El cazador de almas perdidas – Creepypasta 331.
Guayaquil Bajo Asedio – El Despliegue.
El aire en el centro de operaciones estaba cargado de tensión. Las luces del mapa
holográfico de Guayaquil parpadeaban, iluminando los rostros serios de los líderes de los
equipos. Tatiana, de pie frente a la pantalla, observaba a todos los presentes. Sabía que
este despliegue debía ser perfecto. La sincronización y el sigilo eran esenciales para el éxito
de la misión.
María, la clarividente más poderosa de La Purga, estaba a su lado, con la mirada fija en el
futuro inmediato, anticipando cualquier cambio o amenaza potencial. Tatiana respiró hondo,
mientras el resto de los equipos aguardaba en silencio, listos para recibir sus órdenes.
“Bien, atención a todos,” comenzó Tatiana, su voz resonando firme en la sala.
Frente a ella estaban los seis equipos que serían desplegados en distintos puntos clave de
la ciudad. A cada lado, los escuadrones de Oricalco.
“Esta misión es una operación simultánea. Nos desplegaremos en seis barrios estratégicos
de Guayaquil. En cada punto, se han detectado actividades sospechosas relacionadas con
Ragnarok. Necesitamos tomar control de las entradas subterráneas y neutralizar cualquier
amenaza antes de que puedan reagruparse o atacar.”
Tatiana se acercó al mapa holográfico, donde los seis barrios aparecían resaltados en rojo.
Cada uno de los equipos miraba con atención, sabiendo que el despliegue debía ser rápido
y coordinado.
“Alexia, Raúl,” dijo Tatiana, señalando el barrio al norte, “ustedes se dirigirán a
Samborondón. Esta zona es extremadamente delicada, con áreas residenciales de alto lujo
y vigilancia constante. Sabemos que Ragnarok ha estado utilizando estas urbanizaciones
para esconder rutas subterráneas. Su misión es encontrar esos accesos sin alertar a los
civiles.”
Tatiana observó a Raúl y Alexia, quienes asintieron en silencio. Los tres escuadrones de
Oricalco a su mando ya estaban listos para movilizarse.
“Cruzarán el Puente de la Unidad Nacional y se moverán con total discreción. No podemos
permitir que la misión sea visible para la población.”
“Tiranus, Julián,” continuó Tatiana, señalando el siguiente punto en el mapa, “ustedes
estarán en Las Peñas, un área complicada por su terreno elevado. Hay túneles bajo las
casas coloniales que pueden estar siendo utilizados por Ragnarok. Su misión es infiltrarse
sin levantar sospechas, asegurar esos túneles y evitar que los usen como rutas de escape.”
Los escuadrones de Oricalco asignados a Tiranus y Julián asintieron. La operación en Las
Peñas sería peligrosa debido a las calles estrechas y la alta visibilidad desde el Cerro Santa
Ana.
“Fabián, Diana, Olfuma,” dijo Tatiana, enfocándose en el área norte, “ustedes se
desplegarán en Urdesa. Este barrio tiene una geografía compleja, con avenidas arboladas y
canales conectados al Estero Salado. Las rutas subterráneas están ocultas cerca del
estero, y es probable que tengamos que neutralizar a cualquier criatura que esté utilizando
esas zonas para moverse entre los barrios.”
Los tres sabían que Urdesa presentaba un desafío distinto. Con el estero tan cerca, el agua
dificultaría los movimientos, y las trampas ocultas podrían estar activadas en cualquier
momento.
“Andrés, Violeta,” continuó Tatiana, apuntando hacia el noroeste de la ciudad, “Mapasingue
es tu destino. Es una zona montañosa con colinas empinadas. Hemos detectado actividad
inusual en la parte más alta del barrio. Las colinas ofrecen visibilidad, pero también son el
lugar perfecto para emboscadas. Aseguren las entradas en las laderas y mantengan a los
escuadrones en movimiento constante.”
Andrés asintió lentamente, sabiendo que la misión en Mapasingue sería compleja,
especialmente con el terreno inclinado. Violeta, aún silenciosa pero letal, estaba lista para
cualquier enfrentamiento.
