El cazador de almas perdidas – Creepy pasta 133. Historias de Vampiros
Sombras sobre el Consejo.
El helicóptero se elevaba en el aire mientras Vambertoken observaba con calma las vistas de la ciudad bajo ellos. A su lado, estaban sus acompañantes: Óscar, Lía, Anuel, y Raúl, junto con los diez escuadrones de Oricalco que le servían de protección personal. Aunque habían logrado un éxito rotundo en el operativo del Canal de Panamá, Vambertoken había optado por no informar de ello. Sabía que el Consejo de Ancianos Vampírico lo convocaría para discutir su “falta de resultados”, y esta era la oportunidad que había estado esperando.
“Que piensen que las cosas no están yendo bien”, se dijo a sí mismo con una sonrisa irónica. “Es la excusa perfecta para reunir a todos los ancianos en un solo lugar.”
Su estilo siempre había sido astuto, y sabía que el poder real no se basaba solo en lo que hacías, sino en lo que los demás creían que estabas haciendo. Su equipo era un reflejo de su filosofía: criaturas sobrenaturales que representaban diferentes eras y estilos de poder. Óscar, convertido por el propio Vambertoken después de ser liberado de su servicio en el Vaticano, se mantenía a su derecha. Lía, una vampira que había vivido nueve siglos, representaba la sabiduría y la brutalidad que Vambertoken valoraba. Anuel, una druida poderosa, y Raúl, un Skywalker, completaban su escuadrón de élite.
La reunión con el Consejo de Ancianos estaba programada para la mañana siguiente, y Vambertoken tenía todo planeado. No solo sería un momento de control sobre el consejo, sino que también pondría a prueba la lealtad de quienes lo rodeaban.
Mientras tanto, en la base de la Purga, María estaba sentada en silencio, leyendo el artículo periodístico que la periodista del Vaticano había escrito sobre Fabián. Cada palabra era como una daga clavándose más profundamente en su corazón. La periodista había elogiado la humildad y el altruismo de Fabián, destacando cómo siempre había favorecido a los otros candidatos para el premio, diciendo que merecían el reconocimiento más que él.
“Un verdadero pescador de hombres,” había escrito la periodista con admiración.
María había estado insegura desde que la periodista se había acercado tanto a Fabián durante la entrevista, y ahora, al leer estas palabras, esas inseguridades solo aumentaban. Pero lo que la hizo sentirse realmente incómoda fue el final del artículo.
“Claramente, no ganó el reconocimiento, pero tal vez deberían inventar un premio especial solo para él. Nadie lo merece más.”
María cerró la pantalla del móvil de golpe, tratando de calmar la marea de emociones que la invadía. Sabía que Fabián no había ganado el premio, pero leer la alabanza de la periodista la hacía sentir como si hubiera perdido algo más grande, como si la atención de Fabián estuviera en otro lugar.
Antes de que pudiera seguir sumida en sus pensamientos, Fabián apareció, su expresión despreocupada, pero con un brillo de ironía en sus ojos.
—Vaya artículo —dijo con una sonrisa sarcástica—. Al parecer, soy el santo que nunca quiso serlo.
María lo miró, todavía insegura sobre cómo abordar el tema.
—No te dieron el premio, Fabián —dijo, tratando de sonar neutral.
—Y gracias a Dios por eso —respondió Fabián, con un tono que era mitad broma, mitad verdad—. Lo mejor que pudo pasar es que no me dieran nada. ¿Sabes lo que significa? Que salvo por ese artículo, a nadie le importa quién soy. Y así es como prefiero que las cosas sigan.
María asintió lentamente, aunque la incomodidad aún persistía en su pecho. Sin embargo, sabía que Fabián tenía razón. Y tal vez, solo tal vez, no había nada de qué preocuparse. Pero la sombra de esa periodista seguía en el fondo de su mente.
Mientras tanto, Drex se encontraba en su habitación, revisando su equipo después de la misión. Sentía la necesidad de compartir lo que había estado ocurriendo con alguien de confianza, y nadie era más adecuado para ello que AuxPlex, su hermano de corazón.
Marcó el número de AuxPlex, y tras un par de tonos, la voz familiar de su amigo respondió.
—Drex, viejo amigo. ¿Cómo van las cosas?
—Bastante intensas —respondió Drex, dejando escapar una pequeña risa—. De hecho, tengo noticias. Tu padre, Ixplex, ha sido nombrado asesor externo por Vambertoken.
