El cazador de almas perdidas – Creepypasta 250. Cuentos de Hombres Lobos
La Trampa en La Carolina Parte 1
El convoy del equipo de Raúl se detenía en las calles vacías del barrio La Carolina. Las luces de los vehículos iluminaban la iglesia en ruinas que dominaba la vista.
La estructura, desgastada y cubierta de enredaderas, emanaba un aire lúgubre, y las sombras se proyectaban en formas grotescas. El equipo sabía que esto era algo más que un simple objetivo; el instinto de cada miembro, especialmente los licántropos, les advertía que algo estaba mal.
Raúl levantó la mano, deteniendo al equipo, mientras activaba su radio para conectarse con Tatiana. —Tatiana, hemos llegado a la iglesia. Necesitamos confirmación de la presencia del objetivo —dijo, con un tono firme pero calculador.
Tatiana, desde su posición, respondió de inmediato. —Estamos en contacto visual con María. Dice que siente algo… pero no es lo que esperábamos. El lugar está impregnado de magia oscura.
Tengan cuidado, Raúl. No me gusta cómo se siente esto. Raúl asintió, pero la inquietud ya lo había alcanzado. Giró hacia los demás, su rostro reflejando la urgencia de la situación. —Tyrannus, Diana, ustedes dos van al frente.
Alexia, cubre el perímetro con Olfuma. Fabián y Julián, manténganse en la retaguardia para asegurarnos de no tener sorpresas.
El equipo se movió con rapidez y precisión. Tyrannus y Diana avanzaron hacia las puertas de la iglesia, mientras que Olfuma y Alexia se dispersaban para cubrir flancos. Raúl, en todo momento, estaba en contacto con Tatiana, buscando cualquier información adicional que María pudiera captar.
—Están dentro de un nido de nigromancia. Siento algo pulsando en el centro —dijo Tatiana por la radio. —La energía proviene de un tótem… y hay criaturas por todos lados. Justo en ese momento, Tyrannus forzó la entrada de las puertas y lo que vieron en el interior les heló la sangre.
La iglesia estaba repleta de vampiros sanguijuelas, sus ojos brillando con un hambre insaciable. Pero no estaban solos; entre ellos, los devorados se movían de forma errática, chocando entre sí, una mezcla caótica de vampiros y bestias licántropas.
—Es una trampa —murmuró Diana, sus sentidos en alerta. —Están hambrientos… y no les importa contra quién se lanzan.
—Con su mirada fija en las criaturas, Diana supo que habría poco margen para errores. —Raúl, la energía del tótem está sellada por runas y barreras. Tienes que encontrar una forma de desactivar esos sellos, o será imposible destruirlo —intervino Tatiana desde el otro lado de la radio.
—Entendido —respondió Raúl, manteniendo la calma. —Fabián, Julián, preparaos para mantener una barrera. Olfuma, quiero que estés lista. Si las cosas se ponen feas, usa tu anti magia.
Los vampiros sanguijuelas se lanzaron hacia ellos, moviéndose con rapidez mientras los devorados rugían y embestían con fuerza bruta. Tyrannus, con una sonrisa desafiante, dejó que las llamas de su piroquinesis envolvieran sus manos antes de lanzarse al combate.
Diana, sin perder tiempo, se transformó, usando una de sus transformaciones naturales. Su figura se alzó, ágil y feroz, desgarrando a los devorados que se le cruzaban en el camino. Raúl, mientras dirigía el combate, se transformó en un águila para obtener una vista aérea de la situación, combinando su transformación con la visión y reflejos de un felino para ver las entradas y salidas de la iglesia.
Desde el aire, confirmó lo que Tatiana había advertido: el tótem estaba en el altar, rodeado por runas brillantes y criaturas protegiéndolo. —Esos sellos… vamos a necesitar algo más para romperlos —dijo Raúl, volviendo a su forma humana y aterrizando entre el caos. Alexia, mientras tanto, combatía con ferocidad, sus movimientos más coordinados de lo habitual. Por primera vez, se mantenía al lado de Olfuma, cubriéndola para asegurarse de que las criaturas no rompieran la formación. Tatiana volvió a intervenir en la radio. —María siente que las runas están sincronizadas. Si destruyen una de las criaturas específicas alrededor del tótem, podría desactivarlas.
