Historias de vampiros 116 El Plan de las Sombras

—¿Todo en orden? —preguntó Tatiana, su voz cargada de preocupación.

—Estamos bien —respondió María—. A punto de comenzar. No te preocupes, te mantendremos informada.

Tatiana suspiró al otro lado de la línea, sabiendo que su hermana estaba en buenas manos.

—Cuídense —dijo Tatiana antes de colgar.

Cuando la llamada terminó, María y Fabián continuaron su camino hasta que llegaron a un punto cercano a la oficina de Ragnarok. María se detuvo, cerrando los ojos y preparándose para usar sus habilidades.

Fabián la observó con asombro mientras María comenzaba a concentrarse. Sabía que ella era poderosa, pero lo que estaba a punto de presenciar lo dejó sin palabras.

María, con los ojos cerrados, extendió las manos hacia el frente, dejando que su energía fluyera a través de ella. La tierra misma parecía responder a su llamado, vibrando suavemente mientras sus habilidades clarividentes se desplegaban. Poco a poco, su conciencia comenzó a expandirse, alcanzando las áreas circundantes, buscando señales, rastros de información, cualquier indicio de actividad de Ragnarok.

El poder de María era palpable. Fabián lo sentía en el aire, como una oleada de energía que lo envolvía, haciéndolo consciente de lo impresionante que era su habilidad. María era la mejor clarividente de Latinoamérica, y ahora que estaba enfocada y motivada, esa afirmación no era una exageración.

Los minutos pasaron, y mientras María navegaba por las corrientes invisibles de información, una imagen clara comenzó a formarse en su mente. Podía ver a los miembros de Ragnarok moviéndose dentro de la oficina, planificando, preparando algo grande. Vio rostros, escuchó fragmentos de conversaciones, y poco a poco, fue reuniendo las piezas que necesitaban.

Cuando finalmente abrió los ojos, una sonrisa de satisfacción cruzó sus labios.

—Lo tengo —dijo, su voz segura.

Fabián, impresionado por lo que acababa de presenciar, no pudo evitar sonreír también.

—Eres increíble —susurró, lleno de admiración.

María asintió, sabiendo que esta vez había logrado lo que necesitaban. Con la información en mano, estaban un paso más cerca de detener a Ragnarok. Pero mientras se alejaban del lugar, ambos sabían que las cosas no serían fáciles. Estaban bajo la protección de Vambertoken, sí, pero ahora comprendían el precio de esa protección.

De regreso en la sede, Vambertoken estaba más que satisfecho. Las piezas de su intrincado plan estaban finalmente cayendo en su lugar. Mientras observaba cómo todos seguían sus órdenes, su sonrisa se ensanchó.

Tatiana, a su lado, estaba lista para recibir lo que Vambertoken había prometido para ayudar a Drex. Sin decir una palabra, el vampiro sacó de su abrigo un libro antiguo y lo entregó a Tatiana. El libro parecía haber sido escrito siglos atrás, cubierto de símbolos y caracteres extraños.

—Este es el conocimiento que buscas —dijo Vambertoken—. El collar atlante descrito en este libro es la clave para controlar el tótem de Drex. La magia atlante es un conocimiento perdido, pero yo he tenido el privilegio de acceder a ella.

El Control Absoluto de María.

El aire estaba tenso mientras Fabián y María se mantenían cerca de la oficina de Ragnarok. María, después de usar su clarividencia con una precisión que impresionaba incluso a ella misma, sintió que estaba en el punto máximo de su poder. Fabián, a su lado, la observaba con una mezcla de asombro y respeto. No podía creer lo que acababa de presenciar; María no solo había desplegado sus habilidades con total control, sino que había obtenido información valiosa en cuestión de minutos.

Con una calma absoluta, María sacó su teléfono y marcó el número de Tatiana. Fabián la observó, aún intentando procesar lo que había sucedido.

—Tatiana —dijo María, su tono completamente sereno, como si fuera algo rutinario—. En quince minutos, unos agentes de Ragnarok estarán descuidados en una esquina, cerca de la oficina. Será una oportunidad perfecta para que los equipos de Oricalco los aborden.

Tatiana, al otro lado de la línea, permaneció en silencio por un segundo antes de responder.

—¿Estás segura? —preguntó Tatiana, su tono cargado de una mezcla de sorpresa y confianza en su hermana.

—Totalmente —respondió María, sin titubeos—. Es ahora o nunca. Si los tomas por sorpresa, podemos obtener la información que necesitamos.

Tatiana no dudó más.

—Envio a Óscar y Lia de inmediato —confirmó Tatiana—. Mantente en contacto.

La llamada terminó, y María guardó su teléfono, mirando a Fabián con una expresión tranquila pero decidida.

—Esto va a salir bien —dijo María—. Solo tenemos que esperar.

Fabián, aún impresionado por lo que acababa de suceder, se tomó un momento para asimilarlo todo. La confianza con la que María había dado la información, la calma que demostraba, todo lo que había hecho lo tenía anonadado.

—No puedo creerlo —dijo Fabián, sin poder ocultar su asombro—. ¿Cómo… cómo sabes todo esto con tanta certeza?

María sonrió levemente, sabiendo que había alcanzado un nuevo nivel en su dominio de la clarividencia.

—Es mi don, Fabián —respondió—. Y finalmente estoy usando todo mi potencial. No más dudas, no más limitaciones. Esto es lo que soy capaz de hacer.

Fabián asintió, pero aún había algo en sus ojos que mostraba incredulidad. A pesar de todo lo que había visto, la realidad de lo que María era capaz de lograr lo superaba.

Minutos después, mientras esperaban, Fabián recibió una notificación en su teléfono. Era un mensaje de Tatiana: Óscar y Lia tienen un prisionero.

Fabián miró a María, incrédulo.

—¡Lo lograron! —dijo, su voz cargada de sorpresa—. ¡Tienen a uno de los agentes de Ragnarok!

María asintió, su mirada aún firme y concentrada.

—Te lo dije —respondió, con una calma que hacía que el logro pareciera casi inevitable—. Ahora es solo el principio.

Fabián no podía dejar de mirarla, sabiendo que lo que había presenciado esa noche era mucho más que una simple victoria. Había sido testigo de cómo María, la mujer que amaba, había tomado el control absoluto de sus habilidades y los había llevado a una victoria decisiva.

Y eso, pensó Fabián, era solo el comienzo de lo que vendría.

Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”