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El cazador de almas perdidas – Creepypasta 154. Historias de Terror

El Amanecer Después de la Oscuridad.

El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Tatiana despertó esa mañana. A diferencia de los días anteriores, esta vez no sentía el peso abrumador en su pecho, ese peso que la había aplastado durante tanto tiempo. Algo había cambiado en ella, algo que no podía negar. Las palabras de Asha, por crueles que hubiesen sido, habían tenido un efecto inesperado. Activar el cuarto sello del collar, desatar el poder oscuro del tótem de Drex, había liberado algo en su interior. Un vacío, una especie de calma que nunca había sentido antes. Como si todas las tinieblas que había estado acumulando en su alma se hubieran consumido en un instante de pura oscuridad.

Tatiana se sentía más ligera, más clara de mente. Era como si todo el caos emocional que había mantenido oculto se hubiese disipado, devorado por el poder del tótem que ahora controlaba mejor. Aún recordaba el momento en que había estallado por las palabras de Asha la noche anterior, pero ahora, en la luz del día, esas heridas emocionales parecían haber cicatrizado.

El Encuentro con Drex.

Tatiana bajó las escaleras con una extraña mezcla de anticipación y calma. Sabía que tenía que ver a Drex, y por primera vez en mucho tiempo, sentía que podía enfrentarlo sin el miedo constante de desmoronarse. Cuando lo vio, parado al final del pasillo, algo en su interior se agitó.

No hubo necesidad de palabras. En cuanto sus miradas se cruzaron, Tatiana sintió un impulso incontrolable. Corrió hacia él, lanzándose a los brazos del licántropo al que tanto amaba. Drex la envolvió en un abrazo firme, y en ese instante, todo el dolor, todas las heridas que habían compartido parecieron desvanecerse. Se fundieron en un beso profundo, uno que no solo curaba las cicatrices de su relación, sino también las del alma. Ambos sentían el poder del cuarto sello, como si esa oscuridad compartida hubiera purgado las dudas y los miedos que los habían mantenido separados.

Drex, por su parte, notó algo diferente en sí mismo también. Una claridad mental que no recordaba haber tenido en mucho tiempo. Tal vez la influencia del tótem no solo afectaba a Tatiana, sino a él también. La conexión entre ambos parecía renovada, más fuerte que nunca.

—No sabía cuánto necesitaba esto —murmuró Tatiana, sus palabras apenas audibles mientras mantenía su rostro cerca del de Drex.

Él asintió, aún sin soltarla. Ese momento de paz parecía demasiado frágil, pero ambos sabían que lo necesitaban. Finalmente, después de lo que parecieron siglos, se separaron, aunque solo lo suficiente para poder hablar.

—He estado pensando —comenzó Drex—. Sobre las pociones. Sé que no puedes dejarlas de golpe, pero quiero que seas honesta conmigo.

Tatiana asintió, reconociendo el compromiso que debían hacer.

—Tú las mantendrás —respondió ella, con una voz firme pero tranquila—. Serás tú quien tenga las pociones, y yo te lo diré cuando sienta que necesito una.

Ambos sabían que esto no era una solución perfecta, pero era un paso hacia adelante. Un pequeño rayo de esperanza en medio del caos.

El Desafío de María.

Mientras Tatiana se preparaba para su sesión matutina de magia arcana con Vambertoken, su mente comenzó a divagar hacia otro problema que había estado evitando: María. Había mantenido muchas cosas ocultas de su hermana, y ahora, con todo lo que había ocurrido, sabía que no podía seguir haciéndolo. María merecía la verdad, pero Tatiana temía el juicio de su hermana más que nada en el mundo. Siempre habían sido cercanas, y la idea de decepcionarla era algo que Tatiana no sabía cómo enfrentar.

—Primero tengo que pasar esta clase —se dijo a sí misma, mientras sentía una ligera presión en el pecho—. Luego enfrentaré a María.

Tatiana entró en la sala donde Vambertoken la esperaba, pero su mente seguía dividida entre el presente y el inminente enfrentamiento con su hermana.

La Clase con Vambertoken.

Vambertoken la esperaba con su típica mirada imperturbable. Esa mañana, la clase se enfocaría en una habilidad clave para los magos arcanos, algo que Tatiana aún no dominaba por completo: la capacidad de concentrar energía mágica en forma de espectros y espíritus arcanos. Estos seres, invisibles para la mayoría, podían rodear al lanzador, actuando tanto como defensa como ataque. Un poder que mezclaba el daño espectral con la protección arcana, un equilibrio entre lo ofensivo y lo defensivo.

—Hoy aprenderás a invocar esos espíritus, Tatiana —dijo Vambertoken, con esa voz grave y calmada—. Esta habilidad es básica, pero fundamental. No puedes continuar sin dominarla.

