Creepypasta 263 El Rostro del Terror

El cazador de almas perdidas – Creepypasta 263.

 El Rostro del Terror.

La sede de La Purga estaba en un silencio helado cuando Drex y Andrés llegaron a la sala de interrogatorios. Asha Latshiktor Vambertoken los esperaba con una sonrisa que solo podía anticipar algo macabro. A su lado, María permanecía en su rol, observando en silencio bajo la voluntad de Asha. El prisionero, amarrado a una silla, los miraba con los ojos desorbitados, llenos de rabia y miedo.

—Querido Andrés —empezó Asha, con una dulzura que resultaba perturbadora—. Me encantaría que le contaras a nuestro invitado cómo fueron tus noches con esas pesadillas. Ya sabes, esas en las que te arrancaban el corazón 350 veces.

Andrés avanzó, su rostro impasible pero sus ojos revelando el dolor de cada noche tortuosa. —Cada vez que cerraba los ojos, sentía cómo me arrancaban el corazón. No una, sino 350 veces —dijo con voz grave—. El dolor era tan real como si me estuvieran matando una y otra vez. No había forma de escapar. El grito de cada víctima se quedaba grabado en mi mente, y yo era el único que lo sufría.

El prisionero intentó apartar la mirada, pero la intensidad en los ojos de Andrés lo atrapó. —Es un tormento que nunca se va. Un ciclo sin fin que te consume… y solo puedes esperar a que todo termine —concluyó.

Asha sonrió, complacida, y giró la mirada hacia Drex, quien lo observaba todo con calma. —Y ahora, querido prisionero, permíteme presentarte al monstruo de esas pesadillas. —Señaló a Drex con un gesto elegante—. Él es el que arranca esos corazones, la figura que verás en cada uno de tus sueños.

El prisionero palideció, incapaz de apartar los ojos de Drex, quien lo miraba con una frialdad aterradora.

—Querida María —dijo Asha, con un tono que casi parecía dulce—, ayúdalo a tener dulces sueños.

María se acercó y, con un gesto fluido, puso su mano sobre la cabeza del prisionero. Sus ojos se volvieron distantes mientras implantaba el recuerdo de Andrés en la mente del hombre. Los músculos del prisionero se tensaron, y sus ojos se abrieron de par en par mientras el terror lo consumía.

—Perfecto. —Asha se inclinó, observando con una sonrisa de satisfacción. —Vendré en unos días a ver cómo sigues… y si has aprendido a darle un buen rostro a tus pesadillas.

Antes de retirarse, se volvió hacia Andrés. —Buen trabajo, querido Andrés. Has sido fundamental en extender el terror del ‘Atormentador’. —Sonrió, dejando claro que Andrés había cumplido exactamente con sus expectativas.

Andrés asintió con la cabeza, su rostro imperturbable. —Solo cumplo con lo que se me pide.

—Oh, y hablando de humanos que juegan con su destino… —continuó Asha, con una ligera risa irónica—. Aquella que pidió el destino de Olfuma, ¿cómo se llama? —Preguntó, como si realmente le costara recordar el nombre de Violeta—. ¿Todavía sigue en pie?

Drex y Andrés intercambiaron una mirada. —Violeta sigue en pie, Asha —dijo Andrés, con firmeza—. Ella decidirá su destino.

—Qué predecible… —Asha suspiró, encogiéndose de hombros—. En fin, mi Seraph y Tatiana ya están listos para la ofensiva en Ecuador. El consejo ha enviado los recursos, y en pocos días, la guerra contra Sergio Pedroza y Ragnarok comenzará. —Y con una sonrisa burlona, Asha se alejó, desapareciendo en el pasillo.

Cuando Asha terminó con Andrés y el prisionero, su mirada se volvió gélida y con una señal de su mano, ordenó a Drex que la escoltara. —Llévame al lado de mi Seraph —dijo, con una devoción casi palpable en su voz.

Drex caminó a su lado, guiándola por los pasillos de La Purga, mientras el eco de sus pasos resonaba en las paredes. Cuando llegaron a la sala de operaciones, Vambertoken y Tatiana ya estaban allí, revisando los últimos detalles de la ofensiva en Ecuador.