Que tenemos para ti

Lee GRATIS

En lo profundo de un exuberante bosque, donde los árboles se alzaban hacia el cielo y los arroyos susurraban historias de tiempos pasados, vivía un próspero hormiguero llamado “La Colonia Esmeralda”. Este hormiguero era conocido por su laboriosidad y por el espíritu inquebrantable de sus habitantes, quienes trabajaban día y noche para asegurar que su hogar fuera el más fuerte y próspero de todos.

La reina esmeralda, una hormiga majestuosa y sabia, guiaba a su colonia con una mezcla de firmeza y ternura. Ella siempre les recordaba a sus súbditos la importancia de la colaboración, la paciencia y, sobre todo, del optimismo. Era común escucharla decir: “No importa cuán grande sea el desafío, siempre hay algo bueno que podemos encontrar. El optimismo es nuestra fuerza.”

En la Colonia Esmeralda, había una joven hormiga llamada Alba, quien era conocida por su espíritu alegre y su sonrisa contagiosa. Alba era una recolectora, y aunque su tamaño era pequeño en comparación con otras hormigas, tenía una energía que parecía inagotable. Siempre que encontraba un obstáculo en su camino, Alba lo enfrentaba con una actitud positiva, buscando la manera de convertir cada problema en una oportunidad.

Un día, mientras Alba y sus compañeras hormigas recolectoras buscaban comida para el hormiguero, se toparon con un problema inesperado: un enorme árbol había caído sobre la entrada principal del hormiguero, bloqueando su acceso. La noticia se extendió rápidamente por toda la colonia, y las hormigas comenzaron a reunirse alrededor del gran tronco, preocupadas por lo que significaba este desastre para su hogar.

—¡Es imposible mover este árbol! —exclamó una hormiga soldado con voz preocupada—. Es demasiado grande y pesado para nosotras.

Otras hormigas asintieron con tristeza, temiendo lo peor. Sin embargo, Alba, quien había llegado al lugar poco después de que las primeras hormigas empezaran a desesperarse, no dejó que la preocupación la invadiera. En cambio, se acercó al tronco y lo observó con detenimiento, buscando una solución.

—¡No nos rindamos tan rápido! —dijo Alba, con su característico tono optimista—. Tal vez no podamos mover el árbol de inmediato, pero estoy segura de que, si trabajamos juntas, encontraremos una manera de superarlo.

Las palabras de Alba comenzaron a infundir un nuevo espíritu en las hormigas que la rodeaban. Aunque el tronco era enorme, su confianza les dio esperanza. Pronto, todas las hormigas de la colonia comenzaron a idear planes para resolver el problema. Algunas propusieron cavar un túnel alrededor del tronco, mientras que otras sugirieron que podrían usar ramas y hojas para construir una nueva entrada.

A medida que avanzaban los planes, Alba se convirtió en una fuente de inspiración para todas. Cuando alguna hormiga se desanimaba, Alba estaba allí para recordarle que, aunque la situación era difícil, debían concentrarse en lo que podían hacer en lugar de lo que no podían.

Así comenzó una nueva etapa en la vida de la Colonia Esmeralda. Con un espíritu renovado, las hormigas trabajaron arduamente, y aunque enfrentaron desafíos, cada día lograban pequeños avances. Las hormigas que antes se habían sentido derrotadas comenzaron a ver el lado positivo de la situación, y su confianza creció con cada éxito, por pequeño que fuera.

El espíritu optimista de Alba no solo cambió la manera en que las hormigas veían el problema, sino que también fortaleció la unión en la colonia. Las hormigas que antes solo veían el tronco como un obstáculo comenzaron a verlo como una oportunidad para mejorar y aprender. Alba estaba orgullosa de lo que estaban logrando juntas, y aunque aún quedaba mucho trabajo por hacer, sabía que, con optimismo y trabajo en equipo, podían superar cualquier desafío.

El trabajo en el hormiguero continuó, y con cada día que pasaba, las hormigas se acercaban más a encontrar una solución definitiva al problema del tronco. Sin embargo, el verdadero logro no estaba en mover el tronco, sino en la lección que habían aprendido: que, con optimismo, cualquier desafío puede convertirse en una oportunidad para crecer y fortalecerse como comunidad.

Los días pasaron, y aunque las hormigas de la Colonia Esmeralda trabajaban incansablemente, el tronco seguía siendo un obstáculo enorme. Habían cavado túneles, construido puentes de ramas y hojas, y probado varias ideas para rodearlo, pero parecía que el árbol caído tenía una última sorpresa bajo su corteza. A medida que cavaban, las hormigas descubrieron que el tronco estaba lleno de raíces profundas que se extendían por el suelo, complicando aún más sus esfuerzos por despejar el camino.

