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En un rincón mágico del mundo, donde los árboles susurraban secretos y los ríos cantaban melodías antiguas, se encontraba el Bosque de la Gratitud. Este bosque era especial, pues todos los seres que vivían allí sabían apreciar cada pequeño detalle de la vida. Desde el más diminuto insecto hasta el majestuoso ciervo, todos entendían el valor de la gratitud.

En el corazón del bosque vivía una pequeña ardilla llamada Lila. Lila era conocida por su energía inagotable y su curiosidad insaciable. Siempre estaba explorando nuevos rincones del bosque y haciendo amigos por donde pasaba. Sin embargo, a pesar de su naturaleza alegre, Lila a veces se sentía insatisfecha. Veía a otros animales con cosas que ella no tenía y se preguntaba por qué no podía tenerlas también.

Un día, mientras recogía nueces para el invierno, Lila se encontró con un viejo búho llamado Sabio. Sabio era el guardián del bosque y conocido por su sabiduría. Al ver a Lila con una expresión de tristeza, Sabio decidió acercarse.

—¿Qué te preocupa, pequeña Lila? —preguntó Sabio con su voz suave y profunda.

Lila suspiró y respondió:

—A veces siento que no tengo tanto como los demás. Veo a los pájaros volar libremente, a los ciervos correr con gracia, y me pregunto por qué no puedo tener esas cosas también.

Sabio sonrió con comprensión y dijo:

—Lila, la gratitud es una llave mágica que abre las puertas de la felicidad. A veces, nos enfocamos tanto en lo que no tenemos que olvidamos apreciar lo que sí tenemos. ¿Te has detenido a pensar en todas las cosas maravillosas que tienes en tu vida?

Lila frunció el ceño, pensativa. Nunca había considerado su vida desde esa perspectiva. Sabio continuó:

—Mira a tu alrededor. Tienes un hogar cálido en el hueco de un árbol, amigos que te quieren y un bosque lleno de aventuras. La gratitud nos ayuda a ver la belleza en lo que ya poseemos y nos enseña a valorar cada momento.

Lila asintió lentamente, comenzando a entender las palabras de Sabio. Decidió que, a partir de ese día, intentaría ser más agradecida por las cosas que tenía. Con una sonrisa renovada, Lila se despidió de Sabio y continuó su camino, sintiéndose un poco más ligera y feliz.

Con el consejo de Sabio en mente, Lila decidió poner en práctica la gratitud. Cada mañana, al despertar, se tomaba un momento para agradecer por el nuevo día. Agradecía por el sol que calentaba su pelaje, por las nueces que encontraba y por los amigos que la rodeaban. Poco a poco, Lila comenzó a notar cambios en su vida. Se sentía más feliz y satisfecha, y su sonrisa se volvió aún más brillante.

Un día, mientras exploraba una parte del bosque que no había visitado antes, Lila se encontró con un grupo de animales que parecían estar en una situación difícil. Había un pequeño conejo llamado Bruno, una tortuga llamada Tina y un pájaro carpintero llamado Pico. Todos ellos estaban tratando de mover una gran roca que bloqueaba la entrada a su hogar.

—¡Hola! —dijo Lila, acercándose—. ¿Puedo ayudarles?

Bruno, el conejo, suspiró aliviado.

—¡Gracias, Lila! Hemos estado tratando de mover esta roca todo el día, pero es demasiado pesada para nosotros.

Lila, recordando las palabras de Sabio, decidió que este era un buen momento para mostrar gratitud y ayudar a sus amigos. Juntos, empujaron y empujaron hasta que finalmente lograron mover la roca. Los animales celebraron con alegría y agradecieron a Lila por su ayuda.

—No hay de qué —dijo Lila, sonriendo—. Estoy feliz de poder ayudar.

Esa noche, mientras Lila descansaba en su nido, pensó en lo afortunada que era. No solo tenía un hogar y amigos, sino que también tenía la oportunidad de hacer una diferencia en la vida de los demás. La gratitud no solo la hacía sentir bien, sino que también la conectaba con los demás de una manera profunda y significativa.

Al día siguiente, Lila decidió visitar a Sabio para contarle sobre su experiencia. Encontró al viejo búho en su árbol, observando el bosque con sus ojos sabios.

—Sabio, quería agradecerte por tu consejo —dijo Lila—. He estado practicando la gratitud y me siento mucho más feliz. Además, pude ayudar a algunos amigos y eso me hizo sentir muy bien.

