Que tenemos para ti

Lee GRATIS

El cazador de almas perdidas – Creepypasta 302.

El Juego Doble Continúa.

Tras la conversación con Laura en el Ministerio de Vampiros Convertidos, Fabián

caminaba en silencio, sopesando sus opciones con detenimiento. El mensaje de

Vambertoken seguía en su mente, pero la realidad era clara: Andrés tenía un pacto de

sangre con Asha, lo que significaba que, si llegaba a traicionar a Vambertoken, ese mismo

pacto le destruiría la mente. Andrés no podía ni debía decir nada, incluso aunque quisiera.

Por otro lado, Julián. Sabía que él no iba a arriesgar a Laura por nada. No lo había hecho

antes, y Fabián estaba seguro de que no lo haría ahora. Entonces, la mejor solución

comenzó a formarse en su mente: involucrarlos a ambos en el plan. Si les mostraba el

mensaje de Vambertoken, podrían colaborar en fingir la situación y darle el espacio

necesario para hablar con el Cardenal en privado.

La idea tomó más fuerza al considerar el evento de Valeria Dupont. Si Laura, Fabián, y

Andrés asistían, habría una oportunidad perfecta para que Andrés y Laura se ausentaran,

dándole a Fabián el tiempo suficiente para acercarse al Cardenal y cumplir con las

instrucciones de Vambertoken. Julián, al no estar invitado al evento, no interferiría, y la

situación sería ideal para ejecutar el plan sin levantar sospechas.

Pero había un detalle que Fabián no podía ignorar: aún tenía que hablar con Valeria

Dupont para informarle que llevaría a Laura al evento. Sabía que la presencia de Laura,

como ministra del Ministerio de Vampiros Convertidos, tendría un impacto mediático

impresionante. Para alguien como Valeria, esto sería una oportunidad de oro, una imagen

de reconciliación entre el Vaticano y los vampiros convertidos que le encantaba explotar.

Sin embargo, había otro asunto que no le agradaba en absoluto: María. Cada vez que tenía

que reunirse con Valeria, sentía que se alejaba un poco más de ella. María ya estaba

inquieta por la proximidad entre Fabián y Valeria, y este nuevo encuentro no iba a ayudar

en nada.

Mientras Fabián terminaba de formular su plan, Julián llegó al despacho, habiendo

finalizado su reunión. Al entrar, su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y desconcierto al

ver a Laura junto a Fabián y Andrés. La tensión en la sala era palpable, y rápidamente

intuyó que algo importante había sucedido.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Julián, con una mirada inquisitiva dirigida a

Fabián.

Fabián suspiró, sabiendo que no podía ocultar la verdad.

—Julián, hemos decidido llevar a Laura al evento de caridad de Valeria Dupont

—comenzó, manteniendo su tono tranquilo—. Será una oportunidad importante para

mostrar el trabajo del Ministerio de Vampiros Convertidos y la reconciliación con el

Vaticano.

Julián se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de escuchar.

Pero sus ojos se oscurecieron mientras miraba a Fabián y luego a Laura.

—¿Laura? —dijo, su voz cargada de preocupación—. No puedes estar hablando en serio.

Sabes cómo son esas personas. —Hizo una pausa, y su mirada se volvió aún más

intensa—. Es un riesgo. No es solo un evento, Fabián. Esos fanáticos nunca dejarán de ver

a Laura como una vampira.

Andrés, que hasta ese momento había permanecido callado, dio un paso adelante para

intentar calmar las preocupaciones de Julián.

—Yo estaré allí, Julián —dijo con firmeza—. No permitiré que nadie le haga daño. Ni a

Laura, ni a nadie. Fabián también estará con nosotros. No pasará nada.

Julián lo miró por un momento, la tensión en su rostro aún evidente. Sabía que Andrés

decía la verdad, pero eso no era suficiente para calmar su temor.

—Ella es mi niña —dijo finalmente, su voz rota por la emoción contenida—. No me importa

cuán segura creas que estará, Andrés. Laura es… lo único que me queda. —Se volvió

hacia Fabián—. No me pidas que esté de acuerdo con esto. No puedo.

Laura, que había permanecido en silencio hasta ese momento, habló con una voz suave

pero determinada.

—Papá, no soy una niña —dijo, mirándolo directamente a los ojos—. Puedo cuidarme. Y

tengo que hacer esto. —Hizo una pausa, bajando un poco la mirada—. Es mi trabajo, es lo

que debo hacer para que todo esto funcione.

