Creepypasta El Ritual de Los Paredones.

—No necesitas hacer esto —dijo Drex mientras bloqueaba otro ataque—. No hay deshonra en dejar que este ritual continúe. No estamos aquí para profanar tu territorio.

El guerrero se detuvo por un instante, como si las palabras de Drex hubieran llegado a algún lugar profundo de su ser. Sus ojos vacíos parpadearon, y por un momento, Drex vio algo humano en ellos. Luego, el espíritu bajó su espada y asintió levemente antes de disolverse en el aire.

Drex respiró hondo, sabiendo que había pasado la prueba. El resto de los espíritus, al ver la desaparición del guerrero, comenzaron a retroceder, como si comprendieran que no había lugar para ellos en este ritual.

Culminación del Ritual

Con las entidades dispersas y el peligro mitigado, Drex se retiró a su posición inicial, observando mientras el ritual alcanzaba su punto culminante. Los chamanes, liderados por Auxplex, aumentaron la intensidad de sus cánticos, mientras los europeos se mantenían en silencio, dejando que el poder los envolviera.

El aire en Los Paredones se volvió denso, como si el mismo tiempo se hubiera detenido. Entonces, sin previo aviso, un destello de luz surgió del centro del círculo, envolviendo a todos los presentes en un brillo que cegó a Drex por un instante.

Cuando la luz finalmente se desvaneció, el ritual había concluido. Los europeos se levantaron, respirando profundamente mientras sentían los efectos del ritual en sus cuerpos. Markus miró a Drex y Auxplex, una expresión de satisfacción en su rostro.

—Ha funcionado —dijo Markus con una sonrisa—. Gracias, Auxplex. Y a ti también, Drex. Sin ustedes, esto no habría sido posible.

Auxplex asintió, aunque su rostro mostraba el cansancio de haber canalizado tanta energía.

—Nos alegramos de haber podido ayudar —respondió el chamán—. Pero recuerda, Markus, este poder no debe ser usado a la ligera.

Markus asintió, consciente de la advertencia.

—Lo sabemos. Nuestra sociedad ha jurado proteger este conocimiento y usarlo solo cuando sea absolutamente necesario. Pueden confiar en nosotros.

Drex, que había permanecido en silencio hasta entonces, se acercó a Markus y extendió la mano.

—Buena suerte con lo que venga después —dijo Drex.

Markus estrechó su mano con firmeza.

—Igualmente, Holcux. Ha sido un honor trabajar contigo. Espero que nuestros caminos se crucen de nuevo algún día.

Despedida y Camino a Cusco

Con el ritual completado y la amenaza neutralizada, los europeos se prepararon para partir. Drex observó mientras cargaban sus pertenencias en sus vehículos, listos para continuar su camino. Antes de irse, Markus se acercó a Drex y le entregó un pequeño cofre de madera.

—Aquí está tu paga, como acordamos —dijo Markus—. Espero que sea suficiente para tus servicios.

Drex tomó el cofre y asintió.

—Es más que suficiente. Gracias.

Markus sonrió, inclinando levemente la cabeza en señal de respeto, antes de volver con su grupo.

Auxplex, que había estado observando la escena, se acercó a Drex una vez que los europeos partieron.

—Ellos tienen sus propios caminos que seguir —dijo Auxplex, mirando cómo los vehículos de los europeos se alejaban en el horizonte—. Pero no me preocupa tanto lo que harán con este poder. Es una carga que han elegido llevar, y solo el tiempo dirá si están a la altura.

Drex asintió, sabiendo que Auxplex tenía razón. El ritual había sido exitoso, pero ahora el conocimiento y el poder estaban en manos de aquellos europeos. Era un riesgo calculado, y Drex solo podía esperar que utilizaran lo que habían obtenido de manera responsable.

—Voy a dirigirme a Cusco —dijo Drex, cambiando el tema—. Necesito reabastecerme y tomarme un tiempo para descansar antes de mi próximo trabajo.

Auxplex lo miró con una mezcla de tristeza y aceptación. Sabía que Drex era un lobo solitario, siempre en movimiento, siempre persiguiendo algo que solo él entendía.

—Cusco es un buen lugar para recargar energías —dijo Auxplex—. La ciudad está llena de historia, y las montañas guardan secretos que incluso tú podrías encontrar interesantes. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme.

Drex sonrió levemente, apreciando la oferta de su amigo. Aunque se movía solo, siempre había confort en saber que tenía aliados en el mundo, personas en las que podía confiar cuando las cosas se volvían difíciles.

—Lo sé, Auxplex. Gracias por todo.

Auxplex asintió, y los dos hombres intercambiaron un breve abrazo, un gesto de camaradería que trascendía las palabras.

—Cuídate, Holcux —dijo Auxplex mientras Drex se dirigía hacia su camioneta—. Y recuerda, el mundo siempre tiene una manera de sorprenderte cuando menos lo esperas.

Drex subió a su vehículo y miró una última vez hacia su amigo antes de arrancar el motor. Mientras se alejaba de Los Paredones, el sol ya había alcanzado su punto más alto en el cielo, bañando el desierto con una luz dorada.

El viaje a Cusco sería largo, pero Drex no tenía prisa. Había cumplido con su tarea, había ayudado a su amigo, y había asegurado que el ritual se completara sin contratiempos. Ahora, lo único que le quedaba era seguir adelante, hacia nuevas aventuras y desafíos.

Mientras la carretera se extendía ante él, Drex sintió una calma inusual, una sensación de satisfacción que rara vez experimentaba. Quizás era el resultado de haber hecho las cosas bien, o tal vez era simplemente el alivio de saber que, por ahora, el mundo estaba en equilibrio.

El paisaje cambió lentamente mientras se adentraba más en los Andes, las montañas elevándose a su alrededor como guardianes silenciosos. Cusco lo esperaba, con sus calles antiguas y su aire de misterio, un lugar donde podría encontrar descanso, y quizás, respuestas a preguntas que aún no se había planteado.

Pero eso era para otro día. Por ahora, Drex se permitió disfrutar del viaje, con la seguridad de que, mientras él siguiera cazando en las sombras, el equilibrio en el mundo se mantendría.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”