El cazador de almas perdidas – Creepypasta 247. Cuentos de Hombres Lobos
Rumbo a Quito.
La noche cubría las montañas mientras el convoy de Oricalco avanzaba rumbo a Ecuador. Los vehículos de la Purga atravesaban carreteras sinuosas, sus luces iluminando el camino entre sombras. El ambiente dentro de los vehículos estaba cargado de expectativas. La misión contra Sergio Pedrosa se había intensificado, y aunque todos los integrantes sabían que cada segundo era crucial, también aprovechaban la oportunidad para relajarse un poco y conversar durante el trayecto.
En uno de los vehículos, Fabián y María estaban juntos. María, aprovechando cada momento que tenía al lado de Fabián, se acomodó en sus brazos, buscando la calidez que siempre encontraba en él. Desde que Asha le había dado permiso para viajar con Fabián, no había dejado de disfrutar cada segundo. —¿Sabes? Me alegra que estemos juntos en esto —susurró María mientras apoyaba su cabeza en su pecho—, pero no puedo dejar de pensar en Tatiana. Últimamente, apenas la veo.
Fabián, con su habitual calma, acarició suavemente su cabello. —Supongo que las cosas se han vuelto intensas para todos —respondió—. Pero sí, también he notado que está algo distante. En el asiento delantero del mismo vehículo, Tatiana iba acompañada de Drex.
Tatiana escuchó la conversación y sonrió, sabiendo que su hermana buscaba respuestas. Drex, siempre atento, notó la mirada de Tatiana y asintió, como dándole la señal de que era hora de contarles lo que había ocurrido. —¿Quieres saber en qué he estado ocupada? —preguntó Tatiana, girándose para ver a María y Fabián. María la miró, curiosa. —Claro, hermana, me preocupa no saber en qué estás metida últimamente. Apenas tenemos tiempo para hablar. Tatiana respiró hondo, sabiendo que las próximas palabras serían impactantes. —He estado… formando parte de la manada.
La expresión de María cambió de inmediato a una mezcla de sorpresa e incredulidad. Fabián también frunció el ceño, sin entender del todo a qué se refería. —¿La manada? —repitió María—. ¿Cómo, los licántropos? ¿Te refieres a ellos? Tatiana asintió. —Exactamente. La cacería de ayer fue un ritual para Olfuma, la nueva integrante de la manada. Como parte del ritual, todos los miembros de la manada deben participar y comer juntos… —Tatiana hizo una pausa, sabiendo que lo siguiente podría ser difícil de entender—. Incluyéndome.
El silencio llenó el vehículo mientras María y Fabián procesaban lo que acababan de escuchar. Drex, que había estado observando la reacción de ambos, decidió intervenir. —Es una tradición antigua —explicó—.
Los licántropos de la Atlántida llevaban a cabo estos rituales para unir a la manada, para fortalecer sus lazos y sincronizar sus instintos. Tatiana ha demostrado que es parte de nosotros al formar parte de ese vínculo, incluso siendo humana. María se mostró confundida, mirando a su hermana con cierta preocupación. —¿Comiste… un corazón humano? Tatiana asintió, sin apartar la mirada. —Sí. Es parte del ritual, y era necesario para que Olfuma pudiera aprender y entender lo que significa ser parte de la manada. Todos compartimos el alimento.
—Esto es… —Fabián intentó encontrar las palabras correctas, pero se quedó sin ellas. María, con una mezcla de sorpresa y preocupación, miró a Tatiana con ojos intensos. —No sabía que ser parte de la manada implicaba algo tan… extremo. Drex, con una mirada seria, añadió. —La vida de un licántropo y su manada es intensa y, a veces, brutal. Pero Tatiana ha demostrado que es capaz de enfrentar esas pruebas y ser parte de nosotros. Fabián asintió, tratando de asimilarlo todo. —Entonces, eso significa que ahora eres parte de ellos, Tatiana.
Una humana en una manada de licántropos… —dijo, con un tono pensativo—. ¿Cómo lograste eso? Tatiana sonrió, encogiéndose de hombros. —No fue fácil. Pero mi sincronía con Drex me ha permitido adaptarme a su mundo, y ellos me han aceptado. María aún tenía dudas, pero un destello de orgullo brilló en sus ojos. —Eso es increíble… aunque sigue siendo algo difícil de creer. Tatiana asintió. —Lo sé, y no espero que lo entiendan del todo.
Pero estar en la manada me ha enseñado mucho sobre cómo sobrevivir y sobre el respeto que se debe tener a esos instintos que, aunque primitivos, son fundamentales para nuestra conexión. Drex, mirando a Tatiana con aprecio, intervino una vez más. —En esta cacería, Tatiana demostró algo que pocos humanos han hecho: ser parte de una manada de licántropos y compartir su alimento.
