Creepypasta 265 Querida María

El cazador de almas perdidas – Creepypasta 265.

 Querida María.

La luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas pesadas en los aposentos de Asha. María había pasado la noche anterior de compras con Fabián y, tras despedirse de él, se dirigió a la habitación de su maestra, sintiendo el peso de lo que debía decirle.

Al entrar, encontró a Asha en su ritual diario, completamente desnuda frente al espejo, contemplando su figura con una mezcla de satisfacción y exigencia. Asha intentaba elegir el vestido perfecto para el día, su rostro reflejaba una ambición por la perfección.

—Querida María —dijo Asha, sin apartar la vista de su reflejo—. Te ves diferente hoy. ¿Qué ha pasado?

María sintió un nudo en el estómago. —Fabián recibió una llamada de una periodista llamada Valeria Dupont. Quiere entrevistarlo en tres días —dijo, sus palabras fluyendo rápidamente—. Me preocupa no estar presente. Siento celos y miedo de que todo salga mal si no estoy allí.

Asha se giró, su mirada incisiva se posó en María. —Sabes que tus emociones son tu debilidad, querida María. Pero este es un momento crucial. Necesitamos controlarlas. Escoge un vestido perfecto para mí mientras te enseño algo de magia de sangre.

María asintió, sabiendo que debía seguir la voluntad de Asha. Se dirigió al vestidor y seleccionó un vestido que reflejara la esencia de su maestra: un vestido de seda negra, con un escote profundo que descendía hasta casi tocar su ombligo, y que caía en una falda abierta, dejando las piernas expuestas. Las mangas eran largas y de encaje, adornadas con bordados de rubíes que parecían gotas de sangre. El cuello se decoraba con un collar de piedras rojas y brazaletes de plata oscura con inscripciones arcanas. Los tacones negros, altísimos, realzaban su figura, creando una silueta cautivadora y poderosa.

Asha emergió de la tina de sangre, el líquido resbalando por su piel pálida como un velo de seda. Tomó el vestido de las manos de María y lo deslizó sobre su cuerpo con gracia, como si la prenda fuera una extensión de ella misma.

—Perfecto, querida —murmuró Asha con una sonrisa ladeada—. Sabía que no me decepcionarías.

Una vez vestida, Asha se giró hacia el espejo, complacida con su reflejo, y asintió. —Ahora, es hora de ver a mi Seraph.

María la siguió en silencio, como siempre, con la cabeza gacha y las manos cruzadas frente a ella. Sabía que no tenía permiso de hablar a menos que Asha lo indicara. Ambas caminaron por los oscuros pasillos de la mansión hasta llegar a los aposentos de Vambertoken.

—Mi Seraph —saludó Asha con una voz suave y seductora, al entrar en la habitación. El Archicónde la esperaba, sus ojos brillando con interés mientras las observaba acercarse.

Vambertoken, vestido en sus habituales ropas ceremoniales, asintió y se dirigió al salón de magia arcana, donde Tatiana ya los aguardaba para su lección. Tatiana, aunque humana, poseía una sincronía única con Drex, el tótem y el collar de las cinco capas, lo que la hacía casi una licántropa y parte de la manada. Su presencia traía consigo una mezcla de respeto y tensión.

Asha, con una sonrisa que combinaba intriga y crueldad, se acercó a Tatiana. —Querida Tatiana, antes de que comencemos, cuéntame… ¿quién es esta Valeria Dupont de la que tanto se queja mi querida María?

Tatiana levantó la vista con cautela, viendo de reojo a María, que permanecía en silencio, con la mirada baja. —Valeria es una periodista del Vaticano, maestra. Ha estado investigando las actividades de La Purga y parece tener un interés particular en Fabián.

Asha asintió, sus ojos brillando con malicia mientras miraba a María de reojo. —¿Interés en Fabián? Entiendo por qué mi querida María estaría tan molesta. Pero cuéntame, Tatiana, ¿cuáles son esos miedos e inseguridades que tanto la atormentan?