Cuentos de terror 87 El Tercer Pilar de Paititi

—No puede ser… —murmuró Vambertoken, su voz cargada de una mezcla de asombro y furia.

El cadáver reanimado, una grotesca figura envuelta en sombras, levantó lentamente la cabeza. Los ojos vacíos del muerto se encontraron con los de Vambertoken, y una risa macabra resonó en la cámara.

—Bienvenido, viejo amigo —dijo la voz rasposa del cadáver—. No esperaba verte tan pronto.

Vambertoken apretó los puños, reconociendo a su antiguo rival, alguien que había estado detrás de las operaciones de la Muerte Plata desde hacía mucho tiempo. El vampiro sabía que esto no era un simple encuentro casual. Todo había sido orquestado para llevarlo a este momento.

La Explosión de Poder de Vambertoken.

La ira comenzó a hervir dentro de Vambertoken. Durante siglos, había mantenido el control absoluto sobre cada situación, manipulando a quienes lo rodeaban para cumplir sus planes. Pero ahora, estaba frente a un enemigo del pasado, alguien que no solo lo había traicionado, sino que también había regresado de la muerte para enfrentarlo.

Con un movimiento rápido, Vambertoken levantó ambas manos y comenzó a invocar una poderosa explosión mágica. La energía oscura brotaba de su cuerpo como una tormenta, y las paredes de la cámara comenzaron a temblar ante el inmenso poder que estaba desatando.

—¡Este es el final de la Muerte Plata! —gritó Vambertoken, mientras las sombras se arremolinaban a su alrededor, formando un vórtice de poder destructivo.

El cadáver reanimado intentó hablar, pero antes de que pudiera pronunciar una palabra más, Vambertoken liberó toda su energía en una sola explosión devastadora. La magia oscura se extendió como un maremoto, arrasando con los restos de los agentes de la Muerte Plata y desintegrando al cadáver reanimado en un instante.

El túnel resonó con el impacto, y todo quedó en silencio después de que la explosión se disipara.

El Silencio Después de la Destrucción.

El equipo de Purga observó con asombro mientras el poder de Vambertoken destruía a sus enemigos en un solo golpe. Incluso Drex, quien ya había visto el poder del vampiro en acción, se quedó sin palabras ante la magnitud de lo que acababa de presenciar.

Tatiana, a su lado, también permaneció en silencio, con una mezcla de admiración y preocupación. Sabía que Vambertoken era una fuerza que no debía ser subestimada, pero ver la furia desatada del vampiro le recordaba que estaban caminando sobre una línea peligrosa.

Vambertoken, aunque victorioso, se tambaleó ligeramente después de la explosión de poder. Había eliminado a la Muerte Plata en ese túnel, pero había pagado un precio. Sin embargo, no dejaría que sus tropas lo vieran débil. Se irguió, aunque con esfuerzo, y miró hacia el tercer pilar que ahora se revelaba ante ellos.

—El tercer pilar es nuestro —dijo con una sonrisa sombría—. Y Paititi está cada vez más cerca.

El aire en la cámara era denso y pesado tras la devastadora explosión de poder desatada por Vambertoken. La energía oscura que había arrasado con los restos de la Muerte Plata aún vibraba en las paredes de piedra, dejando una sensación de inquietud en el ambiente. Pero la amenaza inmediata había sido eliminada, y todo lo que quedaba era el silencio.

Los agentes de Oricalco, aún asombrados por la magnitud del poder que acababan de presenciar, empezaron a moverse lentamente, asegurándose de que no quedara ninguna amenaza rezagada. Oscar, con su usual ímpetu, lideraba a su escuadrón mientras inspeccionaban los cuerpos caídos y aseguraban la zona. Lía, Anael y Raúl, los tres agentes que habían destacado en el combate, también vigilaban el perímetro, sabiendo que, aunque la Muerte Plata había sido derrotada, no podían bajar la guardia.

Drex, respirando con dificultad, pero aliviado de que el combate hubiera terminado, se acercó a Tatiana. Ambos intercambiaron una mirada silenciosa, sabiendo que la batalla había sido más feroz de lo que esperaban, pero que habían sobrevivido. Sabían que lo peor aún no había llegado, pero por el momento, habían ganado un respiro.

Vambertoken, por su parte, se acercó lentamente al tercer pilar. Aunque aún mostraba signos de haber sido afectado por el combate, su presencia seguía siendo imponente. Con un gesto, indicó a Pizarro que era el momento de actuar.