Sabio sonrió y asintió.

—Me alegra escuchar eso, Lila. La gratitud es una poderosa herramienta que nos ayuda a ver la belleza en nuestras vidas y a conectarnos con los demás. Sigue practicándola y verás cómo tu vida se llena de alegría y satisfacción.

Lila se despidió de Sabio y regresó a su hogar, sintiéndose más agradecida que nunca. Sabía que, aunque no siempre tendría todo lo que deseaba, siempre tendría razones para estar agradecida. Y con esa gratitud en su corazón, Lila estaba lista para enfrentar cualquier desafío que el bosque le presentara.

Al día siguiente, Lila se despertó con una sensación de alegría y gratitud. Decidió que quería compartir esta nueva perspectiva con sus amigos del bosque. Se dirigió primero a la madriguera de Bruno el conejo. Bruno estaba ocupado tratando de encontrar suficientes zanahorias para el invierno y parecía muy preocupado.

—¡Buenos días, Bruno! —saludó Lila con entusiasmo—. ¿Cómo estás hoy?

Bruno suspiró y respondió:

—No muy bien, Lila. Estoy preocupado porque no sé si tendré suficientes zanahorias para el invierno.

Lila sonrió y le dijo:

—Sabes, Bruno, he aprendido algo muy valioso sobre la gratitud. A veces, cuando nos enfocamos en lo que no tenemos, olvidamos apreciar lo que ya tenemos. ¿Por qué no intentas agradecer por las zanahorias que ya has recogido?

Bruno miró a Lila con curiosidad y decidió intentarlo. Juntos, contaron las zanahorias que Bruno había almacenado y, para su sorpresa, se dio cuenta de que tenía más de lo que pensaba. Bruno sonrió y agradeció a Lila por su consejo.

Luego, Lila se dirigió al estanque donde Tina la tortuga solía pasar el tiempo. Tina estaba preocupada porque el estanque parecía estar secándose.

—Hola, Tina —dijo Lila—. ¿Qué te preocupa?

Tina respondió con tristeza:

—El estanque se está secando y no sé qué hacer. Tengo miedo de que pronto no haya suficiente agua para todos nosotros.

Lila se sentó junto a Tina y le dijo:

—Entiendo tu preocupación, Tina. Pero, ¿has pensado en agradecer por el agua que aún tenemos? A veces, cuando apreciamos lo que tenemos, encontramos soluciones que no habíamos visto antes.

Tina asintió y, juntas, comenzaron a buscar maneras de conservar el agua del estanque. Descubrieron que podían construir pequeños canales para dirigir el agua de la lluvia hacia el estanque. Tina se sintió más tranquila y agradecida por la ayuda de Lila.

Finalmente, Lila visitó a Pico el pájaro carpintero, quien estaba tratando de encontrar un nuevo árbol para hacer su hogar. Pico estaba frustrado porque todos los árboles que encontraba ya estaban ocupados.

—Hola, Pico —dijo Lila—. ¿Cómo estás?

Pico respondió con un tono de frustración:

—No muy bien, Lila. No puedo encontrar un árbol adecuado para mi nuevo hogar.

Lila le sugirió:

—¿Por qué no agradeces por los árboles que ya has encontrado, incluso si no son perfectos? A veces, la gratitud nos ayuda a ver las cosas desde una nueva perspectiva.

Pico decidió intentarlo y, mientras agradecía por los árboles que había encontrado, se dio cuenta de que uno de ellos tenía una rama perfecta para su nido. Con la ayuda de Lila, Pico construyó su nuevo hogar y se sintió muy agradecido.

Lila regresó a su hogar esa noche, sintiéndose más conectada con sus amigos y más agradecida que nunca. Sabía que la gratitud no solo había mejorado su vida, sino también la de sus amigos.

Lila se despertó al día siguiente con una sensación de satisfacción por haber ayudado a sus amigos. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que se encontrara con un nuevo desafío. Mientras exploraba el bosque, se topó con un grupo de animales que nunca había visto antes. Eran animales del Bosque de la Sombra, un lugar conocido por su oscuridad y tristeza.

Entre ellos estaba Max, un zorro astuto pero siempre insatisfecho, y Luna, una cierva que siempre se quejaba de su suerte. Lila, con su corazón lleno de gratitud, decidió acercarse a ellos y compartir su experiencia.

—Hola, soy Lila —dijo con una sonrisa—. Vengo del Bosque de la Gratitud. ¿Puedo ayudarles en algo?

