El Cazador de Almas Perdidas – Creepypasta 6
La Bestia de la Frontera
En Camino a Pasto
Drex Holcux había emprendido su viaje hacia Pasto, Colombia, atravesando el vasto y diverso paisaje de Perú. Sabía que este trayecto lo llevaría a cruzar áreas peligrosas y enigmáticas, donde lo sobrenatural se mezclaba con la realidad de maneras impredecibles. Sin embargo, no esperaba encontrar su próxima caza antes de cruzar la frontera.
A medida que se acercaba a la región cercana a Pasto, decidió detenerse en un pequeño pueblo en el sur de Perú, un lugar real conocido como Macará. El pueblo, con su atmósfera tranquila, contrastaba con las noticias que había escuchado en su trayecto: seis personas asesinadas en una semana por lo que los lugareños describían como un “lobo monstruoso”.
Drex, intrigado y alertado por los rumores, decidió investigar. Sabía que debía hablar con las autoridades locales para obtener más detalles, y se dirigió directamente al centro del pueblo.
Encuentro con el Alcalde y el Cura
El sol estaba descendiendo en el horizonte cuando Drex llegó a la iglesia del pueblo, un edificio antiguo que parecía haber resistido el paso del tiempo. El cura, un hombre de edad avanzada con un rostro surcado de arrugas, lo recibió con una mezcla de alivio y temor. Después de una breve introducción, el cura lo condujo al ayuntamiento, donde el alcalde lo esperaba.
El alcalde, un hombre de mediana edad que parecía haber envejecido una década en la última semana, estaba visiblemente perturbado. Las manos le temblaban mientras hablaba, y Drex notó el sudor en su frente a pesar del frío de la tarde.
—Esto… esto es más de lo que podemos manejar —dijo el alcalde, su voz temblorosa—. Las personas están aterrorizadas, y con razón. Lo que sea que esté matando a nuestra gente no es un simple animal. El cura y yo creemos que es algo más, algo que escapa a nuestra comprensión.
Drex mantuvo la calma, dejando que el alcalde desahogara su miedo. Sabía que el temor podía hacer que los hombres dijeran más de lo que pretendían, y eso era justo lo que necesitaba.
—Necesito detalles —dijo Drex con firmeza—. Todo lo que sepan sobre las muertes, las circunstancias, cualquier cosa inusual.
El cura y el alcalde intercambiaron miradas antes de que el cura tomara la palabra.
—Los cuerpos… estaban destrozados, como si algo hubiera arrancado la carne de los huesos. Y no solo eso, hemos encontrado marcas en los alrededores, huellas que parecen de un lobo, pero mucho más grandes. Y hay algo más… algunas noches, las personas dicen haber escuchado aullidos, pero no son los aullidos de un lobo común. Son más profundos, más… humanos.
El alcalde se inclinó hacia adelante, su voz reducida a un susurro.
—Los rumores dicen que es un hombre lobo, uno que ha perdido el control de su forma humana. Si puedes ayudarnos, te pagaré lo que sea necesario.
Drex asintió, ya sabiendo que debía aceptar el trabajo. No solo por la recompensa, sino porque esto podría ser más complicado de lo que parecía.
—Quiero la mitad de la paga ahora —dijo Drex, directo—. Si resulta ser lo que sospecho, necesitaré equipo adicional.
El alcalde, ansioso por cualquier solución, accedió rápidamente y le entregó un adelanto.
La Caza Comienza
Con el dinero en el bolsillo, Drex se preparó para la caza. La descripción del cura y el alcalde confirmaba sus sospechas: estaban lidiando con un licántropo devorado, una criatura que había perdido su humanidad por completo y que ahora se movía únicamente por instintos bestiales.
Drex salió al caer la noche, dirigiéndose hacia las colinas que rodeaban el pueblo, donde las huellas habían sido vistas por última vez. Sabía que un licántropo devorado sería extremadamente peligroso, pero también sabía que tenía la ventaja de ser uno de los pocos que podían igualar su fuerza y velocidad.
