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El cazador de almas perdidas – Creepy pasta 136. Historias de vampiros

Vampiros del Pasado.

Drex caminaba al lado de María, sus pasos firmes, aunque su mente estaba repleta de incógnitas. Ambos habían seguido a Vambertoken sin hacer preguntas, pero las advertencias que les había dado antes de partir no ayudaban a calmar la creciente inquietud que sentían. El vampiro había mencionado que iban a un lugar peligroso y que debían estar atentos, pero hasta ese momento, ni Drex ni María entendían completamente lo que estaban por enfrentar.

Mientras el silencio los envolvía, María, normalmente tan perspicaz con su clarividencia, no lograba ver más allá de sombras borrosas. Algo en la atmósfera del lugar parecía bloquear sus visiones, como si una presencia antigua y poderosa estuviera envolviendo todo lo que se avecinaba.

—Esto no es como las misiones habituales —murmuró Drex con desconfianza, su mirada fija en Vambertoken.

—No, definitivamente no lo es —respondió María en voz baja, mirando a su alrededor—. Hay algo más aquí.

El camino que llevaban los conducía hacia una majestuosa mansión, más imponente con cada paso que daban. La incertidumbre se profundizaba, y aunque Drex y María sabían que acompañaban a Vambertoken por una razón crucial, las piezas del rompecabezas comenzaban a caer en su lugar lentamente. El vampiro había sido más críptico de lo normal, y eso solo aumentaba la sensación de que algo muy personal estaba en juego.

Cuando finalmente llegaron a la entrada, la puerta principal se abrió sin que Vambertoken tuviera que hacer nada. Una figura de una belleza inhumana apareció en el umbral: una mujer con una apariencia juvenil, impecablemente vestida, que irradiaba una presencia poderosa y majestuosa.

Drex y María intercambiaron miradas, tratando de entender lo que estaban viendo. ¿Quién era esta mujer y qué relación tenía con Vambertoken?

La mujer sonrió suavemente al ver a Vambertoken, y lo saludó con una familiaridad que sorprendió a ambos.

—Seraph —dijo ella con una mezcla de devoción y cariño en su voz—. Sabía que regresarías.

Drex sintió que un escalofrío le recorría la espalda. Solo había escuchado ese nombre una vez antes, y saber que alguien lo usaba con tanta familiaridad no hacía más que aumentar su desconcierto. A medida que las palabras resonaban en el aire, las piezas empezaban a encajar. Este no era solo un lugar más en la lista de objetivos de la Purga. Este era un lugar profundamente vinculado al pasado de Vambertoken.

María, por su parte, notaba la interacción entre ambos con la calma típica de una clarividente, pero esta vez, incluso ella se sentía desconcertada. Algo muy antiguo estaba ocurriendo aquí, y lo más perturbador era que tanto ella como Drex habían quedado completamente ajenos a esa historia… hasta ahora.

Parte 3: El Impacto de la Revelación

Asha, como si recién notara la presencia de los acompañantes de Vambertoken, dirigió su mirada hacia ellos con un brillo de desdén. Drex, acostumbrado a situaciones de vida o muerte, sintió que por primera vez en mucho tiempo estaba en un lugar donde las reglas que conocía no se aplicaban.

—¿Quiénes son estos? —preguntó Asha, sin molestarse en ocultar su desagrado—. Un licántropo y una… clarividente. Vaya, Seraph, siempre tan excéntrico.

Drex no respondió. Sabía que este no era el lugar ni el momento para provocaciones, pero era imposible no sentir la hostilidad en el aire. María, en cambio, mantuvo la compostura. Años de enfrentarse a lo desconocido le habían enseñado a controlar sus emociones, pero la tensión era palpable.

—Están aquí por una razón —dijo Vambertoken, sin inmutarse por el tono de Asha—. Como yo te expliqué, Asha, estos tiempos requieren acciones poco convencionales.

La relación entre Vambertoken y Asha era evidente, aunque todavía un misterio para Drex y María. La familiaridad entre ellos, la forma en que Asha lo llamaba “Seraph” y el poder que parecía irradiar de ambos los mantenía alerta. Era como si se hubieran adentrado en una parte del pasado de Vambertoken que jamás habían pensado que existía.

Drex trataba de juntar las piezas en su mente. El vampiro que conocía parecía un ser frío, calculador, enfocado en sus objetivos con una precisión inhumana. Sin embargo, aquí, en este lugar, Vambertoken tenía una conexión que iba más allá de cualquier cosa que hubieran visto en sus misiones anteriores.

—Esto es… diferente —murmuró Drex.

—Lo es —respondió María—. Y mucho más de lo que imaginamos.

Mientras caminaban por el interior de la mansión, Asha seguía ignorando a Drex y María, concentrándose únicamente en Vambertoken. El vampiro que ellos conocían estaba mostrando una faceta que nunca habían presenciado. Asha lo llamaba por su nombre verdadero, un nombre que parecía encerrar una historia de milenios.

—Siempre supe que volverías a mí, Seraph —dijo Asha, mientras los conducía a una sala repleta de antigüedades y decoraciones de otros tiempos—. Han pasado siglos, pero aquí estás, como siempre.

Drex miraba en silencio, tomando nota de cada palabra, de cada gesto. La familiaridad entre ellos era palpable, y aunque Asha no lo dijera abiertamente, parecía claro que había un vínculo más profundo entre ambos.

