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La Diosa Bastet.

La Reina de la luna y la señora de los gatos.

 

Presentación del dios.

En las sombras del antiguo Egipto, donde el Nilo fluía con la sangre de los dioses, nació una diosa de gran belleza y poder. Su nombre era Bastet, la hija del sol, la reina de la luna y la señora de los gatos.

Bastet era una diosa de origen solar, nacida de la unión del dios Ra y la diosa Isis. Su nombre significaba “la que es femenina” y era sinónimo de fertilidad, maternidad y protección.

Con su cuerpo de mujer y su cabeza de gato, Bastet era una diosa de gran belleza y misterio. Su importancia en la mitología egipcia era inmensa, ya que era la protectora de los faraones y la guardiana de la casa y la familia.

Se decía que Bastet tenía el poder de proteger a los hombres y los animales de los males y las enfermedades, y que su presencia era sinónimo de buena suerte y prosperidad. Su culto se extendió por todo Egipto, y se construyeron templos en su honor en Bubastis y otros lugares sagrados.

 

Contexto mitológico.

En el vasto y misterioso universo de la mitología egipcia, Bastet se movía con gracia y poder.

Era una diosa que habitaba en un mundo de dioses y criaturas sobrenaturales, donde la magia y la fantasía se entrelazaban con la realidad.

En este mundo, Bastet compartía el trono con otros dioses y diosas poderosos. Había Ra, el dios del sol, que cada día viajaba por el cielo en su barca solar, llevando la luz y el calor a la humanidad. Había Isis, la diosa de la magia y la fertilidad, que con su poder había resucitado a su amado Osiris y había dado nacimiento a Horus, el dios del cielo.

También había Anubis, el dios de la muerte y la momificación, que vigilaba las puertas del inframundo y protegía a los muertos en su viaje hacia la eternidad. Y había Seth, el dios del caos y la destrucción, que siempre buscaba desafiar el orden establecido y sembrar el caos en el mundo.

En este mundo de dioses y criaturas, Bastet se destacaba por su belleza y su poder. Era la protectora de los faraones y la guardiana de la casa y la familia. Era la diosa que mantenía el equilibrio y la armonía en el mundo, y que protegía a los hombres y los animales de los males y las enfermedades.

Pero Bastet no era la única criatura sobrenatural que habitaba en este mundo. Había también los espíritus de los antepasados, que habitaban en las sombras y vigilaban sobre sus descendientes. Había los demonios y los monstruos, que acechaban en las tinieblas y buscaban hacer daño a los vivos.

Y había los gatos, esos animales sagrados que eran los símbolos de Bastet y sus criaturas favoritas. Los gatos eran los guardianes de la casa y la familia, y eran capaces de ver en la oscuridad y de proteger a sus dueños de los males y las enfermedades.

En este mundo de dioses y criaturas, Bastet reinaba con gracia y poder. Era la diosa que mantenía el equilibrio y la armonía en el mundo, y que protegía a los hombres y los animales de los males y las enfermedades. Y era la diosa que habitaba en el corazón de los egipcios, y que los inspiraba a vivir con honor y dignidad.

 

Nacimiento.

En el principio de los tiempos, cuando los dioses aún habitaban en la tierra, nació Bastet, la diosa del amor y la fertilidad. Su nacimiento fue un evento extraordinario, rodeado de circunstancias especiales que anunciaban su destino divino.

Bastet era hija de Ra, el dios del sol, y de Isis, la diosa de la magia y la fertilidad. Su concepción había sido un milagro, ya que Ra había descendido a la tierra para unirse a Isis, quien había sido seducida por su poder y su belleza.

El embarazo de Isis había sido largo y difícil, ya que el feto de Bastet había sido objeto de las iras de Seth, el dios del caos y la destrucción. Seth había intentado matar al feto, pero Isis había protegido a su hija con su magia y su amor.

Finalmente, después de muchos meses de espera, Bastet nació en una noche de luna llena, en un templo secreto en las afueras de la ciudad de Bubastis. Su nacimiento fue anunciado por un eclipse solar, que había sido interpretado por los sacerdotes como un signo de la llegada de una diosa poderosa.

Bastet nació con el cuerpo de una mujer y la cabeza de un gato, lo que la hacía diferente a cualquier otro ser en el mundo. Su piel era suave y dorada, como la piel de un león, y sus ojos brillaban como las estrellas en la noche.

