En lo alto de una montaña, donde el aire fresco susurraba entre los pinos y el sol pintaba de dorado las cumbres, vivía la abuela Nina junto a su querido nieto Johan. Johan era un niño curioso y travieso, siempre listo para explorar cada rincón de aquel paisaje lleno de misterios y sorpresas.
La abuela Nina era conocida en toda la región por su sabiduría y su corazón generoso. Todos los días, cocinaba deliciosos pasteles de manzana que repartía entre los vecinos y cuidaba de su pequeño huerto, donde cultivaba las verduras más sabrosas que jamás se hubieran probado en el valle. Su casa, pequeña y acogedora, era el lugar favorito de Johan para pasar las vacaciones de verano.
Pero no solo vivían ellos dos en aquella montaña. También formaban parte de su hogar dos compañeros muy especiales: Muñeco, un perro juguetón y leal que siempre estaba al lado de Johan, y Juancho, un gato astuto y curioso que prefería las siestas al sol y perseguir mariposas entre los arbustos. Juntos formaban una familia inseparable, siempre dispuesta a compartir aventuras y aprender unos de otros.
Una mañana soleada, mientras Johan y Muñeco corrían tras una mariposa colorida que danzaba cerca del arroyo, la abuela Nina llamó a su nieto.
“Johan, ven aquí un momento, tengo algo que contarte”, dijo la abuela con su voz suave y calmada.
Johan dejó de correr y se acercó a su abuela, curioso por saber qué nueva historia le esperaba esa vez.
“¿Qué pasa, abuela Nina? ¿Qué historia vas a contarme hoy?”, preguntó Johan, con los ojos brillantes de emoción.
La abuela Nina sonrió y se sentó en una vieja mecedora de madera que había en el porche. Johan se sentó a sus pies, mientras Muñeco y Juancho se acurrucaban a su alrededor, listos para escuchar.
“Hoy quiero contarte la historia de un viejo árbol que vivía en lo más alto de esta montaña”, comenzó la abuela Nina. “Era un árbol sabio y majestuoso, cuyas ramas se extendían hacia el cielo como brazos abiertos, y cuyas raíces se hundían profundamente en la tierra fértil. Este árbol era conocido por todos los animales del bosque por su grandeza y su humildad.”
Johan frunció el ceño ligeramente. “¿Cómo puede ser un árbol humilde, abuela Nina? Los árboles no pueden hablar ni pensar como nosotros.”
La abuela Nina rió suavemente y acarició la cabeza de Johan. “Tienes razón, Johan. Los árboles no piensan ni hablan como nosotros, pero pueden enseñarnos mucho sobre la humildad con su manera de vivir.”
“¿Cómo, abuela?” preguntó Johan, intrigado.
La abuela Nina se inclinó hacia adelante y continuó con su relato. “Este viejo árbol nunca presumía de su altura ni de la sombra que ofrecía a los animales en días calurosos. A pesar de ser el más grande del bosque, siempre se inclinaba con humildad cuando el viento soplaba fuerte, y nunca se quejaba cuando las tormentas azotaban su copa. En cambio, compartía sus frutos con los pájaros y ofrecía refugio a los pequeños animales que buscaban protección.”
Johan asintió con entendimiento. “Entonces, la humildad es como ser amable y no jactarse de las cosas que tienes, ¿verdad, abuela Nina?”.
“Exactamente, Johan”, respondió la abuela Nina con una sonrisa de aprobación. “La humildad es una virtud que nos enseña a ser generosos, a reconocer nuestras fortalezas sin alardear y a estar siempre dispuestos a aprender de los demás, sin importar quiénes sean.”
Johan pensó en aquellas palabras mientras Muñeco y Juancho jugaban a su alrededor. Comprendió que la abuela Nina le estaba enseñando una lección importante sobre la vida y el respeto hacia los demás seres vivos que compartían su mundo en la montaña.
Desde aquel día, Johan recordaría siempre la historia del viejo árbol humilde y trataría de imitar su actitud cada vez que jugaba con Muñeco y Juancho o ayudaba a la abuela Nina en el huerto. Sabía que la humildad no solo era una virtud, sino también un camino hacia la felicidad y la armonía con todos los seres vivos de la montaña.
Y así, con el corazón lleno de enseñanzas y la mente llena de sueños, Johan continuó su verano en lo alto de la montaña, aprendiendo y creciendo junto a su abuela Nina, Muñeco y Juancho, rodeados por la belleza y la serenidad de aquel lugar donde la humildad reinaba como la más grande de las virtudes.Principio del formularioFinal del formulario
Los días en la montaña transcurrían serenos y alegres para Johan, la abuela Nina, Muñeco y Juancho. Cada mañana, Johan ayudaba a la abuela Nina en el huerto, mientras Muñeco correteaba entre las plantas y Juancho se acurrucaba perezosamente bajo la sombra de los tomates. Después del trabajo matutino, se aventuraban juntos por el sendero entre los árboles centenarios y los arroyos cristalinos que brotaban de las rocas.