Tatiana asintió, enfocándose en las instrucciones. Aunque su mente estaba todavía enredada con los eventos recientes, sabía que debía concentrarse. El poder del cuarto sello le había dado un nuevo nivel de control sobre su magia, y ahora debía aprovecharlo.

—Cierra los ojos —indicó Vambertoken—. Siente el flujo de energía a tu alrededor. Los espectros y espíritus están siempre presentes, esperando ser llamados.

Tatiana obedeció, dejando que su respiración se calmara. Podía sentirlo, una corriente de energía sutil que giraba a su alrededor, esperando ser controlada. Con cada segundo que pasaba, sentía cómo los espíritus se acercaban, alineándose con su poder.

—Úsalos —murmuró Vambertoken—. Ellos te protegerán y te servirán.

Tatiana alzó las manos, y poco a poco, los espíritus comenzaron a manifestarse. Formas espectrales que giraban a su alrededor, susurrando en un lenguaje antiguo que no comprendía del todo. Sentía su protección, pero también su letalidad.

Sabía que esta habilidad sería crucial en las batallas futuras. Pero mientras los espíritus la rodeaban, su mente no podía evitar volver a María, y al hecho de que tarde o temprano tendría que enfrentarse a la verdad. La verdad siempre saldría a la luz, y Tatiana no estaba segura de si podría soportar el peso de su hermana una vez que todo estuviera al descubierto.

Pero por ahora, tenía que concentrarse en controlar a los espíritus. El resto tendría que esperar.

El Encuentro con IxPlex.

Después de su clase de magia arcana con Vambertoken, Tatiana se dirigió al lugar donde IxPlex la esperaba. Aunque la sesión con Vambertoken había sido intensa y reveladora, sabía que el verdadero reto de su entrenamiento se encontraba con IxPlex. El control del collar, con sus complejas capas y sellos, era una responsabilidad que recaía completamente sobre ella. Y aunque había activado el cuarto sello el día anterior, aún no comprendía del todo cómo funcionaba. Esa explosión de rabia y dolor la había dejado más tranquila, como si se hubiera deshecho de un peso que llevaba arrastrando durante años.

IxPlex, el chamán peruano, estaba sentado en un círculo de runas antiguas cuando Tatiana llegó. El ambiente era tranquilo, casi solemne, y las paredes de la habitación estaban cubiertas de símbolos pre diluvianos que parecían vibrar con una energía ancestral. Este era un espacio sagrado, uno donde las runas y la magia más antigua aún mantenían su poder intacto.

—Tatiana —dijo IxPlex, alzando la mirada—. Has avanzado mucho, pero sé que tienes preguntas. El cuarto sello es un enigma que necesita ser entendido completamente antes de que puedas controlarlo.

Tatiana asintió y se sentó frente a él. Había tanta calma en su corazón ahora, pero no podía dejar de preguntarse cómo era posible. ¿Cómo había pasado de sentir una tormenta interior a esta paz inexplicable?

El Significado del Cuarto Sello.

—No entiendo… —comenzó Tatiana, con el ceño fruncido—. Ayer, cuando exploté de rabia, activé el cuarto sello. Y ahora… ahora me siento más tranquila que nunca. Es como si toda esa oscuridad que llevaba dentro hubiera desaparecido.

IxPlex asintió, sabiendo que esta confusión era natural. Tatiana aún no entendía el verdadero propósito del cuarto sello.

—Lo que sentiste fue el resultado de lo que el cuarto sello hace —explicó IxPlex con voz calmada—. Ese sello en particular se alimenta de las emociones negativas, de la culpa, el dolor, la ira… todo lo que llevas dentro que te pesa y te consume. Cuando activaste el sello, esas emociones fueron convertidas en combustible. Fueron utilizadas para alimentar el poder del tótem, y eso es lo que te dio esa sensación de alivio. Es como si hubieras liberado una presión que habías contenido por mucho tiempo.

Tatiana lo miró, sus ojos llenos de una mezcla de alivio y miedo. La idea de poder deshacerse de esas emociones oscuras era tentadora, pero ¿qué significaba para ella a largo plazo?

—Entonces… —murmuró—, ¿cada vez que me sienta así, puedo usar esas emociones para controlar el tótem?

IxPlex asintió, pero sus ojos no abandonaron la mirada seria que siempre llevaba.

—Sí, exactamente. Cada vez que sientas esa carga, esa oscuridad que te pesa, puedes canalizarla hacia el collar. Esa energía será absorbida y transformada en poder. Pero, Tatiana —advirtió—, no te acostumbres a usarlo de manera descontrolada. El cuarto sello es poderoso, pero también peligroso si lo dejas manejar tus emociones en lugar de ser tú quien lo controle.

El Quinto Sello.