La situación comenzó a pesar en algunas de las hormigas. Aunque el espíritu de optimismo que Alba había sembrado aún se mantenía, la fatiga empezó a hacer mella. Algunas hormigas, agotadas por los esfuerzos, comenzaron a preguntarse si podrían haber subestimado el problema.

—¿Y si no podemos hacerlo? —murmuró una hormiga joven mientras descansaba al lado de una roca—. Llevamos días trabajando y apenas hemos hecho un progreso real.

—No digas eso —respondió Alba, quien siempre estaba atenta a las preocupaciones de sus compañeras—. Cada pequeño avance cuenta. Recuerda que el optimismo no significa que todo sea fácil, sino que podemos encontrar la fuerza para seguir adelante, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.

Sin embargo, la duda se había sembrado. A medida que los días pasaban y los avances eran lentos, algunas hormigas comenzaron a perder la esperanza. Alba, sintiendo que la moral de la colonia estaba en peligro, decidió que era momento de recordarle a todas la importancia de mantenerse unidas.

Convocó una reunión en la cámara central del hormiguero, donde la reina Esmeralda y las hormigas más veteranas solían discutir los planes. Cuando todas las hormigas estuvieron reunidas, Alba subió a una pequeña roca para que todas pudieran verla y escucharla.

—Sé que hemos estado trabajando muy duro —comenzó Alba, con su voz clara y firme—, y que algunos de ustedes están cansados y desanimados. Pero quiero que recordemos por qué empezamos esto. No se trata solo de mover un tronco o despejar un camino. Se trata de demostrar que, como colonia, podemos superar cualquier desafío si nos mantenemos unidas y optimistas.

La reina Esmeralda, quien había estado observando en silencio, asintió lentamente, mostrando su apoyo a las palabras de Alba.

—Alba tiene razón —dijo la reina, su voz suave resonando en la cámara—. A lo largo de los años, hemos enfrentado muchos desafíos, pero siempre los hemos superado porque hemos trabajado juntas. Este tronco es solo otro obstáculo, y aunque es grande y difícil, no debemos dejar que nos derrote. Debemos recordar que nuestra verdadera fuerza no está en nuestros músculos, sino en nuestro espíritu.

Las palabras de la reina y de Alba resonaron en las hormigas presentes. La atmósfera en la cámara cambió; donde antes había incertidumbre, ahora había una renovada sensación de determinación. Las hormigas comenzaron a compartir ideas y sugerencias, discutiendo nuevas formas de abordar el problema.

Una hormiga arquitecta llamada Roca, conocida por su habilidad para diseñar estructuras complejas dentro del hormiguero, propuso una idea audaz. Sugirió que en lugar de intentar mover el tronco, podrían construir un túnel mucho más amplio alrededor del mismo, lo suficientemente grande como para permitir el paso de todas las hormigas, incluso de las más grandes y cargadas. Además, Roca propuso que usaran las raíces del árbol como parte del túnel, reforzando la estructura.

La idea de Roca fue recibida con entusiasmo. Era un plan ambicioso, pero las hormigas estaban listas para asumir el desafío. Alba, quien siempre había confiado en la creatividad y la colaboración, vio en esta propuesta la oportunidad de demostrar una vez más que el optimismo y la unión podían transformar cualquier dificultad en una solución ingeniosa.

Las hormigas se dividieron en equipos, cada uno con una tarea específica. Algunas se encargaron de cavar el túnel, utilizando sus fuertes mandíbulas para abrir camino a través de la tierra y las raíces. Otras recolectaron materiales para reforzar las paredes del túnel, utilizando hojas, ramitas y piedras pequeñas. Las hormigas ingenieras, guiadas por Roca, supervisaron la construcción y aseguraron que el túnel fuera lo suficientemente estable para soportar el tráfico constante de la colonia.

Durante la construcción, las hormigas enfrentaron muchos desafíos. Las raíces del árbol eran más profundas y fuertes de lo que habían anticipado, y en algunos momentos, parecía que el túnel podría colapsar bajo el peso del tronco. Pero cada vez que las cosas se complicaban, Alba estaba allí para recordarles que la clave estaba en mantener la fe en sus habilidades y en el apoyo mutuo.

—Recuerden, amigas —decía Alba en los momentos más difíciles—, cada vez que superamos un obstáculo, nos volvemos más fuertes. Lo que estamos haciendo aquí no solo es abrir un camino para nuestro hormiguero, sino también demostrarnos a nosotras mismas que no hay nada que no podamos lograr si nos mantenemos optimistas y trabajamos juntas.

Finalmente, después de días de arduo trabajo, el túnel estuvo completo. Era una obra maestra de ingeniería, una estructura robusta y segura que no solo permitía el paso de las hormigas, sino que también fortalecía el hormiguero en su conjunto. Las hormigas celebraron su logro, sintiendo una profunda satisfacción por haber superado un desafío tan formidable.

