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El cazador de almas perdidas – Creepy pasta 118.

Las Sombras de la Purga.

La sala de comunicaciones del cuartel general de la Purga era un espacio frío y cargado de tensión. Vambertoken, con su porte altivo, observaba la pantalla frente a él, donde las figuras del Consejo Latinoamericano de Vampiros y del Consejo de Ancianos Vampíricos aparecían en un halo de luz tenue. A su lado, Julián, representante de la Santa Sede, ajustaba los últimos detalles del informe que estaban a punto de presentar.

Tatiana permanecía firme, observando en silencio. A pesar de que la reunión era protocolaria, todos sabían que el Consejo estaba lleno de desconfianza. Aunque La Muerte Plata había sido desmantelada, Ragnarok seguía moviéndose en las sombras. Y mientras Vambertoken respondía indirectamente al Consejo Latinoamericano de Vampiros, su lealtad directa recaía en el Consejo de Ancianos Vampíricos, donde sus propios padres mantenían una influencia considerable.

—Honorable Consejo —empezó Julián, su tono tan frío como la atmósfera de la sala—, les informamos que La Muerte Plata ha sido completamente desmantelada. Las fuerzas de la Purga, lideradas por Óscar, han neutralizado sus operaciones y se están movilizando para el siguiente paso: la guerra abierta contra Ragnarok.

Las palabras de Julián resonaron en la sala, pero los rostros del Consejo reflejaban escepticismo. Sabían que la caída de La Muerte Plata era solo el comienzo, y que Ragnarok aún representaba una amenaza mucho mayor. La pregunta, en ese momento, era si la Purga estaba verdaderamente preparada para lo que venía.

Vambertoken dio un paso al frente.

—La Purga avanza según lo planeado —dijo con la calma calculada que lo caracterizaba—. Mi equipo está movilizado y preparado para cualquier enfrentamiento. No dejaremos que Ragnarok se esconda por más tiempo.

Uno de los ancianos vampíricos del Consejo, de rostro severo y ojos afilados, lo interrumpió.

—Nos alegra oírlo, Vambertoken, pero sabemos que esto es solo el principio. Ragnarok no será fácil de encontrar ni de enfrentar. ¿Qué garantías tienes de que podrás enfrentarlo con éxito?

Vambertoken mantuvo su compostura.

—Estamos preparados. Mis agentes tienen años de experiencia, y nuestros recursos están alineados para asegurar la victoria.

Tatiana notó cómo los miembros del Consejo intercambiaban miradas incómodas. Aunque formalmente debían respaldar la Purga, pocos confiaban en la capacidad de Vambertoken para llevarla a cabo sin errores. A pesar de sus palabras, la desconfianza persistía.

Al final de la reunión, uno de los ancianos se inclinó hacia la cámara.

—Buen trabajo, Vambertoken. Continúa con la Purga y mantennos informados.

La pantalla se apagó, y la sala quedó en silencio.

Tatiana se acercó a Vambertoken, su rostro reflejando la tensión.

—No confían en nosotros —murmuró.

—No necesitan hacerlo —respondió él, con una sonrisa fría—. Solo necesitan ver los resultados. Y por ahora, eso es suficiente.

En otra parte del cuartel, Drex estaba sumido en su meditación. Sabía que el control sobre el tótem que Tatiana portaba sería crucial en la batalla que estaba por venir. Las enseñanzas de Kenji resonaban en su mente: la calma mental es la clave para controlar el caos. El tótem emanaba una energía oscura que podía sentir a través de su vínculo con Tatiana. Cada vez que estaban cerca, ese poder parecía resonar dentro de él.

Drex trataba de controlar la ansiedad que le provocaba saber que el tótem seguía creciendo en poder. Sabía que Tatiana, a pesar de su fortaleza, estaba luchando con el peso de controlar esa fuerza.