Eso la convierte en alguien digno de nuestro respeto y confianza. Y no es algo que se conceda a cualquiera. Fabián finalmente asintió, comprendiendo el significado de las palabras de Drex. —Bueno, parece que no hay mucho que no puedas hacer, hermana.
María, aún procesando lo que había escuchado, finalmente se relajó en los brazos de Fabián. —Solo prométeme que te cuidarás —le dijo a Tatiana, con una mirada de preocupación. —Lo haré —respondió Tatiana, sonriendo. En otro vehículo del convoy, Diana, Tyrannus, y Olfuma avanzaban por las carreteras en silencio. La luna brillaba a través de las ventanas, proyectando sombras en el rostro pensativo de Olfuma.
Había pasado una noche intensa y reveladora, y su mente seguía intentando procesar cada sensación, cada transformación y cada paso que dio junto a la manada. —¿Cómo lo hacen? —preguntó finalmente Olfuma, rompiendo el silencio. Su voz era una mezcla de curiosidad e incertidumbre—.
¿Cómo pueden transformarse y destransformarse sin que sea por hambre o… por necesidad? Diana, que iba a su lado, giró levemente la cabeza y le dedicó una mirada comprensiva.
Tyrannus, desde el asiento del conductor, permaneció atento, pero en silencio, dejando que Diana guiara la conversación. —Transformarse no es solo por hambre, Olfuma —explicó Diana con suavidad—. Al principio, es normal que sientas que solo puedes cambiar por eso, porque es el instinto más primitivo que tenemos. Pero a medida que te conectas con la bestia, empiezas a comprender que hay otros impulsos, otras fuerzas dentro de ti que puedes usar para controlarlo.
Olfuma frunció el ceño, tratando de entender. —¿Otras fuerzas? Tyrannus intervino, su voz profunda resonando en el pequeño espacio del vehículo. —Sí, Olfuma. Transformarse no es solo físico; también es mental y emocional. La bestia que llevas dentro responde a tu estado de ánimo, a tus sentimientos. Si sientes miedo, enojo o incluso protección hacia los que amas, eso puede ser suficiente para llamarla. Olfuma miró sus manos, que aún tenían marcas de la transformación de la noche anterior. —Sentí… tantas cosas. Confusión, miedo… pero también algo más, algo que me empujaba a seguir.
—Levantó la vista, buscando respuestas en Diana. Diana asintió, entendiendo lo que Olfuma estaba experimentando. —Eso es la manada. Cuando sientes el vínculo con nosotros, tu instinto se fortalece.
No estás sola, y eso te da el poder para transformar tu cuerpo y mente de maneras que no imaginabas. La cacería de anoche fue un paso importante, pero apenas estás comenzando a conocer lo que eres capaz de hacer. Tyrannus agregó, con un tono un poco más severo. —La clave está en no temerle a la bestia, Olfuma. Si la rechazas, te controlará. Pero si aprendes a aceptarla y a entenderla, podrás transformarte sin depender solo del hambre. Olfuma se quedó en silencio, masticando las palabras de sus compañeros.
—Entonces… ¿puedo transformarme sin sentir esa necesidad tan intensa? Diana sonrió levemente. —Exactamente. A medida que entrenes y entiendas tus propios sentimientos, aprenderás a usar la bestia como un recurso, como una extensión de ti misma. Piensa en lo que te mueve, en lo que te inspira, en lo que te enoja.
Cada uno de esos impulsos puede ser un detonante. —Pero requiere tiempo y disciplina —añadió Tyrannus—. Ninguno de nosotros lo dominó de inmediato. La primera vez que sientas que puedes hacerlo sin necesidad, sin que la bestia tome control, sabrás que estás avanzando. Olfuma miró a Diana con cierta duda.
—¿Tú también tuviste que aprender a controlarlo así? Diana soltó una risa ligera, casi nostálgica. —Claro que sí. No nací sabiendo controlar la bestia, y al principio cometí muchos errores. Pero tuve a Tyrannus, y él me ayudó a entender. Ahora es mi turno de ayudarte a ti.
Olfuma asintió, sintiendo algo parecido a la esperanza. Diana era su guía, y saber que había logrado domar la bestia le daba fuerzas para seguir adelante. —Es normal que sientas que la bestia y tú son dos seres diferentes —continuó Tyrannus, sin apartar la vista del camino—. Pero en realidad, son uno solo.
Lo que debes hacer es integrarla, hacerla parte de ti. Cuando lo logres, verás que no se trata solo de comer o de cazar.