Una tarde, mientras recogían fresas maduras del huerto, Johan vio a lo lejos una figura desconocida. Era un niño un poco más pequeño que él, de cabello rizado y ojos brillantes como el sol reflejado en el agua clara del arroyo. Llevaba una mochila gastada y parecía un poco perdido.
“Abuela Nina, ¿quién es ese niño?” preguntó Johan, señalando con la mano hacia el otro lado del campo.
La abuela Nina miró en la dirección que Johan indicaba y sonrió con amabilidad. “Ese es Mateo, un niño que acaba de mudarse al valle con su familia. Hoy es su primer día explorando los alrededores. ¿Por qué no lo invitamos a quedarse a merendar con nosotros?”.
Johan asintió emocionado y corrió hacia Mateo. Muñeco y Juancho, curiosos como siempre, siguieron a Johan de cerca. Mateo miró con timidez a Johan y a los animales que lo rodeaban, pero pronto una sonrisa iluminó su rostro cuando Johan le extendió la mano.
“¡Hola! Soy Johan, y esta es mi abuela Nina. ¿Quieres venir a merendar con nosotros? Tenemos pasteles de manzana frescos”, dijo Johan con entusiasmo.
Mateo asintió tímidamente y siguió a Johan de regreso a la casa de la abuela Nina. Durante la merienda, Mateo contó historias sobre la ciudad de donde venía y las aventuras que había tenido con sus amigos. Johan y él se rieron juntos, compartiendo anécdotas de sus propias travesuras en la montaña.
Con el pasar de los días, Mateo se convirtió en un compañero inseparable de Johan. Juntos exploraban nuevos senderos, construían cabañas con ramas caídas y jugaban a atrapar mariposas en los prados. Muñeco y Juancho también aceptaron a Mateo como parte de su grupo, jugando y correteando con él por doquier.
Una tarde calurosa, mientras los cuatro amigos descansaban bajo la sombra del viejo árbol que la abuela Nina les había contado, Mateo miró hacia la cima de la montaña.
“¿Qué hay allá arriba?” preguntó Mateo, con los ojos brillantes de curiosidad.
Johan sonrió y señaló hacia lo alto. “Es el Pico del Águila. Dicen que desde allí arriba puedes ver todo el valle y más allá. Pero es un camino largo y empinado, no sé si podamos llegar hasta allá.”
Muñeco, siempre dispuesto a nuevas aventuras, comenzó a saltar y ladrar, como si entendiera la emoción de los niños. Juancho, más tranquilo, se levantó y se estiró perezosamente, listo para seguir a sus amigos donde sea que decidieran ir.
La abuela Nina, quien había estado observando en silencio desde la puerta de la casa, se acercó a ellos con una sonrisa serena en el rostro.
“El Pico del Águila es un lugar maravilloso, lleno de historia y belleza”, dijo la abuela Nina con voz suave. “Pero es un viaje que requiere paciencia y determinación. ¿Están seguros de que quieren intentarlo?”.
Johan y Mateo asintieron con decisión, mientras Muñeco daba saltos de alegría. Juancho, siempre sabio y tranquilo, observaba con serenidad, listo para acompañar a sus amigos en la nueva aventura que se avecinaba.
Así comenzó la preparación para la gran expedición al Pico del Águila. La abuela Nina les preparó una mochila con agua fresca, frutas y algunos pasteles de manzana para el camino. Johan y Mateo revisaron sus botas y se aseguraron de llevar consigo una brújula y un mapa del sendero que los guiaría hacia la cima.
Con el sol brillando sobre sus cabezas y el viento fresco acariciando sus mejillas, los cuatro amigos emprendieron el ascenso hacia el Pico del Águila. El camino estaba lleno de desafíos: rocas resbaladizas, raíces de árboles que sobresalían del suelo y el sonido constante de los pájaros cantando en los árboles cercanos.
La ascensión al Pico del Águila se convirtió en una prueba de resistencia y compañerismo para Johan, Mateo, Muñeco y Juancho. A medida que avanzaban por el sendero empinado, enfrentaban obstáculos que parecían insuperables. Sin embargo, con cada paso, aprendían lecciones valiosas sobre la importancia de la humildad y la fuerza de la amistad.