La habitación quedó en silencio. Julián sabía que no podía luchar contra la realidad, pero la

idea de ver a Laura expuesta a tanto peligro lo desbordaba de angustia. Finalmente, bajó la

cabeza, aceptando la decisión a regañadientes.

—Si algo sale mal… —murmuró, con una voz apenas audible—. Si alguien la toca, los hago

responsables a ustedes dos. —Miró tanto a Fabián como a Andrés con una intensidad que

reflejaba su protección paternal.

Fabián asintió, sabiendo que había tomado la responsabilidad más grande que podría

haber aceptado.

—No permitiremos que nadie la lastime, Julián. Te lo prometo.

Tras este momento de tensión, Fabián sacó su teléfono y mostró a Julián y Andrés el

mensaje que había recibido de Vambertoken. Les explicó rápidamente la situación: tenía

que encontrar el momento perfecto para hablar con el Cardenal sobre la Misión de Puma

Punku y el Nephilim. Aunque esa parte del informe estaba deliberadamente omitida,

Vambertoken había dado la orden de informar sobre ese detalle… pero sin mencionar el

Tótem de Drex o cómo fue derrotado el Nephilim.

—Necesito que me ayuden a crear ese espacio —dijo Fabián, su tono serio—. El evento de

Valeria es la oportunidad perfecta. Cuando estemos allí, Laura y Andrés pueden

ausentarse un momento. Eso me dejaría tiempo para hablar con el Cardenal sin levantar

sospechas.

Andrés asintió rápidamente, comprendiendo la necesidad del plan.

—Podemos manejarlo. Será discreto. Nadie lo notará.

Julián se cruzó de brazos, aún molesto por la idea de exponer a Laura en ese evento, pero

sabiendo que ahora estaba en juego algo mucho más grande que su propia seguridad.

Fabián lo observaba con cautela, esperando su aprobación.

—Tienes mi apoyo —dijo finalmente Julián—, pero no lo hago por ti, Fabián. Lo hago por

Laura y por lo que significa todo esto. Si algo falla, ya sabes las consecuencias.

Fabián asintió, agradecido de que el plan comenzara a tomar forma.

—Gracias, Julián. Prometo que nada saldrá mal.

Laura se mantuvo en silencio, sabiendo que la decisión ya estaba tomada. Iba a ser un

paso arriesgado, pero en su corazón sabía que era lo correcto, aunque fuera peligroso.

—Entonces, es hora de prepararnos para el evento —dijo Fabián finalmente—. Nos

veremos con Valeria en breve.

Mientras se dirigían a la salida del Ministerio de Vampiros Convertidos, Fabián no podía

dejar de pensar en lo que vendría. Ahora tendría que enfrentarse a Valeria una vez más, y

explicarle que Laura, una vampira, estaría presente en su evento. Sabía que esto era una

bomba mediática en potencia, y que Valeria lo usaría a su favor… pero también sabía que

cada segundo que pasara con Valeria haría que la distancia con María se sintiera aún más

grande.

Fabián y Andrés salían de los majestuosos pasillos del Vaticano, la atmósfera solemne

todavía colgando sobre ellos mientras caminaban por las estrechas calles que lo rodeaban.

Fabián, siempre calculador, sabía que tenía que moverse rápido para asegurarse de que

todo el plan se ejecutara sin problemas. Al sacar su teléfono, rápidamente marcó el número

de Valeria Dupont, sabiendo que esa llamada no sería sencilla.

La línea tardó unos segundos en conectarse, y Fabián sabía que, dada la naturaleza de

Valeria, probablemente estuviera ocupada. Pero cuando ella vio su nombre en la pantalla,

no dudó en contestar casi de inmediato, con esa mezcla de interés y astucia que la

caracterizaba.

—Fabián, qué sorpresa tan… interesante. —La voz de Valeria era suave y seductora, como

siempre—. ¿A qué debo el honor de tu llamada?

Fabián, manteniendo su tono neutral, no tardó en llegar al punto.

—Necesito verte, Valeria. Hay algo importante que debemos discutir.

Al otro lado de la línea, Valeria sonrió, casi pudiendo imaginarse la tensión en la voz de

Fabián. Sabía que él no la llamaría a menos que necesitara algo. Valeria era muchas

cosas, pero nunca tonta. Su intuición le decía que Fabián estaba a punto de pedirle algo

que podría cambiar las cosas.

—¿Puedo suponer que es algo que me conviene? —su tono era juguetón, pero detrás de

esas palabras, había un trasfondo de genuina curiosidad—. Muy bien. Ven a la pizzería Al

Fresco. Sabes que me encanta ese lugar, y queda cerca del Vaticano.