“Anuel, Óscar, Lía,” prosiguió Tatiana, señalando uno de los barrios más históricos de
Guayaquil, “ustedes estarán en el Barrio del Astillero. Con su historia vinculada a la
construcción de barcos, este barrio tiene acceso directo al Estero Salado, lo que lo convierte
en un punto estratégico para Ragnarok. La misión es identificar las entradas subterráneas
bajo las viejas construcciones y tomar el control del área sin alertar a los locales.”
Lía, siempre al mando, asintió, consciente de la importancia de su equipo para asegurar una
de las zonas más críticas. Los escuadrones de Oricalco a su mando ya estaban listos para
la operación.
“Drex,” concluyó Tatiana, señalando el último punto en el mapa, “te dirigirás a Isla Trinitaria.
Esta es una zona de difícil acceso, con viviendas construidas sobre pilares y rodeadas de
agua pantanosa. Sabemos que Ragnarok ha estado utilizando las zonas pantanosas para
movilizarse sin ser detectados. Tendrás que asegurar los accesos ocultos y cortar cualquier
intento de movimiento en los canales.”
Drex, siempre confiado en su poder, se mantuvo en silencio, listo para movilizar a los tres
escuadrones de Oricalco bajo su mando. Isla Trinitaria sería un terreno complicado, pero
ideal para alguien con su fuerza y habilidades.
Tatiana observó a cada equipo y, con una firmeza en la voz que no admitía dudas, dio la
orden final.
“Movilícense de inmediato. Los vehículos están listos y las rutas han sido trazadas.
Manténganse en contacto en todo momento y esperen la señal para atacar. Esta misión es
clave. No habrá margen de error.”
Con la orden de Tatiana, los equipos se levantaron de inmediato. Los vehículos blindados
ya estaban en marcha, y los escuadrones de Oricalco marchaban en formación perfecta
hacia sus puntos asignados. Los líderes tomaron posiciones al frente de cada convoy, y en
cuestión de minutos, todos los equipos se desplegaron por Guayaquil, avanzando en
perfecta sincronización hacia sus respectivos barrios.
Tatiana se quedó observando el mapa mientras las fuerzas se movían. Cada punto en
Guayaquil estaba siendo cubierto simultáneamente. Esta era solo la primera parte de la
operación, pero sabían que lo peor estaba por llegar. En las profundidades de esos túneles
subterráneos, algo mucho más oscuro los esperaba
Los vehículos blindados se deslizaban en la oscuridad de la noche, moviéndose por
Guayaquil mientras los equipos de La Purga se desplegaban hacia sus objetivos. Las luces
de la ciudad reflejaban las sombras de las operaciones en marcha, pero en el interior de
cada vehículo, las tensiones personales comenzaban a aflorar entre los miembros. Las
palabras no eran muchas, pero cada conversación llevaba consigo el peso de las historias
compartidas y de las decisiones por venir.
Samborondón – Alexia y Raúl.
El viento nocturno soplaba sobre el Puente de la Unidad Nacional, mientras el vehículo
cruzaba hacia Samborondón. Alexia miraba por la ventana, con la mente lejos de la
misión. A pesar de haber estado en la Purga durante meses, sentía que la posibilidad de
pertenecer a la manada era cada vez más inalcanzable.
—Nunca pensé que sería tan difícil —dijo finalmente, con la mirada perdida en las luces de
la ciudad—. No sé si algún día podré entrar a la manada.
Raúl la observó un momento antes de responder, midiendo sus palabras con la sabiduría
que le daban los años trabajando junto a los licántropos.
—¿Difícil? —replicó, con una media sonrisa—. Que estés aquí, en esta misión, es la mayor
señal de que ya no estás tan lejos, Alexia. No lo ves, pero Tiranus y Diana ya han cedido
mucho. Si Olfuma te cuestionó, es porque te consideran digna de ser enfrentada. Si no, te
habrían ignorado. Créeme, si la manada no viera potencial en ti, ya estarías fuera.
Alexia apretó los labios, recordando el enfrentamiento con Olfuma. La joven licántropa la
había confrontado, preguntándole si no le daba miedo abandonar a alguien de nuevo, como
lo había hecho con Drex. La crudeza de sus palabras aún resonaba en su mente, pero más
que hacerla sentir rechazada, le había dejado claro que había una oportunidad para
redimirse.