El paisaje alrededor de Macará era oscuro y sombrío, con la luna apenas iluminando el terreno. Drex avanzaba en silencio, sus sentidos agudizados, atento a cualquier sonido o movimiento.
Finalmente, encontró lo que buscaba. Un rastro de sangre fresca en el suelo lo llevó a una pequeña cueva en la base de una colina. Allí, la criatura estaba acechando, su figura apenas visible en la penumbra.
Drex desenfundó su pistola, cargada con balas de plata, y se preparó para atacar. Pero antes de que pudiera moverse, un sonido detrás de él lo hizo detenerse. Se giró rápidamente, su arma lista, y vio algo que no esperaba: un grupo de agentes de Oricalco.
La Batalla de Tres Bandos
Los agentes de Oricalco, vestidos con sus características armaduras negras, avanzaron hacia Drex con sus armas en alto. No eran muchos, solo cuatro, pero su presencia era suficiente para complicar la situación.
—Holcux —dijo uno de los agentes, su voz cargada de desprecio—. Parece que tenemos un objetivo en común. Pero no te equivoques, esto no significa que seamos aliados.
Drex mantuvo su arma levantada, pero no disparó. Sabía que una pelea con Oricalco sería costosa, tanto en tiempo como en recursos.
—Tampoco estoy buscando una alianza —respondió Drex con frialdad—. Pero si quieren salir vivos de esto, sugiero que trabajemos juntos, al menos hasta que esta cosa esté muerta.
El líder del grupo de Oricalco lo miró con dureza, pero finalmente asintió. Sabía que un licántropo devorado no era un enemigo fácil, y enfrentarlo con un aliado, aunque fuera temporal, aumentaba sus posibilidades de éxito.
El aire alrededor de la cueva se volvió más pesado mientras la criatura emergía, un monstruo enorme y deformado, con ojos que brillaban con una luz amarillenta. Sus garras eran largas y afiladas, y su pelaje oscuro estaba manchado de sangre.
Sin más palabras, la batalla comenzó. Drex disparó primero, apuntando a las patas traseras de la criatura para ralentizarla. Los agentes de Oricalco atacaron al mismo tiempo, lanzando una serie de disparos coordinados que impactaron en el torso de la bestia.
El licántropo devorado rugió de dolor, pero no se detuvo. Se lanzó hacia adelante con una velocidad sorprendente, golpeando a uno de los agentes con un brazo que parecía una maza. El impacto fue tan fuerte que el agente fue lanzado contra la pared de la cueva, quedando inconsciente.
Drex aprovechó la distracción para acercarse por un costado, disparando a quemarropa a la cabeza de la criatura. La bala de plata atravesó el cráneo del licántropo, pero no fue suficiente para matarlo. La bestia se giró hacia él, sus ojos llenos de odio y locura, y lanzó un zarpazo que Drex apenas pudo esquivar.
Mientras luchaban, Drex notó que los agentes de Oricalco estaban comenzando a coordinar mejor sus ataques, obligando al licántropo a retroceder. Finalmente, en un movimiento sincronizado, Drex y los agentes lanzaron un ataque combinado: Drex disparó al corazón de la bestia mientras los agentes de Oricalco concentraban sus disparos en su cabeza y pecho.
El licántropo devorado soltó un último rugido antes de caer pesadamente al suelo, sus ojos apagándose mientras la vida abandonaba su cuerpo.
La Tensa Despedida con Oricalco
Después de derribar al licántropo devorado, Drex no perdió tiempo. Se arrodilló junto al cuerpo de la bestia, sus dedos buscando rápidamente el colmillo más grande y prominente. Sabía que necesitaba una prueba tangible de su caza antes de que los agentes de Oricalco tomaran control de la situación.
Con un rápido movimiento, Drex extrajo el colmillo de la criatura, sintiendo el calor residual del cuerpo aún palpitante. Se levantó justo cuando el líder de los agentes de Oricalco se acercaba con un Dwun en la mano, listo para hacer desaparecer los restos del licántropo.