—Nos veremos en unos minutos. —Fabián cortó la llamada, consciente de que Valeria ya

había empezado a formar su propio plan incluso antes de escuchar lo que tenía que decir.

Andrés caminaba junto a él, sabiendo que las cosas pronto se pondrían más complicadas.

Mientras avanzaban por las estrechas calles adoquinadas de Roma, ambos mantuvieron el

silencio, el aire lleno de expectativas mientras se dirigían a la pizzería. Al llegar, Valeria

Dupont ya los esperaba, sentada en una de las mesas de la terraza exterior, con una copa

de vino en la mano.

Valeria, como siempre, irradiaba una confianza inquebrantable, su belleza amplificada por la

luz suave del atardecer que caía sobre su piel. Llevaba un vestido ajustado que acentuaba

cada curva de su cuerpo, mostrando deliberadamente sus atributos físicos, como si fuera

una parte más de su estrategia. Cuando Fabián y Andrés llegaron a su mesa, ella los

recibió con una sonrisa que podía significar muchas cosas.

—Fabián, querido —dijo, con un leve brillo en los ojos—, sabía que esto sería interesante.

Cuéntame, ¿qué puedo hacer por ti?

Fabián no perdió tiempo, sabía que Valeria era alguien con quien no se jugaba. Se sentó

frente a ella, manteniendo su expresión neutral, aunque sentía que la noticia que estaba a

punto de soltar la haría estremecerse.

—Laura, la ministra del Ministerio de Vampiros Convertidos, asistirá a tu evento de

caridad —dijo con calma, observando atentamente la reacción de Valeria.

Por un breve momento, la sorpresa real cruzó el rostro de Valeria. Era una noticia que no

había anticipado, una verdadera bomba mediática. Tener a una vampira convertida, y más

aún, la ministra del Ministerio, en un evento dedicado a los humanos que habían sufrido

ataques de vampiros, era algo que nadie en su entorno podría haber imaginado. Sus ojos

se iluminaron ante la posibilidad.

—¿Laura? —repitió, su voz vibrando con emoción contenida—. Fabián, esto… esto va a

ser un escándalo. ¡Mi evento será el centro de todo! —Hizo una pausa, sus labios

curvándose en una sonrisa astuta—. Pero, claro, esto debe tener un precio. ¿Qué esperas

que yo haga?

Fabián sabía que Valeria no haría nada sin obtener algo a cambio. Había llegado el

momento de la negociación.

—Lo único que necesito es que la apoyes en el evento. Su presencia será impactante, pero

necesito que nadie intente atacarla. —Fabián se inclinó ligeramente hacia adelante—. Si

alguien tiene dudas sobre su asistencia, necesito que tú seas su mayor defensora.

Valeria sonrió, cruzando las piernas con un aire casual pero calculado. Ya había imaginado

que esto iba a ser una gran victoria para ella. Pero si Fabián le estaba pidiendo algo, quería

asegurarse de que ganara en todos los frentes.

—Puedo hacerlo. —dijo lentamente—. Pero quiero algo a cambio.

Fabián arqueó una ceja, sabiendo que Valeria tenía algo más en mente.

—¿Qué es lo que quieres?

Valeria se reclinó en su silla, su mirada coqueta e intrigante, y finalmente dejó caer su

condición.

—Quiero que Laura forme parte del baile inaugural. —La sonrisa de Valeria era astuta—.

Quiero que baile con Andrés, el ex cazador de vampiros convertidos, y ahora tu escudero.

Será un símbolo poderoso, y la prensa se volverá loca. Además… —Sus ojos brillaron con

malicia—. Tú, Fabián, bailas conmigo.

Fabián se mantuvo en silencio por un segundo, sopesando la petición. Sabía que no tenía

muchas opciones. Si quería que Valeria defendiera a Laura, tendría que acceder a sus

términos.

—De acuerdo —dijo finalmente, con un tono firme—. Laura y Andrés bailarán, y yo…

—hizo una pausa, su mirada firme sobre Valeria— bailaré contigo.

Valeria sonrió con un aire triunfante. Sabía que había ganado esa batalla. Mientras recogía

su copa de vino, se inclinó ligeramente hacia Fabián, manteniendo el contacto visual, el

tono de su voz bajando ligeramente mientras añadía algo más.

—Fabián, sabes que no soy una mujer celosa, ¿verdad? —dijo suavemente, refiriéndose

claramente a María, a pesar de que le habían borrado la memoria. Valeria tenía una

extraña capacidad para percibir lo que otros sentían, y no le pasó desapercibido el deseo de

María por Fabián ni cómo la tensión entre ambos crecía cada vez más—. Veo cómo te mira

tu… secretaria. Y también veo cómo tú me miras a mí. No me molesta en absoluto. —Su

sonrisa se volvió aún más maliciosa—. De hecho, me parece… delicioso.

