El cazador de almas perdidas – Creepy pasta 97.
Confesiones y Dilemas.
Al amanecer del siguiente día, el silencio en la aldea de Ausplex solo era interrumpido por el eco de las aves. Sin embargo, Drex estaba lejos de poder disfrutar de la tranquilidad. Su teléfono vibró repentinamente, y al mirar la pantalla, vio el nombre de Fabián. Sabía que la conversación que estaba por tener no sería fácil.
—Drex, ¿puedes reunirte conmigo antes de ver a los otros? —preguntó Fabián, su tono apremiante.
Drex suspiró. Sabía que su amigo necesitaba hablar, y aunque la situación con María era compleja, debía escuchar lo que Fabián tenía que decir.
Confesión de Fabián.
Cuando Drex llegó al punto de encuentro, encontró a Fabián sentado en una roca, claramente nervioso. Su rostro reflejaba una lucha interna que iba más allá de cualquier misión o combate reciente.
—Drex, tengo que contarte algo —comenzó Fabián, sin rodeos—. He estado teniendo sueños… pesadillas, más bien. En ellos, estoy con María, de una forma que no puedo explicar. Es como si estuviéramos… juntos, ¿entiendes? —Fabián hizo una pausa, avergonzado—. No sé cómo describirlo, pero tengo deseos hacia ella, y me temo que el demonio aún me está afectando. Creo que algo oscuro sigue dentro de mí.
Drex lo observó con empatía, pero el peso de la verdad lo asfixiaba. Sabía que esos recuerdos no eran producto de ningún demonio, sino el resultado de lo que María le había hecho. Lo que Fabián recordaba eran fragmentos de la verdad que María había intentado borrar, una magia que había utilizado sin control.
Drex se encontraba en una encrucijada: debía decidir si proteger el secreto de María, o ser honesto con su amigo, sabiendo que la revelación podría destrozarlo.
—Es posible que sea solo tu mente procesando el estrés de lo que hemos vivido —dijo Drex, eligiendo cuidadosamente sus palabras—. Pero sea lo que sea, Fabián, necesitas ser fuerte. No dejes que el miedo te controle.
Fabián asintió, pero Drex podía ver la sombra de duda que quedaba en su rostro. Sabía que Fabián no estaba del todo convencido, pero tampoco lo presionaría más por el momento.
La Reunión con el Maestro Kenji Yatsubura.
Después de la conversación con Fabián, Drex sabía que tenía otra reunión crucial. Kenji Yatsubura, el maestro herrero que le había entregado la Chokuto hace tres años, lo esperaba para revisar su arma. Drex llevaba la espada consigo siempre, y en este momento, la carga simbólica de la misma era más pesada que nunca.
Cuando llegó al taller de Kenji, el aire se llenaba del inconfundible olor a metal fundido y brasas. Kenji, un hombre de pocas palabras, lo recibió con un asentimiento. Los ojos del maestro se clavaron en la Chokuto en cuanto Drex la sacó de su funda.
—Maestro Kenji, necesito que revises esto —dijo Drex mientras entregaba la hoja al herrero. Kenji la tomó con cuidado, examinando cada centímetro del filo, buscando algo que Drex aún no había percibido.
—Algo ha cambiado en ti —dijo Kenji con su tono calmo, pero lleno de sabiduría—. La espada refleja tu alma, y puedo sentir que algo oscuro te rodea.
Drex permaneció en silencio. No quería mencionar el tótem, ni exponer lo que realmente lo atormentaba. Sabía que Kenji podía detectar el desequilibrio en él, pero no estaba seguro de qué tan lejos podía llegar en sus observaciones.
—He pasado por cosas complicadas —dijo Drex finalmente—. Siento que estoy perdiendo el control, y necesito que la Chokuto sea más fuerte. Necesito más poder para enfrentar lo que está por venir.
Kenji levantó la mirada, sus ojos fijos en Drex. El maestro conocía bien el peso que un guerrero podía cargar en su espíritu, y aunque no conocía todos los detalles, entendía que Drex estaba librando una batalla interna.
—La Chokuto ha alcanzado su límite. No puedo reforzarla más de lo que ya es —dijo Kenji—. Pero el problema no está en la espada. Está en ti, Drex. Puedo enseñarte algunas técnicas, talismanes, y runas que podrían ayudarte a mantener tu equilibrio, pero debes saber que el verdadero poder que buscas no está en el acero.
Drex asintió, aceptando las palabras de su maestro. Sabía que la batalla más grande no era contra los enemigos visibles, sino contra el oscuro poder que residía en su interior.
—Enséñame lo que puedas, Kenji. Haré lo necesario para resistir.
Kenji guardó la espada con cuidado, pero la preocupación en su mirada no desapareció.