Max la miró con desconfianza y respondió:

—¿Ayudarnos? No creo que puedas. Aquí en el Bosque de la Sombra, nada sale bien. Siempre estamos luchando por encontrar comida y un lugar seguro para dormir.

Lila no se desanimó y les contó cómo la gratitud había cambiado su vida. Les explicó que, aunque las cosas no siempre eran perfectas, agradecer por lo que tenían les había ayudado a encontrar soluciones y a sentirse más felices.

Luna, la cierva, escuchó con atención y preguntó:

—¿De verdad crees que la gratitud puede ayudarnos aquí? Este lugar es tan oscuro y triste.

Lila asintió con convicción.

—Sí, lo creo. ¿Por qué no intentamos agradecer por las pequeñas cosas que tenemos? Tal vez podamos encontrar una manera de mejorar nuestra situación.

Max y Luna decidieron darle una oportunidad. Juntos, comenzaron a buscar cosas por las que estar agradecidos. Max agradeció por la comida que encontraban, aunque fuera escasa, y Luna agradeció por los momentos de tranquilidad que tenían.

A medida que practicaban la gratitud, algo sorprendente comenzó a suceder. El Bosque de la Sombra empezó a parecer menos oscuro. Encontraron un claro donde el sol brillaba a través de los árboles, y allí decidieron establecer un nuevo hogar. Con la ayuda de Lila, construyeron refugios y almacenaron comida para los días difíciles.

La noticia de la transformación del Bosque de la Sombra se extendió rápidamente. Otros animales del bosque, como Bruno, Tina y Pico, vinieron a ver el cambio. Todos quedaron asombrados al ver cómo la gratitud había iluminado un lugar tan oscuro.

Un día, mientras Lila estaba ayudando a Max a construir un nuevo refugio, Sabio el búho apareció. Observó el cambio con una sonrisa y dijo:

—Lila, has hecho un trabajo maravilloso. Has demostrado que la gratitud no solo mejora nuestras vidas, sino que también puede transformar nuestro entorno.

Lila se sintió orgullosa y agradecida por las palabras de Sabio. Sabía que la gratitud era una herramienta poderosa y que, con ella, podían enfrentar cualquier desafío.

Esa noche, todos los animales del Bosque de la Gratitud y del Bosque de la Sombra se reunieron para celebrar. Compartieron historias de gratitud y se dieron cuenta de que, aunque sus vidas no eran perfectas, tenían mucho por lo que estar agradecidos.

Lila miró a su alrededor y vio las sonrisas en los rostros de sus amigos. Sabía que la gratitud había creado un vínculo especial entre ellos y que, juntos, podían superar cualquier obstáculo.

El sol brillaba intensamente en el Bosque de la Gratitud, iluminando los rostros felices de todos los animales que se habían reunido para celebrar. Lila, la ardilla, observaba con una sonrisa mientras sus amigos compartían historias de gratitud y alegría. El claro estaba decorado con guirnaldas de flores y hojas, y una gran mesa estaba llena de deliciosos frutos y nueces, todos traídos por los animales en señal de agradecimiento.

Sabio, el búho, se posó en una rama alta y comenzó a hablar. “Hoy celebramos no solo la transformación del Bosque de la Sombra, sino también el poder de la gratitud. Gracias a Lila, hemos aprendido a apreciar lo que tenemos y a encontrar alegría en las pequeñas cosas.”

Bruno, el conejo, se levantó y compartió su historia. “Antes, me preocupaba mucho por el invierno y si tendría suficientes zanahorias. Pero Lila me enseñó a valorar lo que ya tenía, y ahora me siento más tranquilo y feliz.”

Tina, la tortuga, añadió: “Lila y yo encontramos maneras de conservar el agua del estanque, y eso nos hizo darnos cuenta de lo afortunados que somos de tener agua. Ahora, cada vez que bebo, me siento agradecida.”

Pico, el pájaro carpintero, también quiso hablar. “Gracias a Lila, encontré el árbol perfecto para mi hogar. Aprendí a agradecer por los árboles que ya había encontrado, y eso me hizo ver el bosque con nuevos ojos.”

Max, el zorro, y Luna, la cierva, se acercaron tímidamente. “Nosotros venimos del Bosque de la Sombra,” dijo Max. “Era un lugar oscuro y triste, pero Lila nos enseñó a agradecer por las pequeñas cosas. Ahora, hemos encontrado un claro soleado y hemos hecho un nuevo hogar. La gratitud ha transformado nuestras vidas.”