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea antes de que AuxPlex hablara.
—¿Asesor externo? —preguntó AuxPlex, con una mezcla de sorpresa y orgullo—. ¿Y para qué, exactamente?
—Para enseñarle a Tatiana a controlar el tótem —explicó Drex—. Ya sabes cómo es esto. El collar de las cinco capas está ayudando, pero hay mucho que Tatiana aún debe aprender. Tu padre es el único que puede ayudarla a entender la magia pre diluviana lo suficiente para mantener todo bajo control.
AuxPlex soltó un suspiro, que Drex interpretó como resignación.
—Es bueno saber que está en buenas manos, aunque… sabes cómo es mi padre. No se involucra a la ligera.
—Lo sé —respondió Drex—. Pero hasta ahora, todo va bien. Las cosas están… mejorando. Entre Tatiana y yo, después del caos de hace unos días. Está más calmado todo, aunque lo del tótem sigue siendo un desafío.
La conversación continuó con el mismo tono fraternal, discutiendo los desafíos de controlar el poder del tótem y cómo Drex estaba enfrentando la situación con Tatiana. AuxPlex siempre había sido un pilar de apoyo para él, y Drex se sentía agradecido por tener a alguien en quien confiar durante estos momentos difíciles.
En otro lugar de la base, Tatiana comenzaba a notar algo preocupante. Desde que Drex había activado el tótem, había lagunas y vacíos en su memoria. No era algo constante, pero cuando sucedía, Drex parecía olvidar pequeños fragmentos de tiempo. Sin embargo, desde que el collar de cinco capas estaba activo en su cuello, los episodios habían disminuido. Pero, aun así, Tatiana no podía evitar preocuparse.
Fue entonces cuando decidió hablar con María.
—¿Crees que debería decírselo? —preguntó Tatiana, su voz llena de duda—. No quiero preocuparlo más, pero… siento que no deberíamos ocultarle esto.
María, quien ya había pasado por situaciones similares con Fabián, la miró con comprensión.
—Tatiana, recuerda lo que prometimos. No más secretos. No puedes dejar que esto se convierta en algo que lo separe de ti. Si hay algo que he aprendido con Fabián es que ocultar las cosas solo empeora todo. Si Drex tiene estos vacíos en sus recuerdos, merece saberlo. Es su derecho.
Tatiana asintió lentamente. Sabía que María tenía razón, pero el miedo de hacerle daño a Drex seguía pesando en su mente.
Después de un día agotador en la base, Drex y Tatiana finalmente encontraron un momento para estar solos. Ambos sabían que había demasiadas cosas sin resolver entre ellos, y el peso de lo ocurrido, desde la activación del tótem hasta los cambios recientes, estaba latente en el aire.
Tatiana observaba a Drex, queriendo hablar de tantas cosas a la vez, pero sin saber por dónde empezar. Finalmente, decidió romper el silencio.
—Drex, hay algo de lo que necesito hablarte —dijo, su voz algo temblorosa, pero firme. Sabía que no podía seguir guardando lo que había notado—. Desde que activaste el tótem… he notado que hay vacíos en tus recuerdos. A veces no recuerdas pequeñas cosas, y no quiero ocultarte esto más.
Drex se quedó en silencio por un momento, su expresión pasó de la sorpresa a la preocupación. Sus ojos oscuros se clavaron en los de Tatiana, tratando de procesar lo que ella le estaba diciendo.
—Vacíos… —murmuró, frunciendo el ceño—. ¿A qué te refieres exactamente?
Tatiana se acercó un poco más, tomando su mano, queriendo que supiera que no lo estaba juzgando, sino que se preocupaba profundamente por él.
—Es como si hubiera momentos en los que no estás presente del todo, como si… algo dentro de ti se desconectara. Desde que activamos el collar de las cinco capas ha mejorado, pero antes de eso, había momentos en los que parecías olvidar detalles, pequeñas cosas, como si estuvieras en otro lugar. No quiero que esto sea algo que no compartamos, Drex. No quiero secretos entre nosotros. Prometimos eso.
Drex apretó su mandíbula, claramente preocupado por lo que Tatiana le estaba diciendo. Sentía que había estado mejorando desde que el collar estaba activo, pero esta revelación le golpeaba como una verdad que no quería aceptar.
