El cazador de almas perdidas – Creepy pasta 76.
El Asalto a los Túneles Parte 2.
La barrera cayó con un estruendo etéreo, disolviéndose en motas de luz que desaparecieron en la oscuridad de los túneles. Pero lo que siguió no fue el alivio de una victoria fácil. En su lugar, el aire se llenó de una tensión palpable, y el eco de pasos comenzó a resonar por las paredes de piedra, como un presagio de lo que estaba por venir.
Tatiana se mantenía firme al frente, con la mirada afilada, anticipando la tormenta que se avecinaba. Sabía que esto era solo el comienzo. Ahora, los verdaderos defensores de La Muerte Plata harían su movimiento, y no tendrían piedad. Los agentes de Ragnarok ya estarían preparando su huida, pero para lograrlo, las unidades bajo su mando harían todo lo posible por retrasar al equipo de la purga, incluso si eso significaba sacrificar sus propias vidas.
—¡Atentos, todos! —gritó Tatiana, mientras las sombras se movían en las profundidades del túnel frente a ellos—. Esto es solo el principio. Prepárense para lo peor.
Drex, con sus 9mm aún en la mano, evaluó rápidamente la situación. Estaban rodeados de túneles que serpenteaban en múltiples direcciones, creando una red de caminos que fácilmente podría desorientar a cualquiera. La sede de La Muerte Plata estaba diseñada no solo para defender, sino también para confundir a los intrusos. En esos túneles, perderse no significaba solo una muerte segura; significaba caer en las trampas eternas de la oscuridad y el olvido.
—Si no nos movemos rápido, no tendremos oportunidad de controlar este lugar —dijo Drex, mientras cargaba nuevamente sus armas—. Pero estos túneles… son un laberinto infernal.
Tatiana asintió, manteniendo su enfoque mientras escuchaba los ecos distantes que aumentaban en intensidad. No estaban solos.
—Fabián, tú vas al frente —ordenó Tatiana, su voz firme pero segura—. Eres nuestro principal punto ofensivo ahora. Haz lo que tengas que hacer, pero necesitamos que frenes cualquier avance de sus fuerzas.
Fabián, con su crucifijo en una mano y un pequeño rosario en la otra, asintió con determinación. Su habilidad para canalizar la fe en una fuerza tangible había crecido con cada batalla, y ahora, en un espacio cerrado, lleno de criaturas sobrenaturales, su poder sería clave. Tatiana lo sabía, y aunque el entorno era mortal, tenían una ventaja: Fabián podía purgar los túneles con sus rezos y cánticos, causando devastación entre las filas enemigas sin dañar a los suyos.
—El poder de Dios no conoce límites —dijo Fabián en voz baja, comenzando a recitar sus rezos mientras el equipo se preparaba para la ofensiva inminente.
El sonido de pasos creció, y pronto, figuras emergieron de la penumbra. Eran los sirvientes de La Muerte Plata: vampiros de piel pálida y ojos brillantes, brujas wiccas jóvenes que apenas habían terminado su entrenamiento, y los primeros nigromantes, controlando a hordas de muertos vivientes que se movían con una lentitud inquietante.
Fabián alzó su crucifijo, su voz resonando por el túnel, canalizando una energía que rápidamente llenó el espacio con una luz cálida, pero abrasadora para los seres de oscuridad.
—”¡Oh Señor, que tu justicia purifique estas almas malditas!” —gritó Fabián, y una ola de energía sagrada se expandió desde él.
El impacto fue devastador. Los vampiros, que apenas habían dado un paso hacia el equipo, comenzaron a arder desde dentro, sus cuerpos retorciéndose en dolor mientras la luz los consumía. Las brujas wiccas trataron de conjurar hechizos de protección, pero sus defensas se desmoronaron bajo la presión del poder divino que Fabián había desatado. Los nigromantes, aunque más resistentes, luchaban por mantener el control de sus criaturas mientras sus energías oscuras se disipaban.
Tatiana observaba con atención mientras Fabián, completamente imbuido en su rezo, controlaba el flujo del combate. Era evidente que, en estos túneles cerrados, su poder era el arma más poderosa que tenían.
—¡No detengas el avance! —gritó Tatiana, sabiendo que no podían permitirse retroceder.
Drex, junto a los otros miembros del equipo, se lanzó al combate. Con su Chokuto en una mano y la 9mm en la otra, sus movimientos eran rápidos y letales. Cada disparo encontraba su objetivo, y cuando los enemigos se acercaban demasiado, la hoja de su espada cortaba el aire con precisión mortal.