Alba, aunque cansada, estaba radiante de alegría. Sabía que lo que habían logrado no solo era importante para el hormiguero, sino también una lección invaluable para todas las hormigas. Habían aprendido que, aunque el camino fuera difícil y lleno de obstáculos, el optimismo y la unión podían llevarlas a superar cualquier adversidad.

El tronco, que una vez había sido un símbolo de desesperación, se convirtió en un recordatorio permanente de lo que la Colonia Esmeralda podía lograr cuando se mantenía fiel a sus valores. Y Alba, quien había sido el corazón de ese optimismo, se ganó el respeto y la admiración de toda la colonia, no solo por su valentía, sino por su inquebrantable fe en que siempre hay algo bueno que encontrar, incluso en las situaciones más difíciles.

Con el túnel finalmente completado, la Colonia Esmeralda volvió a la normalidad, pero algo había cambiado. Las hormigas no solo habían superado un desafío formidable, sino que habían salido fortalecidas de la experiencia. Habían aprendido que, incluso cuando las circunstancias parecían insuperables, la esperanza y el trabajo en equipo podían llevarlas a lograr lo imposible.

El túnel, que ahora se erigía como una entrada secundaria al hormiguero, se convirtió en una vía simbólica. Las hormigas lo usaban con orgullo, sabiendo que representaba el poder de la unión y la perseverancia. A pesar de las dificultades iniciales, este túnel pronto se convirtió en una de las rutas más importantes del hormiguero, facilitando el tránsito y la organización en la colonia.

El día después de que el túnel se inaugurara, la reina Esmeralda convocó a toda la colonia para una celebración especial. Bajo la luz de la mañana, las hormigas se reunieron alrededor de la entrada principal, donde el tronco aún permanecía como un recordatorio de lo que habían superado. Alba, Roca y otras hormigas clave en la construcción del túnel se colocaron al frente, con la reina en el centro.

—Queridas compañeras —comenzó la reina, con una voz que transmitía tanto orgullo como gratitud—, hoy es un día para celebrar no solo nuestro éxito en la construcción del túnel, sino también la fortaleza de nuestra comunidad. Este tronco, que una vez parecía ser un obstáculo insuperable, ahora es un símbolo de nuestra capacidad para enfrentar la adversidad con esperanza, creatividad y, sobre todo, optimismo.

Las hormigas aplaudieron con entusiasmo, moviendo sus antenas y mandíbulas en señal de acuerdo. Alba, que estaba al lado de la reina, sintió un nudo en la garganta al ver el aprecio en los ojos de sus compañeras. Sabía que este momento no solo era un reconocimiento a su trabajo, sino también a la lección que había tratado de inculcar: la importancia de mantener una actitud positiva, incluso en las situaciones más difíciles.

La celebración continuó con canciones y danzas, donde las hormigas expresaron su alegría de manera festiva. Mientras tanto, Roca y su equipo de ingenieras aprovechaban la oportunidad para planificar nuevas mejoras en el hormiguero, inspiradas por el éxito del túnel. Alba, por su parte, se unió a la celebración, pero no pudo evitar pensar en lo que había aprendido durante todo este proceso.

Mientras las festividades continuaban, una hormiga anciana se acercó a Alba. Era Sabia, una de las consejeras más veteranas del hormiguero, conocida por su experiencia y por sus palabras sabias.

—Alba, quiero felicitarte personalmente —dijo Sabia, su voz suave pero firme—. Lo que has hecho aquí es más que ayudar a construir un túnel. Has mostrado a todas las hormigas de la colonia el verdadero valor del optimismo.

Alba, siempre modesta, inclinó la cabeza con humildad.

—Gracias, Sabia —respondió—. Pero no podría haberlo hecho sin el apoyo de todas. Fue el trabajo en equipo lo que nos permitió superar este desafío.

—Eso es cierto —asintió Sabia—. Pero no olvides que el optimismo no es solo una actitud, sino también una elección consciente que influye en los demás. Tu ejemplo ayudó a mantener unida a la colonia cuando más lo necesitaba. Nunca subestimes el poder de una actitud positiva.

Las palabras de Sabia quedaron resonando en la mente de Alba mientras observaba a sus compañeras disfrutar de la celebración. Sabía que tenía razón. Aunque el tronco había sido un desafío enorme, el verdadero logro había sido la transformación que había tenido lugar dentro del hormiguero. Las hormigas habían aprendido que, con optimismo, podían enfrentar cualquier adversidad, y ese conocimiento sería su mayor fortaleza en el futuro.