—Es verdad… —admitió, desviando la mirada hacia Raúl—. Olfuma no me atacó. Me
enfrentó. Y quizás eso signifique algo.
Raúl asintió, tranquilo.
—Exactamente. Así que deja de dudar y concéntrate en la misión. Estás aquí por una
razón, y tienes la oportunidad de demostrarlo.
Alexia le dedicó una pequeña sonrisa de agradecimiento.
—Gracias, Raúl. Eres un gran líder. —Alexia se enderezó en su asiento, enfocándose de
nuevo en la misión—. Ahora, vayamos a encontrar esas malditas rutas subterráneas.
Raúl sonrió y dirigió la atención al mapa, donde el barrio de lujo brillaba ante ellos. La
conversación había terminado, y la acción estaba por comenzar.
Las Peñas – Tiranus y Julián
El aire en el vehículo de Tiranus y Julián era denso, no por la tensión, sino por la frialdad
que emanaba del líder de la manada. Tiranus estaba sentado en silencio, con los ojos fijos
en el paisaje que pasaba frente a él, mientras Julián, más calmado, ajustaba su equipo.
—No puedo permitirme errores en esta misión, Julián —dijo finalmente Tiranus, su voz baja
y cargada de autoridad—. No pondré a mi manada en peligro por tus debilidades.
Julián no levantó la vista de lo que estaba haciendo, pero respondió con tranquilidad. Sabía
que Tiranus no lo estaba desafiando personalmente, solo estaba estableciendo límites
claros.
—No habrá errores —respondió Julián con tono sereno—. Estoy aquí para cumplir, no para
fallar.
Tiranus giró ligeramente la cabeza, observando a Julián con una mirada fría, como si
estuviera midiendo su determinación.
—Espero que lo entiendas —continuó Tiranus, sin cambiar de tono—. No estamos en
terreno de duda.
Julián asintió sin cambiar su postura.
—Lo entiendo. Y no necesito que lo repitas.
El vehículo siguió avanzando hacia Las Peñas, y aunque las palabras fueron pocas,
Tiranus no necesitaba más. Julián había respondido como debía, y ahora lo único que
importaba era lo que ocurriera en el campo.
Urdesa – Fabián, Diana y Olfuma.
En el vehículo que se dirigía a Urdesa, la atmósfera era más relajada. Diana mantenía su
habitual postura protectora hacia Olfuma, pero había algo más en su mirada: un respeto
silencioso hacia Fabián, quien había demostrado ser más que un aliado. Había sobrevivido
a la bestia de Drex, algo que muy pocos podían decir.
—Fabián, lo que hiciste en el torneo de la Purga… no cualquiera sobrevive a Drex
—comentó Diana, sin apartar la vista de las calles, pero reconociendo lo que él había
logrado—. Ganarte el respeto de la manada no es fácil.
Fabián sonrió con una mezcla de modestia y satisfacción, recordando la experiencia. Había
enfrentado a la bestia, y aunque sobrevivió, sabía que había sido una prueba límite.
—Digamos que sobrevivir a Drex es… algo que uno no olvida —respondió con una sonrisa
leve—. Pero todos sabemos que es más fácil enfrentarse a una bestia que ganar la
confianza de la manada.
Olfuma, que había estado escuchando atentamente, intervino entonces con su usual
curiosidad.
—Fabián, leí algo sobre una periodista, Valeria Dupont, y sobre eventos para niños
atacados por vampiros… ¿Cómo puedes ser amigo de alguien así y de Drex al mismo
tiempo? Parece… contradictorio.
La pregunta de Olfuma era sincera, no tenía malicia, pero Fabián supo de inmediato que
no sería fácil explicarle. Olfuma era nueva en el mundo, y aunque entendía muchas cosas,
aún le faltaba ver la complejidad de las alianzas que rodeaban a La Purga.
—Tú misma estuviste en la boda de Drex —respondió Fabián, recordándole con
suavidad—. ¿Recuerdas a Laura, la ministra de vampiros convertidos? Estaba allí, con
nosotros. Drex siempre ha sido el puente entre los mundos, y yo simplemente sigo su
ejemplo.