Lila se sintió profundamente conmovida por las palabras de sus amigos. “La gratitud no solo nos ayuda a apreciar lo que tenemos,” dijo, “sino que también nos une y nos hace más fuertes. Juntos, podemos superar cualquier obstáculo.”

Los animales aplaudieron y comenzaron a cantar canciones de gratitud. Bailaron y jugaron, disfrutando de la compañía de sus amigos y del hermoso día. La celebración continuó hasta el atardecer, y cuando el sol comenzó a ponerse, todos se reunieron alrededor de una fogata.

Sabio, el búho, concluyó la celebración con unas palabras finales. “Recordemos siempre que la gratitud es una luz que puede iluminar incluso los lugares más oscuros. Sigamos compartiendo esta luz con los demás y haciendo de nuestro bosque un lugar aún más maravilloso.”

Lila miró a su alrededor y sintió una profunda sensación de paz y felicidad. Sabía que la gratitud había creado una comunidad más fuerte y unida, capaz de enfrentar cualquier desafío juntos. Y con esa certeza, se acurrucó en su nido, agradecida por el día y por todos sus amigos.

Después de la gran celebración, Lila, la ardilla, decidió visitar el Bosque de la Sombra una vez más. Quería asegurarse de que Max, Luna y los demás animales estuvieran bien y que la gratitud continuara floreciendo en su nuevo hogar. Al llegar, se sorprendió al ver cuánto había cambiado el lugar. Los árboles que antes parecían tristes y oscuros ahora estaban llenos de hojas verdes y flores coloridas. Los animales se movían con alegría, y el aire estaba lleno de risas y cantos.

Max, el zorro, corrió hacia Lila con una gran sonrisa. “¡Lila! ¡Mira todo lo que ha cambiado gracias a ti! La gratitud realmente ha transformado nuestro bosque.”

Luna, la cierva, se unió a ellos. “Hemos aprendido a agradecer por cada pequeño detalle, y eso ha hecho una gran diferencia. Ahora, todos trabajamos juntos para mantener nuestro hogar hermoso y lleno de vida.”

Lila se sintió emocionada al ver el impacto positivo que la gratitud había tenido en el Bosque de la Sombra. “Estoy tan feliz de ver estos cambios,” dijo. “La gratitud no solo nos ayuda a apreciar lo que tenemos, sino que también puede transformar nuestro entorno y nuestras vidas.”

Mientras caminaban por el bosque, Lila notó que algunos animales aún luchaban con la gratitud. Se acercó a un pequeño erizo llamado Spike, que parecía triste. “Hola, Spike,” dijo Lila suavemente. “¿Qué te preocupa?”

Spike suspiró. “A veces, me cuesta encontrar cosas por las que estar agradecido. Todo parece tan difícil.”

Lila sonrió y se sentó junto a él. “Entiendo que a veces puede ser difícil, pero siempre hay algo por lo que podemos estar agradecidos, incluso en los momentos más oscuros. ¿Por qué no intentamos encontrar algo juntos?”

Spike asintió y miró a su alrededor. “Bueno, estoy agradecido por el sol que brilla hoy. Hace que todo se vea más bonito.”

“¡Eso es un buen comienzo!” dijo Lila. “¿Qué más?”

Spike pensó por un momento. “Estoy agradecido por mis amigos, que siempre están ahí para mí.”

Lila sonrió. “Exactamente. La gratitud es como una semilla. Cuanto más la cultivamos, más crece y florece en nuestras vidas.”

Con el tiempo, Spike comenzó a encontrar más y más cosas por las que estar agradecido. Su actitud cambió, y pronto, él también estaba ayudando a otros animales a encontrar la gratitud en sus vidas.

Lila se sintió orgullosa al ver cómo la gratitud se extendía por todo el bosque. Sabía que, aunque el camino a veces podía ser difícil, siempre había algo por lo que estar agradecido. Y con esa gratitud, podían superar cualquier obstáculo.

Finalmente, Lila regresó al Bosque de la Gratitud, donde sus amigos la recibieron con abrazos y sonrisas. Sabía que su trabajo no había terminado, pero estaba agradecida por cada momento y cada lección aprendida.

La moraleja de esta historia es que la gratitud nos ayuda a apreciar lo que tenemos.

Y colorín colorín, este cuento llego a su fin. bueno mis amables oyentes. ¡hasta muy pronto! CON UN NUEVO CUENTO CON MORALEJA.

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