María, que había mantenido su compostura hasta ahora, comenzaba a darse cuenta de algo: esto no era solo una visita diplomática. Vambertoken estaba aquí por algo mucho más personal, algo que ninguno de ellos comprendía por completo, pero que influiría en las acciones futuras de la Purga.

Finalmente, Asha se detuvo frente a un gran ventanal que daba al jardín. Se giró hacia Vambertoken, ignorando nuevamente a Drex y María.

—Te daré lo que necesitas, Seraph —dijo Asha con voz tranquila—. Pero, como siempre, sabes que hay un precio.

Vambertoken esbozó una ligera sonrisa.

—Lo sé, Asha. Nada en esta vida es gratis.

Drex y María intercambiaron una mirada, procesando lentamente todo lo que habían visto. Esta visita no era solo para asegurar un lugar para la Purga. Era un encuentro con un pasado que ni siquiera sabían que existía, y ambos sabían que, a partir de ese momento, nada sería igual.

Parte 5: El Desdén Refinado de Asha

A medida que Asha recorría su mansión con la gracia de quien ha dominado su entorno durante milenios, Drex y María no podían dejar de notar su actitud despectiva, no solo hacia Drex, sino también hacia cualquier cosa que no cumpliera con sus estándares de pureza y antigüedad. Había una frialdad en cada paso que daba, una distancia que parecía impenetrable.

—Seraph, querido —dijo Asha sin voltear hacia él, su tono despreocupado pero mordaz—, supongo que no piensas traer a tu séquito completo a mi hogar. Me imagino que habrá más de uno con menos de mil años entre tus filas. Esos… vampiros modernos, ¿cómo los llamamos? Oh sí, novatos. Casi puedo oler la impureza en ellos desde aquí.

Drex no pudo evitar arquear una ceja, aunque permaneció en silencio. Para Asha, los vampiros jóvenes no parecían ser más que una molestia insignificante.

—La eternidad debería enseñar algo de clase, ¿no crees? —continuó Asha, finalmente dirigiéndose a Drex por primera vez, aunque con un tono helado—. Por supuesto, no estoy hablando de ti, querido licántropo. Seraph siempre tuvo una fascinación por lo exótico, aunque nunca he entendido por qué. El salvajismo puede ser interesante… en dosis controladas.

Drex sintió el comentario como un reto directo, pero no respondió. Sabía que cualquier palabra que dijera sería inútil ante alguien como Asha. María, por su parte, observaba en silencio, tratando de entender las capas de esta interacción.

—Asha, ya te lo dije —intervino Seraph, su voz calmada, pero con autoridad—, todos están aquí por una razón. No traería a nadie que no fuera absolutamente necesario.

Asha esbozó una sonrisa que no alcanzó sus ojos.

—Lo sé, Seraph. Siempre tienes tus razones. Pero recuerda —añadió, volviéndose hacia él y entrecerrando los ojos—, yo no comparto la devoción por tus causas nobles. Y en cuanto a esos humanos que traes… Julián y Fabián, ¿verdad?

Drex y María notaron cómo el nombre de ambos agentes de fe escoció en los labios de Asha, como si pronunciarlo fuera un insulto para ella.

—Espero que no intentes involucrar a esos… ¿cómo llamarlos? —hizo una pausa breve, como si deliberadamente buscara una palabra que rebajara aún más—. Intrusos, en cualquier asunto serio aquí. Los humanos no son más que herramientas, Seraph. No olvido lo que representaron para nosotros en el pasado, y mucho menos lo que representan ahora. Deberías saberlo mejor que nadie.

Seraph no cambió su expresión, pero Drex y María podían sentir la tensión en el aire. Aunque Asha respetaba el poder de Seraph, su desprecio por cualquier ser que no considerara digno era profundo y, en muchos sentidos, más complejo de lo que imaginaban.

—A veces —continuó Asha, volviendo a su tono juguetón—, me pregunto cómo alguien como tú aún carga con esa debilidad de rodearse de… bueno, digamos compañía inusual. Licántropos, humanos… ni siquiera Cleopatra tenía tu sentido de la excentricidad. Recuerda, aún me debes ese baile desde que el cuerpo de esa pobre, ilusoria Cleopatra fue arrastrado por las calles de El Cairo. Ah, esos fueron tiempos mejores, ¿no lo crees?

Drex y María intercambiaron una mirada rápida. El comentario de Cleopatra no solo era una referencia histórica, sino una ventana hacia el verdadero carácter de Asha. Aunque era claramente despiadada y distante, también había en ella una profunda obsesión por su propia superioridad. Cleopatra, que había sido considerada la mujer más bella de su tiempo, era para Asha un simple desafío superado, una prueba más de su propia perfección.

—Tiempos mejores, sí —respondió Seraph, una ligera sonrisa apareciendo en sus labios—. Y te prometo que cumpliré con ese baile, Asha. Pero por ahora, tenemos asuntos más importantes que tratar.

Asha dejó escapar un suspiro dramático y se giró nuevamente hacia la ventana, observando los vastos jardines de su mansión.

—Siempre hay algo más importante con nosotros, ¿no es cierto? —dijo en voz baja, como si hablara más consigo misma que con Seraph—. Pero bueno, supongo que puedo esperar un poco más.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”

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