—No recuerdo haber sentido eso —dijo finalmente, su voz baja y pensativa—. Pero confío en ti, Tatiana. Si dices que ha pasado, entonces es algo real. —Levantó la mirada hacia ella, los ojos reflejando más preocupación de la que quería admitir—. ¿Qué crees que está causando esos vacíos?
Tatiana respiró profundamente, buscando las palabras correctas.
—Creo que es el tótem, Drex. El poder que contiene es inmenso, y aunque el collar lo mantiene bajo control, sigue teniendo una influencia sobre ti. —Le acarició suavemente la mano—. Tal vez esos vacíos son el precio por haber liberado esa cantidad de poder sin control al principio. Pero no estoy segura de cómo afectará a largo plazo.
Drex asintió lentamente, sus pensamientos volviéndose hacia todo lo que había ocurrido desde que activaron el tótem. Sabía que el poder del tótem era peligroso, y había momentos durante el ritual en los que sentía que se estaba perdiendo, como si estuviera a punto de caer en la oscuridad. Recordó haber sentido la presencia de Tatiana en esos momentos, como un ancla, pero no podía negar que algo dentro de él había cambiado.
—Sé que el tótem está jugando con mi mente —admitió, su voz ronca por la emoción contenida—. Durante el ritual, fue como si me estuviera desintegrando desde dentro. Sentí que la bestia me estaba consumiendo. Me estaba quitando todo… menos un recuerdo.
Tatiana lo miró, con el corazón en un puño.
—¿Qué recuerdo? —preguntó, aunque ya podía intuirlo.
Drex la miró directamente a los ojos.
—El recuerdo de nosotros. En la Isla de Pascua. Cuando solo éramos tú y yo, sin tótems, sin caos, sin Purga. Solo nosotros. —Tomó su mano con más fuerza—. Ese fue el único recuerdo que la bestia no pudo destruir. Eso fue lo que me mantuvo vivo, lo que me trajo de vuelta.
Las lágrimas empezaron a llenar los ojos de Tatiana mientras escuchaba sus palabras. Saber que, en medio de toda la oscuridad, su amor había sido lo que lo había mantenido entero era más de lo que ella podría haber esperado.
—Drex… —murmuró, su voz entrecortada por la emoción—. No sabes lo que significa para mí que me digas esto. Durante todo este tiempo, he tenido miedo de no ser lo suficiente para salvarte, de que este poder te devorara por completo. Pero saber que fui yo, que fuimos nosotros…
Drex la interrumpió suavemente, colocando una mano en su mejilla y mirándola con una intensidad que solo él podía expresar.
—Tatiana, siempre has sido suficiente. Eres lo único que me mantiene cuerdo en medio de este caos. Y te prometo que no dejaré que el tótem se apodere de mí. Lo que pasó antes fue un error, pero ahora, con tu ayuda, con el collar… tenemos una oportunidad.
Tatiana cerró los ojos por un momento, dejando que las lágrimas cayeran libremente. No podía evitar sentirse aliviada, pero al mismo tiempo sabía que el camino por delante no sería fácil.
—Te amo, Drex —susurró finalmente, inclinándose hacia él—. Pero aún hay algo más que necesito decirte.
Drex frunció el ceño ligeramente, preocupado por lo que venía.
—Lo que hiciste por mí, Tatiana… la cacería —dijo, su tono más sombrío—. Lo sé, no hemos hablado de eso, y sé que fue… demasiado. No puedo dejar de pensar en lo que tuviste que hacer por mí. Quiero asegurarme de que estás bien, que no llevas esa carga sola.
Tatiana lo miró, sabiendo que esa conversación también era inevitable.
—Fue horrible, Drex —admitió, su voz quebrándose—. Nunca pensé que sería capaz de hacer algo así, pero lo hice por ti. No sé si podré olvidar lo que hice, pero no me arrepiento. Te necesitaba, y sabía que sin eso… sin esos corazones, te habría perdido.
Drex sintió una punzada de dolor al escucharla, el peso de lo que ella había hecho para salvarlo lo golpeaba con fuerza.
—No debería haberte puesto en esa situación —dijo, su voz cargada de culpa—. Nunca debiste tener que hacer algo así por mí. No sé cómo agradecerte… ni cómo asegurarme de que nunca más tengas que pasar por eso.
Tatiana negó con la cabeza, sus ojos llenos de comprensión y amor.
—Lo hice por amor, Drex. Lo haría de nuevo si fuera necesario, pero sé que no debería ser así. Ambos sabemos que este camino es peligroso, pero también sé que juntos somos más fuertes. Y no estoy rota, solo… herida. Pero con el tiempo, sé que sanaremos. Solo necesito que sigamos adelante, juntos.
