde otro ángulo. Tal vez no necesitaba que la maqueta fuera perfecta. Tal vez lo importante no era que todo estuviera intacto, sino cómo podía presentar la idea detrás del proyecto, incluso si las piezas estaban dañadas.

—¿Y si…? —comenzó a decir, mientras se agachaba de nuevo—. ¿Y si en lugar de arreglarla, mostramos lo que pasó y cómo podríamos mejorarlo?

Sofía lo miró, sorprendida.

—¿Qué quieres decir?

Tony tomó una de las piezas rotas y la sostuvo en el aire.

—Podemos hablar sobre los problemas que enfrentan las ciudades cuando algo sale mal, como un accidente o un desastre natural, y cómo podemos adaptarnos. La maqueta no tiene que estar perfecta. Podemos usar esto a nuestro favor.

Lucas y Sofía intercambiaron miradas. Era una idea arriesgada, pero también tenía sentido. La maqueta podría contar dos historias: una sobre la ciudad autosostenible y otra sobre cómo las soluciones emergen de los problemas.

—Es brillante —dijo Lucas, sonriendo—. ¡Vamos a hacerlo!

Tony, Sofía y Lucas trabajaron rápidamente, reuniendo las piezas de la maqueta que habían logrado rescatar. Mientras lo hacían, Tony les explicó su nueva idea.

—Podemos convertir este accidente en una oportunidad para mostrar cómo los problemas pueden solucionarse con creatividad —dijo, mientras colocaba de nuevo una de las casas en su lugar—. Si la maqueta se ha dañado, haremos que la presentación se trate de cómo enfrentar imprevistos en la vida real.

Sofía sonrió, entusiasmada con la perspectiva.

—Sí, y podemos hablar de cómo la comunidad se une para resolver problemas. Así es como funcionan las ciudades, ¿no? Todos tienen un papel que desempeñar.

—Exactamente —asintió Lucas, mientras unía con cuidado una pieza rota—. Y también podemos mostrar la importancia de la sostenibilidad. Si la maqueta representa cómo cuidamos nuestro entorno, entonces incluso un error puede llevar a una solución más creativa.

Con el reloj avanzando y el sonido del micrófono anunciando a los siguientes presentadores, comenzaron a reensamblar lo que quedaba de la maqueta. Mientras trabajaban, Tony dirigió la conversación hacia cómo presentar la idea.

—Puedo hablar de cómo la ciudad autosostenible tiene que adaptarse a los desafíos. Si algo falla, como este accidente, la comunidad debe encontrar formas de ayudar. ¡Podemos incluso hacer que esto parezca parte del plan!

Sofía comenzó a organizar las piezas rotas en el centro de la maqueta, de modo que los jueces pudieran ver lo que había ocurrido y cómo estaban resolviendo el problema.

—Podemos hacer un cartel que diga “Soluciones creativas ante imprevistos” —sugirió, dibujando rápidamente un esbozo en un trozo de papel.

Tony sintió que la adrenalina corría por sus venas. Las ideas comenzaron a fluir con fuerza, y la desesperación que sentía anteriormente se convirtió en una energía renovada.

Cuando llegó el momento de presentar, Tony se sintió un poco más seguro. Colocaron la maqueta en la mesa, ahora mostrando tanto la ciudad como las partes dañadas, y el cartel que Sofía había creado. A su alrededor, los otros proyectos estaban impecables, pero Tony se dio cuenta de que su maqueta contaba una historia única.

El primer grupo de estudiantes presentó su trabajo, y mientras Tony esperaba su turno, no podía evitar mirar a su alrededor. Esteban, con su robot, y Carla, con su sistema de riego, parecían tenerlo todo resuelto, pero él sabía que su proyecto iba a hablar de algo más que solo un simple triunfo.

Finalmente, llegó el momento. Tony tomó una profunda respiración y se acercó al micrófono.

—Hola a todos, soy Tony, y hoy les hablaré sobre mi ciudad autosostenible. Pero primero, quiero compartir algo que sucedió justo antes de esta presentación —comenzó, señalando las partes rotas de su maqueta. Los asistentes se inclinaron hacia adelante, curiosos.

—Un accidente que podría habernos desanimado, pero en cambio, nos dio una nueva perspectiva. Así como en la vida real, a veces las cosas no salen como uno espera. Sin embargo, eso no significa que no haya una solución —continuó, sintiéndose cada vez más seguro.

Tony habló sobre la importancia de ser flexible y adaptarse a los imprevistos, mencionando cómo la comunidad debe unirse para ayudar a resolver problemas. Sofía y Lucas asintieron desde la mesa, apoyándolo en cada palabra.

—En mi ciudad autosostenible, he diseñado espacios donde la gente puede colaborar, no solo para cuidar el medio ambiente, sino también para ayudarse entre sí. Este accidente nos mostró que a veces, las soluciones más creativas vienen de los problemas —dijo, señalando las partes dañadas y explicando cómo podían ser una metáfora de la vida real.

A medida que avanzaba en su presentación, Tony notó que los rostros del público se iluminaban. Su entusiasmo y sinceridad parecían resonar en la sala. Habló sobre cómo la comunidad podía trabajar junta para superar los desafíos, y cómo, aunque su maqueta no estaba perfecta, la idea detrás de ella sí lo estaba.

Cuando concluyó, hubo un aplauso. Tony sintió que su corazón se aceleraba de alegría. Aunque su maqueta no había sido la más impecable, había logrado transmitir un mensaje importante.

—A veces, solo hay que mirar con atención para encontrar la solución adecuada —finalizó, con una sonrisa.

Cuando se sentó, Sofía y Lucas lo abrazaron.

—¡Lo hiciste increíble! —exclamó Lucas, aún con la adrenalina corriendo por sus venas.