Se trata de proteger, de luchar por los tuyos, de sentir la libertad en cada transformación. Olfuma miró por la ventana, las luces de las ciudades lejanas brillando como puntos en la distancia. Por primera vez desde que se había convertido, sintió que entendía un poco más. No estaba sola, tenía a Diana y a Tyrannus, y ahora, a la manada. La cacería había sido solo el primer paso, y aunque el camino parecía largo y lleno de desafíos, se sintió preparada para lo que viniera.
En otro vehículo del convoy, Andrés, Fabián, Julián, Lía, Óscar, Violeta, y Anuel compartían el espacio, llenando el vehículo con casi diez ocupantes. El viaje hacia Quito era silencioso, pero lleno de pensamientos y tensiones latentes. A pesar de ser hombres de fe en un mundo lleno de oscuridad y seres sobrenaturales, Fabián, Andrés, y Julián se habían ganado un respeto que era difícil de obtener en la Purga.
La valentía de Fabián, demostrada al resistir contra Drex en el torneo, había impresionado incluso a quienes dudaban de su fuerza.
A pesar de no haber salido victorioso, había soportado con determinación y fe los ataques de Drex, ganando un respeto que solo se otorgaba a aquellos que no cedían, incluso cuando la oscuridad se cernía sobre ellos. Lía, la líder vampírica del equipo, observaba a Fabián con respeto. —Pocos se habrían atrevido a enfrentar lo que tú enfrentaste, Fabián —dijo con una leve inclinación de cabeza—.
No se trata de ganar, sino de resistir. Fabián esbozó una sonrisa tranquila, con la calma que lo caracterizaba. —La fe no siempre se mide en victorias. A veces, el verdadero triunfo es mantenerse de pie, incluso cuando parece que todo se derrumba. Anuel, con su forma directa y sin filtro, rompió el silencio. —Oye, Violeta, ¿cómo te sientes? —preguntó con una sonrisa que contrastaba con su mirada aguda—. Eres la única que no se altera cuando digo las cosas de frente.
Violeta, en su estado de hoja en blanco, levantó la vista hacia Anuel. —No sé qué sentir —respondió, su tono sin emoción—. Supongo que es más fácil así. Óscar, sentado frente a ellas, las miró con seriedad. Recordaba bien sus días como pandillero en La Muerte Plata, y el sufrimiento que había experimentado desde que fue capturado y convertido en vampiro por Oricalco.
Había sentido el peso de la tortura y sabía lo que significaba estar completamente solo en la oscuridad. Ver a Violeta en ese estado, tan despojada de todo, le generaba una empatía que pocas veces se permitía sentir.
—Yo también me sentí así una vez —dijo Óscar—. Solo en la oscuridad, atrapado sin saber si había un camino de regreso. —Sus ojos se encontraron con los de Violeta—. Pero no tienes que pasar por esto sola.
Si estás dispuesta, podemos ayudarte. Andrés, que había permanecido pensativo, se sintió reconfortado al escuchar las palabras de Óscar. —Es cierto. Todos aquí tenemos un pasado que nos llevó a la Purga, pero también estamos aquí para redimirnos —dijo, su voz firme, pero con un tono de esperanza—. Y quizás, Violeta, este es tu nuevo comienzo. Fabián asintió.
—Todos tenemos una oportunidad de empezar de nuevo, Violeta. Aquí, en medio de la oscuridad, se pueden encontrar caminos que llevan a la luz. Lía, como líder de equipo, escuchó a sus compañeros y agregó con un tono firme pero comprensivo: —En la Purga, o encuentras tu lugar o te hundes.
Es un lugar brutal, pero si llegaste aquí, es porque tienes un propósito. Y es nuestra tarea descubrirlo. El vehículo avanzó, y aunque las sombras de sus pasados pesaban sobre ellos, la camaradería se sentía.
Dentro del convoy, había esperanza, respeto y la promesa de que, en medio de la oscuridad, aquellos que se mantenían juntos podían encontrar su camino hacia la luz.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
¿Te gustaría disfrutar de este contenido en formato de AUDIO LIBRO GRATIS? Aprovecha!!
Recuerda que siempre puedes volver a consultar nuestros libros en formato de AUDIO LIBRO GRATIS en nuestro canal de Youtube. NO OLVIDES SUSCRIBIRTE
Recibe un correo electrónico cada vez que tengamos un nuevo libro o Audiolibro para tí.
You have successfully joined our subscriber list.
Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar sobre Esoterismo, Magia, Ocultismo.
Disfruta GRATIS de los mejores libros para Leer o Escuchar para los pequeños grandes del mañana.
Disfruta de la historia de Terror más oscura y MARAVILLOSA que está cautivando al mundo.
Retira en Nequi, Daviplata, Tarjetas Netflix, Bitcoin, Tarjeta Visa Prepagada, ETC.