—Debes ser cauteloso, Drex. Este poder te consumirá si no encuentras un balance. Y sé que Tatiana no permitirá que te acerques a nada relacionado con esa oscuridad. Deberás ser cuidadoso.
Drex sabía que Kenji tenía razón. Tatiana había dejado claro que no quería que él volviera a acercarse al tótem ni a nada que lo pusiera en peligro. Pero Drex también sabía que no tenía otra opción: necesitaba controlar su destino.
El Secreto de María.
Después de su conversación con Kenji, Drex se dirigió a encontrarse con María. Necesitaba aclarar las cosas antes de que todo se saliera de control. Cuando se vieron, la tensión era palpable. María lo miraba con un aire de culpabilidad que ya no podía ocultar.
—Fabián está empezando a recordar —le dijo Drex sin rodeos.
María asintió lentamente, sabiendo que no había manera de ocultar la verdad por más tiempo.
—No pude evitarlo —confesó en voz baja—. Durante la misión en busca del sexto pilar, cometí el mismo error. Usé la magia de nuevo. Intenté borrar sus recuerdos, pero algo salió mal. No pude terminar el hechizo, y ahora está empezando a recordar lo que ocurrió.
Drex la miró, sintiendo una mezcla de compasión y frustración. Sabía que María estaba enredada en un ciclo de errores, y ahora el daño estaba hecho.
—Tienes que solucionarlo, María —le dijo—. Fabián es mi amigo, pero también lo eres tú. No sé cómo proteger este secreto por más tiempo. Tienes que hacer las cosas bien.
María lo miró con desesperación en sus ojos, sabiendo que no podía seguir ocultándose. Tendría que enfrentarse a las consecuencias de sus acciones, aunque le costara su relación con Fabián.
Preocupaciones en la Aldea de Ausplex.
Mientras tanto, Tatiana estaba ocupada lidiando con sus responsabilidades en el campamento. Lía y Óscar, encargados de la seguridad, se acercaron a ella con información preocupante.
—Tatiana, hemos notado un aumento en la actividad sísmica debajo de la aldea —informó Óscar con seriedad—. Al principio lo ignoramos, pero los temblores son cada vez más frecuentes. Sospechamos que la Muerte Plata podría estar cavando un túnel bajo nosotros.
Lía asintió, añadiendo más detalles.
—No hemos visto movimiento en la superficie, lo que nos hace pensar que están preparando una emboscada subterránea. Si no hacemos algo pronto, podríamos estar en peligro.
Tatiana frunció el ceño, claramente preocupada. Sabía que la Muerte Plata era lo suficientemente astuta como para intentar algo así, pero necesitaba asegurarse antes de tomar medidas drásticas.
—Quiero más rondas de patrullaje, y que se investigue cualquier señal de actividad subterránea. No podemos permitir que nos sorprendan —ordenó Tatiana, su voz cargada de determinación.
Una Decisión Difícil.
El día transcurrió entre tensiones y dudas. Drex aún no sabía cómo abordar el tema con Tatiana, pero también sabía que no podía esconder la verdad por mucho más tiempo.
Por la noche, Drex finalmente se armó de valor para hablar con ella.
—Tatiana, necesito que me escuches —dijo mientras la tomaba de la mano—. Kenji me ofreció algunas protecciones para ayudarme a mantener el control sobre… sobre lo que está pasando conmigo. Sé que no quieres que me acerque a ese poder, pero esto podría ayudarme a resistir.
Tatiana lo miró con preocupación, pero también con la comprensión de alguien que sabía lo que Drex estaba enfrentando.
—No quiero que te acerques más a esa oscuridad, Drex. Pero si crees que estas protecciones pueden ayudarte, confiaré en ti.
—Solo prométeme que serás cuidadoso. No quiero volver a verte al borde de la muerte como lo que ocurrió en la Isla Encanto —dijo Tatiana con voz suave pero firme, sus ojos llenos de preocupación.
Drex asintió, sabiendo que sus palabras no eran una simple petición, sino una súplica silenciosa. Sabía lo mucho que Tatiana había sufrido viéndolo al borde de la destrucción, y no quería volver a ponerla en esa situación. Pero también sabía que la batalla que enfrentaba estaba más allá de lo que ambos podían controlar.
—Te lo prometo, Tatiana —dijo Drex, apretando suavemente su mano—. No permitiré que este poder me consuma, haré todo lo posible por mantener el control.
La Conversación con María y Fabián.
Después de la conversación con Tatiana, Drex decidió hablar nuevamente con María. Sabía que la situación con Fabián no podía prolongarse más. Cuando María lo vio acercarse, supo de inmediato que debía hablar con él con sinceridad.