Fabián sintió una incomodidad interna, pero mantuvo la calma.

Valeria, casi triunfante, se levantó lentamente de la mesa, su figura proyectando una

sombra perfecta bajo la tenue luz de la pizzería. Se inclinó ligeramente hacia Fabián,

acercándose lo suficiente como para susurrarle al oído de forma provocativa.

—Será mejor que no olvides recogerme para la fiesta. —dijo con un tono cargado de

sensualidad antes de darle un beso suave en la mejilla, lo suficiente para hacerle sentir su

presencia—. Nos veremos en la fiesta, Fabián.

Con una sonrisa seductora y una mirada que no dejaba lugar a dudas sobre su intención,

Valeria salió de la pizzería, dejando a Fabián con la responsabilidad de cumplir con sus

términos.

Fabián la observó irse, sintiendo la presión creciente de los próximos días. Sabía que había

logrado asegurar la participación de Laura, pero el costo había sido alto. Valeria no iba a

soltar la oportunidad de hacer de ese evento el centro de atención, y la presión sobre él,

sobre Andrés, y sobre Laura, solo acababa de comenzar.

Después de la reunión con Valeria Dupont, Fabián y Andrés caminaron en silencio por las

calles de Roma, alejándose de la pizzería. El aire fresco de la noche acariciaba sus rostros,

pero la tensión entre ambos era palpable. Fabián, con la mirada clavada en el horizonte,

intentaba procesar todo lo que acababa de ocurrir. Por su parte, Andrés, aunque callado, no

podía dejar de reflexionar sobre lo que acababa de presenciar.

El silencio duró lo suficiente para que Andrés comenzara a sentir la necesidad de decir algo.

Sabía que el plan de Fabián era complejo, una danza peligrosa entre mantener la lealtad a

Vambertoken y encontrar el momento justo para traicionarlo. Pero esa fachada, esa

máscara, estaba empezando a consumir a Fabián poco a poco. Andrés lo veía ahora con

más claridad.

—Debe ser difícil —dijo Andrés, rompiendo finalmente el silencio. Fabián lo miró de reojo,

su expresión impenetrable—. Fingir todo esto… seguir adelante, sabiendo lo que está en

juego.

Fabián esbozó una sonrisa cansada, una que no alcanzó sus ojos.

—No tienes idea, Andrés —respondió, su voz baja—. Es una lucha constante. Cada

palabra, cada movimiento debe ser calculado. Vambertoken no puede sospechar de mí, no

aún. Si lo hace… —dejó la frase colgando, el peso de lo que no decía claramente visible en

su mirada.

Andrés asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación. Pero en su mente,

Fabián aún no había caído. Fabián seguía siendo ese caballero honorable, luchando desde

dentro, esperando el momento adecuado para atacar. Andrés, aunque había sido arrastrado

a un lugar oscuro, donde sus propios ideales se desmoronaron, aún veía en Fabián una

chispa de luz.

—Es impresionante lo que haces —continuó Andrés, con un respeto renovado en su voz—.

Mantienes todo bajo control… aunque estés sumergido en esta oscuridad. Sigues luchando,

a tu manera.

Fabián no respondió de inmediato. Sabía que Andrés lo admiraba, pero también sabía que

esa admiración venía con una carga. No podía permitirse el lujo de fallar, no cuando tantos

dependían de él. Pero había algo más que lo carcomía por dentro, algo que hacía que el

peso sobre sus hombros fuera aún mayor.

María.

Fabián amaba a María, de eso no había duda. Y esa relación, que había florecido en las

sombras de La Purga, lo hacía aún más vulnerable. Valeria lo sabía, y jugaba con esa

realidad cada vez que se encontraban. Era como si pudiera oler el deseo y la culpa en el

aire. Andrés había empezado a notar la tensión entre Fabián y María, y aunque no conocía

todos los detalles, sabía que eso complicaba aún más las cosas.

—Lo vi hoy, ¿sabes? —dijo Andrés, con cautela—. La forma en que hablaba Valeria… cómo

te miraba. Y, por otro lado, está María.

Fabián se detuvo, mirando fijamente a Andrés.

—Sé que amas a María —continuó Andrés, sin rodeos—. Pero esto… esto lo está

complicando todo, ¿verdad? Mantener la fachada con Valeria, con Vambertoken. Todo

parece desmoronarse un poco más cada día.