Isis había mirado a su hija con orgullo y amor, sabiendo que Bastet estaba destinada a ser una diosa importante en el panteón egipcio. Y Ra, quien había descendido a la tierra para ver a su hija, había sonreído con orgullo, sabiendo que Bastet era la encarnación de su poder y su belleza.

 

Infancia y primeros años.

La infancia de Bastet fue un período de gran aprendizaje y crecimiento. Desde muy temprana edad, demostró signos de su destino divino. Su madre, Isis, la enseñó los secretos de la magia y la fertilidad, y su padre, Ra, le mostró el poder del sol y la luz.

Bastet creció rodeada de gatos, que se convirtieron en sus compañeros de juego y sus protectores. Los gatos la adoraban, y ella los amaba con todo su corazón. Juntos, exploraban los templos y los jardines de Bubastis, descubriendo secretos y maravillas.

Cuando Bastet tenía solo unos pocos años, demostró su primer signo de poder. Un día, mientras jugaba con un gato en el templo, el animal cayó enfermo. Bastet se preocupó mucho y puso sus manos sobre el gato. De repente, una luz dorada salió de sus manos y el gato se curó.

Isis y Ra se dieron cuenta de que su hija tenía un don especial. La enseñaron a controlar sus poderes y a usarlos para ayudar a los demás. Bastet aprendió rápidamente y pronto se convirtió en una pequeña curandera, ayudando a los animales y a las personas que lo necesitaban.

A medida que crecía, Bastet se convirtió en una joven hermosa y poderosa. Su destino divino se hizo cada vez más claro, y los dioses y las diosas del panteón egipcio comenzaron a tomar nota de ella.

Descubrimiento de poderes.

 

Bastet había crecido rodeada de la magia y el misterio del templo de Bubastis. Sin embargo, no fue hasta que cumplió 16 años que descubrió el verdadero alcance de sus poderes.

Era un día caluroso de verano, y Bastet se encontraba en el jardín del templo, jugando con un grupo de gatos. De repente, uno de los gatos se escapó y se cayó en un pozo profundo. Bastet se preocupó mucho y corrió hacia el pozo, pero cuando llegó, se dio cuenta de que no podía alcanzar al gato.

Fue entonces cuando sintió una extraña sensación en su interior. Una energía dorada comenzó a fluir por su cuerpo, y Bastet se dio cuenta de que podía sentir la presencia del gato, incluso en la oscuridad del pozo.

Sin pensarlo, Bastet extendió su mano y llamó al gato. Para su sorpresa, el animal salió del pozo y se posó en su mano, como si hubiera sido atraído por una fuerza invisible.

Bastet se sorprendió mucho, pero también se sintió emocionada. Había descubierto que tenía el poder de comunicarse con los animales, y que podía sentir su presencia incluso en la distancia.

A partir de ese día, Bastet comenzó a experimentar con sus poderes. Descubrió que podía curar a los animales enfermos, y que podía incluso hablar con ellos. Sin embargo, también enfrentó desafíos y peligros, ya que su poder atraía la atención de los dioses y las diosas del panteón egipcio.

 

Entrenamiento y crecimiento.

Después de su encuentro con Seth, Bastet se dio cuenta de que necesitaba perfeccionar sus habilidades y aprender a controlar sus poderes. Así que buscó la ayuda de su madre, Isis, quien la llevó a un lugar secreto en el desierto.

Allí, Bastet conoció a un anciano sabio llamado Imhotep, quien había sido un gran mago y sacerdote en su juventud. Imhotep aceptó entrenar a Bastet en los secretos de la magia y la curación, y durante meses, la joven diosa estudió y practicó con dedicación.

Bastet aprendió a controlar su energía y a canalizarla hacia sus manos, creando poderosas curaciones y protecciones. También aprendió a comunicarse con los animales de manera más efectiva, y a entender sus pensamientos y sentimientos.

A medida que pasaba el tiempo, Bastet se convirtió en una diosa poderosa y sabia. Su conexión con los animales se hizo más fuerte, y su capacidad para curar y proteger se expandió. También desarrolló una profunda comprensión de la naturaleza y el equilibrio del universo.