—¿Le has dicho algo a Fabián? —preguntó María en un susurro.
Drex negó con la cabeza, pero el conflicto en su mirada era evidente.
—No, aún no. Pero Fabián está empezando a recordar cosas, María. No puedo seguir protegiendo este secreto por mucho más tiempo.
María lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de culpa y miedo.
—Sé que lo que hice estuvo mal. Volví a pecar, Drex. Volví a usar la magia en Fabián porque no pude controlarme. Pero ahora todo está saliendo a la luz y no sé cómo enfrentarlo. Él confía en mí, y no puedo seguir mintiéndole.
Drex se sintió atrapado entre dos lealtades, incapaz de ver una solución clara. Quería ayudar a María, pero también sabía que Fabián no merecía seguir siendo manipulado.
—Tenemos que encontrar una forma de arreglar esto —dijo Drex, finalmente—. No podemos seguir ocultando lo que ha pasado. Fabián merece saber la verdad, pero tú también tienes que asumir tu responsabilidad.
María asintió, comprendiendo que no podía seguir ocultándose tras la magia. Sabía que debía enfrentarse a las consecuencias de sus acciones, pero el miedo la paralizaba.
Una Nueva Amenaza Bajo Tierra.
Mientras tanto, las tensiones en la aldea seguían aumentando. Los informes de Lía y Óscar sobre la posible excavación subterránea de la Muerte Plata mantenían a Tatiana en alerta constante. Los temblores se hacían cada vez más frecuentes, y no podían permitirse ser sorprendidos por un ataque.
Tatiana sabía que, aunque habían tomado medidas, el tiempo no estaba de su lado. La Muerte Plata no era un enemigo que diera pasos en falso, y si realmente estaban planeando un ataque, debía estar lista para cualquier eventualidad.
Vambertoken, por su parte, había estado reuniendo a todos los miembros clave de Purga. Julián, quien había partido en busca del pilar en Chamanga, finalmente se comunicó.
—Tengo el pilar —dijo Julián con una calma calculada—. Pero el ambiente aquí es extraño. Algo no está bien, aunque no puedo explicarlo con claridad. Siento que estamos siendo observados, pero no hay señales claras.
Tatiana escuchó con atención, sabiendo que Julián rara vez expresaba preocupaciones de esa naturaleza.
—Regresa de inmediato. Mantén el pilar seguro —ordenó ella, consciente de que cada segundo que pasaba el peligro se volvía más tangible.
La Revelación de Vambertoken.
Esa misma noche, Drex y Tatiana fueron convocados a una reunión con Vambertoken en una de las salas más profundas de la aldea de Auxplex. El vampiro estaba acompañado por el padre de Auxplex, el chamán líder de la comunidad. Ambos habían estado discutiendo en privado, pero cuando Drex y Tatiana llegaron, Vambertoken reveló algo que cambiaría el rumbo de sus misiones.
—Cuando éramos jóvenes, el padre de Auxplex y yo estuvimos en Paititi —comenzó a decir Vambertoken, sus ojos fijos en los de Drex—. Se nos encomendó la tarea de sellar sus secretos y evitar que cualquier otro intentara llegar. Ahora, las cosas han cambiado. La Muerte Plata está más cerca de lo que cualquiera de nosotros podría imaginar, y si logran activar los siete pilares, el acceso a Paititi quedará abierto para ellos.
Tatiana, que estaba escuchando atentamente, frunció el ceño.
—¿Por qué nunca mencionaste que habías estado en Paititi? —preguntó Tatiana, su tono era de sospecha.
Vambertoken sonrió, una sonrisa calculada y siniestra.
—Porque hay cosas que no se revelan hasta que es necesario, Tatiana. Mi misión es evitar que este poder caiga en las manos equivocadas. Y para eso, necesitamos estar un paso adelante de la Muerte Plata.
Drex intercambió una mirada con Tatiana. Sabían que Vambertoken nunca revelaba todo lo que sabía. Su plan siempre estaba lleno de intrigas y manipulaciones. Pero ahora no tenían opción más que seguir adelante.
El Llamado de Fabián.
Antes de que el día terminara, Drex recibió una llamada inesperada de Fabián.
—Drex, tenemos que hablar nuevamente. Algo no está bien —dijo Fabián, con una voz claramente perturbada—. He estado recordando más cosas… cosas que no tienen sentido. Creo que alguien me ha estado manipulando.
Drex se quedó en silencio, sabiendo que la verdad estaba por salir a la luz. Sabía que su lealtad hacia María lo ponía en una situación difícil, pero también sabía que no podía seguir protegiendo el secreto.
—Nos vemos mañana, Fabián —respondió Drex finalmente—. Hablaremos sobre lo que está ocurriendo.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
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