El traductor, con el rostro serio y concentrado, se adelantó. Las tablillas que había estudiado durante días contenían los rezos y las invocaciones necesarias para activar el pilar, y ahora, después de todo el esfuerzo, finalmente podría utilizarlas.

La Activación del Tercer Pilar.

Pizarro, con una solemnidad casi reverencial, se arrodilló frente al pilar. Las inscripciones antiguas que cubrían su superficie parecían brillar levemente bajo la tenue luz que iluminaba la cámara. Era un monumento imponente, construido por civilizaciones perdidas hace siglos, y su propósito era proteger los secretos más profundos de Paititi.

Con voz firme, Pizarro comenzó a recitar los rezos en una lengua antigua, las palabras fluyendo de sus labios como si fueran un eco del pasado. El idioma que utilizaba era incomprensible para la mayoría de los presentes, pero su poder era innegable. A medida que recitaba, una vibración sutil comenzó a emanar del pilar, como si respondiera al llamado de las palabras.

Tatiana, que había estado observando en silencio, pudo sentir la energía que se despertaba en el pilar. Su clarividencia le mostraba destellos de poder fluyendo por las antiguas estructuras subterráneas, conectando el pilar con algo mucho más grande y antiguo. Era como si la activación del pilar despertara a la tierra misma.

Los rezos de Pizarro se hicieron más intensos, y las vibraciones en el aire se volvieron palpables. Los símbolos en el pilar comenzaron a brillar con una luz dorada, iluminando la cámara con un resplandor suave pero poderoso.

Finalmente, Pizarro pronunció las últimas palabras del ritual, y el pilar se activó por completo. Un haz de luz dorada ascendió desde su cima, atravesando el techo de la cámara y extendiéndose hacia el cielo. Era una señal inconfundible de que el tercer pilar de Paititi había sido activado, y que el camino hacia la ciudad perdida estaba un paso más cerca de ser revelado.

La Salida del Túnel.

Con el pilar activado, el equipo de Purga comenzó a reorganizarse para salir del túnel. Vambertoken, aún mostrando una ligera fatiga, encabezó el grupo, su mirada fija en el resplandor del pilar que había dejado atrás.

—Hemos logrado nuestro objetivo —dijo con su tono habitual, aunque más grave—. El tercer pilar está activado. No tenemos tiempo que perder. Debemos prepararnos para el siguiente paso.

Mientras el equipo comenzaba a ascender por los túneles, Drex y Tatiana caminaron en silencio, reflexionando sobre lo que acababan de presenciar. La activación del pilar era solo el comienzo, y ambos sabían que el verdadero desafío aún estaba por llegar. Pero, por ahora, podían permitirse un breve respiro.

Pizarro, por su parte, caminaba detrás de Vambertoken, sus manos temblando ligeramente por el esfuerzo del ritual. Había cumplido su parte, pero sabía que las pruebas que los esperaban serían aún más difíciles.

Cuando el equipo finalmente salió del túnel y volvió a la superficie, el sol comenzaba a ponerse sobre Machu Picchu, tiñendo el horizonte de tonos naranjas y dorados. El lugar, que había sido el escenario de una feroz batalla, ahora parecía pacífico, como si la propia tierra hubiera reconocido el poder del pilar activado.

Vambertoken observó el paisaje con una mezcla de satisfacción y determinación.

—El siguiente pilar no estará tan cerca —dijo en voz baja, aunque lo suficientemente alto para que Drex y Tatiana lo escucharan—. Pero no importa. Estamos un paso más cerca de Paititi. Y una vez que lo encontremos, el verdadero poder será nuestro.

Drex miró a Tatiana, sabiendo que, aunque habían sobrevivido a este enfrentamiento, lo que les esperaba sería mucho más peligroso. Pero mientras estuvieran juntos, seguirían adelante, enfrentando lo que fuera necesario.

Con el tercer pilar activado, el equipo de Purga comenzó a prepararse para la siguiente etapa de su misión. Sabían que la Muerte Plata aún no había sido completamente eliminada, y que los enemigos más poderosos estaban esperándolos en los rincones más oscuros de América Latina. Pero por ahora, habían ganado una pequeña victoria, y estaban listos para lo que viniera a continuación.

La luz del tercer pilar continuaba brillando en el cielo mientras el equipo se alejaba de Machu Picchu, con el próximo destino en sus mentes y la certeza de que el viaje hacia Paititi estaba solo comenzando.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”