Imhotep se convirtió en un mentor y un amigo para Bastet, y la guió en su crecimiento y desarrollo. Juntos, exploraron los secretos del universo y descubrieron nuevos poderes y habilidades.

Pero el entrenamiento de Bastet no fue fácil. Seth y otros dioses del caos la desafiaron en varias ocasiones, intentando detener su crecimiento y debilitar su poder. Sin embargo, Bastet perseveró y superó cada desafío, demostrando su fuerza y determinación.

Al final de su entrenamiento, Bastet se convirtió en una diosa completa, con poderes y habilidades que la hacían única en el panteón egipcio. Estaba lista para enfrentar cualquier desafío y para cumplir con su destino como protectora de los animales y la naturaleza.

 

Grandes hazañas.

Bastet, la diosa de la luna y los animales, había crecido en poder y sabiduría. Su conexión con la naturaleza y los seres vivos la había convertido en una fuerza formidable en el panteón egipcio.

Una de sus primeras grandes hazañas fue la batalla contra el monstruo Apep, una serpiente gigante que amenazaba con devorar el sol cada día. Bastet se enfrentó al monstruo con valor y astucia, utilizando sus poderes para debilitarlo y finalmente vencerlo.

Después de su victoria sobre Apep, Bastet se convirtió en una heroína en Egipto. Los animales la adoraban y la respetaban, y los humanos la invocaban en busca de protección y ayuda.

Pero Bastet no se detuvo ahí. Continuó teniendo grandes aventuras y logros, como el rescate de los gatos sagrados de la ciudad de Bubastis, que habían sido secuestrados por el dios Seth.

Bastet se infiltró en el palacio de Seth y luchó contra sus demonios para rescatar a los gatos y devolverlos a su hogar.

También se enfrentó a la diosa Sekhmet, que había sido enviada por Ra para castigar a los humanos por su desobediencia. Bastet se interpuso entre Sekhmet y los humanos, utilizando su poder para calmar la ira de la diosa y evitar una gran catástrofe.

Estas hazañas y otras más convirtieron a Bastet en una diosa legendaria, conocida por su valor, su sabiduría y su compasión. Los egipcios la adoraban y la respetaban, y su nombre se convirtió en sinónimo de protección y ayuda.

 

Interacciones con otros dioses y mortales.

Bastet, la diosa de la luna y los animales, no era una diosa solitaria. Tenía muchas interacciones con otros dioses, héroes y mortales, que mostraban su carácter y relaciones.

Una de sus relaciones más cercanas era con su madre, Isis, la diosa de la magia y la fertilidad.

Bastet admiraba y respetaba a su madre, y las dos diosas trabajaban juntas en muchos proyectos y misiones.

También tenía una relación especial con el dios Anubis, el dios de la muerte y la momificación.

Aunque parecían ser opuestos, Bastet y Anubis se complementaban bien, y trabajaban juntos para proteger a los muertos y a los vivos.

Pero no todas las interacciones de Bastet eran pacíficas. Tenía una rivalidad con la diosa Sekhmet, la diosa de la guerra y la destrucción. Las dos diosas tenían personalidades opuestas, y a menudo se enfrentaban en batallas y desafíos.

A pesar de sus rivalidades, Bastet también tenía amigos mortales. Uno de sus amigos más cercanos era el faraón Khafre, quien la adoraba y la respetaba. Bastet a menudo se aparecía ante él en sueños y visiones, guiándolo en sus decisiones y protegiéndolo de los peligros.

También tenía una relación especial con los sacerdotes y sacerdotisas de su culto, quienes la adoraban y la servían con dedicación. Bastet se aparecía ante ellos en rituales y ceremonias, y les daba consejos y orientación.

En general, Bastet era una diosa compasiva y protectora, que se preocupaba por los demás y trabajaba para mantener el equilibrio y la armonía en el mundo. Sus interacciones con otros dioses y mortales mostraban su carácter y relaciones, y demostraban su importancia en el panteón egipcio.

 

Enemigos y rivales.

Bastet, la diosa de la luna y los animales, no estaba exenta de enemigos y rivales. En el panteón egipcio, había muchos dioses y diosas que la veían como una amenaza o una rival.

Uno de sus principales enemigos era la diosa Sekhmet, la diosa de la guerra y la destrucción.

