Creepypasta 44 La Red Se Teje Secretos y Mentiras.

‘El cazador de almas perdidas’. Creepy pasta 44.

La Red Se Teje. Secretos y Mentiras.

Tres días habían pasado desde que Vambertoken había dejado Bogotá, y en ese tiempo, las tensiones dentro de Oricalco y entre las diversas facciones sobrenaturales de Colombia habían seguido creciendo. Tatiana había asumido la difícil tarea de reorganizar Oricalco en el país, sabiendo que la estabilidad era crucial en medio del caos que había dejado la Muerte Plata y las recientes revelaciones sobre Zoltgar. Mientras tanto, María, tras asegurarse de que la sacerdotisa exiliada había partido hacia su nueva vida, había regresado a su hogar, agotada pero decidida a seguir adelante.

La noche anterior, Vambertoken había partido hacia un destino desconocido, dejando instrucciones claras: Drex y Fabián debían encargarse de una situación que había surgido en la frontera de Colombia con Panamá, en Puerto Obaldía. Según la información proporcionada, un grupo clandestino estaba utilizando esa ruta para traficar seres sobrenaturales y artefactos sagrados desde Sudamérica hacia Centroamérica. Vambertoken sospechaba que este grupo podría estar relacionado con Ragnarok o, más inquietantemente, con el Consejo Vampírico Colombiano, que había permanecido sospechosamente silencioso en medio de todo el caos reciente.

El Encuentro en Oricalco

Drex se encontraba en su apartamento, revisando su equipo y preparándose para la misión. La vida había vuelto a un ritmo de acción continua, y aunque había tenido momentos de descanso, sabía que el camino por delante sería peligroso. Mientras empaquetaba las últimas cosas, su teléfono sonó. Era Fabián, quien lo convocaba al cuartel de Oricalco para discutir los detalles de la misión.

Cuando Drex llegó al cuartel, encontró a Fabián esperándolo en la sala de reuniones. Había una mezcla de preocupación y cansancio en su rostro, reflejo de la carga que había asumido desde que Vambertoken lo había convertido en su mano derecha.

—Drex—, saludó Fabián, levantando la vista de los documentos que revisaba—. Tenemos mucho que discutir.

—Ya lo imagino—, respondió Drex, tomando asiento frente a él—. ¿Qué es lo que realmente está pasando en Puerto Obaldía?

Fabián respiró hondo antes de comenzar a hablar.

—Vambertoken cree que este grupo clandestino podría estar relacionado con Ragnarok o con el Consejo Vampírico Colombiano—, dijo—. Ha habido demasiadas coincidencias, y su silencio en medio de todo esto es preocupante. Por eso, debemos ir y desmantelar esta operación antes de que se convierta en algo más grande.

Drex asintió, aunque no pudo evitar notar la expresión de duda en el rostro de Fabián.

—¿Hay algo más?—, preguntó Drex.

La Confesión de Fabián

Fabián se recostó en su silla, cruzando los brazos mientras buscaba las palabras adecuadas.

—Drex, hay algo que necesito contarte—, comenzó, su voz más baja—. Desde que empecé a trabajar para Vambertoken, he estado viviendo una doble vida, y no por elección propia.

Drex lo miró fijamente, comprendiendo que lo que estaba por decir sería importante.

—¿Doble vida?—, preguntó Drex—. ¿Te refieres a tu trabajo como mano derecha de Vambertoken y algo más?

Fabián asintió, con una mezcla de resignación y amargura en su expresión.

—Exactamente—, dijo—. Vambertoken me ha presentado como su aprendiz ante varios separatistas, tanto europeos como latinoamericanos. Me ha involucrado en su red de contactos, haciendo que parezca que estoy del lado de los separatistas, cuando en realidad sigo siendo leal al Vaticano y al Consejo Latinoamericano de Vampiros. Es una situación peligrosa, porque ahora estoy jugando en ambos lados, y si cometo un error, podría costarme la vida.

Drex frunció el ceño, procesando la información.

—¿Entonces, Vambertoken te está usando para infiltrar a los separatistas?—, preguntó.

—Eso parece—, respondió Fabián—. Y lo más inquietante es que parece estar completamente al tanto de lo que hago, incluso cuando estoy fuera de su supervisión directa. Hace poco, me envió a recoger unos documentos de una sede separatista en México. Ahí, conocí una de sus guaridas, un lugar que, si soy honesto, nunca debí haber visto. Es como si quisiera que supiera ciertas cosas, pero siempre mantiene otras fuera de mi alcance. Es imposible adelantarse a sus planes.

Drex asintió lentamente, comprendiendo la complejidad de la situación. Vambertoken siempre había sido un maestro en el arte de la manipulación, y ahora Fabián se encontraba enredado en sus intrincadas maquinaciones.

—Entonces, esta misión en Puerto Obaldía…—, comenzó Drex.

—Podría ser otra pieza en el tablero de Vambertoken—, completó Fabián—. Y lo más frustrante es que, por más que intente descifrar sus intenciones, siempre parece estar varios pasos adelante. No sé si este grupo tiene que ver con Ragnarok, el Consejo Vampírico Colombiano, o incluso algo más oscuro, pero Vambertoken quiere que lo desmantelemos antes de que cause más problemas.

Una Llamada Inesperada.

Mientras ambos hombres continuaban preparándose para la misión, el teléfono de Fabián sonó, interrumpiendo su conversación. Fabián miró la pantalla y frunció el ceño al ver quién estaba llamando.

—Es Julián—, dijo, respondiendo rápidamente—. ¿Qué ocurre, maestro?