—Rápido y eficiente, como siempre —comentó el líder de Oricalco, observando a Drex mientras sostenía el colmillo ensangrentado.
Drex simplemente asintió, sin apartar la vista del agente. Sabía que el uso del Dwun era obligatorio en situaciones como esta; no podían permitir que el cadáver de una criatura sobrenatural cayera en manos equivocadas.
El agente de Oricalco levantó el Dwun, un pequeño objeto dorado con runas inscritas, y lo presionó contra el cuerpo del licántropo. Inmediatamente, el cadáver comenzó a desintegrarse, convirtiéndose en cenizas que fueron absorbidas por el objeto. En cuestión de segundos, no quedaba rastro de la criatura, salvo el colmillo que Drex había tomado.
—Este asunto queda cerrado —dijo el líder de Oricalco, guardando el Dwun—. Pero recuerda, Holcux, no todos en Oricalco están de acuerdo con nuestra… colaboración temporal. No te cruces en nuestro camino de nuevo.
Drex guardó el colmillo en su chaqueta y observó cómo los agentes recogían a su compañero herido y se desvanecían en la oscuridad sin más palabras.
Descubrimiento en la Casa del Licántropo
De vuelta en el pueblo, Drex se dirigió directamente al ayuntamiento, donde el alcalde y el cura lo esperaban con ansiedad. Al ver el colmillo ensangrentado que Drex les presentó, ambos hombres soltaron un suspiro de alivio.
—Lo lograste —dijo el alcalde, con un tono de incredulidad y agradecimiento—. No sé cómo agradecerte.
—El pago restante será suficiente —respondió Drex con frialdad, mientras aceptaba el dinero que el alcalde le entregaba.
Mientras los hombres se dispersaban, algo en el fondo de la mente de Drex le decía que debía investigar más a fondo. Decidió regresar a la cabaña que, según la información que había recopilado, pertenecía al hombre que se había convertido en el licántropo devorado.
La cabaña estaba situada en las afueras del pueblo, en una zona que parecía haber sido olvidada por el tiempo. Al entrar, Drex notó el desorden típico de alguien que había perdido el control, pero también algo más: una sensación de que algo estaba fuera de lugar.
Comenzó a buscar entre los escombros, moviendo papeles y muebles hasta que encontró una nota arrugada y parcialmente quemada en un rincón. La nota, aunque dañada, todavía tenía suficiente información legible para que Drex pudiera entender su contenido.
El papel estaba membretado con un sello familiar: el Ministerio Vampírico de Colombia. La nota, aunque incompleta, sugería que el hombre había sido pagado para aterrorizar el pueblo, algo que había ido terriblemente mal cuando su bestia interior tomó el control.
Drex guardó la nota con cuidado. Sabía que esto habría una nueva línea de investigación, una que podría llevarlo de vuelta a Colombia y a confrontaciones aún más peligrosas.
Reflexión y Preparación
Con la nota en su poder y el colmillo como prueba de su caza, Drex salió de la cabaña, el viento frío de la noche rozando su rostro. Mientras caminaba de regreso al pueblo, no pudo evitar reflexionar sobre lo que había encontrado. El Ministerio Vampírico de Colombia estaba detrás de esto, lo que significaba que había fuerzas más grandes en juego, y que su camino hacia Colombia podría ser más peligroso de lo que había anticipado.
Sin embargo, Drex no era alguien que huyera del peligro. Sabía que tenía que seguir adelante, descubrir la verdad y enfrentarse a lo que fuera necesario. Guardó la nota y el colmillo en su chaqueta, sintiendo el peso de su misión en sus hombros.
Finalmente, decidió que era hora de descansar y prepararse para lo que vendría. Sabía que su próximo destino sería Pasto, y que la caza no había terminado. Con un último vistazo a la cabaña, Drex se dirigió hacia su camioneta, listo para continuar su viaje hacia lo desconocido.
Gracias por acompañarnos en este viaje al terror. ¡Nos vemos en el próximo episodio!”
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