Sekhmet era una diosa feroz y temida, que disfrutaba de la batalla y la sangre. Bastet, por otro lado, era una diosa pacífica y protectora, que aborrecía la violencia y la destrucción.

Las dos diosas se enfrentaron en muchas batallas, cada una tratando de imponer su voluntad sobre la otra. Pero Bastet siempre salió victoriosa, gracias a su astucia y su poder.

Otro rival de Bastet era el dios Seth, el dios del caos y la oscuridad. Seth era un dios malvado y manipulador, que siempre estaba buscando formas de destruir a los demás dioses y diosas.

Bastet, con su poder y su sabiduría, era un obstáculo para los planes de Seth, y él la odiaba por eso.

Los conflictos entre Bastet y Seth fueron legendarios, con batallas que sacudieron el cielo y la tierra. Pero Bastet siempre salió victoriosa, gracias a su conexión con la naturaleza y los animales.

También hubo otros enemigos y rivales de Bastet, como el dios Apep, la serpiente gigante que amenazaba con devorar el sol cada día. Bastet se enfrentó a Apep en muchas batallas, y siempre salió victoriosa.

En general, Bastet era una diosa valiente y poderosa, que no temía a sus enemigos y rivales. Ella sabía que su poder y su sabiduría eran superiores, y que siempre saldría victoriosa en el final.

Pruebas y tribulaciones.

 

A pesar de su poder y sabiduría, Bastet no estuvo exenta de pruebas y tribulaciones. La diosa enfrentó muchos desafíos personales que la obligaron a crecer y evolucionar.

Una de las pruebas más difíciles que enfrentó Bastet fue la pérdida de su amado esposo, el dios Ptah. Ptah había sido asesinado por el dios Seth, y Bastet se sintió devastada por su muerte.

Sin embargo, en lugar de dejarse consumir por la tristeza y la ira, Bastet decidió utilizar su poder para honrar la memoria de Ptah. Creó un gran templo en su honor y se dedicó a proteger a los animales y los humanos que necesitaban su ayuda.

Otra prueba que enfrentó Bastet fue la traición de su propia hija, la diosa Pakhet. Pakhet había sido corrompida por el dios Seth y había decidido unirse a él en su lucha contra Bastet.

Bastet se sintió dolida y traicionada por la acción de su hija, pero no se rindió. En lugar de eso, se enfrentó a Pakhet y la derrotó en una gran batalla. Luego, utilizó su poder para curar a Pakhet y devolverla al camino correcto.

A través de estas pruebas y tribulaciones, Bastet creció y evolucionó como diosa. Aprendió a ser más fuerte y sabia, y a utilizar su poder para ayudar a los demás.

 

Últimos años.

Los últimos años de Bastet fueron marcados por una serie de eventos que anunciaban su declive. La diosa, que había sido tan poderosa y respetada, comenzó a sentir que su influencia se debilitaba.

Una profecía antigua había hablado de la caída de Bastet, y cómo su poder sería eclipsado por un nuevo dios. Al principio, nadie le dio importancia, pero a medida que los años pasaban, las señales se hicieron más claras.

Los gatos, que habían sido sagrados para Bastet, comenzaron a desaparecer de los templos y los hogares. Las estatuas de la diosa, que habían sido tan reverenciadas, empezaron a ser olvidadas y cubiertas de polvo. Los sacerdotes que habían servido a Bastet comenzaron a perder su conexión con la divinidad, y sus rituales y ceremonias se volvieron cada vez más débiles.

Bastet misma sintió que su poder se estaba debilitando. Su conexión con la luna y los animales se estaba rompiendo, y su capacidad para proteger y curar se estaba desvaneciendo. Intentó luchar contra el declive, pero era como si una fuerza más grande que ella misma estuviera trabajando en su contra.

Los dioses y diosas del panteón egipcio comenzaron a distanciarse de Bastet, y los humanos que la habían adorado empezaron a buscar a otros dioses que pudieran satisfacer sus necesidades. Bastet se sintió sola y abandonada, y su corazón se llenó de tristeza y desesperanza.

A medida que el fin se acercaba, Bastet tuvo una visión de su propia muerte. Vio cómo su cuerpo se desintegraba en el aire, y cómo su espíritu se desvanecía en la nada. Supo que su tiempo había llegado, y que pronto dejaría de ser una diosa.