Tatiana se sentía aliviada. La idea de poder descargar todas esas emociones negativas en el collar la hacía sentir como si finalmente tuviera un mecanismo para lidiar con el dolor y la culpa que la habían estado consumiendo. Pero IxPlex no había terminado.

—Sin embargo, Tatiana, aún nos queda un sello más por estudiar —continuó IxPlex, su voz bajando un tono, como si lo que iba a decir fuera aún más importante—. El quinto sello es diferente a los otros cuatro.

Tatiana lo miró con incertidumbre. Había aprendido a manejar los primeros sellos con relativa facilidad, pero algo en el tono de IxPlex la hizo sentir que este último sería más complicado.

—A diferencia de los sellos anteriores, el quinto sello no se alimenta de energía negativa. No toma tus miedos, tu rabia o tu dolor. Este último sello solo responde a energía positiva —dijo IxPlex—. Recuerdos felices, amor, momentos de paz. Cuanto más intensos sean esos sentimientos, más poder le darán al tótem. Y por ende, más poder tendrá Drex.

Tatiana sintió una punzada de miedo. ¿Tendría que renunciar a esos recuerdos y sentimientos que tanto valoraba?

—Pero… —susurró—, ¿eso significa que perderé esos sentimientos? ¿Qué me quedaré sin ellos?

IxPlex sonrió con comprensión.

—No, Tatiana. No los perderás. Los recuerdos no desaparecen, y el amor no se agota. Lo que este sello hace es canalizar la intensidad de esos sentimientos. Es la fuerza de tu amor, la fuerza de esos recuerdos, lo que amplificará el poder del tótem. Pero, cuanto más recurras a este sello, más agotada te sentirás emocionalmente. No es fácil, Tatiana. Utilizar el quinto sello te dejará exhausta, vacía por un tiempo, pero es un sacrificio necesario para manejar un poder tan inmenso.

El Miedo y la Preparación.

Tatiana escuchó en silencio, procesando lo que IxPlex le había dicho. La idea de utilizar su amor y sus recuerdos más preciados como combustible la aterraba. Temía perder algo de sí misma en el proceso. Pero también sabía que este poder era necesario, no solo para controlar el tótem, sino para proteger a aquellos que amaba, incluido Drex.

—Lo que estás diciendo es que… cada vez que use el quinto sello, me sentiré más vacía. ¿Verdad?

—Sí, exactamente —respondió IxPlex—. Pero solo en un sentido temporal. El poder regresará, las emociones se restaurarán. Pero debes entender que no puedes abusar de este sello. Requiere equilibrio y control. Usarlo demasiado rápido, sin darle tiempo a tus emociones para recuperarse, podría dejarte sin fuerza para enfrentarte a los desafíos que vendrán.

Tatiana asintió, sintiendo que el peso de la responsabilidad volvía a caer sobre sus hombros. Este poder tenía un costo, y ahora lo entendía mejor que nunca. Pero también sabía que estaba dispuesta a enfrentarlo. Por Drex, por su hermana, por todo lo que estaba en juego.

—Entonces, ¿cuándo empezamos? —preguntó finalmente, con una resolución renovada.

IxPlex sonrió con aprobación.

—Empezaremos pronto, Tatiana. Pero por ahora, quiero que te concentres en dominar lo que ya has aprendido. El quinto sello te espera, pero primero debes estar preparada.

La Reunión.

Tatiana caminaba con pasos lentos y pesados hacia la sala donde sabía que María y Fabián la esperaban. Su mente seguía procesando todo lo que había aprendido, lo que había confesado a Drex, y lo que aún le quedaba por enfrentar. Pero sabía que esta conversación no podía retrasarla más. Debía hablar con su hermana, enfrentar el dolor y la desconfianza que había crecido entre ellas, y también con Fabián, aunque sentía que era más una formalidad, un proceso inevitable.

Al llegar, Fabián estaba sentado en silencio, su rostro una mezcla de confusión y preocupación. María estaba de pie junto a una ventana, su mirada perdida en el horizonte, pero Tatiana podía sentir el peso emocional que su hermana llevaba sobre los hombros.

—Fabián… María… —dijo Tatiana en voz baja, rompiendo el silencio mientras cerraba la puerta detrás de ella—. Necesito hablar con ustedes.

La Conversación Formal con Fabián.

Fabián se levantó lentamente, cruzando los brazos en un gesto protector.

—Tatiana, ¿qué está pasando? —preguntó, aunque su tono no era de confrontación. Sabía que algo grave había ocurrido, pero también sabía que la verdadera conversación no era con él.

Tatiana suspiró, buscando las palabras adecuadas.

—Fabián, no quiero esconderte nada. Te respeto demasiado para hacerlo, y lo que sea que esté pasando, quiero que lo sepas. Pero… —hizo una pausa, mirando a María—, esta conversación es más para mi hermana. A ti te lo diré por respeto, pero sé que ella es quien realmente merece mi verdad.

