El cazador de almas perdidas – Creepy pasta 69.
Consecuencias de la Traición.
La sede de Purga estaba en completo silencio tras las acciones que Tatiana había tomado. Las instrucciones de Vambertoken habían sido claras y contundentes, pero nadie esperaba la magnitud de lo que estaba a punto de ocurrir. Tatiana, movida por una mezcla de ira, frustración y la influencia creciente del vampiro, había decidido dar un castigo ejemplar a los cuatro separatistas infiltrados entre los soldados de Oricalco.
Tatiana, sin mostrar un atisbo de duda, había ordenado colgar a los traidores en cruces invertidas, replicando la muerte de Pedro en Roma, una ejecución cargada de simbolismo que buscaba infundir terror en cualquier otro que pensara traicionar la Purga. Los soldados de Oricalco, aunque endurecidos por el combate y las tareas violentas, observaron con desconcierto cómo los cuatro vampiros eran alzados en las cruces, con la certeza de que el sol del amanecer sería su sentencia final.
Las cruces se elevaron en una zona expuesta, sin sombra alguna. Los vampiros colgados no mostraban resistencia; sus cuerpos deshechos por el poder y control de Tatiana ya habían aceptado su destino. A pesar de que eran simples soldados rasos, Tatiana había dejado claro que su traición no sería perdonada.
El ambiente en la sede se volvió sofocante. Los miembros de la Purga que presenciaron la escena no dijeron nada, pero el miedo y el respeto por Tatiana y su implacable liderazgo crecieron con cada segundo que los traidores se balanceaban en las cruces invertidas. A la salida del sol, las primeras llamas comenzaron a surgir desde los pies de los vampiros. El espectáculo fue tan impactante que muchos de los soldados no pudieron sostener la mirada.
Mientras todo esto ocurría, Drex se encontraba revisando su herida en uno de los puestos médicos, ajeno a lo que sucedía afuera. La herida de la última batalla todavía le daba problemas, pero su regeneración como licántropo estaba progresando bien. María fue quien decidió contarle lo sucedido cuando Drex llegó al amanecer, poco después de que los vampiros hubiesen sido consumidos por el sol.
María se encontraba esperándolo en la entrada de la sede, su rostro cargado de preocupación.
—Drex, tengo que contarte algo… —dijo, su voz seria.
Drex, al notar el tono, se detuvo. Sabía que cuando María usaba ese tono, las noticias no eran buenas.
—¿Qué pasó?
María lo miró fijamente, buscando las palabras adecuadas.
—Tatiana… ella… —vaciló un momento—, ejecutó a los traidores. Los colgó en cruces invertidas, como a Pedro en Roma. Los dejó ahí hasta que el sol los consumió por completo.
El rostro de Drex se endureció al escuchar esto. Aunque entendía la necesidad de castigar a los traidores, la crueldad del acto lo perturbaba. Sabía que Tatiana había cambiado, y que Vambertoken estaba influyendo cada vez más sobre ella.
—Ella no es así —murmuró Drex, más para sí mismo que para María.
María asintió lentamente, compartiendo su preocupación.
—Tatiana está diferente, Drex. Vambertoken está ejerciendo una influencia sobre ella, y temo que esa oscuridad se esté apoderando de ella… No sé cuánto más podrá soportar antes de romperse o volverse como él.
La preocupación en los ojos de María era palpable, y eso hizo que Drex sintiera un peso aún mayor. Tatiana había sido una mujer fuerte, con un sentido claro del bien y del mal, pero la presión de la Purga y la cercanía con Vambertoken la estaban moldeando de una manera peligrosa.
Poco después, Julián y Fabián se unieron a Drex. Ambos estaban visiblemente afectados por lo que habían presenciado, aunque como miembros de la Purga, sabían que era parte del deber. Fabián rompió el silencio, todavía incrédulo.
—Nunca pensé que vería una crucifixión vampírica como esa, asemejando la de Pedro. Y que fuera dentro de nuestro propio ejército… —dijo, su voz baja y llena de pesar.
Julián, con su habitual tono más reflexivo, agregó:
—Tatiana ha tomado decisiones difíciles antes, pero esto… esto es algo diferente. Vambertoken tiene un control sobre ella que la está llevando por un camino oscuro.
Drex no respondió de inmediato. Sabía que Julián y Fabián tenían razón, pero no quería aceptarlo del todo. Sin embargo, los hechos estaban ahí, y era innegable que la influencia de Vambertoken estaba afectando a Tatiana de manera peligrosa.
Horas más tarde, Tatiana reunió a los principales agentes de la Purga: María, Fabián, Julián y Óscar. Aún con el rostro impasible tras los eventos de la mañana, Tatiana les explicó la siguiente fase de la operación.
—Nos moveremos hacia Bariloche —dijo con firmeza—. María nos indicará la ubicación exacta durante el camino. Estamos cerca de obtener información vital sobre Ragnarok y la Muerte Plata. No podemos permitir más traiciones.
Los presentes asintieron, entendiendo la gravedad de la situación. Óscar, quien se había mantenido en silencio, parecía más abatido que de costumbre. Tatiana había dejado claro que tenía autoridad para matarlo si lo consideraba necesario, y él sabía que sus días podían estar contados.
Más tarde, esa misma noche, Óscar encontró a Drex en una de las salas de la sede. Estaba visiblemente perturbado, y aunque Drex no confiaba completamente en él, sabía que Óscar estaba en una situación delicada.
—Drex, necesito hablar contigo —dijo Óscar, casi en un susurro.