Olfuma asintió, recordando aquella noche. La presencia de Laura había sido una lección
para ella sobre la manera en que Drex conectaba los diferentes lados de la lucha, y ahora
entendía mejor por qué Fabián también caminaba por esa línea delgada.
Diana permaneció en silencio, pero asintió ligeramente. Sabía lo difícil que era mantener
esos puentes, y Drex lo hacía con una naturalidad que incluso la manada valoraba
profundamente.
Mapasingue – Andrés y Violeta.
El silencio en el vehículo que se dirigía a Mapasingue era denso, cargado de emociones no
expresadas. Violeta se sentía dividida. Por un lado, estaba agradecida por tener a Andrés
a su lado, pero, por otro, no podía evitar sentir que la sombra del pasado nublaba su
relación actual.
—No quiero que sientas que tienes que estar conmigo solo por lo que pasó antes —dijo
finalmente, sin mirarlo directamente.
Andrés apretó los puños, sabiendo lo difícil que era para ella decir eso. Había cometido
errores en el pasado, errores que casi destruyeron lo que tenían.
—No es por el pasado, Violeta —respondió él, con un tono bajo pero firme—. Estoy aquí
porque quiero estar contigo ahora. No importa lo que hice antes. Lo que importa es lo que
estoy dispuesto a hacer ahora para que funcione.
Violeta lo miró, notando la sinceridad en sus palabras, pero aún incapaz de dejar de lado
sus dudas.
—Eso espero… —susurró, volviendo la mirada hacia la ventana. Sabía que ambos querían
lo mismo, pero el camino hacia esa estabilidad parecía cada vez más difícil.
Barrio del Astillero – Anuel, Óscar y Lía.
El vehículo blindado avanzaba por las estrechas calles del Barrio del Astillero. Anuel,
siempre curiosa y con su actitud despreocupada, miraba de reojo a Óscar y Lía, quienes
guardaban silencio.
—Vamos, Óscar —dijo Anuel, rompiendo el silencio—, cuéntame cómo estuvo la fiesta. No
te hagas el tímido.
Óscar esbozó una leve sonrisa, pero mantuvo su mirada hacia el frente, midiendo sus
palabras. Sabía que no podría compartir los detalles que Anuel quería oír.
—Fue… interesante —respondió, sin comprometerse a nada más.
Lía, sentada junto a él, no apartó la mirada de los documentos que tenía en las manos, pero
sus ojos se endurecieron. Óscar sabía que no había margen para continuar con esa
conversación.
—Lo que pasó en esa fiesta se queda allí —dijo Lía, cortante y directa—. No es tema de
discusión.
Anuel soltó una carcajada, disfrutando del momento.
—Oh, Lía, siempre tan seria. Me encanta sacarte de quicio —respondió, pero no insistió.
Sabía cuándo no seguir adelante.
El vehículo continuó su avance hacia el Barrio del Astillero, mientras el silencio volvía a
dominar el espacio. Sin embargo, la atmósfera era más ligera, y el equipo estaba listo para
enfrentar lo que les esperaba.
Isla Trinitaria – Drex.
El vehículo de Drex avanzaba hacia Isla Trinitaria, una zona complicada, con sus terrenos
pantanosos y viviendas sobre pilares. Sabía que la misión sería peligrosa, pero lo que más
le pesaba en ese momento era no poder comunicarse con Tatiana.
En lugar de intentar contactarla, decidió hacer una llamada que había evitado por
demasiado tiempo. Tomó su comunicador y marcó el número de Auxplex, el líder de los
chamanes del Perú y uno de sus amigos más antiguos.
—¿Auxplex? ¿Estás ahí? —dijo Drex, esperando una respuesta.
Después de un momento, la voz de Auxplex resonó al otro lado de la línea, cálida y familiar.
—¡Drex! ¡Es bueno escucharte, hermano! ¿Cómo has estado? Hace mucho que no
hablamos.
Drex esbozó una sonrisa. Había pasado demasiado tiempo desde que había hablado con
Auxplex, pero siempre era reconfortante escuchar su voz.