Uno de los vampiros más grandes se abalanzó sobre Drex, rugiendo con furia. Pero Drex, con la calma que lo caracterizaba, disparó dos balas directamente al pecho del vampiro, ralentizándolo justo lo suficiente para lanzar un tajo horizontal con su Chokuto, decapitando a la criatura en un solo movimiento.
Oscar, con su agresividad característica, luchaba en la vanguardia, arremetiendo contra los enemigos con una ferocidad que pocos podían igualar. Sus dagas destellaban en la oscuridad mientras cortaba a través de los muertos vivientes, buscando probarse ante el equipo de purga una vez más.
—¡No me voy a quedar atrás! —gruñó Oscar, mientras abatía a dos vampiros con un solo tajo.
A pesar de la fuerza que mostraba el equipo de purga, los enemigos seguían llegando. Era claro que su objetivo no era la victoria, sino simplemente retrasarlos el mayor tiempo posible. Los agentes de Ragnarok estaban huyendo, y los defensores de La Muerte Plata estaban dispuestos a sacrificarlo todo para garantizar que escaparan.
—¡Siguen viniendo! —gritó uno de los miembros de Oricalco mientras un grupo de brujas conjuraba bolas de fuego, lanzándolas hacia el equipo.
Tatiana dirigió al grupo con precisión, haciendo que se dispersaran para evitar el ataque. Las bolas de fuego explotaron contra las paredes de los túneles, enviando fragmentos de roca por todas partes, pero el equipo se mantenía firme.
—¡Fabián, ahora! —gritó Tatiana.
Fabián, sin detener su rezo, canalizó su poder hacia las brujas. Una ráfaga de energía sagrada atravesó el túnel, golpeándolas con una fuerza abrumadora. Las jóvenes aprendices no tuvieron oportunidad; sus cuerpos cayeron al suelo, carbonizados por la luz que las había consumido.
Pero mientras el combate continuaba, Drex sintió algo diferente en su interior. Su respiración se aceleró, y el calor de la batalla comenzó a despertarlo de una manera que no había sentido en mucho tiempo. Sabía lo que venía. Su transformación, el poder que había contenido durante tanto tiempo, estaba a punto de liberarse.
—Tatiana, mantén la línea —dijo Drex, su voz cargada de tensión.
Tatiana lo miró, reconociendo de inmediato lo que estaba sucediendo. Drex estaba a punto de transformarse.
—Haz lo que tengas que hacer, pero no te pierdas a ti mismo —le advirtió Tatiana, sabiendo lo peligroso que podía ser perder el control en un combate tan cerrado.
Drex asintió, y con un gruñido gutural, dejó que la bestia en su interior tomara el control. Su cuerpo comenzó a cambiar, sus músculos se hincharon, y su piel se cubrió de un pelaje gris oscuro. Su rostro se alargó en un hocico, y sus colmillos brillaron bajo la luz tenue de las antorchas del túnel.
Ahora en su forma licántropa, Drex se lanzó hacia los vampiros con una furia que pocos podían igualar. Con sus garras, destrozó a varios enemigos a la vez, moviéndose con una velocidad y fuerza que superaban por mucho la de sus oponentes. Los vampiros, sorprendidos por la transformación, trataron de retroceder, pero Drex estaba sobre ellos antes de que pudieran reaccionar.
El aire en el túnel se llenó con los sonidos de huesos rompiéndose y gritos de desesperación mientras Drex destrozaba a sus enemigos. Los vampiros que antes eran letales ahora caían uno tras otro bajo el poder de la bestia.
Oscar, observando la transformación de Drex, no pudo evitar sonreír mientras continuaba luchando.
—¡Esto es lo que necesitábamos! —gritó mientras abatía a otro nigromante.
Pero el combate no era sin consecuencias. A medida que la batalla se intensificaba, algunos de los agentes de Oricalco empezaban a caer. Las trampas ocultas en los túneles cobraban vidas, y los vampiros restantes luchaban con una ferocidad desesperada. El equipo de purga estaba resistiendo, pero las bajas eran inevitables.
Tatiana, siempre alerta, dirigía a los suyos con precisión, evitando que el caos los desbordara por completo. Sin embargo, sabía que no podían permitirse muchas más bajas. La batalla estaba alcanzando su clímax, y el equipo de purga necesitaba tomar el control de la situación rápidamente antes de que los túneles y sus innumerables trampas acabaran con ellos.