Mientras tanto, Fabián y María caminaban juntos por los pasillos, siempre atentos a las miradas ajenas. Sabían que su relación había cruzado una línea peligrosa. Fabián, con su voto de castidad roto, temía que la Santa Sede descubriera lo ocurrido. Sabía que, de ser descubierto, no solo perdería su posición, sino que también pondría en peligro toda la misión.

—No podemos seguir así —murmuró Fabián—. Si alguien se entera…

—Lo sé —respondió María, su mirada seria—. Pero ahora tenemos que concentrarnos en lo que viene. Ragnarok es la prioridad.

Ambos intentaban mantener un aire de profesionalismo, pero la tensión entre ellos era palpable. Sabían que su relación los había puesto en una posición vulnerable.

En el exterior, Anuel y Raúl estaban preparando a los escuadrones de Oricalco para lo que se avecinaba. Anuel, con su conexión druídica, sentía el pulso de la tierra bajo sus pies. Sabía que el bosque respondía a su llamado, y que cuando llegara el momento, las raíces y ramas se alzarían para protegerlos.

—El enemigo no está lejos —dijo Raúl, quien había adoptado su forma de lince para aprovechar sus instintos depredadores. Su capacidad como skinwalker le permitía detectar ilusiones y trampas mágicas que el enemigo pudiera haber dejado. Sus sentidos estaban afinados al máximo, y podía oler la presencia de Ragnarok a la distancia.

—Estaremos listos —respondió Anuel, invocando la energía de los árboles a su alrededor—. La naturaleza estará de nuestro lado.

Lía, observando desde la distancia, confiaba en las habilidades de ambos. Sabía que, con Anuel controlando el terreno y Raúl detectando las trampas enemigas, tendrían una ventaja importante en la batalla que se aproximaba.

Dentro del cuartel, Vambertoken entraba en la cámara de interrogatorios. El prisionero que había sido capturado durante la última misión de la Purga estaba encadenado, y su rostro reflejaba una mezcla de desafío y miedo.

—Llevas días en silencio —dijo Vambertoken, su tono frío—. Pero sé que tienes la información que necesito. No te preocupes, obtendré lo que quiero, tarde o temprano.

El prisionero, temblando ligeramente, intentó mantener su resistencia, pero sabía que Vambertoken no se detendría hasta obtener lo que buscaba. La atmósfera en la cámara se hacía más opresiva con cada palabra.

En medio de su meditación, Drex sintió la vibración en su comunicador. Abrió los ojos lentamente, sacudiéndose la concentración que había logrado tras horas de esfuerzo mental. Sabía que, dada la situación actual, cualquier interrupción podría significar un cambio importante en los planes. Al levantar el dispositivo, vio el nombre de AuxPlex en la pantalla.

Con un suspiro profundo, aceptó la llamada.

—Drex —la voz de AuxPlex era grave, más seria de lo que Drex recordaba. El chamán solía mantener un tono calmado y mesurado, pero había una urgencia en su voz que llamó la atención de Drex de inmediato—. Necesito que sepas algo importante.

Drex se enderezó en su asiento, notando que la conexión con AuxPlex era más que una simple charla entre amigos. Había algo en el aire, algo en la energía que sentía del otro lado de la línea.

—¿Qué ocurre? —preguntó Drex, manteniendo su tono tranquilo, aunque sabía que cualquier información de AuxPlex siempre traía consigo una carga de responsabilidad.

—Mi padre me ha pasado oficialmente el bastón de mando chamánico del Perú. Ahora es definitivo: soy el nuevo líder de los chamanes —AuxPlex hizo una pausa, como si las palabras fueran un peso del que necesitaba deshacerse, pero también una responsabilidad que asumía con firmeza—. Pero eso no es lo más importante. He recibido instrucciones del Consejo de Ancianos Chamanes para reunirme con ellos en pocos días, y entre ellos estará Vambertoken.