—No se trató solo de la maqueta. Tu presentación fue inspiradora, Tony —agregó Sofía, brillando de orgullo.

—Gracias, chicos —respondió, sintiéndose más aliviado—. Sin ustedes, no habría podido hacerlo.

Poco después, comenzaron los anuncios de los ganadores. Tony estaba nervioso, pero también emocionado. Mientras escuchaban los nombres de los que habían ganado en diferentes categorías, sintió una mezcla de incertidumbre y esperanza.

Finalmente, el director de la escuela se acercó al micrófono.

—Y el premio al proyecto más innovador de la feria de ciencias es para… Tony y su maqueta de la ciudad auto sostenible, ¡“La Maqueta de Tony”!

Tony no podía creer lo que escuchaba. Se levantó junto a Sofía y Lucas, quienes gritaban de alegría a su lado. Subió al escenario y recibió el premio con una gran sonrisa, sintiendo que el esfuerzo, la creatividad y la colaboración habían dado sus frutos.

Después de recibir el premio, Tony sintió que estaba flotando en una nube de felicidad. Cuando regresó a su lugar, Lucas y Sofía lo abrazaron con fuerza, llenos de alegría.

—¡Lo hiciste! ¡Ganaste! —gritó Sofía, con una sonrisa radiante.

—No solo gané un premio, chicos —respondió Tony, todavía aturdido—. Ganamos todos. La idea detrás del proyecto fue lo más importante.

Mientras el evento avanzaba, Tony no podía dejar de sonreír. Las palabras del director resonaban en su mente: “La innovación surge de los desafíos”. Se dio cuenta de que lo que había comenzado como un desastre se había convertido en una lección valiosa, no solo para él, sino también para sus compañeros.

A medida que el día llegaba a su fin, se acercaron a otros grupos de estudiantes, compartiendo historias y experiencias sobre sus proyectos. Tony se sintió emocionado al escuchar cómo cada uno había enfrentado sus propios desafíos y cómo habían trabajado en equipo para lograr sus objetivos. Todos estaban igualmente entusiasmados, y la camaradería se sentía en el aire.

En medio de la charla, Esteban se acercó a Tony.

—Oye, me gustó mucho tu presentación. Hiciste que un accidente se convirtiera en una lección valiosa —dijo con una sonrisa, extendiendo la mano.

—Gracias, Esteban. Tu robot también fue increíble. Todos necesitamos aprender a adaptarnos —respondió Tony, sintiéndose más seguro en la conversación.

La mañana había comenzado con competencia, pero había terminado con colaboración y apoyo mutuo. Tony se dio cuenta de que, en el fondo, todos los estudiantes tenían historias que contar, y la feria de ciencias había sido una plataforma para compartirlas.

Cuando llegó el momento de irse, Tony miró su maqueta una vez más, ahora en el podio de los ganadores. No era perfecta, pero había demostrado que incluso los accidentes podían dar lugar a soluciones creativas. Mientras caminaba hacia la salida, sentía una profunda gratitud por sus amigos y por el apoyo que habían compartido.

Al salir del gimnasio, se detuvieron en el patio de la escuela. La luz del sol brillaba y un suave viento soplaba, trayendo consigo un aroma a flores recién abiertas. Sofía rompió el silencio.

—¿Sabes? Creo que lo que hicimos hoy fue mucho más que un proyecto de ciencias. Aprendimos que, a veces, las cosas no salen como uno espera, pero eso no significa que debamos rendirnos.

—Exactamente —asintió Lucas—. Todos enfrentamos desafíos, pero si trabajamos juntos, siempre encontraremos una solución.

Tony sonrió, dándose cuenta de que esta experiencia no solo había sido sobre matemáticas o maquetas, sino sobre la vida misma. Cada día traía nuevos retos, y lo más importante era aprender a superarlos.

—A partir de ahora, siempre recordaré que la verdad siempre encuentra su camino, y que mirar con atención puede llevar a soluciones inesperadas —dijo Tony, sintiéndose inspirado por lo que habían vivido.

Mientras caminaban juntos hacia la salida, un grupo de niños pasó corriendo a su lado. Esta vez, no había miedo en sus ojos, solo alegría. Tony los observó y sintió que había un mensaje aún más profundo en todo lo que había sucedido.

Los niños que jugaban eran un recordatorio de que la vida estaba llena de sorpresas y que, aunque a veces se presentaban problemas, siempre había una oportunidad para aprender y crecer. Tony se dio cuenta de que todos llevaban historias que merecían ser contadas y que cada uno tenía algo valioso que aportar.

Cuando llegaron a la puerta, Tony miró a sus amigos y sonrió.

—La próxima vez que tengamos un proyecto, deberíamos hacerlo juntos de nuevo. Quiero que todos aprendan de nuestros errores y aciertos —sugirió.

—¡Totalmente de acuerdo! —respondió Sofía, mientras Lucas asentía entusiasta.

Con el corazón lleno de esperanza y nuevos planes, Tony se despidió de sus amigos. Sabía que lo que había vivido en la feria de ciencias quedaría grabado en su memoria. Aprendió que no se trataba solo de ganar un premio, sino de lo que había descubierto sobre sí mismo y sobre los demás.

Mientras se alejaba, pensó en la importancia de no juzgar a las personas por sus circunstancias, y de reconocer que todos tienen historias que contar. Prometió que siempre miraría con atención, porque incluso en los momentos difíciles, siempre había una solución esperando a ser encontrada.

moraleja Siempre hay una solución si miras con atención.

Y colorín colorín, este cuento llegó a su fin. bueno mis amables oyentes. ¡NOS VEMOS MAÑANA! CON UN NUEVO CUENTO CON MORALEJA.

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