Fabián suspiró, sintiendo el peso de la verdad. Sabía que Andrés tenía razón, y por un

momento, sintió que toda la presión acumulada estaba a punto de quebrarlo.

—Es una trampa, Andrés —dijo finalmente, su voz apagada—. Lo que hago, lo que debo

hacer para sobrevivir, está envenenando todo lo que soy. Y sí, amo a María. Pero cada vez

que estoy cerca de Valeria, o en las sombras de Vambertoken, siento que me alejo más de

ella. Y sé que lo ve, sé que lo siente.

Andrés se quedó en silencio. Por primera vez, veía a Fabián de una manera diferente. No

solo como un líder, sino como un hombre atrapado en una red de intrigas y sacrificios,

luchando por mantener algo de su humanidad mientras el mundo a su alrededor se volvía

más oscuro. Pero aún quedaba una misión por delante, y Andrés necesitaba el apoyo de

Fabián para enfrentarlo.

—Necesito tu ayuda —dijo Andrés finalmente—. Sé que todo esto está lleno de trampas,

pero… el plan. Laura y yo… —vaciló un segundo, sintiendo la gravedad de lo que estaba a

punto de decir—. Nosotros dos tenemos que iniciar el baile. Pero no hemos hablado de

verdad, y no sé cómo… no sé si lo lograremos. Esa conversación que tuvimos en el

Ministerio fue superficial. Laura y yo no hemos tenido una charla real. Y no sé si ella quiera,

o si siquiera puede hacerlo.

Fabián sonrió, más por la ironía de la situación que por alivio.

—¿Sabes bailar, Andrés?

Andrés se rió, nervioso.

—No tengo ni idea.

Fabián negó con la cabeza, tratando de aliviar un poco la tensión.

—Bueno, tienes algo a tu favor. Laura tampoco sabe. Y probablemente esté igual de

nerviosa. Pero lo que importa aquí no es solo el baile, Andrés. Es la apariencia. Si ustedes

dos pueden mantener la fachada, todo lo demás caerá en su lugar.

Pero había algo más. Fabián sabía que aún no le había dicho a Laura que ella iba a ser

parte del baile inaugural, y también que tendrían que encontrar un vestido para ella. Laura

debía estar perfectamente presentada. Un solo fallo en este plan podría derrumbar todo lo

que habían construido, y Vambertoken no perdonaría ningún error. La ira del vampiro caería

sobre María, sobre Laura, y sobre el propio Andrés.

—Aún tenemos que hablar con Laura sobre el baile —murmuró Fabián, mirando a

Andrés—. Y sí, tendremos que conseguirle un vestido para la ocasión. No podemos dejar

nada al azar. Si fallamos, aunque sea en algo tan pequeño como eso, todo se derrumbará.

Andrés asintió, comprendiendo la magnitud de lo que estaba en juego. En su mente, la idea

de que algo tan trivial como un baile y un vestido pudiera ser crucial parecía ridícula, pero

sabía que Fabián tenía razón. Cada detalle debía salir perfecto. Si Vambertoken llegaba a

sospechar o si el Vaticano veía una grieta en su fachada, las consecuencias serían

desastrosas.

—¿Le vas a decir a María sobre el baile con Valeria? —preguntó Andrés finalmente, con

cierta cautela.

Fabián no respondió de inmediato. Sabía que debía tomar una decisión, pero no estaba

seguro de cuál sería la correcta. María ya estaba al límite con Valeria, y agregar esto podría

ser la gota que colmara el vaso.

—Lo pensaré —respondió finalmente, dejando el tema en el aire.

Los dos hombres continuaron caminando por las calles silenciosas, sabiendo que los

próximos días serían cruciales. La fachada que Fabián había mantenido durante tanto

tiempo estaba bajo presión, y cualquier error podría ser fatal. Y en el centro de todo,

estaban Laura, Andrés, y el baile que podría decidir el destino de todos.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”

Audio Libro GRATIS

¿Te gustaría disfrutar de este contenido en formato de AUDIO LIBRO GRATIS? Aprovecha!!

Volver a la Lista de Cuentos

Recuerda que siempre puedes volver a consultar nuestros libros en formato de AUDIO LIBRO GRATIS en nuestro canal de Youtube. NO OLVIDES SUSCRIBIRTE

Síguenos en las Redes

Descarga nuestra App

Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar sobre Esoterismo, Magia, Ocultismo.

Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar para los pequeños grandes del mañana.

Disfruta de la historia de Terror más oscura y MARAVILLOSA que está cautivando al mundo.

Retira en Nequi, Daviplata, Tarjetas Netflix, Bitcoin, Tarjeta Visa Prepagada, ETC.