Fabián asintió, reconociendo que no era el centro de esta conversación. Se apartó ligeramente, dándole el espacio que ambas hermanas necesitaban para lo que venía.

La Conversación con María.

María seguía mirando por la ventana, pero su rostro reflejaba una tristeza profunda. Sabía que Tatiana había estado ocultando cosas, y aunque no se sentía capaz de juzgarla, el dolor de la traición aún latía en su pecho.

Tatiana se acercó a su hermana, con la mirada baja, incapaz de sostener su mirada por unos segundos.

—María… —empezó, su voz temblando ligeramente—. Lo siento. Lo siento tanto. Nunca quise esconderte nada, pero… sentía que no podía enfrentarme a esto. Y, aun así, no hay excusa para no haberte dicho la verdad. Eres mi hermana. Te debo más que esto.

María finalmente se giró para mirarla, sus ojos llenos de una mezcla de dolor y comprensión.

—Tatiana… no te voy a mentir. Me duele que no confiaras en mí. Pero… —hizo una pausa, sus palabras cayendo suavemente—. Yo también he hecho cosas, cosas de las que no estoy orgullosa. No soy quién para juzgarte. No después de lo que hice por Drex… no después de los hechizos que usé con Fabián al principio.

Tatiana levantó la mirada, sorprendida por las palabras de su hermana. Sabía que María había hecho sacrificios, pero no se había dado cuenta de lo mucho que cargaba.

—¿Por qué no me dijiste nada? —preguntó Tatiana, su voz llena de tristeza.

María soltó un suspiro largo, como si hubiera estado guardando esas emociones por demasiado tiempo.

—Porque pensé que… no importaba —dijo María, su voz quebrándose—. Pensé que lo estaba haciendo por amor. Pero ahora veo que ese amor nos ha destruido más de lo que nos ha salvado. Drex, Fabián, tú y yo… Todos hemos cometido errores, y ahora parece que esos errores son lo único que nos mantiene unidos.

Tatiana se quedó en silencio, sintiendo cómo el peso de sus acciones se hundía en su pecho.

—Tenía tanto miedo de decepcionarte… de decepcionar a todos —dijo Tatiana, dejando caer sus defensas, permitiéndose mostrar su vulnerabilidad—. Las pociones, el tótem, todo… sentía que no podía manejarlo, y en lugar de pedir ayuda, solo lo escondí. Pensé que podría solucionarlo sola.

La Descarga Emocional.

María se acercó a Tatiana, sus ojos llenos de empatía. Sabía lo que era vivir con ese tipo de presión. Sabía lo que era cargar con el peso del mundo y sentir que no había salida.

—Tatiana… no tienes que llevar todo esto sola. Yo estoy aquí, siempre he estado aquí, y aunque me duela lo que has hecho, no puedo culparte. Nos han puesto en situaciones imposibles, y hemos hecho lo mejor que hemos podido. Pero, por favor, ya no más secretos. Somos hermanas. Si no podemos apoyarnos la una en la otra, entonces ¿qué nos queda?

Las palabras de María rompieron algo dentro de Tatiana. Todo el dolor, la culpa y el miedo que había estado acumulando explotaron en un torrente de emociones. Empezó a llorar. No eran lágrimas suaves, eran llantos desgarradores, el tipo de llanto que sale de lo más profundo del alma.

—No puedo… —dijo entre sollozos—. No puedo seguir así. He fallado en todo. Te fallé a ti, fallé a Drex… me fallé a mí misma. No sé cómo seguir adelante.

María la abrazó con fuerza, sosteniéndola mientras Tatiana dejaba salir todo lo que había estado guardando.

—No estás sola, Tatiana —le susurró María—. Nunca lo has estado. Vamos a salir de esto juntas, lo prometo.

La Pérdida de Control.

Pero mientras las emociones de Tatiana se desbordaban, algo más empezó a ocurrir. El segundo sello del collar comenzó a vibrar, alimentándose de la intensidad de sus emociones. Tatiana, en su estado vulnerable, no pudo controlarlo.

De repente, un grito desgarrador escapó de ella, y el poder del sello desató una ola de energía oscura que recorrió el edificio. El aire alrededor de ellas se tornó pesado, como si la misma realidad hubiera sido sacudida por la explosión emocional de Tatiana.

En ese preciso momento, un grito agónico resonó desde el ala más profunda del colegio de wiccas. Era Drex. Sentía la conexión con el tótem, y el descontrol del segundo sello lo afectaba directamente.

—¡Drex! —gritó Tatiana, su corazón saltando de miedo.

El poder que había liberado era demasiado, y aunque María intentaba consolarla, sabía que esto solo era el comienzo de algo mucho más peligroso.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”

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