—Entendido, equipo —respondió Raúl, con voz de mando—. Diana, tú y Tyrannus encárguense de esos vampiros. Alexia, cubre la retaguardia con Olfuma. Tenemos que encontrar a esa criatura y romper este maldito sello.
Los combates estallaron por todo el lugar. Tyrannus se envolvió en llamas, usando su piroquinesis para desgarrar a los devorados, mientras Diana continuaba su frenética danza de destrucción. Los vampiros y los devorados, en su frenesí, se atacaban entre ellos, pero su número era abrumador.
Fabián y Julián mantenían una barrera defensiva en la entrada, protegiendo a Raúl mientras este analizaba las criaturas y sus patrones, buscando a la que Tatiana había mencionado.
Los rugidos y los gritos de las criaturas llenaban la iglesia, y la sangre corría por el suelo en un caos absoluto. Olfuma, acumulando energía para su anti magia, permanecía concentrada, mientras Alexia la protegía con una precisión inusual, moviéndose con rapidez para evitar que las criaturas rompieran la formación.
—Lo encontré —dijo Raúl finalmente, señalando a un vampiro sanguijuela que se movía con agilidad entre los demás.
—Ese es. Si lo eliminamos, podremos romper el sello. Tyrannus y Diana asintieron, lanzándose al frente con todo su poder. Mientras Tyrannus desataba una ola de llamas para abrirse paso, Diana se preparaba para usar una de sus transformaciones adicionales. La batalla por la iglesia apenas comenzaba, y el equipo se preparaba para enfrentarse a la verdadera amenaza.
—Preparen sus técnicas, esto solo va a ponerse más intenso —advirtió Raúl, mientras la caza continuaba. La iglesia en La Carolina se transformó en un caos absoluto. Los rugidos de los devorados y los gritos de los vampiros sanguijuelas resonaban en el interior, mezclándose con los golpes de las armas y los rugidos de los licántropos en combate.
El equipo de Raúl luchaba por mantener la formación mientras las criaturas intentaban romper sus defensas. Tyrannus, envuelto en llamas, se abrió paso entre la horda de enemigos, desgarrando y quemando todo a su alrededor.
Diana, en su segunda transformación, era un torbellino de garras y dientes, moviéndose con una agilidad y precisión letales. La sangre salpicaba su pelaje mientras se enfrentaba a los devorados, cada ataque calculado para desmembrar o incapacitar. Raúl, mientras dirigía las acciones, volvió a tomar contacto con Tatiana.
—Estamos en medio de un infierno. Hemos identificado la criatura que protege el sello. ¿Alguna idea de cómo neutralizarlo rápidamente? Tatiana, desde su puesto de mando, respondió con calma, pero su voz estaba cargada de tensión.
—María está rastreando la energía del tótem. Si eliminan al vampiro específico, asegúrate de atacar el tótem inmediatamente.
Las barreras caerán, pero solo tendrán unos segundos para desactivarlo antes de que los devorados y vampiros respondan. —Entendido —respondió Raúl, señalando a Diana y Tyrannus. —¡Preparen sus técnicas definitivas y rompan esa formación! Los dos licántropos asintieron. Tyrannus, cubierto en llamas, se lanzó hacia el vampiro sanguijuela que había identificado Raúl.
Su figura envuelta en fuego se movía con velocidad mientras saltaba sobre las criaturas que intentaban alcanzarlo. Diana, utilizando su agilidad y su fuerza aumentadas, se unió al ataque, desviando a los devorados que intentaban proteger al objetivo.
Mientras Tyrannus y Diana abrían camino, Raúl transformó su cuerpo en su forma de Quimera, combinando la fuerza de un oso, la velocidad de un lince, y la percepción aguda de un halcón. Sus garras y colmillos se extendieron, y sus ojos brillaron con un enfoque intenso mientras se lanzaba al combate para apoyar a sus compañeros.