—Estoy bien. Bueno, en medio de una misión, como siempre. Pero te llamo porque quería
contarte algo importante. Me casé… con Tatiana.
El silencio al otro lado de la línea fue breve, seguido por una carcajada de alegría.
—¡Eso es fantástico, Drex! Sabía que esa mujer sería buena para ti. Dale mis saludos
cuando la veas. Me alegra mucho escuchar eso.
Drex sonrió más ampliamente, sintiendo un alivio al poder compartir esa noticia con su viejo
amigo.
—Lo haré. Aunque, para ser honesto, también quería preguntarte algo. Alexia está de
vuelta en La Purga.
El tono de Auxplex cambió ligeramente, volviéndose más serio.
—¿Alexia? ¿La misma Alexia que…?
Drex asintió, aunque sabía que Auxplex no podía verlo.
—Sí, esa misma. Ya no es lo que fue, o al menos eso parece. Pero… la manada no confía
en ella, y no los culpo. Personalmente, creo que la he perdonado, pero la manada… no sé si
pueda superar lo que hizo.
Auxplex guardó silencio unos segundos antes de responder.
—Es difícil, Drex. Lo que ella hizo fue una traición profunda, y lo sabes. No será fácil para la
manada aceptarla. Pero si tú has encontrado la paz con lo que pasó, eso ya es un primer
paso. Aunque no sé si será suficiente.
Drex suspiró, sabiendo que Auxplex tenía razón. Lo que había ocurrido con Alexia había
dejado cicatrices que no desaparecerían fácilmente.
—Sí, lo sé. Pero, de momento, tenemos que enfocarnos en lo que tenemos ahora. Esta
misión es más importante.
Auxplex asintió al otro lado de la línea, entendiendo la gravedad de la situación.
—Tienes razón. Pero, Drex, cuando todo esto termine, me gustaría que tú y Tatiana
hablaran conmigo. Hay algo importante que necesito discutir con ella. No puedo entrar en
detalles ahora, pero es algo que no debe ignorarse.
Drex frunció el ceño, extrañado por la solicitud. Sabía que Auxplex siempre hablaba con
una intención genuina, y si había algo importante que tratar, confiaba en que debía ser
serio.
—Está bien. Se lo diré cuando tenga la oportunidad. Y, hermano… gracias por todo. Sabes
que siempre puedo contar contigo.
Auxplex sonrió al otro lado de la línea.
—Y yo contigo, Drex. Cuídate en esa misión. Hablaremos pronto.
Con eso, Drex colgó la llamada, sintiendo el peso de la conversación en sus hombros.
Sabía que tendría que enfrentarse a muchos más desafíos, pero por ahora, su mente
estaba enfocada en lo que venía.
Los vehículos comenzaron a detenerse uno por uno, mientras los equipos llegaban a sus
respectivas ubicaciones. Cada uno se preparaba para enfrentar las amenazas ocultas en
los subterráneos de Guayaquil. Las rutas de acceso que habían sido ocupadas por
Ragnarok estaban a punto de ser descubiertas y, con ellas, vendría la batalla.
Tatiana, desde el centro de operaciones, observaba el mapa holográfico mientras los
puntos rojos que representaban a sus equipos se posicionaban en los lugares clave. Las
conversaciones habían terminado, y ahora todo se reducía a la acción.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
¿Te gustaría disfrutar de este contenido en formato de AUDIO LIBRO GRATIS? Aprovecha!!
Recuerda que siempre puedes volver a consultar nuestros libros en formato de AUDIO LIBRO GRATIS en nuestro canal de Youtube. NO OLVIDES SUSCRIBIRTE
Recibe un correo electrónico cada vez que tengamos un nuevo libro o Audiolibro para tí.
You have successfully joined our subscriber list.
Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar sobre Esoterismo, Magia, Ocultismo.
Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar para los pequeños grandes del mañana.
Disfruta de la historia de Terror más oscura y MARAVILLOSA que está cautivando al mundo.
Retira en Nequi, Daviplata, Tarjetas Netflix, Bitcoin, Tarjeta Visa Prepagada, ETC.