Cuentos de terror 84 Bajo la Sombra de Vambertoken

El cazador de almas perdidas – Creepy pasta 84.

Bajo la Sombra de Vambertoken.

Drex había tomado su decisión. Después de la última conversación con Vambertoken, mientras el vampiro y el traductor Pizarro examinaban el misterioso artefacto precolombino, Drex se dio cuenta de que no podía resistirse más. El poder y la estabilidad que Vambertoken ofrecía eran demasiado tentadores. Y, por encima de todo, estaba Tatiana. Drex sabía que su vida con ella, aunque envuelta en sombras y manipulaciones, era lo único que realmente deseaba. Viviría el amor bajo el yugo de Vambertoken, siempre que Tatiana estuviera a su lado.

El sonido de las pisadas de Vambertoken y el traductor lo sacó de sus pensamientos. El vampiro, con su sonrisa satisfecha, indicó a Drex que lo acompañara mientras regresaban a la sala central de la sede de Purga, donde todos estaban reunidos. Drex, sin que nadie lo notara, sacó su teléfono y envió un mensaje sutil a Tatiana:

“He decidido. Estaremos juntos bajo el control de Vambertoken. Confía en mí.”

Drex sabía que Tatiana entendería lo que eso significaba. Ella era inteligente, calculadora, y aunque no le agradaba la idea de estar bajo el dominio del vampiro, sabía que el costo de la libertad era demasiado alto.

Mientras caminaban hacia la sala central, Drex recordó que aún tenía un asunto pendiente que resolver antes de que las cosas se complicaran más. María. Fabián estaba en peligro, y si no solucionaba la situación con María pronto, las consecuencias serían irreparables.

El Reencuentro con María.

Minutos después, Vambertoken, Pizarro, Julián recién confesado y el padre de Auxplex se dirigieron hacia las partes más profundas de la aldea, mientras Drex aprovechaba la oportunidad para reunirse con María. Al verla, notó que estaba más recompuesta que antes, como si hubiera recuperado el control sobre sus emociones. Sin embargo, sabía que la situación con Fabián no podía continuar.

—María, tenemos que hablar —dijo Drex, su tono firme.

María lo miró con una mezcla de resignación y tristeza, pero también de determinación.

—Ya lo sé, Drex —respondió ella—. Voy a detener lo que estoy haciendo. Esta misma noche terminaré con todo. Fabián no se merece esto, y lo que le estoy haciendo está mal. Lo sé.

Drex asintió, aliviado de que María finalmente estuviera tomando el control de la situación. Pero antes de que pudiera decir algo más, María levantó una mano, como si supiera lo que él estaba a punto de decir.

—Déjame manejarlo sola, Drex. Esta es mi carga, y yo debo solucionarlo —dijo ella, su voz firme, aunque cargada de culpa.

Drex dudó por un momento, pero sabía que María tenía razón. Ella necesitaba cerrar este capítulo por su cuenta, sin su interferencia. Si bien Drex seguía preocupado por lo que podría suceder, decidió confiar en ella.

—Está bien —dijo finalmente—. Pero asegúrate de que esto termine esta noche.

María asintió, agradecida.

La Seguridad del Disco Lunar.

Mientras tanto, Auxplex y Tatiana se reunían en una de las salas de planificación para discutir el esquema de seguridad que se utilizaría para proteger el Disco Lunar. El disco, que estaba en posesión de Auxplex, debía ser utilizado en las ruinas de Pisac dentro de dos noches, y ambos sabían que las fuerzas de Ragnarok y la Muerte Plata harían todo lo posible por interceptarlo.

—No creo que la Muerte Plata tenga la ubicación de la entrada a Paititi —dijo Tatiana, mientras trazaba el esquema de seguridad en un mapa—. Si la tuvieran, no estarían detrás del disco lunar.

Auxplex asintió, su expresión calmada pero atenta.

—Es probable que intenten algo desesperado. Debemos estar preparados para cualquier contingencia.

Tatiana estaba concentrada en el mapa cuando recibió el mensaje de Drex. Al leerlo, su rostro permaneció impasible, pero en su mente, las implicaciones del acuerdo de Drex con Vambertoken empezaban a tomar forma. Sabía que Drex había hecho lo que creía necesario, pero también sabía que había un precio que pagar por esa decisión.

Tatiana continuó trabajando junto a Auxplex, asignando guardias, puntos de vigilancia y rutas de escape. Óscar había sido asignado para acompañar a Auxplex en todo momento, asegurando que el disco lunar estuviera bajo constante protección.

La Mentira a Fabián.

Más tarde esa noche, Drex encontró a Fabián en una de las salas comunes, donde el joven estaba sentado en silencio, aparentemente intentando recuperar su calma. Drex sabía que tenía que mentirle para proteger a María.

—Fabián —dijo Drex, sentándose junto a él—. Ya hablé con María. Esta noche será la última sesión. Después de eso, todo terminará.

Fabián levantó la vista, con una mezcla de alivio y preocupación en sus ojos.

—¿Estás seguro? —preguntó, su voz temblorosa—. No sé qué es lo que está pasando, Drex. Todo esto me está afectando de una manera que no puedo entender.

Drex asintió, manteniendo la calma en su voz.