 

La muerte.

La muerte de Bastet fue un evento que sacudió el mundo mitológico. La diosa, que había sido tan poderosa y respetada, se desvaneció en la nada, dejando un vacío que parecía imposible de llenar.

Los dioses y diosas del panteón egipcio se reunieron para lamentar su pérdida. Isis, la diosa de la magia y la fertilidad, lloró amargamente, recordando los buenos momentos que había compartido con Bastet. Anubis, el dios de la muerte y la momificación, se encargó de guiar el espíritu de Bastet al más allá, asegurándose de que su tránsito fuera pacífico.

Los humanos que habían adorado a Bastet se sintieron perdidos y sin rumbo. Habían perdido a su protectora y guía, y no sabían quién los protegería ahora. La gente comenzó a buscar a otros dioses que pudieran llenar el vacío que había dejado Bastet, pero ninguno podía reemplazarla.

La muerte de Bastet también tuvo un impacto en la naturaleza. Los gatos, que habían sido sagrados para ella, comenzaron a desaparecer de la faz de la tierra. Las plantas y los árboles que habían crecido en su honor empezaron a marchitarse y morir. El río Nilo, que había sido bendecido por Bastet, comenzó a secarse, y las estrellas que habían brillado en su honor se apagaron.

Pero incluso en la muerte, Bastet dejó un legado. Su espíritu se convirtió en parte de la naturaleza, y su poder se dispersó por el mundo. Los dioses y diosas del panteón supieron que su memoria viviría para siempre, y que su influencia continuaría siendo felt en el mundo mitológico.

La muerte de Bastet fue un final triste, pero también un nuevo comienzo. El mundo mitológico había cambiado para siempre, y nada volvería a ser lo mismo. Pero en el corazón de los dioses y humanos, la memoria de Bastet viviría para siempre.

 

Impacto y legado.

La vida y acciones de Bastet han dejado un impacto duradero en la mitología y en los mortales.

Su legado es un testimonio de su poder y influencia, y sigue siendo sentido en el mundo mitológico.

Después de su muerte, surgieron numerosas leyendas y cultos en su honor. Los sacerdotes y sacerdotisas que la habían servido continuaron sus rituales y ceremonias, y la gente común la siguió adorando como una diosa protectora y curadora.

Una de las leyendas más famosas que surgieron en su honor es la de la “Diosa Gato”, que cuenta cómo Bastet se transformó en un gato para proteger al faraón y a su pueblo de los peligros. Esta leyenda se convirtió en un símbolo de su poder y protección, y se sigue contando en los templos y hogares de Egipto.

Otro culto que surgió en su honor es el de la “Orden de la Luna”, un grupo de sacerdotes y sacerdotisas que se dedicaron a honrar a Bastet y a seguir sus enseñanzas. Este culto se extendió por todo Egipto, y sus miembros se convirtieron en conocidos por su sabiduría y poder.

La influencia de Bastet también se puede ver en la arquitectura y el arte de Egipto. Los templos y monumentos que se construyeron en su honor son testigos de su importancia y poder, y las estatuas y pinturas que la representan son algunas de las más hermosas y emocionantes de la mitología egipcia.

 

Reflexión final.

La historia de Bastet es un testimonio del poder y la importancia de la mitología en nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos. A través de su vida y acciones, podemos ver la complejidad y riqueza de la experiencia humana, y la manera en que los dioses y diosas han sido utilizados para explicar y dar sentido a la realidad.

Bastet es un recordatorio de la importancia de la feminidad y la maternidad en la mitología, y de la manera en que las diosas han sido marginadas y olvidadas en la historia. Su historia es un llamado a reconocer y celebrar la diversidad y la complejidad de la experiencia humana, y a buscar una comprensión más profunda de la naturaleza y el universo.

En última instancia, la historia de Bastet es una invitación a explorar la riqueza y la complejidad de la mitología, y a descubrir la manera en que los dioses y diosas han sido utilizados para explicar y dar sentido a la realidad. Esperamos que esta historia haya sido un punto de partida para tu propio viaje de descubrimiento y exploración.

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¡Gracias por acompañarnos en este viaje a través de la historia de Bastet! Esperamos que hayas disfrutado del libro y que te haya inspirado a seguir explorando la riqueza y la complejidad de la mitología.

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