Drex la abrazó con fuerza, sintiendo el calor de su cuerpo y el latido de su corazón.
—Te prometo que nunca tendrás que volver a hacer algo así —susurró contra su cabello—. Y si alguna vez sientes que no puedes más, dímelo. No podemos permitir que el tótem o lo que sea que esté entre nosotros nos destruya.
Tatiana sonrió ligeramente, sintiendo que, a pesar del dolor, había esperanza. Sabía que Drex haría todo lo posible para mantener su promesa, y aunque el camino era incierto, confiaba en que lo recorrerían juntos.
—Siempre he confiado en ti, Drex —murmuró—. Y lo seguiré haciendo. Superaremos esto, lo sé.
Reflexiones y Nuevas Lecciones.
La conversación entre ellos se prolongó por un tiempo, hasta que ambos se sintieron más tranquilos. Finalmente, Drex se recostó junto a Tatiana, dejando que el cansancio del día lo alcanzara.
—Has estado asistiendo a las clases de Ixplex y Vambertoken —comentó Drex, rompiendo el silencio—. ¿Cómo te ha ido con eso?
Tatiana asintió, recordando las intensas sesiones de entrenamiento.
—Ha sido difícil, pero estoy aprendiendo a controlar mejor el collar y el tótem. Ixplex es un maestro increíble, y Vambertoken ha sido… bueno, ya sabes cómo es él. Pero he aprendido mucho sobre magia arcana y sobre cómo manejar las energías del tótem. Lo más importante que he aprendido es que no se trata solo de contener el poder, sino de canalizarlo de la forma correcta. Y eso me ha dado más confianza.
Drex la miró con admiración.
—Sabía que lo harías bien —dijo, sonriendo—. Eres más fuerte de lo que crees, Tatiana. Y me alegra que estés controlando el collar. No sé qué haría sin ti.
Era hora de tocar el tema que más le preocupaba a Drex. Sabía que Tatiana había llevado una carga pesada tras la cacería, y quería asegurarse de que ella estuviera bien.
—Tatiana… —dijo, rompiendo el silencio—. No hemos hablado mucho de lo que pasó en la caza. Sé que fue algo… terrible para ti, y no quiero que sientas que lo tomé a la ligera.
Tatiana lo miró, su expresión volviéndose más seria. Sabía que esa conversación también era necesaria.
—No fue fácil —admitió, sin rodeos—. No voy a mentirte, Drex. Arrancar esos corazones para ti fue… devastador. Me hizo cuestionar quién soy, qué estoy dispuesta a hacer. Pero lo hice porque te amo, y porque no podía permitir que murieras. Pero aún estoy lidiando con las consecuencias emocionales de eso.
Drex bajó la mirada, claramente atormentado por el dolor que ella había soportado por él.
—No debiste tener que hacer eso —dijo con voz baja—. Fue una carga demasiado grande. Y no puedo agradecerte lo suficiente por haber hecho lo que hiciste, pero no quiero que cargues con esto sola. No puedo soportar la idea de que te haya destruido por dentro.
Tatiana le acarició la mejilla con suavidad, su mirada llena de amor y comprensión.
—No me has destruido, Drex —dijo con firmeza—. Sí, fue duro. Y sí, me rompió en ciertos momentos, pero no estoy rota. Solo herida. Y con el tiempo, sé que sanaré. Lo importante es que tú estés aquí, conmigo, y que lo que hice no fue en vano.
Drex la abrazó con fuerza, sintiendo cómo el peso de todo lo que habían pasado juntos finalmente empezaba a aliviarse, aunque aún quedaba mucho por resolver.
—Nunca te dejaré sola en esto —murmuró contra su cabello—. Prometo que haré todo lo posible para que nunca más tengas que pasar por algo así. No quiero que lleves esa carga.
Tatiana sonrió levemente, sintiendo el calor de su abrazo y la sinceridad en sus palabras.
—Gracias, Drex —susurró—. Pero, juntos, podemos cargar con lo que venga. No tienes que protegerme de todo. Solo… estar aquí conmigo. Eso es suficiente.
Drex asintió, sintiendo una profunda gratitud hacia ella. Sabía que, aunque el camino por delante seguía siendo incierto, mientras estuvieran juntos, podían superar cualquier obstáculo.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
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