Drex lo miró, arqueando una ceja. Sabía que Óscar había estado bajo la ira de Vambertoken y que no podía confiar en nadie fácilmente en estos tiempos.
—¿Qué quieres?
Óscar miró alrededor, asegurándose de que nadie más los escuchaba.
—Cometí un terrible error al ponerme a disposición de Vambertoken. Pensé que sería mi salvación, pero ahora veo que solo me usó para sus propios fines. No sé cuánto más tiempo podré sobrevivir en esta situación.
Drex lo observó en silencio, midiendo sus palabras. Aunque comprendía el miedo de Óscar, sabía que la única razón por la que seguía con vida era porque Vambertoken lo necesitaba… por ahora.
Drex aún estaba procesando las palabras de Óscar, quien parecía más desesperado que nunca, cuando su teléfono comenzó a vibrar. Lo tomó con cautela y al ver el nombre en la pantalla, supo que era algo serio. Auxplex rara vez llamaba, a menos que fuera extremadamente urgente.
—¿Auxplex? —contestó Drex, alejándose unos pasos de Óscar para tener algo de privacidad.
La voz al otro lado de la línea era grave y cargada de preocupación.
—Drex, tenemos un problema… y es serio. Vambertoken ha solicitado hablar con el Consejo de Ancianos Chamánicos del Perú. Quiere ponerse en contacto con el Chullachaqui.
Drex frunció el ceño. El Chullachaqui era una criatura de leyendas antiguas, un ente protector del bosque, pero también extremadamente peligroso y traicionero. Había pocas criaturas con tanto poder ancestral en América del Sur, y si Vambertoken estaba buscando un contacto con él, significaba que los planes del vampiro iban más allá de lo que habían imaginado.
—¿El Chullachaqui? —repitió Drex en un tono bajo, para que Óscar no pudiera escucharlo.
—Sí —confirmó Auxplex—. Esta criatura no solo tiene conocimientos profundos sobre las energías y secretos de la naturaleza, sino que también está conectada con el mundo de los muertos y las sombras. Si Vambertoken logra obtener su ayuda o información… las cosas podrían complicarse más de lo que ya están.
Drex se quedó en silencio, reflexionando sobre lo que esto significaba. Sabía que Vambertoken era ambicioso, pero involucrar a una entidad como el Chullachaqui ponía en riesgo a todos. Además, los chamanes siempre habían mantenido una relación tensa con esa criatura; no era fácil de manipular, y sus intereses solían ser tan oscuros como los de los propios vampiros.
—¿Qué crees que esté buscando? —preguntó Drex, con la mirada fija en Óscar, quien todavía no se atrevía a moverse de su lugar.
Auxplex suspiró al otro lado de la línea.
—No lo sé con certeza, pero si está buscando al Chullachaqui, probablemente sea para obtener algún tipo de conocimiento que le permita expandir su poder. Esa criatura tiene la capacidad de controlar el espacio, de desviar a las personas y ocultar verdades. Lo que sea que Vambertoken quiera de él, no puede ser bueno. Debemos estar atentos… puede que se acerque algo grande, algo que incluso los chamanes no puedan controlar si sale mal.
Drex sintió un escalofrío recorriendo su columna. El Chullachaqui era famoso por su habilidad para tomar la forma de seres queridos y engañar a aquellos que osaban adentrarse en sus dominios. Si Vambertoken lograba manipular a esa criatura o hacerle promesas lo suficientemente atractivas, podrían desatarse fuerzas mucho más oscuras de las que ya estaban enfrentando.
—¿Vambertoken tiene planeado un ritual o algo más? —preguntó Drex, queriendo entender el alcance de lo que se avecinaba.
—El Consejo de Ancianos está evaluando si aceptan la solicitud, pero ya sabes cómo son… Si creen que Vambertoken puede ofrecerles algo a cambio, no dudarán en permitir que hable con el Chullachaqui. Y si eso sucede, todos estaremos en peligro.
Drex miró a Óscar, todavía sintiendo el peso de su reciente confesión, y luego pensó en Tatiana, María, Fabián y el resto del equipo de Oricalco. Sabía que no podía ignorar lo que estaba sucediendo, pero también sabía que enfrentarse directamente a Vambertoken no era una opción viable… al menos no aún.
—Voy a mantener los ojos abiertos —respondió Drex—. Gracias por avisarme, Auxplex. Si descubres algo más, dímelo inmediatamente.
—Lo haré —dijo Auxplex—. Ten cuidado, Drex. Si el Chullachaqui entra en juego, ya no estamos lidiando solo con vampiros o brujas. Esto va mucho más allá.
Cuando Drex colgó, permaneció en silencio por un momento, contemplando las posibles implicaciones. Si Vambertoken realmente estaba buscando al Chullachaqui, el balance de poder estaba a punto de cambiar de maneras impredecibles.
Finalmente, Óscar habló, rompiendo el silencio.
—¿Todo está bien? —preguntó con una cautela evidente.
Drex lo miró de reojo, evaluando si debía compartir lo que acababa de escuchar. Pero decidió mantener esa información para sí mismo, al menos por el momento.
—Nada de lo que debas preocuparte —respondió Drex con frialdad—. Ahora mismo, tenemos cosas más urgentes que resolver.
Mientras se apartaba de Óscar, Drex sabía que tenía que encontrar una forma de proteger a Tatiana y a su equipo de lo que estaba por venir. El Chullachaqui era una amenaza diferente a todo lo que habían enfrentado antes, y si Vambertoken lograba establecer un pacto con él, la Purga y la guerra contra la Muerte Plata podrían transformarse en algo mucho más grande… y peligroso.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
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