Pasaron varios días después de la celebración, y la vida en la Colonia Esmeralda volvió a su ritmo habitual. Sin embargo, las hormigas ahora se sentían más seguras y preparadas para cualquier desafío que pudiera surgir. Alba siguió desempeñando su papel como recolectora, pero ahora era vista como una líder informal dentro de la colonia. Siempre estaba dispuesta a ofrecer una palabra de aliento o a compartir una idea cuando surgían problemas.

Un día, mientras Alba recolectaba hojas cerca del borde del bosque, se encontró con un grupo de hormigas de otra colonia, que parecían estar perdidas y confundidas. Eran más pequeñas y frágiles que las hormigas de la Colonia Esmeralda, y parecían haber viajado una gran distancia.

—Hola, amigas —dijo Alba, acercándose con cautela—. ¿Están perdidas?

Las hormigas, visiblemente aliviadas al ver a Alba, asintieron.

—Venimos de la Colonia Dorada —explicó una de ellas—. Un incendio arrasó nuestro hormiguero, y hemos estado buscando un nuevo hogar. Nos dijeron que la Colonia Esmeralda era un lugar donde podríamos encontrar refugio, pero no sabíamos cómo llegar.

Alba sintió un nudo en el estómago al escuchar la historia. Sabía lo devastador que podía ser perder un hogar, pero también sabía que la Colonia Esmeralda tenía la capacidad de ayudar.

—Vengan conmigo —dijo Alba con una sonrisa—. Les llevaré a nuestra colonia. Estoy segura de que la reina Esmeralda estará feliz de recibirlas.

Cuando Alba regresó al hormiguero con las hormigas de la Colonia Dorada, la reina Esmeralda y las demás hormigas las recibieron con los brazos abiertos, ofreciendo alimento, refugio y, lo más importante, la promesa de un nuevo hogar. Las hormigas de la Colonia Dorada, agotadas pero agradecidas, encontraron consuelo en la calidez y hospitalidad de sus nuevas compañeras.

A medida que pasaban los días, las hormigas de la Colonia Dorada comenzaron a integrarse en la vida diaria de la Colonia Esmeralda. Aunque al principio fue difícil adaptarse a un nuevo entorno, pronto encontraron su lugar en la comunidad, contribuyendo con sus habilidades y conocimientos. El hormiguero creció en número y fuerza, y la llegada de las nuevas hormigas solo hizo que la colonia se volviera más unida y resiliente.

Alba, al ver cómo las hormigas de ambas colonias trabajaban juntas y se apoyaban mutuamente, sintió una profunda satisfacción. Sabía que el optimismo que había mantenido durante el desafío del tronco había dejado una marca duradera en la colonia. Ahora, con la Colonia Dorada como parte de su comunidad, las hormigas de la Colonia Esmeralda estaban más fuertes y mejor preparadas para enfrentar cualquier cosa que el futuro les deparara.

Un día, mientras observaba a las jóvenes hormigas jugar cerca del tronco caído, Alba reflexionó sobre todo lo que había sucedido. Habían enfrentado un desafío monumental, habían superado sus dudas y miedos, y habían emergido más fuertes y unidas que nunca. Y, en el proceso, habían aprendido una lección invaluable: que el optimismo, la unión y la perseverancia podían transformar cualquier adversidad en una oportunidad para crecer.

Mientras el sol se ponía sobre el bosque, bañando el hormiguero en una cálida luz dorada, Alba sintió una profunda paz. Sabía que la Colonia Esmeralda estaba en el camino correcto, y que, con la actitud correcta, no había nada que no pudieran lograr.

Y así, la Colonia Esmeralda, guiada por el optimismo y la fortaleza de sus hormigas, continuó prosperando, siempre preparada para enfrentar los desafíos que el futuro pudiera traer, con la certeza de que, juntas, podían superar cualquier obstáculo.

La moraleja de esta historia es que el optimismo nos ayuda a ver lo bueno en cada situación.

Y colorín colorín, este cuento llego a su fin. bueno mis amables oyentes. ¡hasta muy pronto! CON UN NUEVO CUENTO CON MORALEJA.

Audio Libro GRATIS

¿Te gustaría disfrutar de este contenido en formato de AUDIO LIBRO GRATIS? Aprovecha!!

Volver a la Lista de Cuentos

Recuerda que siempre puedes volver a consultar nuestros libros en formato de AUDIO LIBRO GRATIS en nuestro canal de Youtube. NO OLVIDES SUSCRIBIRTE

Síguenos en las Redes

Descarga nuestra App

Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar sobre Esoterismo, Magia, Ocultismo.

Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar para los pequeños grandes del mañana.

Disfruta de la historia de Terror más oscura y MARAVILLOSA que está cautivando al mundo.

Retira en Nequi, Daviplata, Tarjetas Netflix, Bitcoin, Tarjeta Visa Prepagada, ETC.