El aire se llenaba de polvo y sangre. El sonido de los cuerpos cayendo, el entrechocar de armas, y los cánticos de Fabián resonaban entre las paredes, amplificados por la acústica claustrofóbica de los túneles. Pero a pesar de su agotamiento, el equipo seguía empujando hacia adelante, liderado por la fuerza brutal de Drex en su forma licántropa.
Drex, completamente inmerso en su transformación, se movía como una tormenta de furia y garras. Cada ataque devastaba a los vampiros que osaban enfrentarse a él. Con una garra, desgarraba la carne de uno, mientras con la otra arrancaba la cabeza de otro. Su velocidad y fuerza eran incomparables, y por primera vez, los enemigos de La Muerte Plata parecían retroceder, conscientes de que estaban enfrentando algo mucho más poderoso que ellos.
Tatiana lo observaba mientras maniobraba entre los enemigos, su mirada siempre atenta a cualquier signo de pérdida de control. Sabía que Drex era un arma letal en su forma licántropa, pero también sabía que, en este estado, el riesgo de que se volviera incontrolable era alto. Tenía que asegurarse de que Drex volviera a su forma humana antes de que la bestia tomara el control por completo.
—¡Drex, mantente en control! —gritó Tatiana mientras disparaba a un grupo de brujas wiccas que intentaban conjurar un último hechizo.
Pero Drex, en medio de su frenesí, apenas escuchó el llamado. Su instinto de caza lo había consumido, y los vampiros seguían cayendo bajo su garra implacable. Las balas mixtas de plata y mercurio de su 9mm aún seguían siendo útiles, disparando con precisión incluso en su estado transformado.
Fabián, consciente de que el poder destructivo de Drex estaba cambiando el curso de la batalla, redobló sus esfuerzos. Sus rezos se hicieron más fuertes, más enfocados. Sabía que tenía que mantener a raya a los nigromantes y sus hordas de muertos vivientes mientras Drex, Oscar, y el resto del equipo luchaban cuerpo a cuerpo.
—¡Oh Señor, protege a tus siervos en esta lucha contra las tinieblas! —clamó Fabián, su voz resonando con una fuerza sobrehumana.
Una ola de luz sagrada brotó de Fabián, envolviendo a los nigromantes y a los vampiros restantes. Las criaturas de oscuridad comenzaron a arder bajo la luz, gritando en agonía mientras sus cuerpos se desmoronaban. Los nigromantes trataron de mantener el control de sus invocaciones, pero la fuerza de Fabián era demasiado poderosa. La energía oscura que manipulaban se deshizo, y los cuerpos sin vida de los muertos vivientes se desplomaron al suelo.
Tatiana, viendo el impacto que los rezos de Fabián estaban teniendo, lo reconoció como el verdadero eje de la ofensiva en ese momento.
—¡Fabián, sigue así! ¡No dejes que los refuercen! —gritó mientras abatía a otra bruja que había intentado conjurar un hechizo de protección.
La batalla parecía estar inclinándose a su favor, pero los enemigos de La Muerte Plata no iban a rendirse fácilmente. Desde las sombras más profundas del túnel, dos nigromantes expertos emergieron, sus ojos brillando con una furia que solo los desesperados conocen.
—¡No dejarán que los agentes de Ragnarok caigan! —murmuró Tatiana con preocupación mientras observaba la aparición de los nigromantes.
Estos no eran simples peones. Eran los verdaderos protectores de La Muerte Plata, los últimos recursos que mantenían la ofensiva. Los dos nigromantes comenzaron a conjurar hechizos poderosos, levantando de las profundidades del suelo a hordas de muertos vivientes mucho más fuertes y numerosos que los anteriores.
Tatiana sabía que estos enemigos no serían fáciles de derrotar.
—¡Formación defensiva! —ordenó, mientras disparaba a los nigromantes para interrumpir sus invocaciones.
Pero los muertos vivientes ya comenzaban a avanzar. Eran más rápidos, más fuertes, y mucho más letales que los anteriores. Se movían en manada, abalanzándose sobre el equipo de purga con una furia incontrolable. Varios agentes de Oricalco cayeron bajo sus garras, mientras otros eran empujados hacia las trampas ocultas en los túneles.
Fabián, sintiendo la creciente presión, cambió su estrategia. Sabía que no podía mantener el control total por mucho tiempo más. El esfuerzo de canalizar tanta energía estaba cobrando factura en su cuerpo, pero no podía detenerse. Tenía que proteger a su equipo.