Johan, siempre intrépido y determinado, lideraba el grupo con entusiasmo, animando a Mateo cuando las rocas se volvían más resbaladizas y las pendientes más pronunciadas. Mateo, con su espíritu alegre y su corazón valiente, nunca dudaba en seguir adelante, motivado por el deseo de alcanzar la cima y ver el valle extendido bajo sus pies.
Muñeco y Juancho, fieles compañeros, se aseguraban de explorar cada desvío del sendero para buscar rutas más fáciles y ofrecían ánimo con sus ladridos y ronroneos tranquilizadores. La abuela Nina, desde la distancia, observaba con orgullo el esfuerzo de los niños y sus amigos peludos, sabiendo que esta aventura fortalecería sus lazos y les enseñaría lecciones que llevarían consigo toda la vida.
Después de horas de caminata y múltiples paradas para descansar y reponer fuerzas con los pasteles de manzana de la abuela Nina, finalmente llegaron al Pico del Águila. El viento fresco soplaba suavemente, agitando las hojas de los árboles pequeños que habían logrado crecer en aquella altura. Ante ellos se extendía una vista panorámica del valle, con sus campos verdes y los ríos serpenteando como hilos de plata.
Johan y Mateo se abrazaron emocionados, admirando el paisaje que se extendía ante ellos. Muñeco y Juancho correteaban alegremente, olfateando el suelo y persiguiendo mariposas que revoloteaban en el aire fresco de la montaña.
“¡Lo logramos!” exclamó Johan con alegría. “¡Es increíble!”.
Mateo asintió, con una sonrisa tan amplia como el horizonte que tenían delante. “¡Valió la pena cada paso!”.
La abuela Nina se acercó lentamente, disfrutando del momento de victoria junto a los cuatro amigos. “Estoy muy orgullosa de ustedes”, dijo con voz suave pero llena de emoción. “Han demostrado que con humildad, determinación y apoyo mutuo, pueden lograr cualquier cosa.”
Los niños asintieron, absorbiendo las palabras de la abuela Nina como un regalo valioso. Comprendieron que la humildad no solo significaba ser modesto en las victorias, sino también aprender de los desafíos y apreciar la ayuda de quienes te rodean.
Mientras contemplaban el paisaje desde lo alto del Pico del Águila, Johan, Mateo, Muñeco y Juancho sintieron un vínculo más fuerte que nunca. Habían compartido una experiencia única, llena de aventuras y lecciones de vida, que los uniría para siempre en el corazón de la montaña.
La bajada fue más rápida y ligera, con risas y bromas que llenaban el aire fresco de la tarde. Al llegar a casa, la abuela Nina los recibió con abrazos cálidos y más pasteles de manzana, celebrando juntos el éxito de su expedición al Pico del Águila.
Esa noche, mientras se preparaban para dormir, Johan miró por la ventana hacia las estrellas que brillaban en el cielo nocturno. Sabía que nunca olvidaría la lección de humildad y amistad que había aprendido en la montaña, junto a su abuela Nina, Muñeco, Juancho y su nuevo amigo Mateo.
Desde entonces, cada vez que veían el viejo árbol humilde en lo alto de la montaña, recordaban la importancia de ser como él: fuertes y majestuosos, pero siempre dispuestos a inclinarse con humildad ante la grandeza del mundo que los rodeaba.
Y así, en el corazón de la montaña, la humildad y la amistad florecían como las flores silvestres que cubrían los prados, recordando a todos que, con bondad y comprensión, cada aventura puede convertirse en una historia de crecimiento y amor compartido.
La moraleja de esta historia es que la humildad es una virtud que debemos cultivar y nos servirá para toda la vida.
Y colorín colorín, este cuento llegó a su fin. bueno mis amables oyentes. NOS VEMOS MAÑANA, CON UN NUEVO CUENTO CON MORALEJA.
¿Te gustaría disfrutar de este contenido en formato de AUDIO LIBRO GRATIS? Aprovecha!!
Recuerda que siempre puedes volver a consultar nuestros libros en formato de AUDIO LIBRO GRATIS en nuestro canal de Youtube. NO OLVIDES SUSCRIBIRTE
Recibe un correo electrónico cada vez que tengamos un nuevo libro o Audiolibro para tí.
You have successfully joined our subscriber list.
Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar sobre Esoterismo, Magia, Ocultismo.
Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar para los pequeños grandes del mañana.
Disfruta de la historia de Terror más oscura y MARAVILLOSA que está cautivando al mundo.
Retira en Nequi, Daviplata, Tarjetas Netflix, Bitcoin, Tarjeta Visa Prepagada, ETC.