El nombre de Vambertoken resonó en la mente de Drex, y sus pensamientos se agitaron. Sabía de la influencia que Vambertoken había mantenido durante siglos, y el hecho de que fuera portador de la pluma morada otorgada por el bisabuelo de AuxPlex le daba un poder que pocos podían igualar.

—¿Qué significa eso para ti y para nosotros? —preguntó Drex, su voz más contenida, a sabiendas de que este no era un simple cambio de liderazgo.

—Significa que el equilibrio de poder entre los chamanes podría cambiar —respondió AuxPlex—. El Consejo de Ancianos va a evaluar mis capacidades, y también van a medir el impacto que Vambertoken ha tenido durante estos años. Ya sabes lo que representa la pluma morada, Drex. No puedo permitirme fallar en este encuentro.

La pluma morada, una de las máximas distinciones otorgadas a los chamanes, era un símbolo del control absoluto sobre la magia ancestral. Vambertoken había recibido esa pluma hace generaciones, y con ella, había ejercido una influencia que pocos entendían por completo, ni siquiera Drex. Sabía que, aunque Vambertoken no siempre era transparente con sus intenciones, su poder estaba más allá de lo que la mayoría de los seres sobrenaturales podían manejar.

—Vambertoken ha sido un aliado y, a veces, un enigma —admitió Drex, frotándose la frente mientras pensaba en las implicaciones—. Pero no me queda duda de que te enfrentarás a más que una simple evaluación. Si Vambertoken está involucrado, puede haber algo más en juego.

AuxPlex guardó silencio durante unos segundos, como si sopesara sus siguientes palabras.

—Lo sé —dijo finalmente—. Es por eso que te llamo. Necesito que estés listo. Sé que estás en medio de la Purga, pero no podemos subestimar la influencia de Vambertoken en todo esto. Si algo sale mal en esta reunión, podría desatarse un conflicto que afecte a todos, incluidos tú y los tuyos.

Drex sintió una creciente incomodidad. A lo largo de los años, había aprendido a confiar en los instintos de AuxPlex, y si él veía peligro, lo mejor era estar preparado.

—Dime cuándo y dónde —dijo Drex, sin vacilar—. Si las cosas se complican, estaré allí.

—Te avisaré tan pronto como tenga más detalles —respondió AuxPlex—. Pero mientras tanto, cuida de ti, Drex. Sé que la carga del tótem está afectando a Tatiana, y te afecta a ti de manera indirecta. No puedes dejar que ese poder te consuma. Kenji te preparó bien, pero no será suficiente si pierdes el control.

Drex se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de su amigo. Sabía que AuxPlex tenía razón. El tótem era un peligro constante, y aunque confiaba en Tatiana, sabía que la oscuridad de ese objeto podía extenderse más allá de ella.

—Lo sé —dijo Drex, con una nota de cansancio en su voz—. Haré todo lo que pueda para mantenerme firme, pero este poder es más de lo que esperaba. La meditación me ayuda, pero no puedo negar que está afectando a todos a nuestro alrededor.

—No estás solo, hermano —dijo AuxPlex—. Estamos en esto juntos, como siempre. Cuídate y mantente alerta. Nos veremos pronto.

La llamada terminó, dejando a Drex en un silencio inquietante. Se levantó de su lugar y caminó hacia la ventana de la pequeña sala de entrenamiento. El sol comenzaba a ocultarse, y la oscuridad se extendía por el horizonte, tal como sentía que se cernía sobre todos ellos. Ragnarok, el tótem, Vambertoken, el Consejo de Ancianos… todo parecía entrelazarse en una red de poder y sombras que estaba a punto de colapsar sobre ellos.

Respiró profundamente, tratando de mantener su mente en calma, pero sabía que las próximas semanas serían decisivas. Mientras la guerra con Ragnarok se aproximaba, la lucha interna entre los chamanes y vampiros amenazaba con volverse otro frente de batalla.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”

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