—”¡Oh Señor, guía mis manos y purifica estas almas perdidas!” —gritó Fabián mientras una explosión de luz sagrada barría a los muertos vivientes más cercanos.
Sin embargo, los dos nigromantes expertos eran más fuertes de lo que había anticipado. A pesar de su poder, Fabián estaba luchando para contener sus ataques. Las energías oscuras que controlaban eran abrumadoras, y las criaturas que seguían levantando parecían interminables.
Tatiana se dio cuenta de que no podían permitir que los nigromantes mantuvieran el control. Sabía que la única forma de detener la ofensiva era derribar a esos dos.
—¡Drex! —gritó Tatiana—. Necesito que te centres en los nigromantes. Ellos son la clave.
Pero Drex seguía completamente inmerso en su forma licántropa, destruyendo a los vampiros con una brutalidad inhumana. Era una fuerza imparable, pero Tatiana sabía que, para derrotar a los nigromantes, necesitaban su mente táctica, no solo su furia.
—¡Drex! —gritó Tatiana una vez más, su voz llena de urgencia.
Finalmente, la llamada de Tatiana rompió a través de la niebla que cubría la mente de Drex. Lentamente, comenzó a recobrar el control. Sus movimientos se volvieron menos bestiales, y poco a poco, su cuerpo comenzó a revertir la transformación. El pelaje gris oscuro que cubría su piel se desvaneció, y sus garras y colmillos retrocedieron.
Con un gruñido final, Drex volvió a su forma humana, jadeando por el esfuerzo de contener la bestia.
—Lo tengo —dijo Drex, su voz ronca pero determinada.
A pesar de su agotamiento, Drex levantó sus 9mm y cargó hacia los nigromantes. Sabía que estos eran los enemigos que debían caer si querían sobrevivir. Con precisión letal, comenzó a disparar a las figuras encapuchadas. Cada bala de mercurio y plata se abrió camino a través de los hechizos de protección de los nigromantes, debilitándolos poco a poco.
Fabián, aprovechando la distracción de Drex, lanzó un último rezo, canalizando toda la energía que le quedaba en un ataque final. La luz sagrada envolvió a los nigromantes, haciendo que sus cuerpos comenzaran a arder con una intensidad abrasadora.
Los nigromantes gritaron en agonía, intentando lanzar un contraataque, pero era demasiado tarde. Con un último disparo de Drex, el hechizo que los mantenía con vida se desmoronó, y sus cuerpos se desplomaron en el suelo, consumidos por la luz de Fabián.
El túnel quedó en silencio. Los últimos restos de La Muerte Plata se desintegraban, y el equipo de purga, aunque agotado, había sobrevivido.
Tatiana, aún respirando con dificultad, bajó su arma y se dirigió hacia Drex. Lo encontró jadeando, recostado contra una de las paredes del túnel, su cuerpo cubierto de sudor y sangre.
—¿Estás bien? —preguntó Tatiana, con una mezcla de preocupación y alivio en su voz.
Drex asintió lentamente, aún recuperándose de la transformación.
—Lo estaré —respondió, con una leve sonrisa—. Solo necesito un momento.
Tatiana se inclinó hacia él, observándolo de cerca, asegurándose de que realmente estuviera bien.
—Lo hiciste bien —dijo, colocando una mano sobre su hombro—. Todos lo hicimos.
Drex asintió, agradecido por el reconocimiento, mientras cerraba los ojos por un momento, dejando que el agotamiento se asentara.
La batalla había terminado, pero sabían que la guerra aún continuaba. Los agentes de Ragnarok habían logrado escapar, pero La Muerte Plata había sufrido un golpe devastador.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
¿Te gustaría disfrutar de este contenido en formato de AUDIO LIBRO GRATIS? Aprovecha!!
Recuerda que siempre puedes volver a consultar nuestros libros en formato de AUDIO LIBRO GRATIS en nuestro canal de Youtube. NO OLVIDES SUSCRIBIRTE
Recibe un correo electrónico cada vez que tengamos un nuevo libro o Audiolibro para tí.
You have successfully joined our subscriber list.
Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar sobre Esoterismo, Magia, Ocultismo.
Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar para los pequeños grandes del mañana.
Disfruta de la historia de Terror más oscura y MARAVILLOSA que está cautivando al mundo.
Retira en Nequi, Daviplata, Tarjetas Netflix, Bitcoin, Tarjeta Visa Prepagada, ETC.