En la retaguardia, Fabián y Julián mantenían la barrera para proteger a Olfuma, quien estaba acumulando la energía necesaria para su explosión de anti magia. La presión era alta, y Olfuma, con el sudor cubriéndole la frente, se concentraba en no perder el control.
—Dame unos segundos más —murmuró entre dientes, sintiendo el poder acumulándose en sus manos.
Alexia, mientras tanto, se movía con una precisión inesperada. Estaba al tanto de cada movimiento de las criaturas, interceptando a los devorados que se acercaban y usando sus garras para cortar con una fuerza descomunal.
Por primera vez, Alexia no actuaba como una cazadora solitaria; se mantenía cerca de Olfuma, protegiéndola con una determinación que reflejaba su evolución como miembro del equipo. —Olfuma, confío en ti. No pierdas el ritmo —le dijo Alexia, mientras desgarraba a un vampiro sanguijuela que se acercaba por el flanco.
La lucha en el interior de la iglesia alcanzó su punto álgido cuando Tyrannus y Diana finalmente alcanzaron al vampiro sanguijuela marcado. Tyrannus lanzó un rugido feroz mientras sus garras envueltas en fuego impactaban en el torso de la criatura, arrancándole la carne. Diana, en su tercer estado de transformación, atacó por el lado opuesto, rasgando la garganta de la criatura con una velocidad que la hacía casi imperceptible.
El vampiro sanguijuela soltó un chillido agudo antes de colapsar, y al instante, las runas que rodeaban el tótem comenzaron a brillar con fuerza.
Las barreras se resquebrajaron, pero la energía oscura pulsó una vez más, tratando de restaurar las defensas. —¡Ahora, Raúl, el tótem! —gritó Tatiana a través de la radio, su voz cargada de urgencia. Raúl, en su forma de Quimera, se lanzó hacia el altar. Sus garras se hundieron en las barreras que quedaban, desmoronando los restos de la magia con la fuerza combinada de las bestias que lo componían.
Con un rugido, arrancó las piedras que protegían el tótem y preparó el terreno para Olfuma. —¡Todo tuyo, Olfuma! —gritó Raúl mientras retrocedía, despejando el camino. Olfuma, sintiendo que había reunido suficiente energía, soltó un grito de esfuerzo mientras lanzaba su técnica definitiva.
La explosión de Anti magia de Sangre se desató en un radio de 50 metros, impactando contra el tótem y todas las criaturas cercanas. La primera explosión desintegró las defensas mágicas restantes, pero fue la segunda explosión, activada al tocar la sangre derramada de las criaturas, la que devastó por completo a los vampiros y devorados que estaban dentro de su alcance.
Las criaturas restantes se detuvieron, debilitadas por la onda expansiva de anti magia, pero la misión aún no había terminado. El tótem, aunque afectado, no había sido destruido del todo; su núcleo brillaba con una energía oscura, luchando por restaurarse. —¡Esto no es suficiente, necesito tiempo para cargar otra explosión! —advirtió Olfuma, jadeando por el esfuerzo. —No tendrás tiempo, Olfuma.
Esta es mi parte —dijo Alexia con una voz que resonó con decisión. Sin dudar, Alexia activó su técnica. En su forma de licántropo descomunal, se lanzó hacia el tótem, desgarrando a las criaturas debilitadas que quedaban en su camino. Al llegar al núcleo del tótem, arrancó el corazón de un vampiro sanguijuela caído y lo devoró. En segundos, su cuerpo se revitalizó, sus músculos se hincharon, y sus heridas comenzaron a cerrar.
—¿Listos para acabar con esto de una vez? —dijo Alexia, con una fuerza y velocidad aumentadas, tomando el liderazgo para asegurar que la misión siguiera adelante.
Raúl asintió mientras la segunda parte de la batalla en la iglesia continuaba, con el equipo usando cada recurso y técnica disponible para finalmente destruir la amenaza en el centro de La Carolina.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
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